yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 167-185

Alejandro Beltrán Romero 167

YACHAY ADHIERE A UNA LICENCIA CREATIVE COMMONS
ATTRIBUTION-NONCOMMERCIAL 4.0

INTERNATIONAL – (CC BY-NC 4.0) BY NC
cc

DOI: https://doi.org/10.35319/yachay.202581166

El ser, hacer y el mensaje de la misión digital.
Un acercamiento desde los envíos del Resucitado en los
sinópticos
Being, doing, and the message of digital mission. An approach based
on the risen Christ’s sending on mission in the Synoptics

Alejandro Beltrán Romero1

Resumen 
El presente escrito es un acercamiento al “ser”, el “hacer” y el “mensaje” de
la misión digital desde los envíos del Resucitado en los sinópticos. El análisis
de Lc 24,36-53 ilumina el ser del misionero digital como un testigo movido
por el Espíritu Santo. Mt 28,19-20 define el hacer misionero con el imperativo
de hacer discípulos. Mc 16,14-20 subraya el mensaje –la proclamación
del kerigma–, que debe ser acompañado por signos. Los envíos ofrecen
coordenadas esenciales para una praxis misionera digital que sea significativa
en la actualidad.
Palabras clave
Misión digital – continente digital – exégesis bíblica
Abstract
This paper explores digital mission’s “being”, “doing” and the “message”
from the perspective of the Risen Christ’s commissions in the Synoptics. An
1 Universidad Católica de Valencia, España

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analysis of Lk 24:36-53 illuminates the identity of the digital missionary as a
witness impelled by the Holy Spirit. Mt 28:19-20 defines missionary doing
with the imperative to make disciples. Mk 16:14-20 underscores the message
–proclamation of the kerygma– which must be accompanied by signs. These
commissionings offer essential coordinates for a digital missionary praxis that
is significant today.
Key words
Digital mission – digital continent – Biblical exegesis

Introducción
La cultura digital, en constante expansión, representa un desafío y una

oportunidad para nosotros como Iglesia. En este nuevo contexto, nos surgen
interrogantes fundamentales: ¿Es necesario llevar el Evangelio al ámbito
digital?, ¿Cómo debería ser esta presencia? ¿Qué desafíos y riesgos implica
esta nueva frontera misionera?

El desarrollo vertiginoso de las tecnologías digitales ha transformado
profundamente las formas de comunicación e interacción humana, modificando
también el acceso a la información y la manera en que las personas construyen
su conocimiento y experiencias. Ante este escenario, la misión digital se perfila
como un espacio clave para la evangelización, desafiándonos como Iglesia a
desarrollar una presencia significativa y pastoral en el continente digital.

En el presente escrito se realizará un acercamiento bíblico abordando la
misión digital desde el envío del Resucitado en los Evangelios sinópticos (Mt
28,19-20; Mc 16,14-20; Lc 24,36-53). Estas referencias bíblicas ofrecen pistas
valiosas para comprender los desafíos y las posibilidades de la evangelización
en el continente digital.

El documento “Iglesia e internet” señala que “los católicos no deben tener
miedo de abrir las puertas de los medios de comunicación social a Cristo, para

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que la Buena Nueva pueda ser oída desde las azoteas del mundo”2. Esta visión
ha sido reafirmada por el Papa Francisco en su mensaje para la 53ª Jornada
Mundial de las Comunicaciones Sociales, donde subraya que “las redes
sociales son un espacio donde se puede promover el diálogo, el encuentro y la
solidaridad”3. Asimismo, en el documento “Hacia una plena presencia”, se nos
invita como Iglesia, a vernos como un espacio de conexión significativa en el
continente digital4.

No obstante, no podemos reducir la evangelización digital a una simple
transmisión de información. Estamos llamados como Iglesia a desarrollar una
presencia plena en el entorno digital, lo que implica la creación de espacios
de encuentro, diálogo y acompañamiento pastoral. En este sentido, la misión
digital no es un mero recurso técnico, sino una expresión concreta de nuestro
llamado como Iglesia a ser “Iglesia en salida” (EG 20).

La evangelización digital, por tanto, requiere de nosotros un discernimiento
continuo para evitar los riesgos de la superficialidad, la desinformación o la
instrumentalización de la fe con fines meramente mediáticos.
1. Marco conceptual previo
1.1. Cultura digital y continente digital

El rápido desarrollo de las tecnologías de la información ha dado lugar
a una auténtica cultura digital, un nuevo entramado de prácticas, símbolos y
relaciones que se producen y reproducen en red. Manuel Castells subraya que
“los sistemas tecnológicos son producidos socialmente; y la cultura que los
envuelve moldea, a su vez, los procesos de comunicación”5. El Dicasterio para
la Comunicación describe este ámbito como un “continente digital”, es decir,
un espacio “en el que las personas no solo intercambian datos, sino que buscan
2 Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, “La Iglesia e internet” (Ciudad del Vaticano: Libreria

Editrice Vaticana, 2002), 4.
3 Francisco. “‘Somos miembros unos de otros’ (Ef  4,25). De las  comunidades en las redes sociales  a la

comunidad humana. Mensaje para la 53ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales”, 2019.
4 Dicasterio para la Comunicación. “Hacia una plena presencia: Reflexión pastoral sobre la interacción en las

redes sociales”, 2023, 5.
5 Manuel Castells, The internet galaxy: reflections on the internet, business, and society (Oxford: Oxford

University Press, 2001), 36.

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sentido y pertenencia”6. Evangelizar aquí supone entrar en una verdadera
cultura, con su propio lenguaje, lógicas y espacios.

1.2. El primado del encuentro y del discipulado para la misión
Antes de cualquier “envío”, la tradición bíblica y magisterial insiste en la

experiencia fundante de encuentro-discipulado. En los evangelios se observa
que Jesús llama primero “para que estén con Él” y luego “para enviarlos a
predicar” (Mc 3,14); el envío inicia con la llamada7. El Documento de Aparecida
afirma que “no se puede ser discípulo sin ser misionero, ni misionero sin ser
discípulo” (DA 278)8.

Esta lógica discipular evita reducir la misión a estrategia comunicativa:
primero se acoge la Buena Noticia, se madura en comunidad y, solo entonces
se testimonia en la “plaza pública digital”. La misión es la participación de
todo bautizado en el envío del Hijo y del Espíritu para que el Reino alcance a
“toda criatura” (Mc 16,15). La misión digital es parte de la única misión dada
por Cristo a su Iglesia, pero que se desarrolla en el continente digital.

A partir de estas clarificaciones conceptuales, podemos releer los envíos
del Resucitado que se examinan cómo debe desarrollarse esa misión.
2. Los envíos de Jesús Resucitado en los Evangelios sinópticos

La naturaleza de la Iglesia es ser misionera (AG 2)9. Esta afirmación
contundente resume la centralidad de la misión en la identidad cristiana. La
misión no es una actividad opcional, sino la consecuencia directa del encuentro
con el Resucitado y la recepción del Espíritu Santo. Los relatos del envío

6 Dicasterio para la Comunicación, “Hacia una plena presencia…”, 76.
7 Santiago Guijarro. “La misión de los discípulos de Jesús”. Seminarios sobre los Ministerios de la Iglesia 165

(2002): 333-355.
8 Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe. “Documento conclusivo de la V Conferencia General del

Episcopado Latinoamericano y del Caribe”. Bogotá: CELAM, 2007.
9 Concilio Vaticano II, “Decreto Ad gentes sobre la actividad misionera de la Iglesia”, 1965.

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misionero en los Evangelios y en el libro de los Hechos de los Apóstoles
constituyen un pilar teológico de esta vocación.

El envío misionero que Jesús confía a sus discípulos en los Evangelios surge
directamente del evento fundante de la Resurrección. Este acontecimiento no
es sólo la “mayor victoria” de Cristo, sino el punto de inflexión que reorienta la
historia y cimienta la esperanza de la humanidad. Por ello, es una vez culminado
el Misterio Pascual –con la Resurrección como clímax y Pentecostés como
impulso del Espíritu– cuando la misión de la Iglesia adquiere su pleno sentido
y dinamismo inicial. La misión, en este sentido, es una consecuencia directa
de la resurrección.

Es fundamental que comprendamos que el mandato misionero del
Resucitado, si bien único en su esencia, se nos transmite a través de cuatro
relatos evangélicos. Cada uno de estos pasajes presenta énfasis y matices
particulares que resultan cruciales para una comprensión más profunda y
completa de la naturaleza de este envío. A continuación, exploraremos los
envíos del Resucitado en los sinópticos.
2.1. El envío en Mateo

Mateo culmina su Evangelio con el envío de Jesús Resucitado a sus
discípulos. En Mt 28,16-20, Jesús se aparece a los once y les encomienda la
misión de hacer discípulos a todas las naciones, confiriéndoles su autoridad
para continuar su obra.

Este envío no se limita a un grupo selecto de personas, sino que se extiende
a todas las naciones, pues es un mensaje que abarca a “todos, todos, todos”10.
La autoridad del Resucitado es el fundamento del envío misionero. Mateo
presenta a Jesús declarando: “Se me ha dado toda autoridad (ἐξουσία) en el
cielo y en la tierra” (Mt 28,18). Esta afirmación, que recuerda la visión del Hijo
del hombre en Dn 7,14, legitima el mandato misionero.

10 Francisco. “Ceremonia de acogida en la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023”, Lisboa, 3 de agosto
de 2023.

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La palabra clave en el Evangelio de Mateo es el verbo en imperativo
μαθητεύσατε, “hacer discípulos”. Es el verbo principal del envío en Mateo,
y será reforzado por los participios que le acompañan, προσέρχομαι-vayan,
βαπτίζοντες-bautizándolos, y διδάσκοντες-enseñándoles a guardar todo lo
que enseñó Jesús. Los tres complementan el centro teológico, que es “hacer
discípulos”. Este término se refiere a propiciar un encuentro con el Señor,
acompañar un proceso de fe, pero también podemos hablar de la formación
y acompañamiento de discípulos que continúen la misión de Jesús y los once
(“discípulos misioneros”, desde Aparecida).

Hacer discípulos a lo largo de la historia cristiana se ha interpretado como
hacer conversos, hacer cristianos, también el de propiciar la experiencia de
ser creyentes y discípulos de Jesús. También como el propiciar líderes que
continúen la misión de Jesús11. El corazón de Mateo está en hacer discípulos,
es el imperativo misionero. Para Mateo la misión es el discipulado.

Desde Mateo, entendemos que nuestra misión digital es generar espacios
no sólo de encuentro con el Señor sino de acompañamiento, de discipulado
y de impulso a la misión. Sin embargo, para realizar esta meta necesitamos
cumplir los tres verbos participios que nos ofrece el evangelista:

-προσέρχομαι-vayan: La misión implica una salida, un ir al encuentro
del otro. No hay misión si no estamos dispuestos a abandonar las propias
comodidades y seguridades. Es una misión que no tiene fronteras. La era
digital nos ofrece, por su naturaleza, la oportunidad de llegar a un público
más amplio y diverso, por ejemplo, gente alejada, herida, indiferente, gente
en búsqueda, y especialmente a las nuevas generaciones que se encuentran
inmersas en el mundo digital.

-βαπτίζοντες-bautizándolos: El encuentro transformador con el Señor
encuentra su plenitud en el seno de la comunidad eclesial, donde el bautismo
simboliza la incorporación a Cristo y a su Iglesia. La misión digital, por tanto,
no debemos agotarla en la virtualidad, sino que hemos de propiciar espacios
para el encuentro personal y comunitario, impulsando a los nuevos discípulos a
integrarse plenamente en la vida de la Iglesia. Sin embargo, es curioso que para
11 Emmanuel Ezeogu, “El propósito de la Gran Comisión”, Revista de Teología Pentecostal 17, no.1 (2008):

42-43.

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Mateo el bautizo es el tercer verbo en el envío. Primero es la misión, el espacio
de encuentro con el Señor, el discipulado, y posteriormente la dimensión
sacramental. Esto constituye para nosotros una invitación a acompañar
a aquellos que aún no han sido bautizados, guiándolos primero hacia un
encuentro personal con Jesús y un proceso de discipulado, para que así puedan
abrazar la madurez sacramental con una fe y un compromiso auténtico en una
comunidad.

-διδάσκοντες-enseñándoles: El discipulado auténtico se arraiga en el
conocimiento profundo de Aquél a quien sigue. La vida cristiana, en esencia,
implica una formación continua, un aprendizaje constante sobre Jesús y su
Evangelio. No podemos amar verdaderamente a quien desconocemos. Mateo,
en su relato, subraya la importancia de la enseñanza y el acompañamiento en
el camino de la fe. En este contexto, las nuevas tecnologías emergen como
poderosas herramientas para la formación y la catequesis, complementando la
misión de la Iglesia. Cuando habla de enseñar, Mateo nos habla de procesos
de formación. Una formación no sólo a los receptores de la Buena Nueva, sino
también de los misioneros. Necesitamos formar a los evangelizadores digitales
para que puedan utilizar las herramientas digitales de forma evangélica y de
manera responsable. La formación debe incluir aspectos teológicos, éticos y
técnicos, para asegurar que la misión digital la llevemos a cabo de acuerdo
con la doctrina de la Iglesia y los principios del Evangelio12. Es fundamental
capacitar a nuestros evangelizadores digitales en áreas como la teología, la
ética digital, acompañamiento, escucha y comunicación, etc. Todo esto requiere
un acompañamiento cercano a este nuevo campo de evangelización que está
surgiendo en nuestra Iglesia.

Estamos llamados en la misión digital a propiciar un proceso de
discipulado misionero13 (empezando con una experiencia de encuentro con
12 La formación de los misioneros digitales exige una reflexión profunda sobre los contenidos de la fe y un

acompañamiento integral. Dada la novedad de esta pastoral, es crucial discernir las mejores formas de
brindar un acompañamiento efectivo desde las iglesias locales. En algunos países de Latinoamérica, se
están constituyendo pastorales específicas para el acompañamiento de la misión digital. Estas iniciativas,
impulsadas por las conferencias episcopales, se centran en la formación y acompañamiento especializado
de estos misioneros. Richard France, “The Gospel of Matthew”, en The New International Commentary on
the New Testament
, ed. Gordon Fee (Grand Rapids: William B. Eerdmans, 2007), 1115–1120.

13 Mateo es el Evangelio sinóptico que más habla sobre el discipulado. El término μαθητής aparece 45 veces
en Marcos, 71 en Mateo, 38 en Lucas. Karl Rengstorf, “Μαθητής,”, en Theological Dictionary of the NT vol.
IV,
ed. Gerhard Kittel. (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1967), 434.

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el Señor), invitando también a una dimensión sacramental (bautizando, Mt
28,19) y desde un camino catequético (enseñando, Mt 28,20) y suscitando
discípulos que asuman su vocación misionera (hacer discípulos). La misión
para Mateo es un camino de discipulado, no se queda en un saber; apunta al
“ser” del cristiano.

Mateo nos invita a recordar que cuando el resucitado envía siempre usa
el plural. Por tanto, es una misión comunitaria, eclesial, que nace de Él y debe
llevar a Él. Esto excluye todas las búsquedas solitarias y de protagonismos, un
peligro latente en las redes sociales.

De manera especial en la misión se hace presente la promesa de Jesús a
sus discípulos: “sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo” (Mt 28,20). Esta promesa de presencia divina, que evoca las palabras
de Dios a Moisés en Ex 3,12, subraya que nuestra misión como Iglesia se
desarrolla en profunda comunión con Cristo. “La misión universal iniciada por
Jesús encuentra su continuidad en la acción de sus discípulos a lo largo de la
historia”14. Realizamos el designio de Jesús en el sí histórico de cada creyente
y de la comunidad eclesial, en todas las dimensiones de la existencia humana,
incluyendo el continente digital. El Resucitado se sigue haciendo presente en
la misión de los suyos.
2.2. El envío en Marcos

El Evangelio de Marcos ofrece una perspectiva única sobre la misión
(Mc 16,14-20). Su énfasis está en la proclamación (κηρύσσω) del Evangelio
(εὐαγγέλιον) y las señales que acompañan a este anuncio. Estos aspectos son
cruciales para que comprendamos la misión digital.

Marcos, en su relato de la resurrección, introduce el concepto de
proclamación-anuncio (κηρύσσω) de la Buena Noticia (εὐαγγέλιον)15. La Buena
Noticia es el anuncio del kerigma, que se refiere al anuncio de la muerte y
14 Richard France, “The Gospel of Matthew”, en The New International Commentary on the New Testament,

ed. Gordon Fee (Grand Rapids: William B. Eerdmans, 2007), 1115–1120.
15 εὐαγγέλιον designa el reconocimiento de la buena noticia: que Dios, a través de la encarnación, muerte y

resurrección de Jesús, ha operado la salvación del mundo. U. Becker, “εὐανγέλιον”, en Diccionario teológico
del Nuevo Testamento
, ed. Lothar Coenen, vol. III (Salamanca: Sígueme, 1984), 147-153.

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resurrección de Jesús como núcleo central del mensaje cristiano. El kerigma es
por excelencia el mensaje al que deben apuntar todos los otros mensajes en la
misión digital. Es el punto de llegada, sin olvidar el proceso de acompañamiento
para esta meta. Por ejemplo, hay muchos misioneros digitales ad gentes que
buscan dar un primer anuncio a los que no están en la Iglesia, y van preparando
el camino para un posterior acompañamiento más específico en la fe.

La gran comisión en Mc 16,15, “vayan al mundo entero y proclamen el
Evangelio a toda la creación”, es un llamado a la evangelización universal, un
mandato que trasciende las fronteras del tiempo y del espacio.

El imperativo de la misión es κηρύσσω, la proclamación del Evangelio.
Una proclamación que suscita la fe, una fe en la que encontramos la salvación
(Mc 16,16). Una fe que no se queda en la predicación, sino que se manifiesta
en signos concretos (Mc 16,17-18), que tienen que ver con las necesidades,
dolores y cruces de la humanidad. Por tanto, es una misión encarnada en las
sombras y luces de nuestro mundo. Es una misión que parte de la realidad
concreta de las personas a las que proclamamos el Evangelio.

La “proclamación” del Evangelio se traduce en la adaptación del lenguaje,
también dentro de la cultura digital. Es un mensaje que debe tener en cuenta
el lenguaje y la realidad del receptor. La evangelización desde Marcos no se
agota en la proclamación verbal, ya que Jesús enseña principalmente a través
de sus acciones, combinando palabras con signos concretos. Para Marcos,
los discípulos de Jesús están llamados a participar activamente en esta tarea
mesiánica, integrando la predicación verbal con el testimonio de vida (Mc
6,6b-13; 6,30). La perspectiva misionera de Marcos presenta un equilibrio
esencial entre la proclamación y la acción16.

Mc 16,17-18 nos habla de la dimensión profética de la misión, algo
aplicable también a la misión digital. Las redes son un poderoso canal de
comunicación, un medio en el que como cristianos podemos vivir nuestra
misión profética de anunciar, denunciar y consolar. La búsqueda de la justicia
y la solidaridad también son un gran puente que las redes pueden abrir, incluso
16 Guillermo Cook y Ricardo Foulkes, “Marcos”, en Comentario Bíblico Hispanoamericano, ed. por Justo

González y René Padilla (El Paso, TX: Editorial Caribe / Mundo Hispano, 2003), 369–372.

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con los no creyentes17. Las redes sociales pueden dar voz a quienes los medios
de comunicación sociales tradicionales olvidan, un campo ideal para vivir la
dimensión profética de la vida cristiana.

La palabra “fe-creer” es una de las palabras que más se repiten a lo largo
del envío en Marcos. La fe aparece como un elemento central en el envío. En
Mc 16,14, Jesús reprende a los discípulos por su incredulidad (ἀπιστία) y dureza
de corazón (σκληροκαρδία), señalando que estas actitudes son obstáculos
para la misión. La llamada a proclamar el Evangelio implica una fe activa
que transforma primero a los misioneros, permitiéndoles llevar el mensaje con
autenticidad y convicción. En Mc 16,16, el verbo πιστεύω (creer) contrasta
los destinos de quienes creen (πιστεύσας) y quienes no creen (ἀπιστήσας),
conectando la fe con la salvación o la condena. Esto refuerza la importancia
de la misión como una invitación a la fe, donde los discípulos actúan como
mensajeros de Dios para transformar vidas18. Este énfasis responde a la relación
directa entre la predicación y la fe: la fe surge al escuchar la buena noticia
(Rom 10,17).

La misión no es sólo una proclamación de palabras, sino una invitación a
una relación personal con Dios que surge de la fe. Sin embargo, los misioneros
deben recordar que también ellos han enfrentado dudas y momentos de
incredulidad en su camino (en todos los envíos misioneros del Resucitado hay
dudas o temores de parte de los discípulos). Reconocer su propia fragilidad en
la fe no solo los humaniza, sino que les permite conectar con mayor empatía
con los destinatarios del mensaje, mostrando que el llamado de Dios alcanza y
transforma incluso a quienes dudan19.

Marcos señala que la proclamación del Evangelio se manifiesta en señales
(Mc 16,17-18) que acompañan a los creyentes. Estas señales son:

-Expulsión de los demonios y sanidad de los enfermos. Esto tiene que ver
con los dolores, sufrimiento y contrariedades del mundo. Nuestra presencia
17 Francisco, “‘Somos miembros unos de otros’ (Ef 4,25)…”.
18 Craig Evans, “Mark 8:27–16:20”, en Word Biblical Commentary, vol. 34B, eds. Bruce M. Metzger y Ralph P.

Martin (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2001), 542–543.
19 Richard France, “Mark,” en New Bible Commentary: 21st Century Edition, ed. Donald Carson (Downers

Grove, IL: IVP Academic, 1994), 1319–1320.

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como Iglesia en el continente digital es una llamada a ser un “hospital de
campaña”20, una Iglesia que escucha y acoge. Debemos considerar que esta
proclamación no se limita a palabras, sino que toma en cuenta las realidades
de sufrimiento y mal que afectan a la humanidad. Aunque la cruz no aparece
explícitamente en la conclusión de Mc, su presencia subyace en el llamado a los
discípulos a confrontar las cruces del mundo: la enfermedad, el pecado y el mal
que afligen al ser humano. De esta manera, nos sumergimos como misioneros
en las realidades concretas de aquellos a quienes predicamos, llevándonos no
solo palabras de esperanza, sino también acciones que demuestran el poder
redentor del Evangelio. Una Iglesia que es samaritana con los dolores y cruces
de la humanidad. La misión digital es un continuo “samaritanear”21.

-Hablar en lenguas: Nuestra misión está llamada a hablar en la propia
lengua de los receptores. Las redes sociales tienen un lenguaje propio y un
formato en el que el mensaje debe ser proclamado. Nuestra misión implica
desacomodarnos de estructuras y maneras tradicionales y buscar adaptarlas a
la realidad concreta de la misión. Es inculturar el mensaje a esta nueva realidad.

-Inmunidad al veneno: En las redes también se encuentra mucha violencia,
mucho odio, muchos “haters”, algoritmos que olvidan a muchos, y debemos
ser conscientes de esa realidad. Jesús nunca oculta la realidad de oposición que
puede encontrar la misión, ni de las sombras que encontraremos. Sin embargo,
la misión puede resistir los embates y oposiciones que encontrará en este
camino, porque no es nuestra misión, es la de Jesús, “y las puertas del Hades
no prevalecerán contra ella” (Mt 16,18).

El texto menciona que “el Señor los ayudaba en la obra y confirmaba
su palabra con las señales que la acompañaban” (Mc 16,20). Esto asegura
a los discípulos que nuestra labor no es solitaria, sino que cuenta con el
acompañamiento constante del Resucitado. Esta cercanía de Jesús con sus
discípulos de ayer y de hoy refuerza la conexión entre la misión y la obra

20 Francisco, entrevista de Antonio Spadaro, SJ, “Mi puerta siempre está abierta a todos”, La Civiltà Cattolica
3918 (2013): 13.

21 Francisco. “Videomensaje del Santo Padre a los participantes de ‘Hechos 29’, Encuentro internacional de
jóvenes evangelizadores digitales en México”, 6 de agosto de 2022.

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redentora del Señor, estableciendo que los misioneros participamos en un
proyecto divino de salvación.

Marcos finaliza su Evangelio señalando que los discípulos, obedientes al
mandato de Jesús, salen a predicar el Evangelio por todas partes, con la ayuda
del Señor que confirma su palabra con señales milagrosas (Mc 16,20). Marcos
destaca que es en el ir a la misión, en el ponerse en marcha, donde Jesús se
hace presente; durante la misión es donde se manifiesta su providencia. Y en
ese proclamar su Buena Nueva en las redes, Él se hace también presente. La
providencia divina y las “señales” se manifiestan en la acción misionera, más
que en la mera contemplación de buenas ideas o intenciones.
2.3. El envío en Lucas

Para Lucas, el envío misionero no se limita a los “once apóstoles”, sino que
se extiende a todos los que seguían a Jesús, es decir, “los once y los que estaban
con ellos” (Lc 24,33), lo que sugiere un grupo más amplio de discípulos22.
En consecuencia, entendemos que la misión digital es un llamado abierto a
toda la Iglesia (y no un campo reservado a un sector específico). La misión
digital está, por tanto, al alcance de todo bautizado que desee dar testimonio
de Jesús en el continente digital, sin olvidar que éste testimonio es también un
carisma (1 Cor 12,4-7). Si bien no todos los creyentes se sienten llamados a
esta pastoral específica, la Iglesia está llamada a acompañar estos misioneros.

El centro del mandato lucano es el ser “testigos con la presencia del
Espíritu Santo” (Lc 24,48-49). Este ser testigos-μάρτυρες encuentra una
nueva expresión en el mundo digital. Lucas nos habla de la manera en la que
debemos proclamar el Evangelio, siendo testigos, partiendo de la propia vida
y de la propia historia que vamos construyendo con Jesús23. Cabe destacar
que, en el ámbito de las redes sociales, los contenidos que mejor conectan
con la audiencia suelen ser aquellos que comparten experiencias y testimonios
personales sobre distintas temáticas. En consecuencia, se abre un espacio

22 Joseph Fitzmyer, “Evangelio según Lucas”, en Nuevo comentario bíblico San Jerónimo, ed. Raymond E.
Brown (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1999), 201–202.

23 Hermann Strathmann, “Μάρτυς”, en Theological Dictionary of the New Testament, ed. Gerhard Kittel (Grand
Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1967), 438-441.

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propicio para un anuncio que emane de la vivencia personal, la autenticidad y
la creatividad.

Como cristianos estamos llamados a ser en las redes también testigos de
la Buena Noticia. Ser “testigos” de todo lo que hemos visto y oído (Lc 24,48).
Este testimonio no se limita a un simple relato de los hechos, sino que implica
un testimonio que no se queda en palabras sino en hechos y vivencias concretas.

En un mundo digital donde la información puede ser manipulada y
la identidad se construye a menudo de forma superficial, es crucial que
seamos testigos auténticos del Evangelio. Dado que en las redes sociales
frecuentemente se idealizan las imágenes de ciertos influencers, nuestra misión
cristiana trasciende la mera presentación de una vida perfecta. Por lo tanto, el
testimonio auténtico que fundamenta nuestra misión digital debe basarse en la
verdad, la transparencia y la coherencia entre la vida online y offline.

Es interesante que Lucas en su envío refleja a un Jesús que muestra sus
heridas (Lc 24,39-40), no tiene temor a revelar las “marcas de su dolor”.
En ellas muestra una historia marcada por los golpes de la injusticia, pero
sobre todo del amor y la redención. Nuestra misión en las redes no debemos
enfocarla en “aparentar” una perfección del cristiano, sino en reflejar también
las adversidades, las luchas y caídas en el camino de seguimiento a Jesús. El
Evangelio no oculta las dudas, temores, errores y heridas de los personajes
bíblicos. Por tanto, nuestro testimonio es desde la realidad, incluso también
desde la vulnerabilidad, es un mensaje real.

Lucas, al hablarnos de los once-ἕνδεκα (Lc 24,9), nos refleja un número
incompleto (en comparación a la simbología bíblica en torno a doce-δώδεκα).
Manifiesta una comunidad de discípulos que han pasados importantes
adversidades, pero que incluso con esas heridas y fragilidades sale a la misión.
El término once-ἕνδεκα en este contexto refleja una comunidad herida pero que
acoge el llamado del Señor y goza de su asistencia y providencia.

La misión, en el continente digital, no es una tarea que podamos realizar
con las propias fuerzas. Es el Espíritu Santo quien capacita a los discípulos para
anunciar el Evangelio con poder y convicción (Lc 24,49). En la misión digital,

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El ser, hacer y el mensaje de la misión digital180

el Espíritu Santo es el que debe actuar y guiar la misión de los evangelizadores
digitales, inspirando no solo la creación de contenido sino abriendo también
a la escucha de los receptores del Evangelio. El evangelista nos refleja que el
gran protagonista de la misión es el Espíritu Santo; por tanto, debemos como
Iglesia estar atentos a los impulsos y llamadas constantes que Él hace a toda la
comunidad eclesial. Hoy gracias a la reflexión del Sínodo de la Sinodalidad24,
y viendo la presencia de tantos misioneros dando testimonio en las redes,
podemos evidenciar la llamada que se nos hace de proclamar la buena nueva
también en el continente digital.

Todo esto también se evidencia en la segunda parte de la obra lucana.
Hch 1,8 nos recordará que es un anuncio que debe llegar hasta los confines del
mundo. Recordemos que la palabra confines, ἔσχατος, también puede traducirse
como “últimos”. Un anuncio que también es a los últimos de la sociedad, a los
alejados, heridos e indiferentes. Ese confín del mundo nos habla también de
las periferias existenciales, de los descartados. Las redes sociales son un confín
del mundo que debemos impregnar como testigos del Evangelio.
Conclusión

En los envíos de los sinópticos encontramos un auténtico testamento de
Jesús a la Iglesia, un legado misionero que debemos llevar a cabo hasta los
confines del mundo y del tiempo. La misión encomendada a los discípulos
no es solo geográfica, sino también temporal: se extiende hasta el final de la
historia.

Cada evangelista destaca un aspecto de la misión y cómo debemos llevarla
a cabo, por tanto, hay una visión complementaria en los tres. La visión de los
tres evangelistas enriquece nuestra visión de hacia dónde y cómo debemos
llevar a cabo la misión digital.

1. Lucas nos habla del “ser” del misionero, que estamos llamados a ser
testigos, todo parte de la propia vida del misionero digital. Todo parte
del encuentro personal con el Señor y de la presencia del Espíritu Santo

24 XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. “Una Iglesia sinodal en misión. Informe de
síntesis”, 2023.

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en nuestra vida. Estamos llamados a comunicar nuestra experiencia de
Dios, por eso la importancia de que el misionero esté enraizado en la
“Fuente”. Sin una experiencia con el Señor no existe misión. En un
entorno saturado de información, el testimonio personal y comunitario
de la fe es crucial para dar credibilidad al mensaje.

2. Marcos nos habla del “mensaje”. La misión es proclamar la buena
noticia, el kerigma es hacia donde todo debe apuntar. Una proclamación
que debe manifestarse con unos signos concretos25. La misión no solo
es dar una información, sino salir al encuentro, un encuentro que parte
de la realidad del interlocutor. La misión en Mc tiene en cuenta las
cruces de la humanidad, las luces y las sombras del mundo. Es una
misión que debemos encarnar en una realidad concreta y que tiene
especial atención por los que sufren, o los descartados. Marcos nos
invita a ser profetas también en las redes sociales.

3. Mateo nos habla de la meta de la misión, “hacer discípulos”. Esto
nos habla de un proceso de acompañamiento, que va de la mano con
los otros tres participios que nos presenta el evangelista: ir, bautizar
y enseñar. La existencia de discípulos que se han encontrado con el
Señor y lo siguen depende de nuestra salida al encuentro del otro,
de procesos de acompañamiento (catequesis-enseñanza), de la mano
de una vida sacramental (bautizo) y siempre desde una perspectiva
comunitaria. Todo lo que hacemos debe apuntar a generar procesos de
acompañamiento que susciten discípulos del Señor.

La misión digital, en última instancia, es una invitación a que llevemos la
Buena Nueva a todos los rincones, incluido el continente digital, construyendo
un espacio donde reine la escucha, la misericordia y la esperanza.

La misión digital, sin embargo, no debe ser limitada a la simple presencia en
internet. No se trata de que repliquemos las estructuras y métodos tradicionales
en el mundo online, una especie de “digitalizar la pastoral”. Se trata, más bien,
de que comprendamos la cultura digital, de que leamos “los signos de los

25 Guillermo Cook y Ricardo Foulkes, “Marcos”, en Comentario Bíblico Hispanoamericano, 371-372.

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El ser, hacer y el mensaje de la misión digital182

tiempos” (GS 4)26 en este nuevo contexto, y de que utilicemos las herramientas
digitales de forma creativa y audaz para anunciar el Evangelio. Cada época
histórica debe leer los signos de los tiempos para comunicar en los nuevos
lenguajes y con los nuevos instrumentos el mensaje de vida que no cambia.

La misión digital es un campo en constante evolución, que nos requiere una
reflexión teológica continua y una adaptación constante a los nuevos desafíos
y oportunidades. Los desafíos de esta misión son considerables: la brecha
digital, la desinformación, la superficialidad, la polarización. Sin embargo, las
oportunidades son aún mayores: la posibilidad de llegar a personas alejadas,
de crear comunidad, de ofrecer formación y acompañamiento, de dialogar con
otras culturas y realidades. La misión digital es ante todo, un encuentro con
personas reales en un entorno virtual. Implica escuchar, dialogar, acompañar,
testificar la fe en un lenguaje y una cultura propios de este ámbito. La misión
digital no es una opción, sino una necesidad que tenemos hoy como Iglesia.
Es una invitación a llevar el mensaje de Cristo a un nuevo areópago, siendo
testigos del Evangelio y “fermento en la masa” en los confines del continente
digital.

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Alejandro Beltrán Romero es miembro de la Comunidad Misionera de Cristo Pastor,
y presbítero de la diócesis de El Alto, Bolivia. Posee el Bachillerato Eclesiástico
en Teología por la Facultad de Teología San Pablo, Universidad Católica Boliviana
(2018), y un Máster en Pastoral de la Prevención en Ámbitos Eclesiales, Universidad
Pontificia de México (2022). Concluye la licenciatura en Teología Bíblica en la
Universidad Católica de Valencia, España. Ha participado en varios cursos sobre
evangelización digital. Es parte del equipo que impulsa la pastoral digital en Bolivia.

E-mail: alejandro.habr2@gmail.com; ORCID: https://orcid.org/0009-0002-4675-
162X.