yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 205-220

Pablo Hernán Savoia 205

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DOI: https://doi.org/10.35319/yachay.202581168

La misión digital en el Sínodo de la Sinodalidad. Reflexiones
desde el testimonio de la Hna. Xiskya Valladares
Digital mission in the Synod on Synodality. Reflections from the
testimony of Sr. Xiskya Valladares

Pablo Hernán Savoia1

Resumen
El Sínodo sobre la Sinodalidad marcó un punto de inflexión en la misión y la
vida de la Iglesia. No ha sido ajeno a ello la reflexión acerca de la evangelización
en el mundo digital. La participación de la Hna. Xiskya Valladares en las
Asambleas Sinodales como representante de esa misión permitió incorporar
una perspectiva para comprender desafíos y oportunidades de la Iglesia allí. Su
testimonio ofrece aportes sobre cómo fue recibido este tema y qué caminos se
vislumbran para el futuro.
Palabras clave
Misión digital – Sínodo de la Sinodalidad – Hna. Xiskya Valladares
Abstract
The Synod on Synodality marked a turning point in the mission and life of
the Church, and the reflection on evangelization in the digital world was
no exception. The participation of Sr. Xiskya Valladares in the Synodal
Assemblies as a representative of this mission helped incorporate a perspective
1 Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, Argentina

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for understanding the Church’s challenges and opportunities in this realm. Her
testimony provides insights into how this topic was received and what paths
are emerging for the future.
Key words
Digital mission – Synod on Synodality – Sr. Xiskya Valladares

Introducción
El Sínodo sobre la Sinodalidad (2021-2024), convocado por el Papa

Francisco, marcó un punto de inflexión en la misión y la vida de la Iglesia.
El objetivo fue reflexionar sobre cómo la Iglesia puede vivir más plenamente
su vocación de ser una comunidad que “camina con” (syn-odos en griego).
A diferencia de sínodos anteriores centrados en temas específicos, este fue
un ejercicio de escucha global sin precedentes: durante tres años, obispos,
sacerdotes, religiosos y laicos participaron en consultas desde parroquias
hasta asambleas continentales, buscando discernir cómo la Iglesia puede
tomar decisiones más colegiadas, horizontales y guiadas por el Espíritu
Santo.

El Sínodo profundizó en varios ejes centrales: impulsó la participación
activa de todos los bautizados, incluyendo especialmente a mujeres y jóvenes
(en palabras del Papa Francisco: todos, todos, todos); llamó a una conversión
pastoral que configure una Iglesia más misionera y menos autorreferencial,
y abordó desafíos contemporáneos cruciales como la crisis de abusos, la
secularización y la creciente importancia del mundo digital.

El proceso culminó en octubre 2024 con la publicación del Documento
Final donde el mismo Papa Francisco subrayó que la sinodalidad no es un
mero método, sino el estilo con el que Dios quiere que vivamos la comunión
en este siglo, integrando tradición y creatividad para anunciar el Evangelio en
el mundo. Entre los múltiples aspectos, uno que genera interés para este trabajo
es la misión en los ámbitos digitales.

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En este sentido, la participación de la Hna. Xiskya Valladares2 como
representante de la misión digital permitió incorporar una perspectiva
fundamental para comprender los desafíos y oportunidades de la Iglesia en
este ámbito.

El testimonio de la Hna. Valladares, obtenido en una entrevista para este
trabajo, ofrece una perspectiva valiosa sobre cómo se recibió la misión digital en
las asambleas sinodales y qué caminos futuros se vislumbran. A continuación,
presentaremos citas clave de esa entrevista, acompañadas de nuestro análisis,
para reflexionar sobre la misión digital y su crucial relevancia en el actual
cambio de época que están suscitando las culturas digitales.
1. Evolución de la recepción de la misión digital en el Sínodo

La Hna. Valladares subraya una clara evolución en la acogida del tema
afirmando que “hubo una enorme diferencia en la recepción del tema entre la
primera y la segunda Asamblea”3. Describe cómo en la primera fase (2023),
la misión digital “fue algo novedoso de lo que la mayoría nunca habían oído
hablar”, lo que provocó “muchos cuestionamientos las primeras veces que
hablamos”.

Sin embargo, esta percepción cambió radicalmente tras los testimonios
presentados: “Después del testimonio que nos concedieron dar, hubo un
cambio enorme, mostraron mucho interés”. Para la segunda Asamblea (2024),
el ambiente era distinto: “En la segunda Asamblea ya el tema estaba asimilado
por la mayoría y todo fue mucho más fácil y natural”.

2 La Hna. Xiskya Valladares nació en León, Nicaragua, en 1969. Muy pequeña fue a vivir a París con sus
padres, donde residió 4 años. Luego volvió a Nicaragua hasta que entró en el Noviciado de la Congregación
Pureza de María, de espiritualidad ignaciana. La guerra sandinista la hizo sensible al dolor humano. Siendo
religiosa, por su formación, ha tenido que viajar mucho y conocer la realidad de muchos pueblos. Pero su
misión se ha centrado en los últimos 10 años en la escucha y el diálogo con ateos, alejados de la Iglesia
y colectivos discriminados, especialmente a través de las redes sociales. Es Doctora en Comunicación y
Master Oficial en Periodismo, por la Universidad CEU San Pablo, Madrid, España; Master en Dirección y
Gestión de Centros Educativos por la Universidad de Barcelona, España; ha estudiado Filología Hispánica
y Ciencias Religiosas en España.

3 Se refiere a las asambleas generales llevadas a cabo por madres y padres sinodales, escogidos para tal fin,
en octubre de 2023 y octubre de 2024.

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Este cambio se reflejó en los documentos oficiales, como señala la
religiosa: “en el documento de síntesis de la primera asamblea todo el capítulo
17 estuvo dedicado a la misión digital. En el documento final del Sínodo, en la
segunda Asamblea, hubo varios números tratando el tema. El apoyo fue total”.

Vale recordar aquí que el Capítulo 17 de la primera sesión de la XVI
Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos4 aborda la misión en
el entorno digital. Se reconoce que la evangelización no puede limitarse a los
métodos tradicionales y debe insertarse en la cultura digital, considerando este
espacio como un nuevo “lugar de misión”.

Si bien la Iglesia ha estado presente en el mundo digital desde sus
comienzos –con laicos, sacerdotes y consagrados impulsando iniciativas
de caridad y catequesis–, el Sínodo introdujo una novedad fundamental:
considerar la misión digital no solo como el uso de herramientas, sino como
la presencia en un ámbito que debe ser habitado. Esto implica reconocer que
la cultura digital es más que un instrumento, es un entorno que demanda una
auténtica inculturación evangelizadora.

El Papa Francisco ha destacado que, gracias a las redes, el mensaje
cristiano puede llegar de nuevo hasta los confines de la tierra. La misión digital
no se trata solo de producir contenido masivo, sino de generar encuentros,
sanar heridas y acompañar a quienes buscan sentido.
2. Aportes concretos del Sínodo a la misión digital

Consultando sobre aportes concretos del Sínodo a la misión digital, la
Hna. Valladares sostuvo que se hicieron contribuciones significativas.

En primer lugar, “el primer y gran aporte ha sido reconocer la misión
digital como parte de la misión de la Iglesia”. Asimismo, ese reconocimiento
institucional viene acompañado de directrices prácticas: “Y pedir a las iglesias
locales que acompañen y ofrezcan formación a los misioneros digitales”. Por
4 El documento síntesis mencionado está disponible online en la página de la Secretaría General del Sínodo:

https://www.synod.va/content/dam/synod/assembly/synthesis/spanish/2023.10.28-ESP-Synthesis-Report_
IMP.pdf

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otro lado, se destaca la mirada crítica que propone el Sínodo: “También se
habla de los riesgos propios de las redes sociales, con una finalidad de no caer
en ellos”. Por último, la Hna. Xiskya ha subrayado un equilibrio necesario:
“Para mí el mayor desafío que esto plantea es que los obispos empiecen a
organizar la misión digital en sus diócesis sin que esto perjudique el carisma
propio de los misioneros digitales que suelen ser personas muy creativas y muy
libres”.

Entrando en el Documento Final del Sínodo5, podemos comprender
que la expansión de la cultura digital, particularmente visible en las nuevas
generaciones, está transformando de manera radical nuestra comprensión
del espacio y del tiempo. Este fenómeno incide directamente en los
hábitos cotidianos, las formas de comunicación e incluso en las dinámicas
relacionales, abarcando también la dimensión espiritual y la vivencia de
la fe. Las herramientas digitales redefinen no solo los lazos humanos, sino
también los límites geográficos y culturales, creando un escenario globalizado
sin precedentes. Sin embargo, paradójicamente, en una era marcada por la
hiperconexión, crece la sensación de aislamiento y exclusión, revelando una
profunda contradicción en el corazón de la sociedad contemporánea.

Por otra parte, las plataformas digitales –especialmente las redes sociales–
son frecuentemente instrumentalizadas por actores con agendas económicas
o políticas que buscan influir en la opinión pública mediante estrategias de
manipulación. Estas prácticas no solo fomentan la división ideológica, sino
que también erosionan el tejido social, alimentando narrativas polarizadoras
que dificultan el diálogo y el consenso. Ante este panorama, la Iglesia no
puede permanecer indiferente; es urgente responder con creatividad y audacia,
invirtiendo recursos para que el entorno digital se convierta en un espacio de
encuentro auténtico donde resuene la voz profética del Evangelio.

Las comunidades eclesiales están llamadas a asumir un rol activo en este
desafío, acompañando y formando a aquellos que trabajan en la evangelización
digital. Es esencial fomentar redes de apoyo y discernimiento, especialmente
para los jóvenes, quienes habitan estos ámbitos de manera natural. Los grupos
5 Disponible online en la página web de la Secretaría General del Sínodo: https://www.synod.va/content/dam/

synod/news/2024-10-26_final-document/ESP---Documento-finale.pdf

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cristianos en línea –impulsados por el deseo de comunión– deben preguntarse
constantemente cómo fortalecer los vínculos de pertenencia, cómo facilitar
espacios de diálogo respetuoso y cómo promover una formación integral desde
la lógica del acompañamiento mutuo. La sinodalidad, como estilo eclesial,
encuentra en la red un terreno fértil para su desarrollo, ya que la naturaleza
misma de internet –basada en la interconexión– invita a construir caminos de
participación y corresponsabilidad.

La misión en el mundo digital exige una Iglesia encarnada y a la vez
innovadora, capaz de leer los signos de los tiempos sin perder su identidad. Se
trata de transformar las conexiones virtuales en auténticas relaciones humanas
donde la tecnología no sustituya la cercanía, sino que la potencie al servicio del
bien común y del anuncio gozoso del Reino.
3. Sinodalidad en los ámbitos digitales

La relación entre sinodalidad y misión digital ha sido relevante en el
Sínodo, según el testimonio de la Hna. Valladares: “La sinodalidad es caminar
juntos, y no es un fin en sí mismo sino para la misión. En este sentido, la misión
digital ayuda a la sinodalidad de la Iglesia”.

En ese sentido, ella continúa explicando esta conexión con precisión:
“Por una parte, los misioneros digitales caminan juntos con todo lo que esto
supone (participación, corresponsabilidad, ayuda mutua, acompañamiento,
servicio, etc.). Por otra, invitan a sus followers a unirse a este camino, el de
Jesús: escuchan sus problemas y dificultades con la fe, les acompañan y a
veces ponen bálsamo sobre sus heridas. Todo esto es sinodalidad y favorece la
sinodalidad en la Iglesia”.

En los ámbitos digitales y las redes sociales, donde conviven innumerables
voces, muchas veces dominadas por intereses ocultos, polarización o
superficialidad, la escucha atenta y significativa se convierte en un acto
revolucionario y profético. La sinodalidad, entendida como ese “caminar
juntos”, exige una disposición humilde y atenta: no se trata solo de hablar
(reproducir contenido), sino de crear espacios donde cada persona se sienta
acogida, valorada y comprendida. Como subraya el Papa Francisco, la escucha

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es el primer paso para compartir las alegrías y las heridas de nuestro tiempo,
especialmente en un mundo digital que, aunque hiperconectado, suele generar
anonimato y fragmentación.

En las plataformas digitales, escuchar implica mucho más que leer mensajes
o reaccionar a comentarios. Es percibir las necesidades ocultas detrás de las
búsquedas, los silencios o incluso las palabras agresivas. Es tender un puente
hacia las “periferias existenciales digitales”, es decir, hacia aquellos que, a
pesar de estar sumergidos en un flujo constante de información, experimentan
soledad, vacío o lejanía de Dios. Aquí radica la diferencia esencial entre los
misioneros digitales y los influencers: mientras estos últimos buscan audiencia
o engagement superficial, los discípulos misioneros en la digitalidad buscan
compartir una escucha activa que transforma algoritmos en encuentros y
seguidores en comunidad.

La sinodalidad en los ámbitos digitales no es una mera adaptación
tecnológica, sino un espacio para la conversión pastoral. Exige abandonar la
lógica del monólogo para abrazar la del diálogo, donde la escucha se convierte
en semilla de discernimiento compartido. Las comunidades cristianas en línea
están llamadas a ser laboratorios de comunión, donde las interacciones no se
reduzcan a “me gusta” efímeros, sino que generen vínculos sostenidos por
la empatía y la fe. Solo así el entorno digital dejará de ser un territorio de
confrontación para convertirse en un areópago moderno, donde resuene la
Palabra que salva y une.
4. Recepción en las iglesias locales

Una de las tareas más importantes de la sinodalidad es su implementación.
Es lo que debe suceder luego del Sínodo y para siempre en las iglesias y
comunidades locales. En estos años, se ha ido evidenciando que, en cuanto
a la misión en los ámbitos digitales, las iglesias locales presentan diferencias
notables. Según observa la Hna. Xiskya: “El modo de recibir la invitación
es distinto en las distintas regiones de la Iglesia. El CELAM lo ha recibido
muy bien y lo está favoreciendo. Ya hay algunas oficinas de misión digital
en diócesis como Bogotá (Colombia) y Monterrey (México). Pero en Europa

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está costando mucho más. Apenas hay algunos obispos convocando a los
misioneros digitales”.

Pero, más allá de las diferencias regionales, aparece claro que, sobre el
estilo requerido para esta misión, no hay tantas dudas: “La Iglesia tiene que ser
cercana a la gente, hablar con un lenguaje que la gente entienda, y utilizar la
tecnología al servicio del Evangelio”. Y añade una reflexión importante sobre
los procesos: “No es fácil si se quiere controlar demasiado, pero si se confía en
los misioneros digitales pienso que se puede hacer mucho. Es un aprendizaje
recíproco. Los misioneros digitales pueden enseñar ese modo de comunicar el
Evangelio con un estilo de hoy. Y a su vez, ellos pueden aprender la prudencia,
la espiritualidad, y el discernimiento de las personas más mayores de la Iglesia”.

En este sentido, y en relación a la importancia de las iglesias locales en el
desarrollo de la misión digital, el Documento Final sostiene específicamente
que:

Las iglesias locales deben animar, apoyar y acompañar a quienes se dedican
a la misión en el ambiente digital. Las comunidades y grupos digitales de
inspiración cristiana, especialmente de jóvenes, también están llamados a
reflexionar sobre el modo cómo crean vínculos de pertenencia, a promover
el encuentro y el diálogo, a ofrecer formación entre iguales y desarrollar
un modo sinodal de ser Iglesia. La red, constituida por conexiones, ofrece
nuevas oportunidades para vivir mejor la dimensión sinodal de la Iglesia6.

Conviene recordar brevemente aquí que no es lo mismo una digitalización
de la pastoral que una pastoral digital. A simple vista pareciera tratarse de
lo mismo, sin embargo, podemos establecer algunas diferencias clave. En
un mundo en constante transformación, la Iglesia debe llevar su misión al
entorno digital, no solo como adaptación técnica, sino como una verdadera
inculturación del Evangelio en las nuevas realidades.

Por citar un ejemplo evidente, la pandemia demostró la urgencia de
“digitalizar” la pastoral, es decir, misas transmitidas online, catequesis virtuales
y encuentros en línea que fueron un apoyo vital para muchos. Sin embargo,
6 Francisco, XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, “Por una Iglesia sinodal: comunión,

participación y misión. Documento final (DF)”, 2024, 113.

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digitalizar lo presencial no basta. Se necesita más bien pensar una pastoral
desde lo digital, con sus lenguajes, lógicas y dinámicas, para que el mensaje de
Cristo no se pierda en la brecha cultural.

La Pastoral Digital es el esfuerzo organizado de la Iglesia para llegar
a las periferias digitales, especialmente a jóvenes y alejados, mediante el
primer anuncio; acompañar en la fe, guiando desde el encuentro digital hacia
comunidades presenciales; y responder a las búsquedas espirituales de quienes
no se acercan a una parroquia o comunidad en ámbitos presenciales.

El desafío no es crear estructuras paralelas, sino que cada diócesis
descubra, forme y apoye a estos misioneros, integrando lo digital en su misión
orgánica. Solo así la digitalidad se convertirá en tierra de misión.
5. La misión digital como respuesta a las periferias existenciales

Al abordar el llamado del Papa Francisco a llegar a las periferias, la
Hna. Valladares aplica este concepto al mundo digital: “La mejor manera de
hacernos cercanos es hacernos presente en esos lugares digitales para mostrar
algo diferente: la verdad, la honestidad, la solidaridad, y la ternura de Dios”.
Y enfatiza la importancia del contenido: “Por eso, debemos cuidar mucho
los contenidos. Utilizar formatos de hoy con contenidos vacíos no aportaría
nada nuevo. La novedad está en sorprender con los nuevos formatos llenos de
contenidos evangélicos”.

Al adentrarse en los espacios digitales, la Iglesia no solo lleva el
Evangelio, sino que aprende a escuchar con corazón samaritano a los últimos,
a los buscadores y a los heridos que habitan este continente digital. El proyecto
“La Iglesia te escucha” se dirige especialmente a “aquellas personas cuyas vidas
transcurren en gran medida en ese continente, que ha crecido y en los últimos
años se ha hecho más poliédrico, más complejo, mucho más numeroso”7. Estos
son hombres y mujeres que, aunque arraigados en un lugar geográfico, han
habitado existencialmente, y también espiritualmente, en el mundo digital:

7 Sínodo Digital. “La Iglesia te escucha”. ¿A quién está dirigido el proyecto?

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Se comunican, aprenden, crean arte, se informan, compran y venden, se
conocen y rezan en entornos digitales. Tienen ciertamente una vida física y
un domicilio en un sitio geográfico, y muchos van a la Misa los domingos,
pero su centro de gravedad eclesial no está en una parroquia concreta, y no
se sienten ligados a una comunidad presencial, sino virtual8.

Esta realidad interpela a la Iglesia a reinventar su presencia pastoral. Como
testimoniaba también la Hna. Xiskya Valladares durante la Segunda Sesión
de la Asamblea Sinodal (octubre 2024), el carisma de la misión digital surge
precisamente para responder a estos desafíos:

Se está sintiendo la vocación fuerte a acompañar a los que no están en la
Iglesia, a los que fueron bautizados y se fueron, pero siguen sintiendo una
inquietud por la verdad, por el amor de Dios, y que a veces incluso caminan
heridos por el mundo, también por sus malas experiencias con personas de
Iglesia9.

El Sínodo Digital, en sintonía con el camino sinodal (2021-2024), ha
permitido a la Iglesia reconocerse como Iglesia samaritana que acoge “los
gritos de dolor y de soledad de quienes habitan el ‘continente digital’”10. Este
discernimiento ha revelado que “el mundo digital ofrece un espacio privilegiado
para escuchar los gritos del pueblo de Dios”11. Lejos de ser un territorio frío
o impersonal, el ambiente digital, gracias a comunidades que trascienden
fronteras, se ha convertido en un lugar de cercanía inesperada donde incluso el
discernimiento comunitario adquiere nuevas formas.

Así, la escucha en la cultura digital no es un apéndice, sino parte esencial
del proceso sinodal. La misión aquí exige creatividad y audacia: no basta
trasladar lo presencial; hay que encarnar el Evangelio en los lenguajes, tiempos
y gestos que definen esta nueva cultura.

8  Sínodo Digital. “La Iglesia te escucha”. ¿A quién está dirigido el proyecto?
9   Luis Miguel Modino, “Xiskya Valladares: Misioneros digitales, ‘acompañar a los que no están en la Iglesia, a

los bautizados que se fueron’”, Religión digital: Sitio web oficial, 2024.
10 Sínodo 2021-2024. “El Proceso Sinodal: Documentos: Sínodo Digital”. Introducción (b): La Palabra nos

inspira.
11 Sínodo 2021-2024. “El Proceso Sinodal: Documentos: Sínodo Digital”. 1. Una opción por los jóvenes, las

personas con discapacidad y la defensa de la vida.

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6. Reconocimiento como carisma eclesial
Otro de los temas que habrá que seguir profundizando es el estatus

institucional de la misión digital en la Iglesia. En este sentido, la Hna. Xiskya
expresa: “Creo que el Sínodo ha reconocido la misión digital como parte de la
misión de la Iglesia, por tanto, sí, sería un carisma de hoy”. Sin embargo, reconoce
que queda camino por recorrer: “Pero creo que no toda la Iglesia es consciente
de la importancia de esta misión”. Para avanzar en este reconocimiento,
reflexiona sobre acciones concretas: “Pienso que para fortalecer la conciencia
y apoyo a la misión digital debemos hacer publicaciones serias sobre el tema,
entablar conversaciones con los pastores, crear asociaciones que permitan la
ayuda mutua, y recordar lo que dice el Sínodo acerca de este tema”.

Como enseña San Pablo:
Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo
Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad
de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada
uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común (1 Co 12, 4-7).

Esta verdad, retomada en el Documento Final del Sínodo, ilumina la
riqueza de vocaciones en la Iglesia: todos los bautizados están llamados a hacer
fructificar sus carismas, recibidos del Espíritu Santo, para la evangelización y
el bien común. Estos dones no son privilegios personales, sino regalos para la
misión que se despliegan en múltiples formas según los contextos y culturas.
Hoy, el mundo digital emerge como un nuevo ámbito donde estos carismas
pueden florecer. El Informe de Síntesis (2023, 17(i)) se pregunta justamente
sobre cómo liberar energías para nuevas formas de misión en un mundo
digital, superando la lógica de la mera conservación. El Sínodo reconoce
explícitamente esta realidad al incluir la misión digital entre los campos de
evangelización (DF 58).

La misión digital es así un carisma para nuestro tiempo y los misioneros
digitales pueden encarnar esta vocación llevando el Evangelio a las periferias
existenciales digitales, donde muchos viven su búsqueda espiritual,
transformando la cultura digital desde dentro con creatividad y testimonio, y

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superando barreras geográficas y generacionales, alcanzando a quienes otras
pastorales no logran contactar.

Este apostolado no es un “añadido”, sino que es parte esencial de la misión
en conversión sinodal. Exige discernimiento comunitario para identificar y
acompañar estos carismas, formación integral que una fe sólida y competencia
digital, e integración en las estructuras eclesiales, evitando que sea una labor
aislada.

Como concluye el Sínodo, la digitalidad es un ámbito para establecer una
inculturación desde el Evangelio. La Iglesia está llamada a acoger este desafío
con audacia, confiando en que el mismo Espíritu que diversifica los dones,
garantiza su unidad en la misión.
7. Desafíos actuales y futuros

Respecto a los principales desafíos, la Hna. Valladares identifica los
siguientes obstáculos: “Mientras la misión digital siga teniendo adversarios
dentro de la Iglesia, será difícil avanzar. Difícil pero no imposible. Para mí esta
es la mayor dificultad”. Y analiza causas de esta resistencia: “Está unida a los
motivos por los que esas personas no consideran necesaria la misión digital;
a veces esto se debe al miedo a lo desconocido, o al miedo a los peligros
que ven en los algoritmos (las fake news, las deepfake, la deshumanización,
la polarización, etc.)”. Propone para superarlos: “el reto es afrontar estas
realidades con madurez psicológica y espiritual. Y ahí es donde nuestros
pastores tienen mucho que aportarnos: formación y acompañamiento”. Y
fundamenta teológicamente la misión digital: “Ser fieles al Evangelio es ser
fieles al envío que nos hizo Jesús de ir y anunciar su buena noticia ‘hasta los
confines de la tierra’. Hoy esos confines están en las calles digitales”.

Respecto a las expectativas, la Hna. Xiskya indica que le “gustaría que
todas las diócesis tuvieran su oficina de misión digital desde la que se convocara
a los misioneros digitales para trabajar en el anuncio del Evangelio por las
calles digitales”. Y visualiza un crecimiento orgánico: “Pienso que estamos ya
en un momento de crecimiento y que cada vez será más necesario que exista
un delegado de misión digital”.

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Pero advierte sobre un aspecto crucial: “habrá que trabajar en el modo
en que se recibe a la gente que viene de lo digital por primera vez a la Iglesia
porque no son cristianos tradicionales y necesitan sacerdotes y comunidades
que los acojan y ayuden. Por ejemplo, el lenguaje y las formas que se utilizan
en las comunidades parroquiales, no son fáciles para estas personas”. El ya
citado número 113 del Documento Final del Sínodo es referencia clara de esa
misma preocupación:

La difusión de la cultura digital, especialmente evidente entre los jóvenes,
también está cambiando profundamente la percepción del espacio y del
tiempo, influyendo en las actividades cotidianas, las comunicaciones y las
relaciones interpersonales, incluida la fe. Las posibilidades que ofrece la
red reconfiguran las relaciones, los vínculos y las fronteras. Aunque hoy
estamos más conectados que nunca, a menudo experimentamos soledad y
marginación. Además, las redes sociales pueden ser utilizadas por quienes
tienen intereses económicos y políticos que, manipulando a las personas,
difunden ideologías y generan polarizaciones agresivas. Esta realidad nos
encuentra desprevenidos y requiere la decisión de dedicar recursos para que
el ambiente digital sea un lugar profético para la misión y el anuncio. Las
iglesias locales deben animar, apoyar y acompañar a quienes se dedican a
la misión en el ambiente digital. Las comunidades y grupos digitales de
inspiración cristiana, especialmente de jóvenes, también están llamados a
reflexionar sobre el modo cómo crean vínculos de pertenencia, a promover
el encuentro y el diálogo, a ofrecer formación entre iguales y desarrollar
un modo sinodal de ser Iglesia. La red, constituida por conexiones, ofrece
nuevas oportunidades para vivir mejor la dimensión sinodal de la Iglesia
(DF 113).

El proceso de escucha sinodal en el mundo digital es un camino espiritual
guiado por el Espíritu Santo, que permite descubrir a Cristo sufriente en los
rostros de heridos que habitan las redes. No se trata solo de estar presentes, sino
de encarnar la misericordia, sanando las heridas de las personas que habitan los
espacios digitales con el mismo amor de Jesús. Esta misión exige oídos atentos
para discernir los gritos ocultos tras las pantallas, corazones compasivos que se
dejen conmover por el dolor ajeno, y manos dispuestas para curar y acompañar;
no es solo publicar contenido.

Como enseña la parábola del Buen Samaritano (Lc 10,25-37), el verdadero
misionero digital no es quien acumula seguidores, sino quien se detiene ante

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el herido en los caminos digitales, se involucra en su proceso de curación y lo
acompaña hasta la plena sanación. Jesús revoluciona el concepto de “prójimo”
ya que no se trata de una categoría pasiva (“quién es prójimo”), sino una
llamada a la acción (“de quién nos hacemos prójimos”). En la digitalidad
esto implica ver más allá de los algoritmos que nos muestran solo lo similar;
es decir, buscar intencionalmente a los excluidos, y transformar conexiones
superficiales en encuentros transformadores.

Esta es la verdadera conversión de la pastoral digital: pasar de creadores
de contenido que “usan” herramientas, a tejedores de comunión, habitantes y
misioneros de las culturas digitales, donde cada interacción pueda ser gesto de
amor que acerca al Reino.
Conclusión

La reflexión final de la Hna. Xiskya Valladares sintetiza la urgencia de
esta misión: “Pienso que la Iglesia debe comprender que se puede quedar muy
reducida y envejecida si no sale ya a anunciar la buena noticia del Reino al
mundo digital. Y que las personas que se han alejado de la Iglesia o nunca han
conocido a Jesús merecen recibir ese anuncio del amor de Dios a todos”.

Su testimonio en el Sínodo ha contribuido a que la Iglesia tome conciencia
de que las “calles digitales” son el nuevo espacio donde debe hacerse presente,
manteniendo siempre la fidelidad al mensaje del Evangelio, pero con el coraje,
la creatividad y la apertura que exigen los nuevos areópagos del siglo XXI.

Bibliografía
Francisco. XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. “Por

una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. Documento
final”. Ciudad del Vaticano, 2024. https://www.synod.va/content/dam/
synod/news/2024-10-26_final-document/ESP---Documento-finale.pdf.

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Modino, Luis Miguel. “Xiskya Valladares: Misioneros digitales, ‘acompañar
a los que no están en la Iglesia, a los bautizados que se fueron’”.
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Misioneros-Iglesia-bautizados_7_2712698715.html

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synodal-journey-Documents-ES.pdf.

XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. “Una Iglesia
sinodal en misión. Informe de síntesis”. https://www.synod.va/content/
dam/synod/assembly/synthesis/spanish/2023.11.20-ESP-Synthesis-
Report.pdf.

Pablo Hernán Savoia es presbítero de la diócesis de San Martín, Buenos Aires, Argentina.
Es licenciado en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma,
Italia); Técnico Superior en Marketing Digital por el Instituto Técnico Superior
Teclab, Buenos Aires. Representa a la comunidad argentina de misioneros digitales
en el Proyecto “La Iglesia te escucha” del Dicasterio para la Comunicación de la
Santa Sede. Se desempeña como docente en la Facultad de Teología de la Universidad
Católica Argentina en las materias Pneumatología y Pastoral Litúrgica. También es
docente en otros institutos teológicos.

E-mail: pablohernansavoia@uca.edu.ar; ORCID: https://orcid.org/0009-0008-3298-
6202.