Osvaldo Robles Segovia
yachay Año 39, nº 76, 2022, p. 203-225
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BY NC
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DOI: 10.35319/yachay.20227650
La pasión en el Evangelio de Marcos (Mc 15,33-39):
el sentido del sufrimiento de Jesús1 y del cristiano
The Passion in Mark’s Gospel (Mk 15:33-39):
the meaning of the suffering of Jesus and of
Christians
Osvaldo Robles Segovia2
Resumen
La Pasión de Cristo en el Evangelio de Marcos muestra a un Jesús
que sufre, e injustamente. El evangelista presenta a un Jesús sufriente,
pero muy entregado a las manos de su Padre. El sufrimiento, el dolor
y la muerte son parte de nuestra existencia, y asumir estas realidades
nos invita a verlas tal como lo hizo Jesús, es decir, de un modo
diferente. Jesús es el Hijo de Dios. Él nos revela el camino frente a
situaciones concretas de vida como son estas vivencias inherentes al
ser humano.
Palabras claves
Jesucristo – Pasión – Sufrimiento – Justo – Hijo de Dios
1 El título y el tema de este artículo fue inspirado en la siguiente publicación: D.
Dormeyer, “Der Sinn des Leidens Jesu”, en SBS 96 (1979) 7-112.
2 Fraile dominico. Licenciado en Teología Bíblica; estudió en la Universidad
Católica Santa María de los Buenos Aires, Argentina, y en la Eberhard Karls
Universität, Tübingen, Alemania. Docente de la Facultad de Teología San Pablo,
Universidad Católica Boliviana. Email: oroblesop@yahoo.com.ar; ORCID: https://
orcid.org/0000-0001-5139-2487.
La pasión en el Evangelio de Marcos: el sentido del sufrimiento
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Abstract
The Passion of Christ in Mark’s Gospel shows a Jesus who suffers,
and unjustly so. The evangelist presents a suffering Jesus, but one
who is very much given over into the hands of his Father. Suffering,
pain and death are part of our existence, and coming to terms with
these realities invites us to see them as Jesus did, that is, in a different
way. Jesus is the Son of God, who reveals to us the way in the face
of concrete life situations such as these inherent human experiences.
Key words
Jesus Christ – Passion – suffering – Just – Son of God
Introducción
En el año 2004, aparece en el mundo cinematográfico la
película The Passion of the Christ, dirigida por el conocido
actor y director de cine Mel Gibson. El filme narra la Pasión
de Cristo y está basado en los Evangelios canónicos, asimismo
en algunos textos devocionales como el de Anna Katharina
Emmerick3. Para algunos que vieron dicha obra cinematográfica,
en la película se destaca demasiado el dolor, el sufrimiento de
Jesús. ¡Hay mucha sangre y mucho dolor! El autor y director
Gibson sostuvo que esa era su intención. Es decir, tratar de
mostrar al mundo el dolor y el sufrimiento profundo en la
Pasión de Jesucristo. Como el director de la obra The Passion
of the Christ, así también el autor del Evangelio de Marcos
tiene una determinada intención en el momento de representar
lo sucedido con Jesús de Nazareth en su muerte. El Evangelista
3 Anna Katharina Emmerick fue mística alemana, nacida el 08.09.1774 en Coesfeld
y fallecida el 09.02.1824 en Dülmen. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II
en el año 2004. Cf. C. enGlinG, Unbequem und ungewöhnlich. Anna Katharina
Emmerick: historisch und theologisch neu entdeckt, Würzburg 2005.
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usa un motivo teológico para mostrar a un hombre bueno, justo
(El Mesías), pero que ahora está sufriendo en la cruz.
El sufrimiento, el dolor y la muerte son realidades que
cada día están en la vida del ser humano. ¡Son realidades
ineludibles! También Jesús las experimentó. Por eso, aparece
en el Evangelio un Jesús en el momento de su muerte con un
grito desesperado. Dejando ver que frente a él hay una realidad
palpable. Es un hombre que sufre y ve venir los últimos minutos
de su vida. Aún allí, Jesús da prueba de su abandono total en
las manos de Dios: “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has
abandonado?” (Mc 15,33; Sal 22,1). La grandeza de un hombre
justo, pero que también sufre en este mundo real, es reconocida
en las palabras del centurión, el cual profesa que es “Hijo de
Dios”. El autor del Evangelio quiere dejar claro la figura de
Jesús como “Hijo de Dios” desde el inicio de todo su Evangelio
(Mc 1,1). Así pues, la fe en Cristo hace que aquel que cree vea
de otro modo las realidades aludidas anteriormente. Es decir,
ellas no son el fin, sino una oportunidad, un puente para algo
superior.
1. La Pasión en el Evangelio de Marcos (Mc 15,33-39)
Al iniciar este punto, conviene destacar los marcos
contextuales de la perícopa a investigar. Se trata del contexto
anterior y posterior de la misma (pre y post texto). Así se
delimitará el texto de la Pasión dentro de una sección en el
Evangelio según san Marcos.
1.1. Marcos contextuales de la Pasión en Marcos
En Mc 15,29-32, se lee en primer lugar el ultraje y los
insultos que le hacían a Jesús: “¡Eh, tú!, que destruyes el
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Santuario y lo levantas en tres días ¡Sálvate a ti mismo bajando
de la cruz!” (Mc 15,29). Al detalle histórico, el autor le da
expresividad con las referencias como eco a Lm 2,15; Sal 22,8;
2R 19,21; Jb 16,54. En segundo lugar, están las palabras de burla
de los sumos sacerdotes y los escribas. Ellos dicen: “¡El Cristo,
el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos
y creamos” (Mc 15,32). Ellos no dicen “el Rey de los judíos”,
sino “el Cristo, el Rey de Israel”. Por tanto, para Marcos, Jesús
no es insultado como un soberano de la tierra, sino como Cristo,
como Mesías5. Estos versículos se constituyen en el pre-texto.
En Mc 15,40-41 hay un cambio de escenario respecto a
la Pasión. Aparecen mujeres mirando desde lejos. A ellas se
las identifica por sus nombres: “María Magdalena, María la
madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé” (Mc 15,40).
Ellas servían y seguían a Jesús cuando este estaba en Galilea
(Mc 15,41)6. Además, el texto alude a muchas otras mujeres.
El conjunto de estos versículos se constituye en el contexto
posterior.
1.2. Presentación del texto: Mc 15,33-39
Antes de pasar a la estructura de este pasaje tomado del
Evangelio de Marcos, es conveniente aquí traer a colación el
texto en su versión griega del Novum Testamentum Graece7.
4 Cf. s. Carrillo, El Evangelio según San Marcos, Pamplona 2008, 259. Para un
informe más detallado sobre la construcción literaria de todo el relato de la Pasión
en los Evangelios, sobre todo en Marcos, se puede consultar: w. reinbold, Der
älteste Bericht über den Tod Jesu. Literarische Analyse und historische Kritik der
Passionsdarstellungen der Evangelien, Berlin 1994.
5 Cf. s. Carrillo, El Evangelio según San Marcos, 259.
6 Ibid., 263-264.
7 Cf. e. nestlé – k. aland, Novum Testamentum Graece, Stuttgart 2012.
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Asimismo, es orientador presentar una traducción castellana8 y
ajustes propios, organizados de modo colométrico9.
Mc 15,33-39
33a. Καὶ γενομένης ὥρας ἕκτης
b. σκότος ἐγένετο ἐφ’ ὅλην τὴν γῆν ἕως
ὥρας ἐνάτης.
34a. καὶ τῇ ἐνάτῃ ὥρᾳ ἐβόησεν ὁ
Ἰησοῦς φωνῇ μεγάλῃ·
b. ελωι ελωι λεμα σαβαχθανι ;
c. ὅ ἐστιν μεθερμηνευόμενον·
d. ὁ θεός μου ὁ θεός μου , εἰς τί
ἐγκατέλιπές με ;
35a. καί τινες τῶν παρεστηκότων
ἀκούσαντες ἔλεγον·
b. ἴδε Ἠλίαν φωνεῖ.
36a. δραμὼν δέ τις [καὶ] γεμίσας
σπόγγον ὄξους περιθεὶς καλάμῳ
ἐπότιζεν αὐτὸν λέγων·
b. ἄφετε ἴδωμεν εἰ ἔρχεται Ἠλίας
καθελεῖν αὐτόν.
37a. ὁ δὲ Ἰησοῦς ἀφεὶς φωνὴν μεγάλην
ἐξέπνευσεν.
38a. Καὶ τὸ καταπέτασμα τοῦ ναοῦ
ἐσχίσθη εἰς δύο ἀπ’ ἄνωθεν ἕως κάτω.
39a. Ἰδὼν δὲ ὁ κεντυρίων ὁ παρεστηκὼς
ἐξ ἐναντίας αὐτοῦ ὅτι οὕτως ἐξέπνευσεν
εἶπεν·
b. ἀληθῶς οὗτος ὁ ἄνθρωπος υἱὸς θεοῦ
ἦν.
33a. Y llegada la hora sexta,
b. hubo oscuridad sobre toda la tierra
hasta la hora nona.
34a. Y a la hora nona gritó Jesús con
fuerte voz:
b. = «Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?»,
c. - que quiere decir - =
d. «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me
has abandonado?» =
35a. Y al oír esto algunos de los
presentes decían:
b. «Mira, llama a Elías.»
36a. Entonces y uno fue corriendo a
empapar una esponja en vinagre y,
sujetándola a una caña, le ofrecía de
beber, diciendo:
b. «Dejad, vamos a ver si viene Elías a
descolgarle.»
37a. Pero Jesús lanzando un fuerte
grito, expiró.
38a. Y el velo del Santuario se rasgó en
dos, de arriba abajo.
39a. Entonces, al ver el centurión, que
estaba frente a él, que había expirado de
esa manera, dijo:
b. «Verdaderamente este hombre era
Hijo de Dios.»
8 La traducción está tomada de la Biblia de Jerusalén y los arreglos al texto son
propios. Cf. biblia de Jerusalén, nueva edición totalmente revisada, Desclée de
Brouwer, Bilbao 2009.
9 Un libro importante para seguir las normas de la colometría es h. sChweizer,
Biblische Texte verstehen. Arbeitsbuch zur Hermeneutik und Methodik der
Bibelinterpretation, Stuttgart 1986.
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1.2.1. Estructura de la perícopa
Observando los detalles del cuadro anterior, de forma
general en esta perícopa se pueden destacar tres secciones:
a) Mc 15,33. En este versículo se acentúa la indicación a
un momento preciso ὥρας ἕκτης (hora sexta) y el detalle
sobre la obscuridad en la tierra;
b) Mc 15,34-36. Estos versículos comienzan nuevamente
con la alusión a un momento conciso ἐνάτῃ ὥρᾳ (hora
nona) y abarcan el grito de Jesús: ὁ θεός μου ὁ θεός μου,
εἰς τί ἐγκατέλιπές με (¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me
has abandonado?) (Mc 15,34d). Esta acción de gritar de
parte de Jesús provoca dos tipos de reacciones: la primera
es lo que dicen τινες (algunos), la segunda lo que hace
τις (uno). Se trata, por tanto, de dos actores distintos en
el pasaje;
c) Mc 15,37-39. En esta sección se habla sobre la muerte de
Jesús y la rasgadura del velo del Santuario. Este apartado
culmina con la afirmación sobresaliente del centurión:
ἀληθῶς οὗτος ὁ ἄνθρωπος υἱὸς θεοῦ ἦν (Verdaderamente
este hombre era Hijo de Dios) (Mc 15,39b)10.
En la segunda (Mc 15,34-36) y en la tercera sección (Mc
15,3739) hay claramente detalles muy significativos. Se trata,
en primer lugar, de la alusión a Jesús como sujeto principal
de la oración (Mc 15,34a y 15,37a), y en segundo lugar se
encuentra una escena burlesca (Mc 15,36a-b). Estas dos partes
unidas (Mc 15,34-39) culminan con tres cortos discursos
10 Cf. r. pesCh, Das Markusevangelium, T. II, Freiburg – Basel – Wien 1977, 492.
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directos (Mc 15,34d; 15,37a; 15,38b). En los dos primeros
casos estos discursos son acentuados con la indicación φωνῇ
μεγάλῃ (fuerte voz) (Mc 15,34a y 15,37a). El último de los
casos trata de las palabras del centurión (Mc 15,39b)11.
En resumen, la perícopa quedaría estructurada gráficamente
de la siguiente manera12:
Parte I: Mc 15,33
Parte II: Mc 15,34-36
Parte III: Mc 15,37-39
Una vez destacadas las partes principales de la perícopa,
ahora es conveniente exponer los detalles principales de cada
una. Por eso, se hará un acercamiento exegético a cada una de
ellas, tal como sigue.
1.2.2. Exégesis de las tres partes principales
a) Parte I (Mc 15,33): El relato destaca que a la hora sexta
(mediodía) hubo σκότος (oscuridad). Esta indicación temporal
abarca hasta la hora nona (tres de la tarde)13. Dicha particularidad
es propia en los relatos de las muertes de grandes personajes.
Veamos este ejemplo sobre la muerte de César, en Virgilio:
11 Cf. ibid.
12 La estructura acá presentada nace del análisis anterior y ella es una propuesta
del autor del artículo.
13 Cf. F. pérez herrero, “Mc 15,33-39: muerte de Jesús y revelación de Dios”, en
Burgense 40 (1999) 369-399.
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Él, muerto César, se apiadó de
Roma;
veló entre sombras su fulgente
coma;
y la generación aquella impía
creyó que para siempre
anochecía14.
Ille etiam exstincto
miseratus Caesare Roman
Cum caput obscura nitidum
ferrugine texit
Impiaque aeternam
timuerunt saecula noctem.
Con esta indicación, el evangelista Marcos experimenta
al parecer un fenómeno sobrenatural cuando se refiere a
la obscuridad. La obscuridad nos transporta a la tradición
proféticaapocalíptica, la cual significa presagio del final y
catástrofe del juicio: “Sucederá aquel día –oráculo del Señor
Yahvéh– que yo haré ponerse el sol a mediodía, y en plena luz
del día cubriré la tierra de tinieblas” (Am 8,9)15. El sufrimiento
y la muerte de Jesús en la cruz conllevan un profundo mensaje
religioso. Esto es, cuando el Mesías muere, todo se estremece.
Se trata, por tanto, de un reclamo del cosmos al crimen injusto
que se está cometiendo16. Finalmente, sobre el significado
de la obscuridad, Carrillo subraya: “Más aún, esa oscuridad
simboliza el mundo antiguo, el mundo del pecado. Ese
mundo está destinado a terminar con la muerte del Señor, y
en su lugar surgirá un mundo nuevo, un mundo luminoso, un
mundo redimido gracias a la muerte redentora de Jesús”17. De
14 Cf. VirGilio, Geórgicas I, 463ss, Lima 1867.
15 Es importante subrayar que el “Día de Yahvéh” (Am 5,18) llevará consigo señales
cósmicas: terremotos (Am 8,8; Is 2,10; Jr 4,24). Asimismo, llevará consigo
eclipses de sol (Am 8,9; Jr 4,23).
16 Cf. s. Carrillo, El Evangelio según San Marcos, 260.
17 Ibid.
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este modo, el texto indica que por encima de todo está la obra
redentora de Jesús. ¡Ello es más importante!
b) Parte II (Mc 15,34-36): Esta parte inicia con la
indicación al tiempo ἐνάτῃ ὥρᾳ (hora nona) y φωνῇ μεγάλῃ
(fuerte voz). Jesús grita: ελωι ελωι λεμα σαβαχθανι (Eloí, Eloí,
¿lema sabactaní?) Esto es una transcripción del original arameo
hebraizado. Esta frase es una cita tomada del Sal 22,1: “¡Dios
mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?”18. Esta es la única
frase del Crucificado recogida por el evangelista Marcos19. Ella
fue pronunciada a la hora nona y es cuando muere Jesús. La
pregunta que surge entre los exégetas en el momento del análisis
de este pasaje es: ¿Muere Jesús en la desesperación?20. Para
responder a esta pregunta, resulta necesario decir una palabra
sobre el Sal 2221. El texto citado no indica que Jesús lo hubiese
recitado en su totalidad en el momento de su muerte. Pues, el
texto en general es al mismo tiempo un canto de lamento y de
acción de gracias (Sal 22,23ss): “Pero la redención anunciada
en el canto de acción de gracias del salmo (v.23ss) atestigua que
la resurrección creída por la comunidad fue el presupuesto para
que se describiera la pasión de Jesús con la ayuda del salmo
18 Sobre el problema que conlleva la traducción del arameo al hebreo de esta frase,
cf. V. taylor, Evangelio según San Marcos, Madrid 1980, 719.
19 En Mt 27,48, las palabras de Jesús se parecen bastante a las de Mc 15,34. En Lc
23,46, cambian las palabras de Jesús por: “Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu”. Mientras que en Jn 19,28, Jesús dice en primer lugar “Tengo sed”, y en
Jn 19,30: “Queda terminado”.
20 Cf. J. Gnilka, El Evangelio según San Marcos, Vol. II, Salamanca 1997, 376-377.
21 m. Fander, “Mein Gott, mein Gott, warum hast du mich verlassen? (Mark 15:34)”,
en e. moltmann – r. kirChhoFF (eds.), Christologie im Lebensbezug, Göttingen
2005, 120-122. También se puede consultar el siguiente libro: r. brown, La
muerte del Mesías. Desde Getsemaní hasta el Sepulcro, T.II., Estella (Navarra)
2006.
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[...]”22. Con esta referencia no se quiere quitar el sentimiento
de abandono de Jesús en un momento como este, sino que el
Crucificado, al sentirse abandonado por los hombres, tuvo que
aferrarse a Dios: “A pesar de sentirse abandonado por Dios, le
dirige a él su oración de lamento. Con ello da a entender que
no se aleja de Dios”23. Por tanto, la singularidad de este Salmo
en el momento de la crucifixión es que Dios nunca abandona
al que ora, tal como aparece en otros Salmos24. En palabras de
Carrillo, lo anterior se puede resumir de la siguiente manera:
El grito de Jesús crucificado no es de desesperación, como
dicen algunos, pues él nunca pudo perder la confianza
en su Padre; pero sí es el sentimiento de un desamparo
indescriptible. Jesús, que venía a quitar el pecado del
mundo, se siente abrumado por ese enorme pecado y
experimenta que su mismo Dios lo ha abandonado y lo ha
dejado en manos de los pecadores, [...], y se siente solo (cf.
Jn 1,29; 2 Cor 5,21; Heb 2,17)25.
Los τινες (algunos) confunden el grito de Jesús (Mc 15,35ab).
En lugar de ελωι (eloi) escuchan “Elías”. Esto es imposible
bien sea acústica como filológicamente. Esta confusión, al
parecer voluntaria, tiene su razón a partir del ámbito judío, ya
que está bien documentado en la tradición judía el hecho de
invocar a Elías en el momento de apuros en la vida26. En el
momento de oír a Jesús, τις (uno) corre e intenta darle de beber
22 J. Gnilka, El Evangelio según San Marcos, 377.
23 Ibid.
24 Cf. Sal 9,11; 16,10; 27,9; 37,28.33; 38,22; 71,9.11.18; 94,14; 119,8. En todos
estos lugares de los Salmos se pide a Dios que no abandone, lo cual no es igual
a afirmar que Él ha abandonado.
25 s. Carrillo, El Evangelio según San Marcos, 261.
26 Cf. J. Jeremias, “Ἠλ(ε)ίας”, en G. kittel (ed.), Theologisches Wörterbuch zum
Neuen Testament, Band II, Stuttgart 1965, 932-933.
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vinagre (Mc 15,36a)27. Por lo dicho en la perícopa anterior,
este “uno” puede ser un soldado romano: “Los soldados le
llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda
la cohorte” (Mc 15,16). Sin embargo, por el comentario a las
palabras del Crucificado, esta persona pudo haber sido alguien
del pueblo de Jesús. Con estos detalles, se puede vislumbrar la
elaboración de una escena28. Pues, además, ello hace referencia
al Sal 69,22: “Veneno me han dado por comida, en mi sed me
han abrevado con vinagre”. En este sentido, vale también el
comentario que hace Gnilka: “Cuando el hombre dice que hay
que esperar a ver si Elías baja a rescatar a Jesús, está haciendo
suya la esperanza judía relacionada con Elías”29. La cuestión
sobre quién pronuncia las palabras “Dejad, vamos a ver si
viene Elías a descolgarle” (Mc 15,36b) queda abierta aún entre
los estudiosos del tema30.
c) Parte III (Mc 15,37-39): Esta sección inicia con la
alusión a Jesús: Ἰησοῦς ἀφεὶς φωνὴν μεγάλην ἐξέπνευσεν
(Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró) (Mc 15,37a). La
mención al grito fuerte, en comparación con lo anterior (Mc
15,34a), es distinta, ya que aquí se recoge las palabras de Jesús:
ὁ θεός μου ὁ θεός μου , εἰς τί ἐγκατέλιπές με (¡Dios mío, Dios
mío! ¿Por qué me has abandonado?), mientras que en Mc
15,37a no se dice nada. El versículo 37 describe una muerte
27 “Uno de ellos corre, empapa una esponja con vinagre, la coloca en una caña y
se la da a beber. No es vinagre auténtico, sino una bebida llamada “posca” que
tomaban los campesinos y soldados para calmar la sed”. s. Carrillo, El Evangelio
según San Marcos, 261.
28 Cf. J. Gnilka, El Evangelio según San Marcos, 378.
29 Ibid.
30 Cf. V. taylor, Evangelio según San Marcos, 721. Para Taylor queda abierta la
cuestión de quien pronunció las palabras: “Dejad, vamos a ver si viene Elías a
descolgarlo”.
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violenta, pero rápida. Para hablar de la muerte de Jesús, el texto
usa el verbo ἐξέπνευσεν (expiró), el cual se puede traducir
también como “en el lecho de muerte, el alma abandonó el
cuerpo”31. Llama la atención la muerte súbita de Jesús, pues
los crucificados solían morir con más agotamiento32. Afirmar
que este grito sea uno de auxilio del justo o que se tratase del
grito del demonio de la muerte, o un grito de triunfo como
llamada de juicio, o como señal apocalíptica del final, resulta
demasiado problemático para su interpretación33. Lo más
acertado es sostener que se trata simplemente del anuncio al
mundo de la muerte de Jesús. El grito de Jesús, junto al verbo
“expirar o abandono del espíritu” tiene su determinado peso
cuando se habla de portador del Espíritu divino (Mc 1,26; 5,7).
Esto se ve también en los profetas, quienes son movidos por el
Espíritu de Dios (Lc 1,42).
La mención al rasgado del velo en el Santuario (Mc 15,38a)
es presentado como un signo a consecuencia de la muerte de
Jesús. Es muy llamativo el hecho de subrayar que el velo se
rasga en dos, de arriba hacia abajo. La interpretación de este
signo es discutida aún hasta hoy en día. El rasgarse el velo
está expuesto a dos interpretaciones. La primera se refiere a
la pérdida de sentido del templo y su culto, es decir que, por
la muerte de Jesús, esta realidad ha llegado a su fin y a su
destrucción. La segunda se referiría a la función del velo en
el templo. Dicha función era de velar la aparición del Señor e
impedir la visión de la desvelada majestad divina (Ex 35,12;
31 Cf. e. sChweizer, “έκπνεω”, en G. kittel (edit.), Theologisches Wörterbuch zum
Neuen Testament, Band VI, Stuttgart 1965, 451.
32 Cf. V. taylor, Evangelio según San Marcos, 722.
33 Cf. J. Gnilka, El Evangelio según San Marcos, 378-379. Sobre la explicación de
cada una de las posibilidades de interpretación, es importante consultar r. pesCh,
Das Markusevangelium, 496.
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30,6; 40,3; 40,21; Nm 4,5). De modo que la desaparición de
Jesús sería entendida como una apertura del acceso a Dios para
los no sacerdotes, los gentiles, asimismo como la manifestación
de la majestuosidad divina a todos34. En resumen, se podría
afirmar que el simbolismo es importante y el significado del
rasgarse el velo del templo indica que, mediante la muerte de
Jesús, el acceso a Dios se ha abierto a toda la humanidad. Es
decir, se ha iniciado una nueva era religiosa universal, la cual
no tiene exclusividad en ningún pueblo o etnia35.
Lo anterior completa su sentido con Mc 15,39a, donde se
destaca, en primer lugar, la actitud del κεντυρίων (centurión)36.
Sobre el centurión se especifica con exactitud el lugar donde se
halla, es decir junto a la cruz: ὁ παρεστηκὼς ἐξ ἐναντίας αὐτοῦ
(el que estaba en pie, frente a él) (Mc 15,39a). Este personaje
estaba cumpliendo su deber frente a la cruz. Al parecer, lo que
le llamó la atención fue el espectáculo de la muerte y el fuerte
grito de Jesús, que como da testimonio el texto, acababa de
expirar: ἐξέπνευσεν. En segundo lugar, hay que denotar las
palabras del centurión: ἀληθῶς οὗτος ὁ ἄνθρωπος υἱὸς θεοῦ
ἦν (“verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”) (Mc
15,39b). Él identifica a Jesús, frente al cual él se halla, como
el “Hijo de Dios”. Se trata, al parecer, como el único que
interpreta muy bien el grito y el sufrimiento de Jesús. La forma
de ver es diferente al de todos los demás37. De este modo, él se
34 Cf. J. Gnilka, El Evangelio según San Marcos, 379-380.
35 Cf. S. Carrillo, El Evangelio según San Marcos, 262.
36 Cf. V. taylor, Evangelio según San Marcos, 723. Este autor aclara sobre el
concepto: “[...] es un latinismo (centurio) que también aparece en el Evangelio de
Pedro 8ss y en los papiros [...]”.
37 Cf. a. y. Collins, “Mark and his Readers: The Son of God among Greeks and Romans”,
en HarvThelRev 93 (2000) 85-100; También: s. e. Johnson, “Mark 15,39 and the So-
called Confession of the Roman Centurion”, en Biblica 81 (2000) 406-413.
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convierte en el primer testigo de la filiación divina en Jesús38.
Esto según la interpretación que hace el evangelista Marcos.
El reconocimiento de la grandeza de una persona como hijo de
Dios era común en la literatura de aquella época. Un ejemplo
encontramos en el siguiente texto de Plutarco (aprox. 46-120
d.C.), quien escribe sobre Cleómenes:
Al cabo de pocos días, los que guardaban el cuerpo de
Cleómenes en cruz, vieron un dragón de bastante magnitud
enroscado en su cabeza, y que le cubría el rostro en
términos de no poder acercarse ninguna ave a comer sus
carnes, de resulta de lo cual se apoderó del ánimo del rey
cierta superstición y miedo, que dio ocasión a las mujeres
para diferentes expiaciones, dándose a entender que
habían muerto a un hombre amado de los dioses y de una
naturaleza superior; los de Alejandría dieron en concurrir a
aquel lugar, invocando a Cleómenes como héroe e hijo de
los dioses, hasta que otros tenidos por más inteligentes los
retrajeron de esta opinión [...]39.
Este horizonte de comprensión sobre la grandeza del
personaje en este versículo invita a confrontar también las
menciones en el libro de la Sabiduría (Sab 2,12-20; 5,1-7) y en
el profeta Isaías (Is 52,1315). Con la afirmación categórica del
centurión, se concluye esta escena. Y las palabras del centurión
οὗτος ὁ ἄνθρωπος υἱὸς θεοῦ ἦν (este hombre era Hijo de Dios)
serían un eco del inicio del Evangelio: “Desde esta perspectiva,
el principio del evangelio de Marcos (1,1.11) forma inclusión
con el final del libro (15,39)”40. Es un simbolismo de la misión
38 Cf. d. dormeyer, “Der Sinn des Leidens Jesu”, 81-82.
39 plutarCo, Vida de Cleómenes, Madrid 1967, 69 (#39).
40 s. Carrillo, El Evangelio según San Marcos, 263.
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a los gentiles41. Finalmente, con esta forma de obrar de parte
del centurión, él es presentado como una figura concreta, no
tipificada y como modelo de creyente. Por eso, Marcos coloca
en boca de un pagano romano la primera profesión de fe en
la filiación divina de Jesús42. Él está entre los verdugos, sin
embargo, él anticipa el destino en la Parusía de los justos que
sufren en este mundo: Jesús era un justo, Él era el Hijo de Dios
y muere en la cruz43. ¡Se trata de un hombre justo y sufriente!
2. El sentido del sufrimiento de Jesús en el cristiano
El sufrimiento como realidad es entendido como una
oportunidad para dar gloria a Dios, a través de nuestras vidas
tal como lo hizo Jesús en el momento de su muerte44. De este
entendimiento es posible destacar tres aspectos significativos.
2.1. Jesús y el sufrimiento como realidad ineludible
En nuestro mundo, el ser humano cada día experimenta
realidades como la muerte, el sufrimiento, el dolor. De una u otra
manera, ellas están latentes a menudo en nuestras vidas. Nadie
las ansía. Todos queremos alejarnos de ellas45. Sin embargo,
tarde o temprano tendremos que experimentarlas. Es algo de
lo cual nadie puede escapar: “El problema del sufrimiento está
41 Cf. d. J. harrinGton, “The Gospel According to Mark”, en r.e. brown – J. a.
Fitzmyer – r. e. murphy (eds.), The New Jerome Biblical Commentary, New Jersey
1999, 628.
42 Cf. m. quesnel – ph. Gruson, La Bible et sa Culture. Jésus et le Nouveau Testament,
Paris 2000, 254.
43 Cf. r. pesCh, Das Markusevangelium, 500.
44 Cf. o. robles seGoVia, “El sentido cristiano del sufrimiento”, en La Revista Católica
1206 (2020) 35-37.
45 Cf. p. Vernola, “La muerte de Jesús como resignificación del dolor: Marcos 15,33-
39 como texto catárquico y clarificador del trauma”, en Revista Biblica 83 (2021)
441-461.
La pasión en el Evangelio de Marcos: el sentido del sufrimiento
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lejos de ser una preocupación sólo para los filósofos. Nos afecta
a casi todos personalmente; pocas son las personas que transitan
esta vida enteramente ilesa”46. El mismo Jesús de Nazareth,
al formar parte de nuestra historia humana, quedó también
sujeto a estas realidades ineludibles. Él nació, creció, vivió y
también fue sometido al sufrimiento y a la muerte, como todos
los seres humanos. Este ser humano de una u otra manera, con
los avances de la ciencia, mediante la medicina, la psicología
y la pedagogía, ha intentado hacer frente a estas realidades. Es
necesario reducir el dolor, el sufrimiento; sin embargo, hacerlo
desaparecer de nuestras vidas sería un intento de identificarse
con el desprecio del amor47. Estas realidades forman parte
inherente al humano y es imposible poder eludirlas. Es como si
el que vive se negase a vivir la vida. El mismo Ratzinger afirma
categóricamente: “El hombre que no se enfrenta con la vida, se
niega a vivir esa vida. Huir del sufrimiento es huir de la vida”48.
El sufrimiento forma parte de la realidad y es ineludible para
todo ser humano.
2.2. El grito de Jesús
El mensaje del Evangelio en Mc 15,33-39 está
expresado a través de un motivo teológico49, con el cual
Jesús en el momento de su muerte está representado como el
46 J. stott, La Cruz de Cristo, Barcelona 1996, 346.
47 Cf. J. ratzinGer, Escatología, T. IX., Barcelona 1984, 103-104.
48 Ibid., 104.
49 Cf. th. södinG, - Ch. münCh, Kleine Methodenlehre zum Neuen Testament, Freiburg
– Basel – Wien 2005, 115. “In den meisten Fällen aber ist dem Wort, Bild usw.
Seine besondere Bedeutung im Laufe der biblischen Überlieferungsgeschichte
oder auch aus paganen Religionen oder Philosophien zugewaschen. Solche
bedeutungsmäßig vorgeprägten, unselbständigen, aber argumentativ bzw.
Erzählerisch relevanten Textteile werden im Folgenden als »Motive« bezeichnet”.
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justo sufriente50. ¿Cuál es el mensaje que quiere transmitir el
Evangelio con la presentación de Jesús en la cruz y sufriente?
Un aspecto a subrayar en este punto es el grito de Jesús en
la cruz. Se trata de alguien que está desesperado. Es un
sentimiento de abandono. En ese preciso momento nadie le
puede ayudar. ¡Es su último suspiro! Allí se puede ver a un
hombre abatido ante dicha realidad: muerte, dolor, sufrimiento.
Sin embargo, el evangelista Marcos coloca en boca de Jesús
una cita del Sal 22,1: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has
abandonado?”. Con ello, el autor quiere destacar que Jesús, aún
ante esa verdad, no deja de confiar en Dios. La divinidad no
abandona al que ora. Es ineludible lo que se viene ante los ojos
de Jesús. Es allí donde hay que confiarse en las manos de Dios.
Actualizándonos en nuestra fe en Cristo, se podría decir: “[...]
la fe cristiana no es una especie de masoquismo disfrazado, no
es un aprecio o apego al dolor, sino que es un reconocimiento
de una inevitable existencia en la vida del ser humano, y de
allí dejar que Dios la ilumine”51. Por tanto, el grito de Jesús es
de alguien que reconoce lo que le espera, pero que, a pesar de
su situación real de sufrimiento y muerte, pone todo en mano
de Dios. En este sentido, tienen validez las palabras de Léon-
Dufour:
El evangelista se habría contentado con citar el primer
versículo, dejando al lector familiarizado con las Escrituras
la tarea de evocar todo el salmo. En esas condiciones, la
palabra de Jesús sería un grito de angustia real, pero no
de desesperación: esa queja ligada a la Escritura es una
50 Cf. l. ruppert, “Jesus als der leidende Gerechte?”, en SBS 59 (1972) 9-75.
51 o. robles seGoVia, “El sentido cristiano del sufrimiento…”, 37.
La pasión en el Evangelio de Marcos: el sentido del sufrimiento
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oración a Dios, seguida en el salmo por la seguridad gozosa
del triunfo final52.
A través del salmo, las palabras de Jesús están cargadas de
un sentido positivo y lleno de esperanza en el final.
2.3. El reconocimiento del centurión
Otro aspecto significativo en el relato de la Pasión es lo
que afirma el centurión al final del texto: que Jesús sufriente en
la cruz era Hijo de Dios (Mc 15,39b). El evangelista, desde el
inicio de su Evangelio, quiere presentar a Jesús como Hijo de
Dios. Ahora él tiene la gran oportunidad de aclarar sobre Jesús
con las mismas palabras, pero esta vez en boca de un pagano
(un centurión romano)53. Que este haya reconocido la grandeza
de la persona de Jesús, que yace muerto en la cruz, indica el
cumplimiento de todo lo que anteriormente se ha dicho en los
libros sapienciales, proféticos y en la misma literatura extra-
bíblica. Para el evangelista Marcos, el centurión es el primero en
reconocer la filiación divina de Jesús. Eso que él mismo intentó
demostrar desde el inicio de su Evangelio54. La extraordinaria
presentación hecha por Marcos a lo largo de su Evangelio con
las obras, los hechos y los milagros de Jesús hace que tenga
sentido el reconocimiento del centurión en el momento de la
muerte de un justo, que sufre y muere sin merecerlo.
52 X. léon-duFour, Jesús y Pablo ante la muerte, Madrid 1982, 149.
53 Cf. s. Carrillo, El Evangelio según San Marcos, 262.
54 Cf. ibid., 38-39.
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Conclusión
La exposición exegética del primer punto en este artículo,
sobre el análisis de la perícopa tomada del Evangelio de Mc
15,33-39, ha llevado a entender la intención de parte del
evangelista Marcos en el momento de representar a Jesús de
Nazareth sufriendo en la cruz. Se trata de un hombre justo que
sufre, e injustamente. ¡Todo ello por un bien superior! En el
relato hay muchos detalles simbólicos que se entremezclan con
los históricos, como el sufrimiento y la misma muerte de Jesús.
El autor construye un relato cargado de realidad y simbolismo
teológico. Esto como motivo teológico en su escrito. Se destaca
en la primera parte (Mc 15,33) el mensaje religioso. Es decir,
el Mesías se impondrá a pesar del sufrimiento en la cruz. En la
segunda parte (Mc 15,34-36) se hallan presentes las palabras de
Jesús en la cruz, como lo más destacado: “¡Dios mío, Dios mío!
¿Por qué me has abandonado?” (Mc 15,34d). En medio de este
grito desesperado, el autor del Evangelio subraya la confianza
de Jesús en Dios a pesar de las dificultades. Finalmente, en una
tercera parte (Mc 15,3739) sale a flote la forma en que Jesús
muere. La afirmación sobre el rasgado del velo en el Santuario
está expuesta a interpretación (Mc 15,38d), sin embargo, lo
que quiere significar es el comienzo de una nueva era. Como
último detalle a mencionar están las palabras del centurión:
“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15,39b).
Con ello se deja claro el reconocimiento del Mesías en boca de
un gentil. Asimismo, se reconoce la amplitud del mensaje de
Cristo, esto es, la proclamación de la Buena Noticia: el Reino
de Dios entre los hombres.
La pasión en el Evangelio de Marcos: el sentido del sufrimiento
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El segundo punto de este artículo gira en torno a tres aspectos
importantes, que salen a luz luego del análisis exegético. Se
trata del sufrimiento como una realidad ineludible en Jesús y
en el ser humano, el grito de abandono de Jesús y las palabras
de reconocimiento de parte del centurión romano en el relato.
Estos tres puntos destacados tienen que ver directamente con
lo que puede llegar a suceder en la misma vida del cristiano
creyente. Al hablar de una realidad ineludible, se intenta
dejar claro que vivencias como el dolor, el sufrimiento y la
muerte pertenecen a nuestra vida. Hay que saber aceptarlas.
El modo de aceptarlas hace diferente a cada persona. Jesús,
frente a su inminente dolor y muerte, supo dar gracias a Dios y
colocarse en sus manos. Es una actitud positiva. Se trataría de
transformar una realidad como ocasión, como oportunidad para
dar a conocer una verdad mucho más grande: Dios. Aceptar
una existencia como la muerte no significaría liberarse de ella,
sino que es exponerse a no escaparse e incluso a llevar a los
hombres a gritar desesperadamente como Jesús. Sin embargo,
todo lo que conlleva este grito en nuestras vidas no es el fin
de todo. Existe un fin último, una meta final, a la cual todos
van a llegar. Allí será distinto, no habrá llanto ni rechinar de
dientes (Mt 13,50). ¡Esto se llama esperanza en Dios! Ha sido
expresado por Jesús al recitar el Sal 22,1 en el momento de su
muerte. Finalmente, este acto de grandeza de parte de Jesús,
este acto de confianza plena en la divinidad es reconocido a
través de un personaje (el centurión romano), quien al final del
Evangelio afirma: “Este hombre era verdaderamente Hijo de
Dios” (Mc 15, 39b). Reconocer en Jesús el ser Hijo de Dios
significa para el evangelista un avance muy profundo en la fe.
Ya que la intención del autor del Evangelio es presentar desde
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el inicio a Jesús como el “Hijo de Dios”. Además, significa
expansión de la Buena Nueva incluso a los que no creen en
Jesús.
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