yachay Año 40, nº 77, 2023, p. 95-126

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YACHAY ADHIERE A UNA LICENCIA CREATIVE COMMONS
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BY NC

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DOI: https://doi.org/10.35319/yachay.20227757

El testamento ético y político de Sergio Almaraz
The ethical and political heritage of Sergio Almaraz

José Luis Saavedra1

Resumen
El presente artículo, acerca de la obra y el pensamiento del eminente
intelectual boliviano Sergio Almaraz Paz, procura –en la primera parte– referir
el contexto sociopolítico en el que se desarrolla su praxis teórica y política, así
como sus visiones de los esplendores y miserias de la revolución nacional. Y,
en la segunda parte, se propone establecer enlaces entre la decadencia de la
revolución nacional y del llamado proceso de cambio, para –sobre esta base–
barruntar perspectivas de emancipación, liberación y descolonización.
Palabras clave
Intelectualidad boliviana – revolución nacional – proceso de cambio
Abstract
This article, about the work and thought of the eminent Bolivian intellectual
Sergio Almaraz Paz, seeks –in the first part– to refer to the sociopolitical context
in which his theoretical and political praxis develops, as well as his perspective
on the splendors and miseries of the national revolution. And, in the second part,
it is proposed to establish links between the decline of the national revolution and
the so-called process of change, in order –on this basis– to intuit perspectives of
emancipation, liberation and decolonization.
1 Doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos por la Universidad Andina “Simón Bolívar”, sede

Ecuador. Ha sido Rector de la Universidad Aymara “Tupak Katari”, La Paz. Consultor del IESALC/
UNESCO. Ha sido Viceministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología del Estado Plurinacional
de Bolivia. Profesor en varias Universidades públicas y privadas del Sur Andino: Bolivia, Chile y
Perú. E-mail: joseluisaavedra86@gmail.com; ORCID: https://orcid.org/0009-0004-3901-3906.

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Key words
Bolivian intellectuality – national revolution – process of change
Introducción

¿Por qué escribir acerca de Sergio Almaraz? Esencialmente porque,
junto con Marcelo Quiroga y René Zavaleta, es uno de los tres más
importantes pensadores bolivianos políticos del siglo XX. Quiroga y
Zavaleta han merecido numerosos libros biográficos2. En cambio, llama
la atención que, hasta ahora, no contemos con una sola biografía política
e intelectual de Almaraz. El presente escrito procura pues, constituirse
(al menos) en el inicio de la necesaria e ineludible biografía almaraciana.

La obra teórica y política de Sergio Almaraz, a 55 años de su muerte
y 95 años de su nacimiento, constituye –actualmente– una de las más
significativas interpelaciones críticas del sistema y estructura de poder
moderno colonial y capitalista, aún hoy, imperante en Bolivia. Al
mismo tiempo, el trabajo de Almaraz entraña una serie de proposiciones
de emancipación y liberación económica, política y culturalmente
muy significativas y, además, el ansia –desde el dolor histórico de la
dominación y la explotación– de la dignidad y soberanía nacionales.

A partir de estos posicionamientos teóricos y políticos,
corresponde decir que, en términos metodológicos, aquí optamos por
un procedimiento relativamente sencillo, que consiste en conversar
con Alejandro Almaraz, hijo del notable pensador revolucionario
Sergio Almaraz, acerca de la obra y el pensamiento de su padre. Y –
por nuestra parte– nos proponemos prospectar las determinaciones, así
como las reverberaciones e irradiaciones teóricas y políticas (de las
2 Cf. Hugo Rodas Morales, Marcelo Quiroga Santa Cruz: el socialismo vivido. Vol. I: 1931-

1968 (La Paz: Plural, 2010); Luis Tapia Mealla, La producción del conocimiento local: historia
y política en la obra de René Zavaleta
(La Paz: CIDES-UMSA, Posgrado en Ciencias del
Desarrollo y Muela del Diablo, 2002).

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reflexiones de Almaraz) en el complejo devenir histórico cultural de la
contemporaneidad boliviana.
1. Presentando al pensador revolucionario

Sergio Almaraz tuvo una vida relativamente corta, murió cuando
recién había cumplido los 39 años. Nació en Cochabamba el 1 de
diciembre de 1928, y falleció en La Paz el 11 de mayo de 1968.

La vida de Almaraz ha sido, sin duda alguna, la de un activista y
pensador revolucionario propio de su tiempo y espacio (pacha).

En este contexto, muchas, si no todas las actitudes de Almaraz, sobre
todo sus posiciones y posicionamientos teóricos y políticos, explicitadas
en su obra y pensamiento (libros), se las comprende mejor –como siempre
deben hacerse– considerando las circunstancias en las que se asumieron,
vivieron o escribieron. Tal como ya lo hace la reflexión lúcida de Luis
H. Antezana, en el artículo «Sergio Almaraz Paz y la historia», incluido
en el libro Para abrir el diálogo: ensayos 1961-19673.

Es pues muy pertinente empezar entendiendo que Almaraz vivió y
militó en los tiempos del estalinismo. Aun cuando ya se había producido
la “desestalinización”, inicialmente en la Unión Soviética, a partir del
XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (febrero de
1956), y luego en todo el movimiento comunista internacional, antes de
3 Cf. Luis H. Antezana, «Sergio Almaraz Paz y la historia», en Para abrir el diálogo: ensayos

1961-1967, por Sergio Almaraz (La Paz: Los Amigos del Libro, 1979), 190-200.

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que Sergio Almaraz escribiera su primer libro El petróleo en Bolivia.
Esta obra fue escrita en 1957; diez años más tarde se le agregó –en
calidad de apéndice– una conferencia dictada por el autor en el Foro
Nacional sobre Petróleo y Gas.

Hoy podemos añadir a las reflexiones muy pertinentes de Luis H.
Antezana, que ha sido una desestalinización –en gran medida– de “dientes
para afuera”, es decir, insustancial y superficial, aunque su mayor eficacia
haya sido alterar el aparato de poder establecido por Iósif Stalin en la
Unión Soviética. Pero, no precisamente para que el nuevo sistema fuera
distinto (incluso después de 1956). El pensamiento brutal y violentamente
autoritario que suponía Stalin y su régimen, no se rompió, ni se superó (en
modo alguno). El despotismo continuó en la misma Unión Soviética, que
siguió siendo un Estado injusto, despótico y autoritario, quizá algo menos;
pero, continuaba siendo terriblemente opresivo y represivo; además de ser un
régimen de pensamiento único, de monopolio total (del partido comunista)
en la economía, en la política, en la cultura, en la ideología, en fin, en todo.

Si bien ya no había el Comintern (la Internacional Comunista, también
conocida como la III Internacional, por su abreviatura en ruso Komintern
o Comintern, abreviatura del inglés: Communist International), seguía
el movimiento comunista internacional como un sistema que irradiaba
un temperamento profundamente autoritario y, más aún, totalitario, no
solamente en relación con los demás partidos comunistas, sino también
con gran parte de la izquierda latinoamericana, que, casi en su totalidad,
ha sido y es (sigue siendo) opresora, represora y despótica. Basta con
ver lo que hoy mismo está ocurriendo en los regímenes del llamado
socialismo del siglo XXI (Cuba, Nicaragua y Venezuela)4.
4 Michelle Bachelet ha denunciado el “deterioro” de la “preocupante” situación política en

Nicaragua, en el Informe anual de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Nicaragua
, 07 de marzo
de 2022, acceso el 19 de octubre de 2022, https://www.ohchr.org/es/statements/2022/03/
annual-report-united-nations-high-commissioner-human-rights-situation-human.

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Esos son pues los tiempos en los que Sergio Almaraz empieza a
militar desde adolescente, alrededor de los 15 años, primero en el Partido
de la Izquierda Revolucionaria (PIR) y luego en el Partido Comunista
de Bolivia (PCB). Y lo más patente no ha sido tanto la permanencia
y/o militancia de Almaraz en estas organizaciones políticas, además
de no tener ni cultivar vocación burocrática alguna, por considerarla
enajenante y enajenadora, sino más bien las rupturas (en ambos casos)
tempranas y repentinas.

Si bien Sergio Almaraz no solía hablar (no mucho) de una posible
ruptura, esto lo podemos inferir a partir de una serie de percepciones que
han podido transmitir las personas más próximas a él, como su madre
(María Jesús Paz), su esposa (Elena Ossio5), su hijo mayor (Pablo), quien
lo ha conocido más que el hijo menor, Alejandro. Y por una recolección
de documentación (primaria) que el propio Alejandro Almaraz hizo para
poder escribir la reseña biográfica de su padre, “Retrato biográfico”,
inserta en la Obra Completa6.

Sin duda, ha habido un tiempo de ruptura entre la misma fundación
del PC, o muy poco después de fundarse (el 17 de enero de 1950), hasta
la renuncia de Sergio Almaraz (hacia 1958), que además parece haber
5 Elena Ossio Ayoroa se casó con el reconocido escritor y ensayista Sergio Almaraz el 11 de

abril de 1951, y con él participó en la organización las Juventudes Comunistas del Partido
Comunista de Bolivia (PCB). Ossio y su esposo fueron los primeros bolivianos que viajaron al
Segundo Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de Berlín. Luego fueron invitados
al Congreso Mundial de la Paz en Viena. Posteriormente participaron en la Unión Internacional
de Estudiantes en Varsovia. En general, se la recuerda como una mujer sencilla y apegada a
los sectores sociales humildes. Según sus camaradas, fue una militante alegre y llena de vida
que organizó a las mujeres del PCB en la célula de San Pedro en La Paz. Las ideas socialistas
fueron asumidas activamente por los esposos Almaraz-Ossio, que tenían una librería en la
plaza Murillo al lado del Palacio Legislativo. Elena Ossio enviudó prematuramente y quedó a
cargo de la educación de sus dos hijos Pablo y Alejandro, quienes (hasta hoy) mantienen la
tradición política familiar. Elena Ossio compiló ensayos y artículos de prensa sobre la obra de
su esposo, publicados en las revistas Clarín, Praxis y otros órganos de prensa, en un volumen
denominado Para abril del diálogo: ensayos 1961-1967, editado en 1979.

6 Cf. Alejandro Almaraz, «Retrato biográfico», en Obra completa, por Sergio Almaraz, (La Paz:
Plural, 2009), 707-713.

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sido precipitada. Hay varios indicios de ello. Para empezar, tiene un
peso específico el conocimiento directo –que Almaraz ha tenido– del
Estado obrero, de la realidad del socialismo realmente existente, en un
viaje que hizo en 1956, que –por comentarios de sus camaradas de ese
momento– lo desilusionó mucho y contrarió bastante, porque no eran
pues los trabajadores quienes dirigían el Estado soviético, sino una serie
de burócratas que suplantaban –ignominiosamente– a la clase obrera. Los
trabajadores tampoco participaban en las decisiones referidas al campo
económico, político o cultural, básicamente porque no había igualdad
socioeconómica, es decir que se mantenían las antiguas diferencias y
distinciones (semi feudales); lo único que había cambiado es la antigua
élite zarista por la nueva nomenklatura: los privilegiados miembros del
Comité Central del PC.

Este viaje le dio a Sergio Almaraz la imagen de un Estado autoritario,
despótico, burocratizado, con una serie de cuestiones socioculturales
que lo impactaron de modo muy especial y obviamente negativo. Según
esos mismos testimonios, por ejemplo, el hecho que los dirigentes
sindicales de la URSS no eran obreros, nunca habían sido trabajadores,
jamás habían producido en el centro de trabajo al que representaban,
sino que eran profesionales, burócratas, especializados en esta especie
de rubro administrativo, que era la dirigencia sindical (enajenada del
trabajo productivo).

El propio Alejandro Almaraz, después de algunas décadas, vio esta
misma impostura y embuste en la juventud comunista. Él era dirigente de
la juventud comunista: cuando tenía 21 años, era Secretario General; sus
pares del Komsomol leninista, que era la organización juvenil del PC de
la Unión Soviética, eran tipos de 40 o 50 años, exactamente burócratas
profesionalizados con esa especialidad de la dirigencia juvenil.

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Existió por tanto una suerte de ruptura silenciosa en Sergio Almaraz,
no absolutamente porque podemos encontrar ciertos testimonios –
relativamente consistentes– de esa disidencia o incluso disyunción en
los temas, sino más bien de carácter sociocultural. Almaraz lo abordó
en artículos como “Buscando el De Profundis de una generación”7, en
el que él es muy crítico con el realismo socialista, develando además el
execrable temperamento autoritario y totalitario del pensamiento único,
monopolista y monopolizador del PCUS.

A ello se añaden las propias opciones teóricas, culturales y literarias
de Almaraz, que eran extraordinariamente amplias (plurales) y más aún
para su época. Él leía no solamente los ensayos políticos, la doctrina
política e ideológica, sino también la literatura universal, tanto que –
al menos en ciernes– hay en él una faceta de crítico literario, que ya
está bastante bien expresado precisamente en el texto «Buscando el De
Profundis
de una generación»8. Almaraz tenía pues una inclinación muy
marcada por el arte, el cuento, el ensayo, la historia, incluso el cine, el
teatro y la pintura.

Almaraz era pues muy amplio –y azas– heterodoxo en el campo
político e intelectual, y esta característica plural ha sido precisamente la
fuente de una de las mayores tensiones y malestares con el PC. Lo que
más escuchaba protestar Alejandro Almaraz a su madre era precisamente
sobre este ámbito, es decir, sobre las estrecheces y miserias éticas y
estéticas de y en los comunistas, principalmente, por no ser capaces,
o no tener la lucidez, menos el gusto, de apreciar el arte –casi por un
formulismo figurativo o por una especie de consigna o instrucción,
cuando no por imbecilidad– y considerar como único arte valioso y
válido el realismo socialista.

7 Almaraz, «Buscando el De profundis de una generación», en Para abrir el diálogo…, 17ss.
8 Almaraz, «Buscando el De profundis…, 17ss.

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Almaraz es (no sólo era) un pensador auténticamente revolucionario
que, también, cambió a lo largo de su vida, como todas las personas que
cambian, como la propia realidad que también está en constante devenir
(ya lo decía Heráclito de Éfeso). El sentido del cambio de Almaraz
ha sido el de la aproximación –cada vez más lúcida– a una realidad
nacional que estaba muy lejana de y en la óptica del marxismo ortodoxo,
por decir lo menos. Porque bien podríamos hablar de un marxismo no
marxista, de un marxismo simulado (apócrifo), de un marxismo colonial
y eurocéntrico, como tan bien diría Edgardo Lander que ha sido el
“marxismo” de todos esos partidos políticos de izquierda, incluyendo
el del partido comunista y las propias ideas que –al menos en un primer
momento juvenil– asumió el mismo Sergio Almaraz9.

A propósito, si algo podría rescatarse de esta primera etapa, serían las
ideas que, en algún momento (circunstancial), tuvo José Antonio Arze,
escritor, sociólogo y político boliviano, que era el intelectual al que Sergio
Almaraz admiraba, al que siguió en el PIR; pero que, lamentablemente,
también tuvo problemas de salud y murió prematuramente (antes
de cumplir los 50 años). Su influencia en el PIR fue reemplazada no
solamente por un marxismo de la Academia de Ciencias de la URSS,
de cuño konstantinov (de Fedor Vasilievich Konstantinov) sino además
oportunista (utilitario), ya que terminó en el barrientismo (del dictador
René Barrientos) después de colgar al presidente Gualberto Villarroel el
21 de julio de 1946.
2. Militando en y por la revolución nacional

El alejamiento de Almaraz del “marxismo soviético” (la expresión
es de Herbert Marcuse), y la consiguiente aproximación a la realidad

9 Cf. Edgardo Lander, «Marxismo, eurocentrismo y colonialismo», en Teoría marxista hoy:
problemas y perspectivas, ed. por Atilio Boron, Javier Amadeo y Sabrina Gonzáles (Buenos
Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales – CLACSO, 2006) 209-243.

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nacional, ha sido un acercamiento también a la revolución nacional
de abril de 1952. Él no ha sido militante del Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR), pero bien podríamos decir –es al menos
admisible y/o plausible– que ha sido militante de la revolución nacional,
es decir, de las transformaciones sociales, económicas y políticas que
supusieron la nacionalización de las minas y el voto universal. No
estamos seguros de la reforma agraria porque no deja de ser sintomático
–esto es algo que no conocíamos y recién hemos sabido gracias a la
obra reunida10– un comentario que él hace sobre el famoso libro, muy
mencionado y poco leído curiosamente, que se llama Feudalismo en
América latina
, del padre teórico de la reforma agraria boliviana, que es
Arturo Urquidi11. Este fue PIRista (del PIR), supuestamente de la línea
de José Antonio Arze, que tenía una antigua amistad, por razones de
militancia política, con Sergio Almaraz, y que parece haberle pedido un
artículo/reseña sobre su libro. Tan elocuente como el libro es el artículo
sobre el mismo, porque el comentario es no-comentario, es no decir
nada; son unas apostillas evasivas, además de ambiguas e imprecisas,
que nos hacen suponer que no quería decir lo que en verdad le parecía,
seguramente por consideración a este señor ya muy mayor (anciano,
nació el 6 de mayo de 1905), y que además había sido un buen amigo.

Sergio Almaraz no toma una posición clara sobre la reforma agraria,
porque no es el tema que él estudió, y –en todo caso– la interpretación
de la versión oficial que hace Arturo Urquidi, autor de la ley de reforma
agraria (que se efectuó el 1953), no es la de Almaraz. No es el tema
en el que nos tendríamos que extender, pero –en síntesis– la reforma
que pretendió hacer el MNR es una no-reforma agraria, porque no
quiso redistribuir la tierra del latifundio entre los colonos, no era su

10 Cf. Sergio Almaraz, Obra completa (La Paz: Plural, 2009), 599ss.
11 Cf. Arturo Urquidi, El feudalismo en América y la reforma agraria boliviana (La Paz: Los

Amigos del Libro, 1966).

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proyecto; el plan era el de conservar a los latifundistas con lo básico
de su patrimonio (denominado propiedad mediana) y, diríamos, con lo
principal de sus privilegios coloniales u oligárquicos, tal como ahora
ocurre con la camarilla del agronegocio cruceño.

En cambio, Sergio Almaraz sí valoraba la nacionalización de las
minas, que entre paréntesis parece –hay también indicios en el propio
Almaraz– que fue tan forzada por la movilización popular, como la
propia reforma agraria, que también se dio de facto, es decir en los
hechos, con las tomas de haciendas y la expulsión de los patrones, más
allá de la ley. Así también lo establece Laura Gotkowitz en el importante
libro La revolución antes de la revolución. Luchas indígenas por
tierra y justicia en Bolivia 1880-1952
, y asimismo el libro Campos en
Revolución. Reforma Agraria y formación del Estado de Bolivia 1935-
1964
de Carmen Soliz (2021).

Pero, aun en su adhesión, Almaraz mantiene no solamente una
distancia crítica con su conducción, sino que también asume una clara
actitud de confrontación con el manejo del MNR en muchos temas, como
cuando nos habla, por ejemplo, de “el tiempo de las cosas pequeñas”12,
muestra las múltiples claudicaciones, sumisiones y sometimientos del
gobierno del MNR, pese a que él fue funcionario de ese gobierno, primero
en el Ministerio de Trabajo y luego en el de Minas, con la mediación del
ala izquierda del MNR, conformado por gente como Franco Guachalla
y René Zavaleta. Pero, pese a eso no cedió su conciencia, ni inhibió sus
denuncias (fuertes y radicales) contra el MNR.

En resumen, diríamos que Almaraz es –no solo era– un pensador
revolucionario que madura y se desarrolla, pese a que no pasó de los
39 años. Aun así, tiene tiempo de y para una de las más interesantes
gestaciones teóricas y políticas de y en Bolivia que consolida sus

12 Sergio Almaraz, Réquiem para una república (La Paz: Los Amigos del Libro, 1969), 15.

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convicciones profundamente revolucionarias, acercándolas –de una
manera cada vez más consciente y comprometida– a las problemáticas
fundamentales de la realidad nacional boliviana.
3. La decadencia de la revolución nacional, la intromisión

imperialista y la defensa de los recursos naturales
Aquí la pregunta medular es qué nos dice hoy la obra y el pensamiento

de Sergio Almaraz. Para empezar, el contexto es muy parecido, tanto
que en la tarea de interpretar y reflexionar acerca de lo que actualmente
está ocurriendo en Bolivia, de la problemática social hoy presente y
candente, y que esencialmente es la de la derrota y capitulación de, por
lo menos, la potencialidad transformadora de la movilización social
contemporánea (como la que se gestó entre el 2000 y 2005), el largo
octubre (como bien diría Raúl Prada13), la analogía con la decadencia
irremisible del proceso revolucionario del ’52 (vivido y sufrido por
Almaraz) es pues insoslayable y por demás ineluctable14.

Para la reflexión de esta analogía, más o menos transitoria,
rescatamos dos formulaciones clave para la historia contemporánea de
Bolivia, en particular para estos dos procesos de declinación y decadencia
revolucionarias: uno de René Zavaleta y otro de Sergio Almaraz. La
noción de Zavaleta es la de la paradoja señorial, que en el fondo es
el mismo de la burguesía incompleta, que está en el libro Lo nacional
popular
15, que nos muestra la capacidad singular de las clases dominantes
bolivianas para apropiarse de lo adverso, incluso de lo potencialmente

13 Cf. Raúl Prada Alcoreza, Largo octubre: genealogía de los movimientos sociales (La Paz:
Plural, 2004).

14 Actualmente, en Bolivia, con el proceso de cambio, está pasando casi lo mismo que con
el agotamiento de la revolución nacional, mutatis mutandis (“cambiando lo que haya que
cambiar”), es decir, salvando las correspondientes distancias y diferencias histórico-
temporales.

15 Cf. René Zavaleta, Lo nacional-popular en Bolivia (Ciudad de México: Siglo XXI, 1986).

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revolucionario y/o subversivo, que por ser tal lo cuestiona, y de echar
mano –sobre todo en términos simbólicos y discursivos– e incluso de
desarrollarlos ampliamente en las formalidades retóricas, demagógicas y
discursivas (de carácter político-estatal), particularmente para el público
gringo y europeo, como ahora funge el sugestivo “vivir bien”.

Si repasamos la historia de Bolivia, veremos cómo las clases
dominantes, opresivas y represivas, particularmente de y en la
contemporaneidad (pluri) nacional, han sido y son todo lo que pudieron
o tuvieron que hacer, al menos discursivamente, para preservarse del
asedio indígena, popular y/o revolucionario. En este sentido, sin pudor
alguno, las elites han sido liberales, nacionalistas, socialistas (de distintas
vertientes: marxistas y no marxistas), anarquistas y ahora, incluso, están
siendo indigenistas muy a despecho de su tradicional racismo moderno
colonial.

En Almaraz está, pues, la tesis de que la revolución nacional fue
derrotada desde adentro, no sólo desde afuera, sino que ha sido minada
interiormente. Qué duda cabe, ha habido una revolución que efectivamente
logró transformaciones con una profundidad y radicalidad que no ha
tenido, ni tiene el hoy llamado “proceso de cambio” (porque no afecta
–en modo alguno– el poder del agronegocio, menos del latifundismo
depredador, mucho menos de las empresas transnacionales, dueñas y
señoras de nuestros recursos naturales y bienes comunes). Al menos, el
MNR hizo la revolución contra las clases dominantes u oligárquicas y
la hizo en gran medida contra el interés y el parecer de los factores de
poder interno (oligárquico) y externo (imperialista); en cambio, el MAS
no es sino un servil y abyecto lacayo de los consorcios y corporaciones
imperialistas: mineros, hidrocarburíferos y agro-extractivistas.

Una vez que los actores revolucionarios del ’52, milicianos obreros y
campesinos, se consolidaron en el poder, la sedición contrarrevolucionaria

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fue derrotada una y varias veces, así como los levantamientos de los
falangistas y los diversos intentos de golpes de Estado. Pero, es desde
esos mismos actores revolucionarios que se consumieron la derrota
y la consiguiente y vergonzosa capitulación de la revolución. Esto lo
explica con mucho detenimiento Almaraz16, y en verdad así fue. Tal vez
así ha sido desde el comienzo, quizá (desde el inicio), aún antes del 9
de abril, ya había una cabecera de playa para ese devenir reaccionario y
contrarrevolucionario –quién sabe en el propio presidente Víctor Paz–
y en esta cúpula de parientes pobres de la oligarquía (como solía decir
Zavaleta).

Ahora, en este contexto, ¿por qué la recuperación de los recursos
naturales es el tema medular de la obra y el pensamiento de Sergio
Almaraz? No lo sabemos con precisión, parece que él pensaba, nunca
lo ha escrito así, o por lo menos no manifiestamente; pero, según lo
conversado con la gente próxima a él, Almaraz pensaba y quería darles
contenidos más ideológicos a sus próximas obras. Al parecer, él partía
de una base empírica, que exponía –con cierta y relativa solidez– los
aspectos fundamentales y materiales de la realidad nacional, para –desde
ellos– construir propuestas de transformación social y/o emancipación
nacional. Y es en y desde esta perspectiva que hablamos de una obra
más ideológica y hasta incluso filosófica, es decir ética y hermenéutica.

Lo que Almaraz muestra en esta revelación empírica de la realidad
nacional, que comprende gran parte de su obra escrita, es que los recursos
naturales constituían y aún constituyen la materialidad orgánica de la
dominación y explotación moderna colonial y capitalista en nuestro país.
A Bolivia, a la compleja sociedad boliviana, se la ha dominado primero
desde la apropiación, usurpación y despojo impune de los minerales
(oro y plata), luego del gas y el petróleo, y después (ahora mismo) de los

16 Cf. Almaraz, Para abrir el diálogo….

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recursos naturales (renovables y no renovables). Es pues en este ámbito
material u orgánico de la dominación y explotación colonialista, capitalista
e imperialista, que se gesta la base tangible y la condición indispensable
(no sólo como condición de posibilidad) para construir una sociedad
otra en condiciones dignas, libres y soberanas. Dicho de otra manera,
no es posible pensar en fundar una nueva sociedad bajo la dominación
del capitalismo e imperialismo, con sus nexos subsidiarios, fuertemente
arraigados en la oligarquía q’ara y la burguesía mestizo criollas, incluida
la lumpen burguesía chola (la de los cholets) de El Alto.

A ello podríamos agregar que lo que Almaraz nos plantea es, por tanto,
rescatar y reconquistar la dignidad y soberanía nacionales sobre la base de
los recursos naturales, pero desde la maduración de la propia conciencia
nacional (como también diría Zavaleta); asimismo, en lo que hoy podríamos
interpretar como un sentido de sociedad democrática, plural, intercultural y
decolonial. Esto es lo que él ya no ha llegado a desarrollar, es lo que le quedó
en el tintero: recuperar nuestra dignidad y soberanía desde una profunda
identidad y conciencia indígena popular y radicalmente democrática,
autónoma, y por tanto revolucionaria, libertadora y emancipadora. Es
también desde esa conciencia radicalmente subversiva e insurgente que
se podría re-construir una nueva sociedad o una nación (en los términos
que eran más empleados en ese tiempo) intercultural y hoy plurinacional,
además de ecologista y feminista (como bien dirían las heroicas mujeres
kurdas desde la ji-neología o ciencia de las mujeres)17.
4. Imperialismo, dependencia transnacional y extractivismo

depredador de los bienes comunes
En relación con la comprensión de estos complejos campos, Almaraz

es plenamente leninista. Podríamos inclinarnos a pensar que lo más
17 Cf. Instituto Andrea Wolf, Mujer, vida, libertad: desde el corazón del movimiento de las mujeres

libres del Kurdistán (Barcelona: Descontrol, 2021).

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rescatable en la teoría aportada por Lenin al marxismo es la explicación
del imperialismo como internacionalización del capital, es decir como
una particular forma de financiar y desarrollar el capital. Y, claro, la
sustancia material del imperialismo está nuclearmente constituida por
las empresas transnacionales, incluyendo en ellas –con una importancia
especial– a los bancos, que, como nos explica Lenin, son las instancias
de fusión del capital industrial con el capital mercantil y financiero18.

Si bien el gobierno boliviano hoy habla de imperialismo, no
solamente de imperio (a lo Negri), incurre en una de sus más groseras
imposturas y embustes. Así, mientras emite cotidianamente toda clase
de ataques –de los más altisonantes– contra el imperio e imperialismo,
regala (reitero: regala) a las empresas transnacionales la plata de este
país pobre, los ahorros, que en el fondo son las reservas internacionales
netas. El gobierno boliviano (del MAS), siguiendo un dictado típicamente
neoliberal e imperialista, ha optado por mantenerlos en la oxigenación
de este núcleo material, que es el imperialismo, es decir los bancos
transnacionales. Ahí están nuestras reservas internacionales devengando
intereses miserables del 0.25% al año.

En este sentido, dada la formación teórica y política que tenía Sergio
Almaraz, entendemos que esta interpretación del imperialismo estaba
muy clara. Es precisamente esta lectura la que queda de manifiesto en
su obra, con el agregado que –esta es una explicación muy importante–
hay un vínculo más complejo: no es una dominación directa al estilo
formalmente colonial, sino que mantiene una intermediación activa de
parte de la oligarquía criolla, que no es tampoco un actor pasivo, un
mediador indiferente, sino que ayuda su iniciativa, diríamos inclusive

18 Cf. Vladimir Ilich Lenin, El imperialismo: la fase superior del capitalismo: hoy, el monopolio es
un hecho
(Madrid: Taurus, 2012). Lenin elaboró este texto marxista –enormemente influyente–
para explicar en detalle los defectos inevitables y el poder destructivo del capitalismo, que
conduciría ineludiblemente al imperialismo, a los monopolios y al colonialismo.

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El testamento ético y político de Sergio Almaraz110

problematizando los esquemas concebidos por los agentes globales del
imperialismo19.

Esta cuestión espinosa la podemos ver claramente en la problemática
agraria de Bolivia. Desde el Plan Bohan (1942)20, los Estados Unidos
consideran recomendable una reforma agraria, que ciertamente supere
la concentración latifundista e improductiva de la tierra o en condiciones
de producción serviles (prácticamente de esclavitud). Pero la oligarquía
boliviana, por muy pro yanqui que pueda ser, como en verdad lo ha sido
y aún lo es, se resistía a esa reforma agraria. La seguía combatiendo
incluso en la misma ley de reforma agraria (del ’53). Esa reforma agraria
en la región andina (no en la Amazonia) sólo es posible por la lucha y la
movilización campesinas y que superan –con creces– a la propia ley e
incluso a la administración gubernamental.

En los términos actuales, homologando los planteamientos de
Almaraz a las expresiones más usadas en el debate social y/o político
de hoy, diríamos que lo que él mostraba era esencialmente el modelo
primario exportador, propio de un país históricamente aprisionado
desde la tradicional (colonial) detentación extranjera y foránea de los
recursos naturales, que –aún ahora– lo condenan a mantenerse bajo esos
mismos patrones productivos de carácter radicalmente extractivista21:
depredador y devastador, bajo similares rubros productivos (minerales
e hidrocarburos y, ahora, commodities), que le impiden por tanto
desarrollar sus propias potencialidades, tales como diversificar la

19 Ésta es también una de las tesis más brillantes de Kwame Nkrumah en su importante obra
Neocolonialismo: última etapa del imperialismo (Ciudad de México: Siglo XXI, 1966), como en
su momento (al menos en las décadas pasadas) ha sido el gobierno estadounidense.

20 Este plan fue realizado por una misión económica de Estados Unidos a Bolivia. Llamado así
por el nombre del jefe de la misión, Merwin L. Bohan. Fue un trabajo de ayuda del gobierno
norteamericano a la recuperación y al desarrollo económico y social boliviano.

21 Muy bien caracterizados por Prada Alcoreza, Largo octubre…, como el modelo extractivista
colonial del capitalismo dependiente.

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José Luis Saavedra 111

producción, transformar la matriz productiva y/o energética del país,
etc.

Hay, por tanto, de una manera muy efectiva, un componente fuerte
del extractivismo en la obra y el pensamiento de Sergio Almaraz:
precisamente el vinculado a la cuestión del modelo primario exportador,
que está visto en la labor de Almaraz. Pero aún resulta escaso –por
obvias razones– el componente ambiental, porque claro, en esos tiempos
no teníamos la crisis climática, ni los actuales dramáticos trances
ambientales que hoy sufre el planeta22. Si bien podríamos decir que ya
había algunos hechos que mostraban que íbamos camino a la escasez
y agotamiento de los recursos naturales, también podríamos decir que
es un componente del extractivismo, al que lo podríamos rastrear –
con cierto detenimiento– en la obra de Almaraz, pero no así el factor
ambiental, o muy escasamente.
5. Entre la “rosca” oligárquica y el actual agro-empresariado

racista y fascista
En el campo de la vieja y nueva “rosca”23, hay una cierta continuidad

lógica, pero también hay ruptura e innovación. La continuidad es muy
evidente, la podemos constatar con nombres y apellidos. Esta nueva
rosca, que se sitúa especialmente en la región andina24 –Sergio Almaraz
no estudió la oligarquía oriental, que tiene sus propias especificidades–
se ubica en la minería mediana y también en la banca. Y uno de los tropos
que más interesa de Almaraz está precisamente en esta comparación que
él hace de la nueva rosca con la vieja, con la de Simón I. Patiño, con
22 Por ejemplo: Felipe Espinosa Wang, «Sexta extinción masiva ya está en marcha, advierte

estudio», Deutsche Welle, 18 de enero de 2022, acceso el 19 de octubre del 2022, https://www.
dw.com/es/la-sexta-extinci%C3%B3n-masiva-de-la-biodiversidad-mundial-ya-est%C3%A1-
en-marcha-advierten-cient%C3%ADficos/a-60468111.

23 Este bolivianismo alude a la colusión de intereses minero feudales y la constitución de las
élites locales dominantes.

24 Cf. Almaraz, Réquiem….

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El testamento ético y político de Sergio Almaraz112

la de los barones del estaño, que dice ante las imposibilidades, muy
frecuentemente alegadas por los nuevos rosqueros de hacer una y otra
cosa por el país o por ellos mismos, considerándola muy grande, muy
difícil. Almaraz dice que Patiño se habría sonreído porque sabía que sus
dimensiones (esmirriadas) eran pues las del país. Es así que la oligarquía
criolla se consideraba del tamaño del país, y con eso le daba o pretendía
darle un fundamento subjetivo a su condición de clase –en realidad
casta– dominante (en verdad ridícula).

Estos nuevo-rosqueros son las mismas familias, los mismos apellidos
articulados hoy –vía banca– a la oligarquía agraria (agronegocio)
del oriente y a los traficantes de tierras (colonizadores, mal llamados
interculturales) que, a diferencia de la occidental, tiene una continuidad de
mucha más larga data porque para ellos la revolución y la reforma agraria
fueron de signo contrario que para el latifundio andino25. En general, los
oligarcas se han constituido en un muy eficiente dispositivo institucional,
financiero, discursivo, e incluso de expansión del régimen MASista, pero
obviamente no de hegemonía26. Estamos pues en una típica situación de
dominación sin hegemonía, como bien diría el maestro Guha27.

Actualmente hay muchos ejemplos de miembros activos de una
oligarquía que, teniendo un pasado mucho más largo que el de la nueva
rosca andina, se consolidó con la revolución nacional y las dictaduras
militares, además de asociarse con los otros componentes de la nueva
clase dominante (narco-vinculada), como la que emerge del Chapare
tropical. No ha dejado de ejercer el poder, salvo muy breves y/o fugaces
paréntesis de tiempo, digamos cuando la UDP o tal vez en el primer
25 El libro Caciques y patrones (Cochabamba: El Buitre, 1983) de Kevin “Benito” Healy difunde

en detalle el sistema de servidumbre que allí persiste.
26 Cf. Andrés Soliz, «Evo y la oligarquía cruceña», Rebelión, 28 de julio de 2016, acceso el 11

de mayo de 2018, http:// www.rebelion.org/noticia.php?id=214952.
27 Cf. Ranajit Guha, Dominación sin hegemonía: historia y poder en la india colonial (Madrid:

Traficantes de sueños, 2019).

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José Luis Saavedra 113

tiempo del presidente Evo, cuando precisamente Alejandro Almaraz
fungía como Viceministro de Tierras (el único periodo con algún atisbo
revolucionario).

La oligarquía criolla no ha dejado por tanto de mandar u ordenar en
la política agraria del país; lo ha hecho bajo dos modalidades cardinales,
que son precisamente las que Sergio Almaraz da cuenta. Las clases
dominantes gestionaban sus intereses en el gobierno; ya sea directamente,
como con los Arce y los Pacheco, los patriarcas (de la minería) de la
plata28, o ya sea por interpósita persona, la rosca propiamente, que son
los abogados y los políticos que rodeaban y servían a los barones del
estaño: Patiño, Hochschild y Aramayo, de la gran minería (en gran
medida extranjera y por tanto extranjerizada).

La oligarquía agraria del oriente también ha utilizado las dos estrategias,
según su necesidad y/o conveniencia; porque es pragmática, no se anda
con enredos doctrinales, ni nada parecido. En su momento, por ejemplo,
en el tiempo neoliberal, eran sus hombres, directamente, los que estaban
de ministros, de viceministros, de directores del INRA, de magistrados
agrarios, eran los terratenientes Guiteras, Monasterios, etc. y, por supuesto,
en los Comités Cívicos (igual que en el gobierno transitorio de Añez).

Cuando las cosas se complicaron o cambiaron, han sabido –sin
mayores dificultades– reponer sus intereses, utilizando las tradicionales
intermediaciones, a las que ingeniosa y oportunistamente han podido
acceder29. Estas mediaciones son muy significativas en la continuidad
28 Cf. Antonio Mitre, Los patriarcas de la plata: estructura socioeconómica de la minería boliviana

en el siglo XIX (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1981).
29 Cf. Juan Carlos Salinas Cortez, «Agro cruceño se reúne con Evo por exportación de carne

y uso de la biotecnología», El Deber, 30 de abril de 2021, acceso el 01 de mayo de 2021,
https://eldeber.com.bo/economia/agro-cruceno-se-reune-con-evo-por-exportacion-de-carne-
y-uso-de-la-biotecnologia_230068; Walter Vásquez «Evo pide debate con el sector privado
para usar biotecnología en el agro boliviano», El Deber, 12 de julio de 2022, acceso el 01 de
mayo de 2021, https://eldeber.com.bo/economia/evo-pide-debate-con-el-sector-privado-para-
usar-biotecnologia-en-el-agro-boliviano_285862.

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El testamento ético y político de Sergio Almaraz114

colonial de la paradoja señorial, porque han supuesto no solamente
instrumentar y/o domesticar a los jóvenes rebeldes, salidos de la misma
clase dominante, como ocurrió antes con el MNR, o de repente más
antes con los izquierdistas (del MIR), y ahora con los líderes surgidos
no solamente del movimiento campesino e indígena, sino también
de posiciones victoriosas en el enfrentamiento con los intereses
transnacionales de la oligarquía q’ara dominante. ¿De quiénes estamos
hablando? De los trabajadores del suelo: los mineros.

Hay por tanto una profunda continuidad histórica en esta nueva rosca,
que supo o pudo derrotar el levantamiento e insurrección popular del ’52,
además de “embolsillarse” a la revolución nacional, es decir convertirla
en su instrumento, y al hacerlo, la estuvo sometiendo/minando desde
adentro, como bien dice Almaraz. Podemos ver así que la oligarquía ha
sabido capear y derrotar las otras amenazas que ha tenido, en diferentes
momentos, tales como los nacionalismos militares, como el de Torres y
Ovando; o civiles, como el de la Unidad Democrática y Popular (UDP).
Aquí nos animamos a afirmar, observando con más cuidado su propia
historia, que la oligarquía cruceña, a cuenta de lanzarse (como media
luna) a la sedición violenta, como lo hizo en el 2007 y 2008, llevándonos
al borde de la guerra civil, debieron ser más cautos y esperar no más
para logros mayores, como es el de darle línea programática al gobierno
de Evo Morales, al gobierno del llamado “proceso de cambio”. Para ello
basta ver la llamada Agenda (llamada) Patriótica 2025.

Ante esta constatación empírica hemos tenido, en algunos debates,
la explicación de los voceros MASistas; también lo ha hecho y dicho
el propio exvicepresidente García Linera, que el enemigo derrotado
tendrá que ser asimilado a la victoria revolucionaria. Nosotros podemos
decir ¡qué maravillosa asimilación para el derrotado que el ejercer la
condición de vencedor, dando y/o determinando la línea programática del

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José Luis Saavedra 115

gobierno! El programa de gobierno no es nada menos que un asunto tan
fundamental para este proceso como lo es el agrario y, más propiamente,
agroalimentario, porque a partir de la Cumbre agropecuaria del 2015,
que relatamos en nuestro libro30, ellos (los empresarios) dan la línea
política y económica de y al gobierno de los “movimientos sociales”.

Ahora, lo nuevo o novedoso en este proceso llamado de cambio
es que no hay –como algunos ngenuamente sugieren– hablando de
revolución política o “democrático cultural”, un desplazamiento de las
rancias clases dominantes, es decir de las que actuaron como tales antes
del llamado “proceso de cambio”, por otras clases (hoy) emergentes,
mas no hegemónicas. Lo que hoy vemos es que más bien la asimilación
se da al revés, tanto que (reitero) estamos en la típica situación que Guha
denomina “dominación sin hegemonía”31.

Para fundar y/o fundamentar esta afirmación podemos concentrarnos
en el campo de la cuestión agraria. Aquí vemos que, desde el 2010,
todos los actos del gobierno son los que interesan (exclusiva y por tanto
excluyentemente) a la oligarquía agraria, tanto que la política financiera
frente a la banca privada es exactamente la misma que la del ex presidente
neoliberal Sánchez de Lozada (Goni)32. “Los banqueros, en este tiempo
de Evo Morales, ganan de manera sostenida y mucho más que durante
el neoliberalismo”33; la banca ha ganado y gana mucho más que nunca
en estos últimos diez años.
30 Cf. José Luis Saavedra, El MAS abraza el modelo capitalista: crítica de la Cumbre Agropecuaria

«Sembrando Bolivia», (Cochabamba: Autodeterminación, 2015).
31 Guha, Dominación….
32 Cf. Editorial, «De la economía boliviana ganan los empresarios y crecen las desigualdades

en el pueblo», Semanario Aquí, 21 de diciembre de 2013, acceso el 11 de mayo de 2018,
http://www. semanarioaqui.com/index.php/editorial/2153-de-la-economia-boliviana- ganan-
los-empresarios-y-crecen-las-desigualdades-en-el-pueblo.

33 Rafael Barrios, «Evo debió expropiar, no “nacionalizar”... ¡Juicio!», Página Siete, 16 de agosto
de 2018, acceso el 16 de agosto de 2018, https://www.paginasiete.bo/opinion/2018/8/16/evo-
debio-expropiar-no-nacionalizar--juicio-190690.html.

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Las empresas transnacionales, ya lo hemos dicho y lo reafirmamos,
están mejor que cuando el régimen neoliberal de Goni. Si bien tienen
que tributar un poco más, están exentas de nacionalización por el hecho
de que la actual política de hidrocarburos se llama nacionalización34. He
aquí una forma concreta de la paradoja señorial: proteger los mecanismos
ilegítimos de dominación con su impugnación retórica, resguardar a las
empresas transnacionales con la nacionalización, es decir con el recurso
simbólico y discursivo de la nacionalización.

La banca, las empresas transnacionales y otro tanto podemos decir
de las empresas mineras, no creemos que hubieran recibido mayor
beneficio de Sánchez de Lozada que el que les ha otorgado el actual
gobierno del Presidente Evo, principalmente con la Ley de minería y
metalurgia35. Francamente no creemos, y no es una cuestión de oratoria
o retórica. Y están muy eficazmente preservadas de lo que tendría que
ser el compromiso prioritario del gobierno, que es el de la consulta
previa, del derecho a la consulta previa, libre e informada, además del
consentimiento y la buena fe. Pero, sorprendentemente están eximidos,
aunque –a nombre de la consulta– otra vez aparece la instrumentación
servil (simbólica) y la prebenda para el fin real, que es absolutamente
contrario a los intereses de los pueblos y territorialidades indígenas, hoy
terrible y ecocidamente afectados e impactados por la contaminación y
la destrucción minera e hidrocarburífera.

Las clases dominantes que han dominado en Bolivia en, por lo menos,
el último medio siglo, siguen dominando y más aún ellas –mediante
una vinculación más o menos subterránea con el llamado “proceso de
cambio”, especialmente con su núcleo blanco mestizo de poder– han

34 Cf. Barrios, «Evo debió expropiar…».
35 Asamblea Legislativa Plurinacional, «Ley de Minería y Metalurgia (ley 535/2014 de 28 de mayo

de 2014)», Gaceta oficial del Estado Plurinacional de Bolivia, 28 de mayo de 2014, acceso el
19 de octubre de 2022, https://www.autoridadminera.gob.bo/public/uploads/Ley_535.pdf.

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José Luis Saavedra 117

asimilado a ciertos sectores emergentes, como y principalmente los
cocaleros (obviamente del Chapare), que van ganando con la coca
destinada al narcotráfico36, se han vuelto comerciantes, contrabandistas
e incluso “loteadores” y avasalladores de tierras suburbanas37.

También cuentan las élites burguesas relativamente encubiertas en
y por el cooperativismo minero, y obviamente las señoras amigas de
las empresas chinas (por ejemplo, CAMC, Sinohydro y Sinosteel); una
nueva clientela en cuya existencia también reproduce el proceso de la
revolución nacional de 1952. Esta es otra analogía muy reveladora,
además de singular, respecto a la historia anterior, en la que la
revolución nacional, con el MNR en el poder, ampliara los mecanismos
clientelares y prebendales del Estado y más aún, los masificara.

Hoy estamos viviendo un nuevo momento de exacerbación de
estas relaciones corruptas y clientelares y creemos que, producto de
ella, hay una lumpen burguesía chola emergente, una burguesía azul,
tomando los términos de Amalia Pando; pero que no ha desplazado,
insistimos en esto, no ha desalojado a la oligarquía criolla ya
establecida, sino más bien se ha acoplado (mansa y sumisamente),
es decir que se ha sumado en una condición además subalterna:
secundaria y/o subsidiaria (fíjense que los campesinos del MAS
nunca critican, ni cuestionan a los agroindustriales). Al fin y al cabo,
es solo un par más de cubiertos que se añaden a la mesa del banquete
de los privilegios y privilegiados.

36 Hay informes de las Naciones Unidas que sostienen que el 94% de la producción de la hoja
va destinada al narcotráfico (cfr. El Día, 23 abril 2016).

37 Cf., por ejemplo: Yolanda Mamani Cayo, «Más de 200 campesinos del MAS avasallan tierras
en Guarayos», Página Siete, 20 de diciembre de 2022, acceso el 20 de diciembre de 2022,
https://www.paginasiete.bo/seguridad/civico-mas-de-200-campesinos-del-mas-avasallan-
tierras-en-guarayos-EC5721969; Rafael Sagárnaga, «La corporación de los “avasalladores”
de tierras», Los Tiempos, 16 de enero de 2023, acceso el 16 de enero de 2023, https://www.
lostiempos.com/oh/actualidad/20230116/corporacion-avasalladores-tierras.

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6. El mensaje profético de Sergio Almaraz
Un tema que suele señalarse como un vacío en la obra de Almaraz, es

el de la problemática del colonialismo interno, más específicamente, de
la opresión y el racismo moderno colonial sobre los pueblos indígenas.
Ciertamente, es un tema que él no aborda con una especificidad más o
menos definida, pero tampoco lo ignora, y menos en una realidad tan
desigual, pigmentocrática (la expresión es de Zavaleta) y profundamente
racializada (Fanon), como es la boliviana.

Aunque en el otro polo de la contradicción uno puede ver la
psicología de la vieja rosca, y ahí están descritas las estructuras
mentales e ideológicas del colonialismo interno de aquellos –dice– que
desprecian al país del que viven, en el que se han hecho ricos. Dicho
de manera más precisa, los oligarcas “se sentían dueños del país, pero
al mismo tiempo lo despreciaban” (la frase es de Almaraz). Relegando:
desterrando y proscribiendo –lo dice específicamente– al indio, pese a
que secularmente han vivido y viven de su trabajo (hoy como hace 500
años).

Esta problemática Almaraz no la conocía por haberla estudiado,
sino por haberla vivido, porque él era de una familia terrateniente de
Cochabamba, de la provincia Esteban Arce. Aunque su madre ya
había perdido las tierras, era de una familia de terratenientes en crisis,
originalmente por los trances de la guerra del Chaco. Así, él conoció la
realidad de la hacienda y no le era indiferente la constatación de esta
realidad en la que los que se arreglaban para trabajar, en absolutamente
todo, no solamente en poner en acción sus manos, sino también en
organizar el proceso de producción, suministrar la semilla, trasladar la
producción, ir a vender al pueblo la producción a cuenta del patrón,
poner sirvientes (pongos) en la casa de los patrones, eran los indios. Los
patrones, lo único que hacían era recibir las rentas. Como bien dicen

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José Luis Saavedra 119

Zavaleta y Platt38, eran estrictamente recaudadores de las múltiples
formas coercitivas del tributo indígena.

Estas atingentes situaciones Almaraz las vivió en su infancia y las
vivió con dolor, porque en esas mismas familias de terratenientes, había
“ovejas negras”, había quienes percibían que eso estaba mal, por injusto
e indigno, y que no podía continuar así. Él lo denunció acremente
dentro de esta república moderno colonial u oligárquica. Lo describe
pormenorizadamente en El poder y la caída39, y lo hace de manera clara
y contundente (el mismo uso del lenguaje es categórico).

Almaraz ya no ha vivido algo que de repente le hubiera parecido
insólito e inesperado, que es que esos pueblos sometidos u oprimidos
se sobrepongan al aplastamiento, al desprecio racista, a la densa
explotación económica y opresión política, así como a la violencia
etnocida y genocida de las masacres y represiones. Y a pesar de todo
ello, que del dolor y la herida coloniales40 sean capaces de abrir procesos
y senderos de lucha, de emancipación, liberación y descolonización.

Si bien sabemos que el llamado “proceso de cambio” se ha
congelado, en realidad ha colapsado y ha sido traicionado y minado
por dentro por el régimen MASista, hoy está siendo instrumentado por
el enemigo imperialista (llámese USA, China o Rusia, es indistinto).
También estamos al tanto de que han sido los pueblos indígenas los
que lo abrieron con sus luchas, principal y originalmente por el agua,
el territorio y la vida (como el que ahora mismo está ocurriendo en el
TIPNIS, Tariquia o el Madidi). Cuánto nos hubiera gustado hablar con
Sergio Almaraz acerca de estas emergencias e insurgencias, escuchar qué
hubiera dicho él viendo estas bullentes rebeldías, insubordinaciones y
38 Cf. Zavaleta, Lo nacional-popular…, 19-23; Tristan Platt, Estado boliviano y ayllu andino:

tierra y tributo en el Norte de Potosí (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1982), 107ss.
39 Almaraz, El poder y la caída (Cochabamba: Los Amigos del Libro, 1987).
40 Cf. Walter Mignolo, La idea de América Latina: la herida colonial y la opción decolonial

(Barcelona: Gedisa, 2007).

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El testamento ético y político de Sergio Almaraz120

valientes resistencias eco-territoriales y, además, lideradas por valientes
mujeres indígenas y campesinas, como Ruth Alipaz, Paola Gareca,
Amanda Colque, Lourdes Miranda, Yenny Noguera, Ludmila Pizarro,
Lurdes Zutara, y un largo e insurgente etcétera.
Conclusiones para seguir reflexionando

Reivindicamos de Sergio Almaraz dos afirmaciones radicales: la
primera, que “la revolución es el camino necesario”, no es literal, pero
es ciertamente la idea primordial, “revolución –dice– es dignidad”,
“es soberanía”, “es liberación”, por lo tanto, es el camino luminoso de
los pueblos. Muy a propósito de eso también dice “es difícil asistir al
desvarío y a la derrota de una revolución sin perder la fe en ella”41.

Se trata de entender que lo que están haciendo los burócratas del
gobierno actual, no es revolución, sino más bien es continuar ese sino
trágico de nuestra historia, que es el de poner la rebelión en manos de sus
enemigos. Es la paradoja señorial, que hoy deviene como la derrota de
la revolución minándola y socavándola desde adentro. No obstante, eso
no quita ni la necesidad, ni la obligación ética, política e intelectual que
tenemos por y para ese futuro cualitativa y radicalmente distinto y mejor,
que es la revolución (como bien lo dicen las heroicas mujeres kurdas),
al menos los que queremos vivir de manera distinta a la actualidad, es
decir con dignidad, justicia y libertad.

Así, aun cuando se nos pueda decir “pero, a ver, ¿cuál es pues la
alternativa al capitalismo?”, tenemos la esperanza que la vamos a ir
fundando en la misma medida en que la vayamos construyendo con
nuestras propias manos (otra sabia enseñanza de las mujeres kurdas de
Kobane y la comuna revolucionaria de Rojava). En la construcción de
este horizonte de emancipación/liberación/decolonialidad retomamos al

41 Almaraz, Réquiem…, 19.

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maestro Aníbal Quijano, quien nos dice que estos nuevos tiempos son
de una necesaria desconcentración epistémica y más específicamente de
un “modo de subversión epistémica del poder”42.

Se trata entonces de ser fieles al legado de Almaraz y de no reiterar
la concentración epistémica, es decir una fórmula de solución que pueda
inclusive, como lo hacían los soviéticos, reducirse a una mera receta: el
socialismo es A, B, C; no, definitivamente no, sino más bien comprender
que estamos en una realidad diversa, compleja, heterogénea. Y que es
desde estos distintos frentes teóricos, políticos y epistémicos que se
hostigará y se derrotará al colonialismo, al capitalismo y al patriarcado.
Y se instaurará el socialismo como creación heroica (no como calco, ni
como copia), como muy bien nos ha enseñado nuestro hermano mayor
José Carlos Mariátegui43.

Es finalmente desde y a partir de estos mismos frentes que hoy
devienen las luchas anti-post-decoloniales, en el caso nuestro contra el
colonialismo interno, que ha seguido acaeciendo aun con Evo Morales,
Presidente indígena. El colonialismo interno está más robusto, pero a la
par, también está la lucha de las mujeres (como las del Kurdistán) contra
la dominación patriarcal, y por supuesto está el combate de los pueblos
indígenas contra la depredación y el extractivismo moderno colonial
y las múltiples revueltas ciudadanas (aquí, en los países árabes, como
Afganistán, o persas como Irán) para que nuestra pacha siga existiendo
y viviendo para nosotros y para nuestros hijos y nietos.

¡Jallalla!
42 Redacción cultura, «Aníbal Quijano propone una revuelta epistémica», El Telégrafo, 27 de

agosto de 2015, acceso el 11 de mayo de 2018, https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/
cultura/10/anibal-quijano-propone-una-revuelta-epistemica.

43 En palabras de Mariátegui: “No queremos, ciertamente, que el socialismo en América sea
calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad,
en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una misión digna de una
nueva generación”. José Carlos Mariátegui, Política e ideología, (Lima: Amauta, 1994), 261.

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El testamento ético y político de Sergio Almaraz122

Bibliografía
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