Jorge Rafael Castillo Villanueva

yachay Año 39, nº 76, 2022, p. 33-71

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DOI: 10.35319/yachay.20227653

“Conversión eclesial” en el magisterio del Papa
Francisco: algunas notas características, continuidad
con el Concilio Vaticano II y consecuencias prácticas

“Ecclesial conversion” in the magisterium of Pope
Francis: some characteristic features, continuity with
the Second Vatican Council and practical implications

Jorge Rafael Castillo Villanueva1

Resumen

El Papa Francisco, a través de su magisterio, ha propuesto a la Iglesia
un camino de conversión en continuidad con el camino de renovación
iniciado por el Concilio Vaticano II. Él lo llama “conversión eclesial”.
Se describen las notas características y algunas de las consecuencias
prácticas de este programa eclesial, que en su conjunto van a constituir
lo más propio de su magisterio.

Palabras Clave

Magisterio – Francisco – conversión eclesial – Concilio Vaticano II

1 Misionero claretiano peruano. Licenciado en Teología Espiritual por la Facultad de
Teología San Pablo en la Universidad Católica Boliviana. Docente y doctorando
en dicha casa de estudios. E-mail: jorge.castillo@ucb.edu.bo; ORCID: https://
orcid.org/0000-0002-5512-5842.

“Conversión eclesial” en el magisterio del Papa Francisco

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Abstract

Pope Francis, through his magisterium, has proposed to the Church a
path of conversion in continuity with the path of renewal initiated by
the Second Vatican Council. He calls it “ecclesial conversion”. The
characteristic features and some of the practical consequences of this
ecclesial programme are described, which together will constitute
the most characteristic features of his magisterium.

Key words

Magisterium – Francis – ecclesial conversion – Second Vatican
Council
Introducción

Un 9 de noviembre del año 2013, en la capilla de Santa
Marta, el Papa Francisco nos recordó que somos “Ecclesia
semper reformanda, la Iglesia siempre tiene necesidad de
renovarse porque sus miembros son pecadores y tienen
necesidad de conversión”2. Luego, formalmente, a partir de la
promulgación de la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium3
pocos días después, recordándonos la necesaria “conversión
eclesial”, nos invitó a una “nueva etapa evangelizadora” (EG
1), caracterizada por la alegría, por la “salida de sí” y por el
compromiso de todos los fieles. Esta invitación a la conversión
la hizo con “sentido programático”, implica ser conscientes de
tentaciones y pecados que pueden circunscribir a la Iglesia en
2 FranCisCo, “Homilía en la Domus Sanctae Marthae. El agua que corre en la

Iglesia” (09.11.2013), en https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2013/
documents/papa-francesco_20131109_agua-iglesia.html (fecha de consulta
16.09.2022)

3 FranCisCo, “Exhortación apostólica sobre el anuncio del Evangelio en el mundo
actual Evangelii Gaudium” (24.11.2013), Cochabamba 2013. En adelante EG.

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su propia “autorreferencialidad”, y volver a escuchar la llamada
del Señor a “salir de sí”, con espíritu auténticamente misionero.

El término “conversión” tiene hondas raíces bíblicas y un
profundo desarrollo en la tradición cristiana. Cada tiempo y
lugar ha ido enfatizando algunas notas de todo su contenido.
En el tiempo presente, el Papa Francisco lo ha utilizado como
itinerario para la Iglesia con unas notas que son características
de su magisterio.

En el presente artículo vamos a señalar en primer lugar la
“conversión eclesial” planteada por el Concilio que, aunque no
esté formulada de esta manera, es el punto de inspiración para
lo que luego encontramos en el actual magisterio pontificio.
Es importante indicar la continuidad entre estos dos momentos
eclesiales que, aunque distan entre sí casi 60 años, son animados
por el mismo Espíritu.

Hechas estas precisiones, indagaremos sobre algunas
notas características de la “conversión eclesial” a través de
las principales Encíclicas y Exhortaciones apostólicas del
actual Papa. Los matices subrayados, los enfoques propios y
las características especiales que encontramos hacen de este
itinerario propuesto un aporte muy propio del Sumo Pontífice.

Finalmente, señalaremos la continuidad entre aquella
conversión planteada por el Concilio y la planteada por el
actual Pontífice. Aunque la distancia de casi sesenta años hace
que cada una tenga unas características propias, el núcleo
central habla de continuidad. Luego mencionaremos algunas
consecuencias de esta reforma eclesial que va concretizando
aquello que Francisco propuso desde el inicio de su pontificado.

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1. La conversión eclesial en el Concilio Vaticano II
No es casualidad que el Papa Juan XXIII eligiera el día 25

de enero de 1959, fiesta de la conversión del Apóstol San Pablo,
y precisamente en la basílica romana de San Pablo extramuros,
para anunciar su deseo de celebrar un concilio ecuménico4. En
este breve discurso, enmarcado por la mención a la conversión
del Apóstol, comparte su propia visión pastoral de la ciudad de
Roma y del mundo. Reconoce los frutos de Dios y también el
debilitamiento espiritual existente. Es consciente de estructuras
eclesiales que en su momento fueron fructíferas, pero que en la
actualidad ya no lo son. Por ello, propone la celebración de un
sínodo diocesano y de un Concilio ecuménico que culminen,
entre otros frutos, con el aggiornamento del Código de Derecho
Canónico. Será justamente este término italiano, que bien
podría traducirse al español como “actualización” o “puesta
al día”, el que marcará la ruta del Concilio. Lo que empieza
como una intuición termina siendo una propuesta programática
para toda la Iglesia. Pareciera que la mejor forma de celebrar la
conversión de Pablo es abrir las puertas de la Iglesia a la acción
del Espíritu Santo, para renovarla y afinar su fidelidad, tanto a
Dios como al tiempo que le toca vivir.

Después de tres años de laboriosa preparación, el 11 de
octubre de 1962 se celebra la solemne apertura del Concilio. En
el discurso inaugural podemos visualizar con mayor claridad
el camino concreto de conversión que perfiló anteriormente el
4 Juan XXiii, “Allocuzione del santo padre Giovanni XXIII con la quale annuncia

il Sinodo Romano, il Concilio Ecumenico e l´aggiornamento del Codice di
Diritto Canonico” (25.01.1959), en https://www.vatican.va/content/john-xxiii/it/
speeches/1959/documents/hf_j-xxiii_spe_19590125_annuncio.html (fecha de
consulta 16.09.2022).

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Papa Juan XXIII para la Iglesia5. El objetivo central del Concilio
no es la discusión de algún tema doctrinal concreto, sino que
el tesoro de la verdad evangélica llegue fresco hasta “nuestro
tiempo”. El depositum fidei ha de mantenerse íntegro; pero,
en este caso, la intención del Concilio es “predominantemente
pastoral”6. De esta forma la Iglesia puede realmente volverse
luz que ilumina a todos los pueblos, como es su misión. Por ello,
con confianza afirma que “con oportunas «actualizaciones»
y con un prudente ordenamiento de mutua colaboración, la
Iglesia hará que los hombres, las familias, los pueblos vuelvan
realmente su espíritu hacia las cosas celestiales”7.

Ahora bien, esta forma concreta de comprender este camino
de conversión eclesial iniciado por el Papa Juan tiene algunas
características que luego serán asumidas por el Concilio, y las
podemos encontrar al interior de los distintos documentos.
Una de ellas es la nueva óptica para ver el mundo. Es preciso
cambiar la mente y el corazón para verlo con los ojos de Dios,
o con los ojos maternos de la Iglesia. Toma distancia de los
“profetas de calamidades” que solo ven perfidia y pecado en
el mundo y la historia. Y sin negar el mal existente, incluso
aquél que afecta directamente a la Iglesia, prefiere afirmar su
5 Juan XXiii, “Discurso en la solemne apertura del Concilio Vaticano II” (11.10.1962),

en https://www.vatican.va/content/john-xxiii/es/speeches/1962/documents/hf_j-
xxiii_spe_19621011_opening-council.html (fecha de consulta 16.09.2022).

6 “Con su famosa distinción entre el «depósito de la fe» y la «formulación de esas
verdades» les indicó a los padres el camino de un «magisterio eminentemente
pastoral». En otras palabras: el aggiornamento o puesta al día exigía profundizar
y ensanchar la riqueza de la doctrina revelada a la luz de los signos de los
tiempos”. S. madriGal, “El concilio Vaticano II: remembranza y actualización”, en
Revista Teología 117 (2015) 137.

7 Juan XXiii, “Discurso en la solemne apertura del Concilio Vaticano II” (11.10.1962),
en https://www.vatican.va/content/john-xxiii/es/speeches/1962/documents/hf_j-
xxiii_spe_19621011_opening-council.html (fecha de consulta 16.09.2022).

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confianza en la Providencia de Dios que guía los senderos de la
historia humana, hacia su continuo perfeccionamiento. Apunta
a una necesaria visión positiva de la historia.

Otra pauta en el camino de conversión eclesial es la forma
de enfrentar los errores. Quiere deshacerse del lenguaje de la
condenación y opta por la “medicina de la misericordia”. Así
la Iglesia se puede mostrar como “madre amable de todos,
benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad”8.

Finalmente, como característica de este camino de reno
vación y fidelidad eclesial, menciona la búsqueda de unidad,
tanto entre católicos, entre cristianos todos, como también
entre toda la humanidad. Es una Iglesia a la que le duele que no
todos hayan oído hablar de Cristo aún, y que anhela que su vida
y su luz alcancen a la toda la humanidad.

Con estas cualidades, propuestas en su momento en la
inauguración del Concilio y puestas en marcha luego en las
aulas conciliares, podemos concluir junto al Papa Francisco
que “el Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial
como la apertura a una permanente reforma de sí por fidelidad
a Jesucristo” (EG 26). En este mismo número cita el Decreto
conciliar Unitatis Redintegratio9, que dice: “Toda la renovación
de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad
a su vocación […] Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia
una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto
institución humana y terrena, tiene siempre necesidad” (UR
6). El Concilio entiende la conversión eclesial como una
8 Ibid.
9 ConCilio VatiCano ii, “Decreto sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio”

(21.11.1964), Lima 1988. En adelante UR. La cursivas son nuestras.

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auténtica conversión de mente, de corazón y de actitudes con
las características propias que hemos señalado anteriormente.
Y no tiene reparos en utilizar términos como “renovación” 10 y
“reforma”11 para darle matices propios, aunque en ocasiones
los conceptos más bien cercanos a la idea de “conversión”
parecen ser intercambiables.

Sobre cómo concretizó el Concilio este objetivo propuesto
por el “Papa bueno”, tenemos a nuestra disposición todos
sus documentos. Pero, es preciso reconocer que “la clave
sustancial” para leerlos es la reflexión que hace de la “Iglesia
ad intra-ad extra”12. Esto significa que, el proyecto de
aggiornamento eclesial se entiende y sintetiza a partir de la
renovada comprensión que la Iglesia tiene de sí misma y de
su misión en el mundo. A través de este prisma se puede leer y
comprender los otros documentos conciliares13.

Precisamente las dos Constituciones conciliares acerca
de la Iglesia reflexionan sobre cómo procurar que el camino
de renovación conciliar sea realmente fiel al llamado de Dios.

10 “[…] la Iglesia encierra en su propio seno a pecadores, y siendo al mismo tiempo
santa y necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la
penitencia y la renovación” (LG 8). Las cursivas son nuestras. Otras referencias
podemos encontrarlas en LG 6.11.12.15.35.48; GS 21.26.49.81.82.

11 “Como todo sujeto que se mueve dentro de la historia humana, sufre inevitablemente
crisis y deformaciones, y por tanto necesita una continua purificación (Ecclesia...
semper purificanda: LG, 8), para custodiar la fidelidad al propio Señor y a la misión
por él originariamente asignada. No es casualidad, por lo tanto, que justamente
en el Vaticano II reaparezca, aunque tímidamente, el gran tema de la reforma de
la Iglesia (UR 4 y 6)”. S. XereS, “El aporte del Concilio Vaticano II a la historia de la
Iglesia”, en Anuario de historia de la Iglesia 23 (2014) 238.

12 S. madriGal, op. cit., 139. Como el autor mismo reconoce, ésta es una “lectura
esencial de los documentos conciliares”.

13 Cf. ibid. 141-144.

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Mientras que la Constitución dogmática Lumen Gentium14
lo hace teniendo como objetivo que la Iglesia consiga “la
unidad completa en Cristo”, considerando “las condiciones de
nuestra época” y reconociéndose como “luz de los pueblos” y
como “sacramento” de Dios (LG 1), la Constitución pastoral
Gaudium et Spes15 reflexiona sobre la misión de la Iglesia en
el mundo, porque “nada hay verdaderamente humano que no
encuentre eco en su corazón” (GS 1). Discierne los signos
de los tiempos del momento histórico, para que siendo fiel a
sí misma, comunique el Evangelio en sintonía con el tiempo
presente.

Así tenemos que aquella invitación, hecha el día de la
conversión de San Pablo del año 1959, va tomando cuerpo
poco a poco, a partir de esas intuiciones propuestas el día de la
inauguración del Concilio: visión positiva de la historia, diálogo
pastoral entre la doctrina y el tiempo presente, medicina de la
misericordia y búsqueda de la unidad.
2. Conversión eclesial en el Papa Francisco

Casi 50 años después de la clausura del Concilio, el Papa
Francisco propone que la Iglesia entre en un nuevo tiempo de
conversión.

En noviembre del 2013, con la Exhortación apostólica
Evangelii Gaudium, el Papa Francisco recuerda que “el Concilio
Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura a
una permanente reforma de sí por fidelidad a Jesucristo” (EG
14 ConCilio VatiCano ii, “Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium”

(21.11.1964), Lima 1988. En adelante LG.
15 ConCilio VatiCano ii, “Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual

Gaudium et Spes” (07.12.1965), Lima 1988. En adelante GS.

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26). Líneas más adelante, él mismo se ubica en continuidad
con esta tradición de la Iglesia al señalar que estamos ante una
“impostergable renovación eclesial” (EG 27). En continuidad
con las enseñanzas del Concilio, pero también respondiendo al
tiempo presente, nos hace llegar una propuesta específica de
conversión eclesial, cuyas notas principales son las siguientes.

Una primera nota característica es el énfasis en el sujeto
colectivo de esta conversión. El Papa hace hincapié en el sujeto
colectivo que es la Iglesia entera. No se trata de la suma de
movimientos individuales. Citando a Pablo VI, señala que éste
nos “invitó a ampliar el llamado a la renovación, para expresar
con fuerza que no se dirige sólo a los individuos aislados, sino a
la Iglesia entera” (EG 26). Y más adelante, nos deja una buena
referencia sobre esta vocación común a la que alude: “[…]
Dios ha gestado un camino para unirse a cada uno de los seres
humanos de todos los tiempos. Ha elegido convocarlos como
pueblo y no como seres aislados. Nadie se salva solo, esto es,
ni como individuo aislado ni por sus propias fuerzas […] Este
pueblo que Dios se ha elegido y convocado es la Iglesia” (EG
113).

Tradicionalmente y con cierta insistencia, en la teología
espiritual el sustantivo “conversión” se ha aplicado, casi de
modo exclusivo, al individuo16. Y aunque siempre ha habido
en la historia de la Iglesia voces invitando a la Iglesia toda
16 En un artículo titulado “Conversión”, a. dulles entiende que el sujeto de conversión

es el individuo que se acerca a Dios. Distingue en este sentido cuatro tipos de
conversión: “teísta (a Dios como realidad trascendente), cristiana (a Jesucristo
como la suprema manifestación de Dios), eclesial (a la Iglesia como comunidad
de fe) y personal (a un estilo de vida en el que el propio compromiso es vivido
hasta el fin)”. a. dulles, “Conversión”, en r. latourelle - r. FisiChella - s. pié-ninot,
Diccionario de teología fundamental, Madrid 1992, 204.

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a volver al camino del Señor, en tiempos contemporáneos,
el magisterio de Francisco parece retomar el énfasis de este
llamado comunitario17. De hecho, cuando en la encíclica
Laudato Si’18 invita a la conversión, reconoce que no es
suficiente la conversión individual, sino que es necesaria una
“conversión comunitaria” (LS 219). Por este mismo énfasis,
recuerda que es todo el pueblo de Dios el que tiene por misión
el anuncio del Evangelio (EG 111-134)19.

Este sujeto colectivo no se define por la “uniformidad”, sino
por la “multiforme armonía”. Es un pueblo diverso y variado.
En él es posible reconocer “muchos rostros” provenientes de
diversas culturas, los cuales, lejos de atentar contra la unidad,
refuerzan su propia catolicidad (EG 117). “El modelo no es
la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es
equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros.
El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las
parcialidades que en él conservan su originalidad” (EG 236).

Una segunda nota característica de esta conversión eclesial
es que su comprensión, salvando las diferencias, está ligada
17 Una muestra de la conciencia comunitaria de la conversión la encontramos en

el Catecismo de la Iglesia católica: “La segunda conversión tiene también una
dimensión comunitaria. Esto aparece en la llamada del Señor a toda la Iglesia:
«¡Arrepiéntete!»” (#1429).

18 FranCisCo, “Carta Encíclica sobre el cuidado de la casa común Laudato Si’ ”
(24.05.2015), Cochabamba 2015. En adelante LS.

19 El Papa Francisco es heredero de la “teología del pueblo” cultivada especialmente
en Argentina. “Es obvio que la EG en no pocos rasgos recuerda esta teología
argentina del pueblo. Así, tiene una predilección por la expresión de «pueblo fiel»
(EG 95s.), que explícitamente reconoce que «todo el Pueblo de Dios anuncia el
Evangelio» (EG 111-134), ya que como «misterio hunde sus raíces en la Trinidad,
pero tiene su concreción histórica en un pueblo peregrino y evangelizador, lo cual
trasciende toda necesaria expresión institucional» (EG 111)”. s. pié-ninot, “La
eclesiología del papa Francisco”, en RCatT 43/2 (2018) 508.

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a la comprensión de la conversión individual. Lo que se dice
de uno, bien puede decirse de ambos. De esta forma, “[…]
convertirse significa dirigirse a Dios, llevar una conducta
inspirada en el Evangelio y encarnar en la propia vida los juicios
y las actitudes de la fe, que actúa por medio de la caridad”20.
Podemos aplicarlo tanto al individuo como a la Iglesia en su
conjunto. Y aunque, evidentemente, ambos entendimientos
no son del todo idénticos, existen muchos puntos en común:
desde el énfasis a la fidelidad a Dios, hasta las concreciones
actitudinales y puntuales de la conversión. Una vez más, no
nos encontramos frente a una novedad, sino más bien ante
una cualidad que, arraigada en la Tradición y sumada a otras
características, le da color propio a esta línea programática.

Lumen fidei21 afirma que:
La fe, en cuanto asociada a la conversión, es lo opuesto
a la idolatría; es separación de los ídolos para volver al
Dios vivo, mediante un encuentro personal. Creer significa
confiarse a un amor misericordioso, que siempre acoge
y perdona, que sostiene y orienta la existencia, que se
manifiesta poderoso en su capacidad de enderezar lo torcido
de nuestra historia. La fe consiste en la disponibilidad para
dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios.
He aquí la paradoja: en el continuo volverse al Señor, el
hombre encuentra un camino seguro, que lo libera de la
dispersión a que le someten los ídolos (LF 13)22.

20 Ch. bernard, Teología espiritual, Salamanca 20076, 388.
21 FranCisCo, “Carta Encíclica sobre la fe Lumen Fidei ” (29.06.2013), en https://

www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco
_20130629_enciclica-lumen-fidei.html (fecha de consulta 16.09.2022). En
adelante LF.

22 Las cursivas son nuestras.

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Conversión eclesial, por tanto, es “volver al Dios vivo”, de
jan do aquellos ídolos que no son Dios, como todo aquello que
implica el término “autorreferencialidad”23. Significa, por tanto,
transformación, y un continuo volver al Señor. Es el Señor quien
“nos invita a pasar por la conversión del «yo», para que pueda
abrirse a un «Yo» más grande […] modifica así todas nuestras
relaciones, nuestra forma de estar en el mundo y en el cosmos,
abriéndolas a su misma vida de comunión” (LF 42).

Una tercera nota característica es la adjetivación. Aunque
la invitación a la conversión es una invitación plena en sí misma
y abarca la totalidad del sujeto y sus dimensiones, los adjetivos
que le siguen marcan significativamente los caminos a seguir
en este programa propuesto por el Papa Francisco. No se trata
de un mero arreglo gramatical; se trata de una comprensión
específica sobre el contenido concreto de esta invitación. Esta
especificidad no agota otros significados de su uso.

En este sentido, encontramos, de forma directa, dos grupos
de adjetivaciones24. En primer lugar, están la “conversión
23 “La autorreferencialidad es, al fin y al cabo, una forma de narcisismo que conlleva

un olvido del otro y de sus problemas. Con frecuencia, puede tener una expresión
espiritual. Cuando la actividad espiritual tiene como centro de gravedad el propio
bienestar emocional y mental, la serenidad interior y la autocontemplación, se
traiciona la misma esencia de la espiritualidad, pues esta consiste, según Jorge
Mario Bergoglio, en salir de sí mismo para darse a los demás. La verdadera
espiritualidad se traduce en el servicio al prójimo, en el olvido de uno mismo y en
el seguimiento radical a Jesús. La espiritualidad que propone el papa Francisco
es de naturaleza cristocéntrica”. F. torralba, Diccionario Bergoglio. Las palabras
clave de un pontificado, Madrid 2019, 35-36.

24 José García afirma que son “cuatro conversiones” a las que nos invita el Papa
Francisco. Además de la conversión misionera y la conversión ecológica, las
otras dos son: “conversión hacia una nueva fraternidad y sororidad”, reflexionada
especialmente en la Encíclica Fratelli Tutti; y la “conversión hacia una santidad
contemporánea”, reflexionada en la Exhortación apostólica Gaudete et exsultate.
J. GarCía, “Capítulos generales. Nuevo comienzo”, en https://www.youtube.com/
watch?v=AtBsTxTZcqI (fecha de consulta 16.09.2022). Francisco, además,

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misionera” y la “conversión pastoral” que, aunque en algunos
momentos sus comprensiones parecieran intercambiables,
ambas tienen alguna especificidad propia; sin dejar de
implicarse e iluminarse mutuamente. Ambas son mencionadas
especialmente en la Exhortación apostólica Evangelii
Gaudium. En segundo lugar, y con otro sentido, encontramos
la “conversión ecológica”, particularmente mencionada en la
Encíclica Laudato Si’.

Conversión misionera significa recordar con memoria
deuteronómica el encuentro alegre con Jesús y su invitación a
anunciar con gozo el Evangelio (cf. EG 9.13)25. Es la explicitación
de la definición conciliar enunciada en el decreto Ad Gentes: “La
Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza” (AG 2). En
este sentido se nos invita a una “nueva salida misionera” (EG
20)26. Esta “salida de sí”, como individuos y como Iglesia, está
marcada por actitudes concretas: “primerear”, “involucrarse”,
“acompañar”, “fructificar” y “festejar” (EG 24). Salir es lo

afirma que “La sinodalidad es un estilo al que debemos convertirnos”. FranCisCo,
“Discurso a los miembros del colegio cardenalicio y de la curia romana con motivo
de las felicitaciones navideñas” (21.12.2021), en https://www.vatican.va/content/
francesco/es/speeches/2021/december/documents/20211223-curiaromana.html
(fecha de consulta 16.09.2022).

25 Justamente el libro del Deuteronomio tiene la intención de traer al presente la
Alianza hecha por Moisés en el Sinaí. No solo sus ritos, sino también su contenido,
actualizándolo. “[…] sobre todo el «hoy», que se utiliza abundantemente en el
Dt sirve al predicador para actualizar la ley citada, para hacer continuamente
presente la acción salvífica de Dios y la respuesta del hombre”. G. rAvASi,
“Deuteronomio”, en P. rossano – G. raVasi – a. Girlanda, Nuevo diccionario de
Teología bíblica, Madrid 1990, 435.

26 “Uno sale de sí mismo cuando es capaz de adoptar la forma de recipiente y se
deja interrogar, cuestionar y aleccionar por la realidad que le circunda. El cristiano
está llamado a salir de sí mismo, a negar su ego, tal como se expresa en el
Evangelio, y a entregarse a su prójimo, pero también la Iglesia está llamada a
realizar este movimiento, a salir de sí misma para irradiar a Cristo en el mundo
con una voluntad misionera. La cerrazón individual tiene como consecuencia la
pobreza espiritual y la claustrofobia existencial”. F. torralba, op. cit., 312.

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contrario a la “autorreferencialidad” que antes mencionábamos.
Implica vencer la autocomplacencia de quien se queda en
espacios propios y cómodos, en su zona de confort (cf. EG 78-
80). Significa, también, vencer la acedia egoísta que evade la
responsabilidad y vive sin ilusión (cf. EG 81-83); el pesimismo
estéril, tan contrario a la alegría del Evangelio y al realismo de
la confianza puesta en el Espíritu Santo, que solo conduce a
la “desertificación espiritual” (EG 8486). Es dejar de lado la
mundanidad espiritual que únicamente busca la gloria humana
a través de un gnosticismo que encierra la fe en el subjetivismo
o el “neopelagianismo autorreferencial y prometeico” (EG 93
97); incluso, esforzarse por superar los conflictos inútiles entre
cristianos, a veces movidos por la simple envidia, cuando, en
realidad, estamos llamados a vivir “la mística de vivir juntos”
(EG 87) promoviendo la “revolución de la ternura” (EG 88).

Esta “salida de sí” lleva el signo de la misericordia, que es
justo lo que la imagen de Iglesia como “tienda de campaña”
insinúa (cf. AL27 291). Engarzándose precisamente en la
“revolución de la ternura” (EG 88), en la que el Papa Francisco
tanto insiste.

Esta es una salida hacia las “periferias humanas” (EG
46), lo que anteriormente denominó como “periferias de la
existencia”28. Ahí donde habitan los desechados, sobrantes y
27 FranCisCo, “Exhortación apostólica sobre el amor en la familia Amoris Laetitia”

(19.03.2016), en https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/
documents/papa-francesco_esortazione-ap_20160319_amoris-laetitia.html
(fecha de consulta 16.09.2022). En adelante AL.

28 FranCisCo, “Audiencia general, Plaza San Pedro” (27.03.2013), en https://
www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2013/documents/papa-
francesco_20130327_udienza-generale.html (fecha de consulta 16.09.2022).
“Las periferias de la existencia no son lugares; tampoco son territorios físicos. Son
etapas de la existencia, episodios de sufrimiento, de soledad y de desesperación

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descartados (EG 53). Por ello, no se puede entender la reforma a
la que invita el Sumo Pontífice sin esta salida que hace la Iglesia
de sí misma hacia estos lugares inaccesibles y dolorosos29. En
este sentido es llamativo el énfasis en la “dimensión social de
la evangelización”, sin la cual quedaría desfigurada la misión
evangelizadora (EG 176). El Reino es Buena Noticia para
todos, y para todas las dimensiones de la vida. La primacía de
la caridad concretizada en la salida al hermano, particularmente
el más necesitado que nos muestra el rostro de Cristo (Mt
25,49), es “dimensión constitutiva” (EG 179) de la Iglesia.
De esta forma se comprende la “opción por los pobres” como
“categoría teológica” y como opción de la Iglesia. No solo son
receptores de caridad, sino que son partícipes del sensus fidei,
son protagonistas de la evangelización (EG 198).

En esta línea misionera se entiende mejor la “conversión
pastoral” como aquellos cambios, incluso estructurales, que
precisa la pastoral de la Iglesia para que su naturaleza misionera
sea mejor transparentada. Dice el Papa Francisco:

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo
todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el
lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce
adecuado para la evangelización del mundo actual más que
para la autopreservación. La reforma de estructuras que
exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este
sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras,

que todo ser humano puede vivir a lo largo de su decurso vital. […] El cristiano
está llamado a salir de sí mismo, a transitar por las periferias de la existencia,
para estar presente en esas circunstancias donde todo cruje, se viene abajo y
uno se abandona a la desesperanza. En tales periferias de la existencia, está
llamado a ser luz y fuente de esperanza”. F. torralba, op. cit., 285-286.

29 Cf. G. otsu, “El sentido de las periferias existenciales en el Papa Francisco de Juan
Antonio Nureña Prado” (Recensión), en Studium Veritatis (2017) 21, 325-330.

“Conversión eclesial” en el magisterio del Papa Francisco

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que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más
expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales
en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta
positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su
amistad (EG 27)30.

Esta misma conversión de estructuras apunta también a una
conversión de mentalidad, como es la “conversión sinodal”31.
La experiencia sinodal, vivida en el Concilio, como la capacidad
para “caminar juntos”32, debe ser la huella característica de esta
conversión pastoral33. El actual Sínodo sobre la Sinodalidad
comenzó en octubre 2021, y tendrá dos sesiones con los obispos
reunidos: en el mes de octubre de 2023 y de 2024.

30 Las cursivas son nuestras.
31 seCretaría General del sínodo de los obispos, Por una Iglesia sinodal: comunión,

participación y misión. Vademecum para el Sínodo sobre la sinodalidad, Vaticano
2021, 7.

32 FranCisCo, “Discursivo conclusivo de la conmemoración del 50 aniversario
de la institución del Sínodo de los Obispos” (17.10.2015), en https://www.
vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/october/documents/papa-
francesco_20151017_50-anniversario-sinodo.html (fecha de consulta 16.09.2022).
“[L]a conversión sinodal nos sitúa en continuidad y profundización del espíritu
del Concilio. No podemos, pues, separar la conversión sinodal de la conversión
pastoral, como no podemos separar la reforma de las estructuras de la conversión
de las mentalidades”. r. luCiani – C. sChiCkendantz, “Introducción”, en r. luCiani –
C. sChiCkendantz (coord.), Reforma de estructuras y conversión de mentalidades.
Retos y desafíos para una Iglesia sinodal, Madrid 2020, 14.

33 “La sinodalidad denota el estilo particular que califica la vida y la misión de la
Iglesia, expresando su naturaleza de Pueblo de Dios que camina y se reúne en
asamblea, convocado por el Señor Jesús con la fuerza del Espíritu Santo para
anunciar el Evangelio. La sinodalidad debe expresarse en el modo ordinario de
vivir y trabajar de la Iglesia. La sinodalidad, desde este punto de vista, es mucho
más que la celebración de reuniones eclesiales y asambleas episcopales, o una
cuestión de simple administración interna dentro de la Iglesia; es el modus vivendi
et operandi específico de la Iglesia, Pueblo de Dios, que revela y da contenido a
su ser como comunión cuando todos sus miembros caminan juntos, se reúnen
en asamblea y participan activamente en su misión evangelizadora”. seCretaría
General del sínodo, “¿Qué es la sinodalidad?”, en https://www.synod.va/es/que-es-
el-sinodo-21-24/acerca-de.html (fecha de consulta 16.09.2022).

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Pasando a la segunda adjetivación del término
“conversión”, nos encontramos con la “conversión ecológica”.
El Nuevo Testamento utiliza el término griego μετάνοια,
“a veces traducida por penitencia, […], significa revisión,
c. [conversión], cambio radical de la mente, de la intención,
del corazón, de la conducta, de todo hombre pecador en sus
relaciones con Dios”34. Y este es precisamente el cambio que se
precisa para vivir en armonía y en comunión con todo y todos
en la casa común.

Si conversión implica un cambio profundo de actitudes,
la expresión “conversión ecológica” supone que estamos
refiriendo a una transformación honda en nuestra relación
con la Naturaleza. En este sentido lo aplica el papa Francisco
cuando solicita —primordialmente a los católicos a quienes
va dirigida la encíclica, pero también a todos los seres
humanos— un nuevo enfoque, una forma nueva de valorar
y de contemplar la naturaleza, pasando a considerarla como
algo propio, como nuestro hogar común, que tenemos que
cuidar en beneficio propio, de los demás seres humanos
—presentes y futuros— y de las demás criaturas. Fruto de
la conversión ecológica de cada uno —pues como cualquier
conversión se trata de un cambio personal—, seremos
capaces de alumbrar un nuevo concepto de progreso, que
haga compatible el bienestar humano con el florecimiento
de las demás formas de vida35.

En este proceso de conversión, el Papa Francisco invita a
darnos cuenta de “lo que le está pasando a nuestra casa” (LS
17), para “tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en
34 b. marChetti-salVatori, “Conversión”, en E. anCilli, Diccionario de espiritualidad.

Tomo I, Barcelona 19872, 482.
35 e. ChuVieCo, “La «conversión ecológica» en la Laudato Si’ y en la tradición

cristiana”, en La Albolafia: Revista de humanidades y cultura 10 (2017) 30.

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sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer
cuál es la contribución que cada uno puede aportar” (LS 19).
En el capítulo primero de la encíclica, no solo se reconoce el
daño que se está cometiendo a la naturaleza, sino la influencia
de este mal en la vida de los seres humanos, particularmente
de los más pobres. Es una degradación que no solo afecta al
mundo animal y/o vegetal, sino que alcanza al ser humano
y a las distintas sociedades que habitan nuestro planeta. La
exhortación reconoce también algunos logros en el cuidado
de la casa común. Aunque hay esperanza, es indispensable
reconocer que “el actual sistema mundial es insostenible” (LS
61).

Implica, por tanto, un “cambio de vida; dejar el
comportamiento habitual de antes para emprender otro nuevo;
prescindir de la búsqueda egoísta de uno mismo para ponerse al
servicio del Señor”36. Ha prevalecido hasta ahora un “paradigma
tecnocrático […] homogéneo y unidimensional”, que cosifica
toda realidad exterior al ser humano y cree en el falso mito del
“crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto
a economistas, financistas y tecnólogos. Supone la mentira de
la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva
a «estrujarlo» hasta el límite y más allá del límite” (LS 106).
El antropocentrismo moderno se ha erigido como baluarte
contemporáneo, olvidando el ser humano de su naturaleza
criatural. Por el contrario, conversión ecológica significa vivir
en comunión universal. “[…] siendo creados por el mismo
Padre, todos los seres del universo estamos unidos por lazos
invisibles y conformamos una especie de familia universal,
36 t. GoFFi, “Conversión”, en s. de Fiores – t. GoFFi, Nuevo diccionario de espiritualidad,

Madrid 1983, 269.

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una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado,
cariñoso y humilde” (LS 89).

Este cambio de mentalidad debe llevarnos a contemplar
con otros ojos el universo creado, con los ojos de Jesús. Él
mismo nos invita a reconocer en la hermosura de la naturaleza,
la belleza de Dios (LS 96100). Además de que “todo fue creado
por él y para él” (Col 1,16). Por ello, la actitud del creyente
y de todo ser humano debiera ser la gratitud y la gratuidad
frente a todo lo que nos rodea, sabiendo que somos parte de
una comunión mayor; pero también, se necesita creatividad y
entusiasmo para resolver los problemas del mundo (LS 220).
Estas nuevas relaciones son una invitación a procurar una
“ecología integral” (LS 137162)37, en la que nada ni nadie, ni
ningún ámbito del ser humano queda excluido, procurando un
estilo de vida libre de todo corte consumista, sobrio, humilde y
respetuoso, defensores de toda vida.

Como afirma Fernando Echarri:
Esta nueva cultura ecológica necesita una inteligencia que
desarrolle esta inteligencia espiritual ecológica que aborde
con garantías el próximo futuro de la humanidad. Saber
re-descubrir el valor de la creación como medio para la
realización –también espiritual– de la persona; encontrar
la unión intrínseca e indisoluble entre el medioambiente

37 “La novedad desde el magisterio es la estrecha relación entre la cuestión social y
la ecológica, que integra, a su vez, la diversidad cultural. Dicho en otros términos,
integrar los derechos sociales con los nuevos derechos del medio ambiente y los
derechos de las minorías culturales porque son los más pobres y las minorías
culturales los que más padecen la problemática ecológica. En palabras de la
encíclica, diríamos que «hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero
planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la
justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la
tierra como el clamor de los pobres» [49]”. J. Carrera, “Hacia una ética ecológica”,
en Cristianisme i Justicia, 202 (2017) 24.

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y el ser humano; descubrir su potencial espiritual para
meditar sobre la trascendencia de lo material a la que
apunta; desarrollar una correcta relación con él que avance
hacia el logro de la plenitud posible, son expresiones de
inteligencia espiritual que pueden facilitar, junto con la
ciencia ambiental una conservación ética de la naturaleza,
digna de la humanidad38.

3. En continuidad con el Concilio
Entre aquella conversión que se propuso el Concilio y esta

que nos propone el Papa Francisco hay mucho en común, pero
también hay notas características a cada una de ellas. No en
vano han transcurrido aproximadamente sesenta años.

Ambos reconocen que no solo es necesario tomar distancia
del mal, sino que la clave es volver a Dios. Y ello implica
“un cambio de conducta, una nueva orientación de todo el
comportamiento”39, que sería eclesial, en este caso.

En el discurso inaugural del Concilio, como hemos visto
líneas arriba, Juan XXIII propone como objetivo el diálogo
pastoral entre el “sagrado depósito de la doctrina cristiana” y “las
nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo
actual”40. Hasta ese momento la teología era básicamente una
“construcción estática, a partir de afirmaciones cristalizadas
en fórmulas abstractas, deducidas por vía de argumentación
racional, respecto a las cuales la Biblia y la Tradición aportaban
38 F. eCharri, “La inteligencia espiritual ecológica: un desafío para la educación

ambiental del futuro”, en Revista española de teología 77/3 (2017) 318.
39 J. Giblet – p. Grelot, “Penitencia, conversión”, en X. león-duFour, Vocabulario de

teología bíblica, Barcelona 198011, 672.
40 Juan XXiii, “Discurso en la solemne apertura del Concilio Vaticano II” (11.10.1962), en

https://www.vatican.va/content/john-xxiii/es/speeches/1962/documents/hf_j-xxiii_spe_
19621011_opening-council.html (fecha de consulta 16.09.2022).

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solo elementos aislados como prueba, sustraídos de toda
dimensión evolutiva”41. Era heredera de una

cultura ligada primeramente a la filosofía griega –
caracterizada por el primado de lo inmutable, esencial,
idéntico a sí mismo–, y después a la cristiandad medieval que
había fijado y consolidado aquel Orden eterno (identificado
con Dios mismo), en una forma de convivencia humana
considerada universal hasta el punto de subsistir, inmutada,
hasta el fin de los tiempos42.

Sin embargo, al final del Concilio, podemos contemplar
que los documentos conciliares “han reconocido en la historia
el «lugar» del desvelarse y del cumplimiento del Misterio, es
decir, de la autocomunicación de Dios culminada en Cristo”43.
La Iglesia como Pueblo de Dios es la que peregrina entre las
vicisitudes del mundo; es parte de él, pero también es luz y
sacramento de salvación. Gaudium et Spes entiende que para
la Iglesia “nada hay verdaderamente humano que no encuentre
eco en su corazón” (GS 1).

Por su parte, el Papa Francisco se quiere ubicar en esta
misma línea de conversión eclesial planteada anteriormente
por el Concilio. El 9 de noviembre del 2013 en Santa Marta,
señaló que “Ecclesia semper reformanda, la Iglesia siempre
tiene necesidad de renovarse porque sus miembros son
pecadores y tienen necesidad de conversión”44. Y pocos días
41 S. Xeres, op. cit., 230.
42 Ibid.
43 Ibid., 234.
44 FranCisCo, “Homilía en la Domus Sanctae Marthae. El agua que corre en la

Iglesia” (09.11.2013), en https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2013/
documents/papa-francesco_20131109_agua-iglesia.html (fecha de consulta
16.09.2022).

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más tarde, en la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium,
en continuidad tanto de Pablo VI como del mismo Concilio,
recordó el sentimiento “impaciente de renovación” que su
antecesor indicaba en la Carta encíclica Ecclesiam Suam45,
e hizo referencia al Concilio Vaticano II que “presentó la
conversión eclesial como la apertura a una permanente reforma
de sí por fidelidad a Jesucristo” (EG 26).

Además, la propuesta programática del pontífice se
enmarca en el diálogo entre la Revelación, el depositum fidei,
y el mundo contemporáneo, que anteriormente el Concilio
marcó como objetivo suyo. Esta clave pastoral, entendida en
el Concilio como un “doble diálogo”, entre “la escucha de la
novedad imprevisible del Evangelio” y la “conciencia aguda de
la enorme diversidad de sus destinarios”46, sigue siendo actual.
Como afirma J. Perea: “[…] estos cincuenta años que hemos
vivido de recepción del Concilio nos llevan a la conclusión de
que la apuesta que se hizo al asumir el principio de pastoralidad,
las decisiones que ella implicó y el cuño que imprimió sobre
el conjunto de textos son suficientemente claras como para ser
asumidas hoy y transmitidas a una nueva etapa de recepción”47.
Y es justamente en esta nueva etapa de recepción conciliar en la
que se ubica la continuidad de la conversión eclesial propuesta
por el Papa Francisco con el Concilio.
45 pablo Vi, “Carta encíclica sobre el mandato de la Iglesia en el mundo contemporáneo

Ecclesiam suam” (06.08.1964), en https://www.vatican.va/content/paul-vi/es/
encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_06081964_ecclesiam.html (fecha de consulta
16.09.2022). En adelante ES. “Brota, por tanto, un anhelo generoso y casi
impaciente de renovación, es decir, de enmienda de los defectos que denuncia y
refleja la conciencia, a modo de examen interior frente el espejo del modelo que
Cristo nos dejó de sí” (ES 4).

46 J. perea, “El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un
concilio singular”, en Gerónimo de Uztáriz 32 (2016), 20.

47 Ibid.. 21.

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En ambos momentos históricos estamos hablando propia-
mente de cambio de mentalidad y de reformas estructurales.
Como señalábamos antes, la inserción de la categoría histórica,
tanto para la mejor comprensión de la Revelación, como
para la comprensión de la Iglesia y su misión en medio de la
humanidad, en el caso del Concilio, significa una verdadera
conversión eclesial. En continuidad con el Concilio, pero ante
un nuevo contexto histórico, el Papa Francisco también propone
una conversión misionera y pastoral, con una Iglesia en salida
y dispuesta a salir herida antes que quedarse encerrada en sus
propias obsesiones y autorreferencialidades (EG 49).

[…] la exhortación apostólica Evangelii Gaudium contiene
un genuino impulso misionero que no sólo hunde sus raíces
en el acontecimiento conciliar, sino que además proyecta
para el futuro una clave inequívoca de aplicación y
recepción del Concilio con su llamada a la “transformación
misionera de la Iglesia”, según reza el título de su capítulo
primero (EG 19-49)48.

El mismo Francisco, el 8 de diciembre del 2015 con ocasión
de la apertura de la Puerta Santa en el Jubileo extraordinario
de la misericordia, recordó que también se celebraba cincuenta
años de la clausura del Concilio. Dijo que este fue “un verdadero
encuentro entre la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo
[…] Un impulso misionero, por lo tanto, que después de estas
décadas seguimos retomando con la misma fuerza y el mismo
entusiasmo”49.
48 S. madriGal, El giro eclesiológico en la recepción del Vaticano II, Santander 2017,

390.
49 FranCisCo, “Homilía en la apertura de la Puerta Santa en el Jubileo extraordinario

de la misericordia” (08.12.2015), en https://www.vatican.va/content/francesco/es/
homilies/2015/documents/papa-francesco_20151208_giubileo-omelia-apertura.
html (fecha de consulta 16.09.2022).

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Esta conversión eclesial implica, necesariamente, cambios
estructurales, para que todo esto no quede solo en buenas
intenciones. Las estructuras sostienen el “dinamismo evan
gelizador” cuando “hay una vida que las anima, las sostiene y
las juzga”. “Sin vida nueva y auténtico espíritu evangélico […]
cualquier estructura nueva se corrompe en poco tiempo” (EG
26). De hecho, señala algunas de estas estructuras eclesiales
implicadas en este necesario proceso de conversión: la parroquia
(EG 28), comunidades de diverso tipo (EG 29), Iglesias
particulares (EG 30), el obispo (EG 31), e incluso el papado
y “las estructuras centrales de la Iglesia universal” (EG 32)50.
Son actitudes fundamentales para enfrentar estos cambios, la
audacia, la creatividad y el poder caminar y discernir juntos,
dejando de lado el “cómodo criterio pastoral del «siempre se
ha hecho así»” (EG 33).

El renovado entendimiento de la Iglesia, en relación con la
Revelación, consigo misma y con el mundo, implicó grandes
cambios estructurales. Algunos son más visibles, otros quedan
más bien en el corazón de la Iglesia. Mencionamos unos pocos:
la aprobación del Missale Romanum (1969), el Código de
Derecho Canónico (1983), el Catecismo de la Iglesia Católica
(1992); la puesta en marcha del Sínodo de Obispos (1965). El
magisterio posconciliar también ayudó no solo a una mejor
comprensión del Concilio, sino a un más dinámico esfuerzo
por poner en marcha la fuerza espiritual del mismo.
50 Anteriormente Juan Pablo II hace eco de la petición de “encontrar una forma

de ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su
misión, se abra a una situación nueva” (UUS 95). Juan pablo II, “Carta encíclica
sobre el empeño ecuménico Ut unum sint” (25.05.1995), en https://www.vatican.
va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25051995_ut-
unum-sint.html (fecha de consulta 16.09.2022).

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Ahora bien, en este esfuerzo actual, el Papa Francisco es
claro al recordar que “el principio de la primacía de la gracia
debe ser un faro que alumbre permanentemente nuestras
reflexiones sobre la evangelización” (EG 112). No es posible
pensar este proyecto eclesial como fruto exclusivo de las
fuerzas humanas. Dios es quien tiene la primera palabra y la
iniciativa en este proceso de retorno a los caminos del Señor.
Es Él quien, desde siempre, ha convocado a la Iglesia como
pueblo de Dios, “de acuerdo con el gran proyecto de amor del
Padre” (EG 114). “Dios, por pura gracia, nos atrae para unirnos
a sí” (EG 112).
4. Algunas consecuencias de la reforma eclesial

La reforma iniciada por el Papa Francisco poco a poco va
calando en las mentes y corazones de los creyentes, y también
en las estructuras eclesiales que precisan renovarse. No se
trata de meros cambios externos, sino que estos tienen que ser
reflejo de una conversión interior fiel a los caminos del Señor.
Al referirse a la reforma de la Curia romana, afirma que ésta

no se lleva a cabo de ningún modo con el cambio de las
personas –que sin duda sucede y sucederá– sino con la
conversión de las personas. En realidad, no es suficiente
una «formación permanente», se necesita también y, sobre
todo, «una conversión y una purificación permanente».
Sin un «cambio de mentalidad» el esfuerzo funcional sería
inútil51.

51 FranCisCo, “Presentación de las felicitaciones navideñas de la curia romana”
(22.12.2016), en https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/
december/documents/papa-francesco_20161222_curia-romana.html#_ftnref15
(fecha de consulta 16.09.2022).

“Conversión eclesial” en el magisterio del Papa Francisco

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Mencionamos solo algunos de estos esfuerzos por procurar
la conversión eclesial y la reforma estructural, en clave misio-
nera, que el Papa Francisco ha iniciado como programática
desde el inicio de su pontificado.

Con la Constitución apostólica Episcopalis Communio52
del 15 de setiembre del 2018, el Papa Francisco se propone la
renovación del Sínodo de los Obispos. Como órgano de consulta
del papado, su renovación se enmarca en la “conversión del
papado” (EC 10), prevista en EG. Reconoce la importancia
de que el Sínodo de Obispos también sea “cauce adecuado
para la evangelización del mundo actual más que para la
autopreservación” (EC 1; EG 27). Es un órgano consultivo que
ha de estar atento al sensus fidei del pueblo de Dios (EC 7), para
lo cual se pone en actitud de “escucha de la voz de Cristo que
habla a través de todo el Pueblo de Dios, haciéndolo «infalible
in credendo»” (EC 5; EG 119). Aunque es necesario también
reconocer que la afirmación de la sinodalidad, como “caminar
juntos –laicos, pastores, Obispo de Roma– es un concepto
fácil de expresar con palabras, pero no es tan fácil ponerlo en
práctica”53, incluso más allá del Sínodo de Obispos.

El 19 de marzo del 2022 se promulgó la Constitución
apostólica Praedicate Evangelium, con la que el Papa Francisco

52 FranCisCo, “Constitución apostólica sobre el Sínodo de los obispos Episcopalis
communio” (15.09.2018), en https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_
constitutions/documents/papa-francesco_costituzione-ap_20180915_episcopalis-
communio.html (fecha de consulta 16.09.2022). En adelante EC.

53 FranCisCo, “Discursivo conclusivo de la conmemoración del 50 aniversario
de la institución del Sínodo de los Obispos” (17.10.2015), en https://www.
vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/october/documents/papa-
francesco_20151017_50-anniversario-sinodo.html (fecha de consulta
16.09.2022).

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busca la reforma de la Curia romana54. Esta reforma se inserta
en la conversión eclesial antes mencionada. La clave más
importante para comprender esta reforma es la misión de la
Iglesia: la predicación del Evangelio (Mc 16,15; Mt 10,7-8).
“La reforma no es un fin en sí misma, sino un medio para dar un
fuerte testimonio cristiano, para favorecer una evangelización
más eficaz, para promover un espíritu ecuménico más fecundo
y para alentar un diálogo más constructivo con todos” (PE
12). Justamente el título de esta Constitución nos lo pone en
claro desde el inicio, y lo sitúa concretamente en la línea de
la “conversión misionera y pastoral” (PE 2; II,3) que el sumo
Pontífice antes propusiera con carácter programático en la
Exhortación Evangelii Gaudium. Pero también recuerda que
la misión está íntimamente unida al misterio de la comunión,
puesto que “la misión es precisamente la de «dar a conocer
a todos y llevarles a vivir la nueva comunión que en el Hijo
de Dios hecho hombre ha entrado en la historia del mundo»”
(PE 4). Ahora bien, “esta vida de comunión da a la Iglesia
el rostro de la sinodalidad” (PE 4). Es por ello que ahora
cualquier bautizado, por ser discípulo-misionero y en virtud del
sacramento recibido, puede presidir cualquier instancia curial,
ya que la evangelización es responsabilidad de todos. En este
sentido se reconoce el aporte de los laicos en la misión de la
Iglesia (cf. PE 10; II,5). De igual manera, la espiritualidad que
se ha de cultivar en este proceso es la del Buen Samaritano,

54 FranCisCo, “Constitución apostólica sobre la Curia romana y su servicio a la Iglesia
en el mundo Praedicate Evangelium” (19.03.2022), en https://www.vatican.va/
content/francesco/es/apost_constitutions/documents/20220319-costituzione-ap-
praedicate-evangelium.html#Dicasterio_para_la_Promoci%C3%B3n (fecha de
consulta 16.09.2022). En adelante PE.

“Conversión eclesial” en el magisterio del Papa Francisco

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que es la vocación de servicio a todos (cf. PE 11)55. En este
sentido la Curia es, de forma especial, órgano asesor del Sumo
Pontífice. No es un estamento intermedio entre el Papa y los
Obispos, sino que ha de animar a todos. Esta reforma también
promueve una sana “descentralización” promoviendo las sedes
episcopales y las conferencias nacionales y regionales en lo
que sea de su competencia (cf. PE II,1.2).

De forma escueta mencionamos también la reforma de los
estudios eclesiásticos, a través de la Constitución apostólica
Veritatis Gaudium del 27 de diciembre del 201756. Esta
renovación se enmarca en “el contexto de la nueva etapa de
la misión de la Iglesia, caracterizada por el testimonio de la
alegría que brota del encuentro con Jesús y del anuncio de su
Evangelio” (VG 1), tal como se propuso programáticamente en la
Evangelii Gaudium. En continuidad con el Concilio se propone
“superar este divorcio entre teología y pastoral, entre fe y vida”
(VG 2). Es el momento para que los estudios eclesiásticos,
enriquecidos por el magisterio pontificio, particularmente el
magisterio social de la Iglesia, “reciban esa renovación sabia y
valiente que se requiere para una transformación misionera de
una Iglesia «en salida»” (VG 3).

55 “La historia antigua del samaritano fue el paradigma de la espiritualidad del
Concilio”. pABlO vI, “Alocución en la última sesión pública del del Concilio
ecuménico Vaticano II” (07.12.1965), en https://www.vatican.va/content/paul-vi/it/
speeches/1965/documents/hf_p-vi_spe_19651207_epilogo-concilio.html (fecha
de consulta 16.09.2022).

56 FranCisCo, “Constitución apostólica sobre las universidades y facultades ecle-
siásticas Veritatis Gaudium” (27.12.2017), en https://www.vatican.va/content/
francesco/es/apost_constitutions/documents/papa-francesco_costituzione-
ap_20171208_veritatis-gaudium.html#_ftnref4 (fecha de consulta 16.09.2022).
En adelante VG.

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Un último ejemplo de las consecuencias de la conversión
eclesial propuesta por Francisco es sin lugar a dudas la primera
Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, inaugurada
el 24 de enero de 2021 y con largos meses dedicados a la
escucha del Pueblo de Dios. Culminó con una semana de
encuentro presencial, complementado por participación virtual,
del 21 al 28 de noviembre de 2021 en la ciudad de México. A
modo de evaluación, Card. Pedro Barreto y Mauricio López
afirman que en la intuición de este acontecimiento se veía que
“era imperante seguir tejiendo una ruta sinodal en camino de
la consolidación de una verdadera Eclesiología del Pueblo
de Dios, al modo de la Constitución Dogmática del Concilio
Vaticano II, la Lumen Gentium. Es decir, era un llamado
a seguir por los caminos trazados hace casi 60 años para la
conversión de nuestra Iglesia”57. Este acontecimiento eclesial
americano se ubica no solo en la línea de conversión iniciada
por el Concilio, sino también en la ruta de renovación eclesial
trazada por el Papa Francisco. Este objetivo significó, entre
otras acciones, procurar la participación de todos los creyentes
de este continente: laicos, consagrados, sacerdotes, obispos,
etc. Tal como lo aconsejó el Papa, tuvo como ejes la escucha, el
diálogo y el discernimiento, particularmente de los más pobres
y olvidados, y el discernimiento que llegue al “desborde”
creativo y pastoral58.
57 p. barreto – m. lópez, “La primera Asamblea Eclesial de América Latina y

el Caribe” (04.02.2022), en https://www.laciviltacattolica.es/2022/02/04/la-
primera-asamblea-eclesial-de-america-latina-y-el-caribe/#:~:text=La%20
Primera%20Asamblea%20Eclesial%20es,m%C3%A1s%20fuerza%20su%20
misi%C3%B3n%20salv%C3%ADfica (fecha de consulta 16.09.2022).

58 Cf. FranCisCo, “Mensaje a los participantes en la Asamblea Eclesial de América
Latina y el Caribe” (21-28.11.2021), en https://www.vatican.va/content/francesco/
es/messages/pont-messages/2021/documents/20211015-messaggio-ass-caribe.
html (fecha de consulta 16.09.2022).

“Conversión eclesial” en el magisterio del Papa Francisco

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Conclusiones

1. El Concilio Vaticano II, para conseguir el aggiornamento
(actualización o puesta al día) de la Iglesia que se propuso,
invita y anima a la “renovación” de la Iglesia. Esta renovación
significa una auténtica “conversión” de la misma. Marca
el camino para una mayor y más auténtica fidelidad al
Señor que le llama. Este itinerario está caracterizado por
una visión positiva de la historia, en diálogo pastoral con
la doctrina eclesial, con actitudes de misericordia ante los
errores y procurando la unidad entre todos. Recupera la
eclesiología de comunión del primer milenio. Es por esto
que encontramos dos constituciones que reflexionan sobre
la Iglesia. La constitución dogmática Lumen Gentium
reconoce la identidad de la Esposa de Cristo como luz
para los pueblos y como sacramento de salvación para el
mundo, mientras la constitución pastoral Gaudium et Spes
reflexiona sobre su misión en el tiempo actual. Esta nueva
comprensión de la Iglesia marca el camino de renovación y
conversión de la Iglesia.

2. Señalamos tres notas características como las más
resaltantes que hacen del término “conversión” un uso
propio en el magisterio del papa Francisco. El primero es
el sujeto comunitario de la acción que es la Iglesia toda
y no solo la suma de individualidades. El segundo es la
plena apropiación que hace el magisterio del concepto de
“conversión”, incluso cuando este se refiere al individuo,
en el significado de la “conversión eclesial”. El tercero es la
adjetivación, puesto que esta va a colorear con matiz propio
este tiempo de renovación. Conversión misionera y pastoral

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van de la mano y subrayan, en primer lugar, la identidad
misionera de la Iglesia, descrita como “Iglesia en salida”,
particularmente hacia las “periferias de la existencia” y,
en segundo lugar, la pastoral en conversión, con la que
se invita a renovar toda estructura que sea necesaria para
que esta identidad misionera quede muy bien señalada.
La conversión ecológica implica un verdadero cambio de
mentalidad y de corazón. Significa dejar de considerar a
la naturaleza como una fuente inagotable de recursos,
mentalidad propia de un antropocentrismo idolátrico, para
empezar a considerarnos parte de ella, en comunión y en
relación. Nuestra mirada tendría que ser incluso contem-
plativa, para descubrir en ella la mano del creador. Y
nuestras actitudes debieran dejar de lado el consumismo, y
estar marcadas por la gratitud y el agradecimiento, junto a
la práctica de la austeridad y la solidaridad.

3. El Papa Francisco retoma expresamente este camino
señalado por el Concilio. Lo llama “conversión eclesial”
y asume su continuidad. Así como el Papa Juan XXIII
propuso un diálogo pastoral entre el mundo y la fe, así
también lo hace el Papa Francisco, en un contexto más
contemporáneo. La diferencia temporal hace que cada cual
tenga sus propias notas características. No se pretende solo
el cambio de individuos, sino de toda la Iglesia, como sujeto
propio de esta conversión. Ella está llamada a expresar
este cambio de corazón y de mente incluso con cambios
estructurales, cuando las estructuras ya no sean capaces
de manifestar la naturaleza misionera del pueblo de Dios.
Sin embargo, el magisterio pontificio también es claro en
reconocer que la primacía la tiene la gracia de Dios, que

“Conversión eclesial” en el magisterio del Papa Francisco

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es la que con-voca a su pueblo a volver, una y otra vez, en
fidelidad a su llamado.

4. El camino programático iniciado por Francisco implica
reformas estructurales que poco a poco van concretizando
la conversión eclesial propuesta a inicios de su pontificado.
El impulso renovado dado al Sínodo de obispos, la
reforma de la Curia vaticana, la renovación de los estudios
eclesiásticos, la primera Asamblea Eclesial para América
Latina y el Caribe y el próximo Sínodo sobre la sinodalidad,
son algunos pasos para llevar a cabo los objetivos antes
mencionados. En ellos constatamos que el objetivo central
es la fidelidad a la naturaleza misionera de la Iglesia, que
se ha de manifestar en la conversión pastoral con rostro
sinodal.

5. Reconocemos que el término “conversión” en el magisterio
pontificio tiene notas características que, sin ser ninguna
innovación teológica, hacen que, en su totalidad, su aporte
sea propio e incluso novedoso.

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