yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
Clara Medina Serra 151
YACHAY ADHIERE A UNA LICENCIA CREATIVE COMMONS
ATTRIBUTION-NONCOMMERCIAL 4.0
INTERNATIONAL – (CC BY-NC 4.0) BY NC
cc
Miscelánea
DOI: https://doi.org/10.35319/yachay.202581165
La sed de Dios en el mundo digital
Thirst for God in the digital world
Clara Medina Serra1
Resumen
El mundo digital es hoy un nuevo pozo de Sicar, donde muchas personas buscan
saciar su sed de sentido, verdad y comunión. Inspirado en la simbología bíblica
de la sed y el agua viva, este artículo propone una reflexión sobre la misión
digital como un llamado urgente a evangelizar, dialogar, escuchar, acompañar,
testimoniar y transformar. La misión digital no es solo una herramienta, sino
una vocación eclesial que llama a crear comunidad.
Palabras clave
Misión digital – sed – encuentro – agua viva – diálogo – sentido
Abstract
The digital world today is a new well of Sychar, where many people seek to
quench their thirst for meaning, truth and communion. Inspired by the biblical
symbolism of thirst and living water, this article proposes a reflection on
digital mission as an urgent call to evangelize, dialogue, listen, accompany,
1 Universidad Católica de Valencia, España.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
La sed de Dios en el mundo digital152
bear witness, and transform. Digital mission is not just a tool, but an ecclesial
vocation that calls for building community.
Key words
Digital mission – thirst – encounter – living water – dialogue – meaning
Introducción
El mundo digital está configurando profundamente nuestra época y
todo indica que ha llegado para quedarse. Una época marcada por la hiper
conectividad donde millones de personas habitan el espacio digital cada día.
Muchos de ellos buscando respuestas a sus inquietudes más profundas. En
este vasto continente digital, donde la información fluye constantemente, las
publicaciones no se agotan y las pantallas no se apagan, hay detrás un corazón
humano con preguntas. La sed de Dios no ha desaparecido: sólo tiene nuevos
modos de ser, nuevos lenguajes y escenarios.
Desde la tradición bíblica, la sed y el agua son símbolos fundamentales de
la experiencia espiritual. En el Antiguo Testamento, el pueblo de Israel conoce
profundamente lo que significa tener sed, tanto física como existencial: en el
desierto, en la espera, en la sequía espiritual, el agua se convierte en signo de
la presencia de Dios, de su promesa y de su providencia. Dios no solo da agua;
se da a sí mismo como fuente inagotable. En el Nuevo Testamento, Jesús se
revela como la fuente del agua viva, aquella que sacia plenamente la sed del
alma humana. El diálogo con la samaritana en el pozo de Sicar (Jn 4,1-42) es
paradigmático: una conversación que nace de la sed compartida y desemboca
en la revelación del Mesías y el envío misionero.
Hoy, ese mismo pozo puede encontrarse en los entornos digitales:
plataformas digitales, redes sociales y canales de comunicación se han
transformado en nuevos lugares de encuentro, donde miles de personas llegan
con el cántaro vacío (como la samaritana), buscando llenar sus vidas de algo
que trascienda lo efímero. La misión digital, en este contexto, no es solo una
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
Clara Medina Serra 153
herramienta pastoral o una estrategia de comunicación: es una respuesta y una
vocación eclesial para salir al encuentro de quienes están sedientos.
Existe un principio derásico2 que dice que todos los libros bíblicos hablan
a la vez. No hay ninguna parte de la Escritura que no hable de Cristo. Habla de
cómo en Cristo se ha cumplido todo. Todo lo puedes hallar ahí. “El significado
del principio unidad de la Escritura lo encontramos resumido en Misná Abot
5,22: Dale vueltas (a la Torá) una y otra vez porque todo está en ella, y en el
axioma (que a veces se convierte en procedimiento exegético): Lo que no está
en la Torá no existe en el mundo”3.
En la tradición rabínica, la Torá contiene todas las respuestas necesarias
para la vida y la historia de Israel. Jesús en el Nuevo Testamento no presenta
una enseñanza “nueva”, sino una plenitud de sentido de lo que ya estaba en la
Torá. Cada generación descubre nuevos significados en la Escritura, lo cual
justifica una interpretación constante o continua (derash).
En este sentido, en el continente digital sucede algo similar. Pareciera que
todo lo podemos encontrar ahí. Cualquier duda, deseo, inquietud, se intenta
buscar en los medios. Aunque no hayamos discernido si es cierto o no. Como
Iglesia, necesitamos de lenguajes concretos para transmitir aquello que hemos
heredado, encarnado y vivido: la experiencia de un Dios que se abre a toda la
humanidad respondiendo a nuestra sed, y nos habla a través de su palabra y en
la historia. También en el continente digital.
Este pequeño escrito propone una reflexión teológico-pastoral sobre la
misión digital como respuesta a la sed contemporánea, iluminada por la riqueza
simbólica y narrativa de la Escritura. Desde las imágenes de sed y agua en el
Antiguo Testamento hasta el gesto audaz de Jesús al pedir de beber y ofrecer
agua viva a la samaritana en el Nuevo Testamento.
2 En la tradición judía, un derash (del hebreo, ׁ“buscar, investigar”) se refiere a un método de interpretación
de textos bíblicos que busca significados más allá del sentido literal. El derash explora implicaciones,
alusiones y conexiones dentro de las Escrituras para extraer enseñanzas relevantes para el presente. Es
un tipo de acercamiento judío a las escrituras, que busca la actualización del texto bíblico. Agustín del Agua
Pérez, El método midrásico y la exegesis del Nuevo Testamento (Valencia: Institución San Jerónimo para la
investigación bíblica, 1985), 34.
3 Del Agua Pérez, El método midrásico…, 49.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
La sed de Dios en el mundo digital154
Porque en el corazón de la evangelización –también la digital– late una
certeza: solo el encuentro con Cristo puede transformar la sed en manantial, y
al buscador en misionero (también digital).
1. La sed en el Antiguo Testamento
El pueblo de Israel es, en muchos sentidos, un pueblo del desierto. Y
quien ha vivido en el desierto sabe lo que significa tener sed. No es solo una
incomodidad pasajera, es una experiencia profunda, existencial, que puede
poner en juego la vida misma. Por eso, no sorprende que la sed tenga un lugar
tan importante en las Escrituras. No solo como necesidad física, sino como
símbolo del anhelo del corazón humano por Dios, por su presencia, por su
salvación.
La Biblia nos muestra que esta sed no es ajena a la historia del pueblo de
Israel. Desde Agar e Ismael en el desierto (Gén 21,15-19), hasta los israelitas
que claman por agua en medio del camino del Éxodo (Éx 17,1; Sal 78,20),
la sed aparece como una constante. A veces fruto de la necesidad, a veces
expresión del deseo espiritual. Los profetas también recurren a este símbolo
para hablar del alma que busca a Dios.
Y esta imagen, tan antigua y a la vez tan actual, nos dice mucho sobre el
mundo en que vivimos. Hoy, también hay sed. Una sed real, honda, aunque
no siempre sepamos nombrarla. Muchos buscan llenar vacíos con ruido,
entretenimiento, consumo o productividad, pero siguen sintiéndose secos por
dentro. Y es precisamente en ese contexto donde aparece la misión digital.
Porque, al igual que en el desierto de ayer, hoy también hay corazones sedientos
que claman por una fuente que no se agote.
El concepto sed en hebreo se traduce como (Strong’s Concordance 6770)
tsamé צמא = tener sed; (Strong’s Concordance 1373) en griego: dipsos, δίψος
= sed; del verbo (Strong’s Concordance 1372) dipsao, διψάω = tener sed.
Aparece 34 veces en estas formas a lo largo del Antiguo Testamento.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
Clara Medina Serra 155
Es una experiencia humana universal, que cruza culturas y épocas. Y casi
siempre, en la Biblia, es Dios quien sacia esa sed: con agua física, pero sobre
todo con su gracia, su palabra, su presencia. Porque detrás de toda sed humana
hay un deseo de plenitud que solo Dios puede llenar.
En la misión digital nos encontramos con una realidad parecida. Hay
personas que viven permanentemente conectadas, otras que apenas se asoman
al mundo virtual. Algunas culturas están inmersas en la lógica digital, otras
más alejadas. Pero en todas ellas, la sed permanece. Podemos preguntarnos:
¿qué tipo de agua estamos ofreciendo desde la fe? ¿Cómo respondemos a esta
sed que también se manifiesta en redes, comentarios, búsquedas, likes?
2. El concepto agua en el Antiguo Testamento
Si la sed representa el deseo profundo del ser humano, el agua en la Biblia
aparece como la gran respuesta de Dios. Es uno de los símbolos más potentes
de la vida, de la bendición, del consuelo, pero también –en ciertos contextos–
del caos o del peligro. Es, en definitiva, un signo con muchas capas de sentido,
que atraviesa toda la Escritura, desde el principio hasta el final.
En hebreo, la palabra mayim ( ), siempre en plural, aparece más de 580
veces en el Antiguo Testamento (Strong’s Concordance 4325). No es un detalle
menor: el agua no solo sacia, sino que también purifica, fecunda, da vida. Sin
agua, el pueblo no puede sobrevivir. Sin agua, el éxodo se detiene. Sin agua, la
tierra prometida deja de ser promesa. Pero cuando el agua está presente, todo
florece, todo renace, todo se llena de esperanza.
Uno de los episodios más fuertes se encuentra en Éxodo 17, cuando el
pueblo, recién liberado de Egipto, tiene sed en el desierto. Esa falta de agua no
solo pone en peligro su vida, sino que cuestiona la presencia de Dios en medio
de ellos: “¿Está el Señor en medio de nosotros o no?” (Ex 17,7). No se trata
únicamente de una necesidad corporal; representa un grito existencial. No es
solo un grito físico; es un clamor existencial. En ese momento, Dios responde
con agua que brota de una roca, como anticipando que Él puede hacer brotar
vida incluso en los lugares más áridos.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
La sed de Dios en el mundo digital156
El agua, entonces, no es solo un recurso; es una señal de fidelidad. En
Deuteronomio se dice que “el hombre no vive solo de pan, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios” (Dt 8,3). Y esa palabra, a menudo, es comparada
con el agua: limpia, vivifica, renueva. Isaías lo expresa con belleza cuando
dice: “Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por agua... Presten atención
y vengan a mí; escuchen y vivirán” (Is 55,1-3). Escuchar la Palabra es como
beber: abre el alma y la despierta.
Pero no todo en torno al agua es símbolo de vida. A veces, en los profetas,
las aguas desbordadas representan también amenazas: ejércitos enemigos, caos,
pruebas que ahogan. Porque la Biblia no es ingenua: sabe que el agua también
puede arrastrar, inundar y desestabilizar. Aun así, la esperanza permanece:
Dios es capaz de dominar incluso esas aguas (Sal 93,3-4).
También es significativo que la primera y la última página de la Biblia
estén marcadas por el agua. En el Génesis, el Espíritu de Dios se cierne sobre
las aguas primordiales; y en el Apocalipsis, la visión final muestra un río de
agua viva que brota del trono de Dios (Ap 22,1). Desde el inicio hasta el final,
el agua representa el soplo de Dios que da vida y la renueva.
Bajo esta lógica, el deseo de agua, la sed, es algo más que un antecedente
del encuentro con Dios. La sed ya es, en sí misma, una forma de fe. Un corazón
sediento ya está en camino, ya está buscando, ya se ha abierto al misterio. En
palabras de José Tolentino Mendonça: “La sed no es solo preparación de la
experiencia religiosa, ya es relación con Dios”4.
Dios se ofrece como agua que calma, que consuela, que transforma. Y
lo hace no solo para que bebamos nosotros, sino para que nos convirtamos
también en fuentes para los demás. “Serás como un huerto bien regado, como
un manantial cuyas aguas no se agotan” (Is 58,11). Esa es la promesa que nos
alcanza también hoy, en medio del mundo digital. Porque el terreno digital
también tiene sed. Y también necesita del agua viva. La misión digital, cuando
se vive desde esta conciencia, puede convertirse en un canal por donde fluya
4 José Tolentino Mendonça, Elogio de la sed (Santander: Sal Terrae, 2018), 128.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
Clara Medina Serra 157
el Evangelio como un río: sereno, fresco, vital. En medio de tanto contenido
efímero, la Palabra de Dios puede ser ese oasis inesperado que sacie de verdad.
3. La sed y el agua en el mundo digital a la luz del Evangelio según Juan
En el Evangelio según Juan, encontramos un encuentro precioso: el de
Jesús con una mujer samaritana junto al pozo de Jacob (Jn 4,1-42). Allí, bajo
el calor del mediodía, se cruzan dos mundos, dos historias y dos sedes. La
sed física de Jesús, que pide de beber, y la sed profunda de aquella mujer, que
quizás ni siquiera sabía lo que buscaba. Y, sin embargo, en ese encuentro se
abre un camino de revelación, de transformación y de misión.
Este relato no solo es bello por su narrativa, sino profundamente actual.
En él descubrimos que la sed humana es el punto de partida para que brote el
agua viva que Jesús ofrece. Y ese mismo dinamismo –la sed y el agua, el deseo
y el don– lo encontramos hoy en un lugar que muchas veces no asociamos con
lo sagrado: el mundo digital.
Podríamos preguntarnos, con honestidad: ¿Hay sed en el continente
digital? ¿De qué tipo? ¿Qué buscan quienes entran, casi instintivamente, a
redes sociales, a plataformas de contenido, a espacios virtuales? En apariencia,
muchos buscan solo entretenimiento, distracción o conexión. Pero si miramos
con más profundidad, descubrimos una sed más honda: sed de sentido, de
pertenencia, de verdad, de amor. Una sed espiritual, aunque no siempre sea
reconocida como tal.
Jesús, en el pozo, no le da a la mujer una fórmula mágica. Le ofrece agua
viva. Le habla de un don que viene de Dios y que es capaz de convertirse en
fuente interior. Y al hacerlo, dignifica su historia, su búsqueda, su herida, su
deseo. Es una escena de encuentro, de escucha y de revelación. Justamente lo
que más falta en muchos espacios digitales hoy.
El mundo digital está lleno de palabras, pero muchas veces vacío de
sentido. Está lleno de conexiones, pero muchas veces escaso de vínculos
reales. Nos expone a todos, pero a la vez nos encierra. Hay muchos mensajes,
pero pocas voces que hablen al corazón siendo profetas.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
La sed de Dios en el mundo digital158
La mujer samaritana, tras ese encuentro con Jesús, deja su cántaro y corre
al pueblo a anunciar lo que ha vivido. Ese cántaro puede simbolizar sus antiguas
búsquedas. Hoy, también nosotros podemos encontrarnos con personas que,
tras una publicación, un mensaje o un testimonio en redes, deciden “dejar su
cántaro” y emprender una nueva búsqueda.
Por eso, la misión digital no es un accesorio de la pastoral, sino una
dimensión concreta del anuncio del Evangelio. Es un nuevo pozo de Sicar,
donde se puede generar un diálogo real, profundo, fecundo. La clave no está
en que produzcamos contenido solamente y de forma aislada, sino en que
generemos encuentros. Como Jesús, que no se limita a enseñar desde lo alto,
sino que se sienta, mira, escucha, pregunta, espera.
Es en ese gesto de Jesús donde descubrimos una pedagogía evangelizadora
válida también para el hoy: acercarse con humildad, con humanidad, con sed, y
desde ahí anunciar el don de Dios. Porque nadie puede hablar del agua viva si
antes no ha sentido la sed, si no ha sido saciado por el mismo Cristo.
En el fondo, evangelizar en el mundo digital es crear espacios donde otros
puedan encontrarse con esa fuente. No se trata de tener todas las respuestas, sino
de acompañar el camino de quienes buscan. Como en el relato del evangelista
Juan, muchos podrían decir algún día, después de un mensaje, un video o una
conversación online: “Ahora creemos, no solo por lo que tú dijiste, sino porque
lo hemos oído nosotros mismos, y sabemos que este es verdaderamente el
Salvador del mundo” (Jn 4,42).
4. La misión digital como un pozo de encuentro
El diálogo entre Jesús y la mujer samaritana no es solo una escena
inspiradora del pasado; es una clave para comprender la misión hoy. Junto al
pozo, lo que ocurre no es una simple conversación, sino un verdadero encuentro
transformador, donde se revela la sed, se ofrece el don y se despierta una
vocación. Todo eso ocurre en un espacio cotidiano, en un lugar aparentemente
ordinario. Eso es lo hermoso del Evangelio: Dios se manifiesta en nuestro día
a día, en lo sencillo, en lo inesperado.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
Clara Medina Serra 159
Así como el pozo de Jacob fue, para aquella mujer, un lugar de encuentro
con el Mesías, también el mundo digital puede convertirse en un pozo
contemporáneo, donde Jesús sigue esperando, donde su Palabra puede resonar
y transformar vidas.
El relato de Juan 4 nos recuerda que no basta con saber que el pozo
está allí. La mujer conocía la historia del lugar, pero no se había encontrado
aún con la fuente verdadera. Algo parecido puede ocurrir hoy con muchas
personas en redes sociales: están “cerca del pozo”, pero aún no han tenido un
encuentro profundo con Cristo. Y ahí es donde la misión digital tiene sentido:
como mediación, como puente, como lugar de paso donde alguien se detiene,
escucha, se siente mirado y reconocido.
Jesús no necesitó grandes recursos. Solo se sentó, pidió de beber, y desde
esa sencillez abrió una conversación que tocó el corazón. En el mundo digital,
la misión no siempre requiere grandes producciones, sino autenticidad. Una
palabra oportuna, un mensaje desde el alma, un contenido que hable al corazón
puede ser más evangelizador que mil técnicas. Lo que comunica el Evangelio
no es solo lo que decimos, sino cómo miramos, cómo escuchamos, cómo nos
acercamos.
Hoy, los “pozos digitales” son múltiples: una historia en Instagram, un
comentario en una publicación, una reflexión en alguna plataforma digital, un
mensaje privado enviado en un momento crucial. Allí también se puede abrir
una conversación verdadera. La misión digital consiste en estar presentes con
sentido, con profundidad, con esperanza, confiando en que el Espíritu sigue
obrando.
El Papa Francisco, en Christus Vivit, nos invita a no descuidar este
ambiente donde tantos jóvenes viven buena parte de su día: “El ambiente digital
es una plaza donde los jóvenes pasan mucho tiempo y pueden encontrarse con
mensajes tanto de bien como de mal. Es un ámbito misionero que no podemos
ignorar” (CV 210). Esa plaza digital puede ser un ágora de diálogo, un patio de
encuentros, un atrio de búsqueda. La pregunta no es si hemos de estar allí, sino
cómo estar, desde qué mirada, con qué corazón.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
La sed de Dios en el mundo digital160
Porque en ese mismo mundo digital –a veces hostil, a veces superficial–
también hay sed. Y también allí, Jesús sigue pidiendo de beber, y sigue
ofreciendo agua viva. La pregunta para nosotros es: ¿nos sentamos junto
al pozo? ¿Nos atrevemos a escuchar con atención, a hablar con nobleza, a
acompañar con ternura? La misión digital no es otra cosa que eso: replicar el
estilo de Jesús en nuevos espacios, con la misma pasión por el encuentro y el
mismo deseo de dar vida.
5. La misión digital y el encuentro con el “extranjero”5
Los samaritanos eran un pueblo particular, desautorizados por la ortodoxia
judía y vistos como impuros. Algo parecido puede suceder en el mundo digital.
Así como Jesús cruzó límites culturales y religiosos, nosotros debemos cruzar
límites digitales y sociales. Es decir, realizando una publicación en cualquier
red digital estamos llegando a personas más allá de nuestras fronteras. Estamos
llegando no solo a los seguidores que siguen las cuentas católicas sino más
allá de ellos (a los alejados, los indiferentes, los ateos, los que profesan otra
religión, etc). La misión digital es espacio de encuentro.
Cuando el evangelista expresa: “tuvo que pasar por Samaria”, en griego
Ἔδει δὲ αὐτὸν διέρχεσθαι διὰ τῆς Σαμαρεία, implica necesidad. Es semejante
a la expresión lucana en Lc 19,5 cuando usa la expresión griega δεῖ: “Zaqueo
baja pronto porque conviene que entre en tu casa”. Es necesario, conviene;
habla de la urgencia de Jesús por salvar al hombre. ¿No será pues, esa nuestra
invitación para estar en las redes? ¿Una urgencia por estar ahí, samaritaneando6
el mundo digital?
Así como Jesús buscó el encuentro con la mujer samaritana, también así
nos busca hoy a nosotros. Tiene sed de nosotros y arriesga todo por nosotros.
Quiere encontrarnos en el pozo, allá donde buscamos agua. Para que sepamos
beber de la fuente, la única que sacia nuestra sed. Ahí nos espera. Para dialogar
con nosotros, para que caminemos hacia nuestro interior y reconozcamos
quienes somos. Para que lo reconozcamos a él como el Mesías, el hijo de Dios
vivo, el Salvador del mundo.
5 Interpretemos el concepto extranjero (samaritano) como el receptor de la misión digital.
6 Francisco, “Videomensaje del Santo Padre a los participantes de ‘Hechos 29’”.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
Clara Medina Serra 161
Es posible el encuentro en el mundo digital. Es posible la escucha. Aunque
no sea un encuentro físico, puede ser profundamente transformador, como lo
fue el encuentro entre Jesús y la samaritana.
6. Diálogo de Jesús con la samaritana
Examinamos algunos versículos clave del diálogo de Jesús con la
samaritana.
6.1. Jesús dice: “Dame de beber” (Jn 4,7)
Todo comienza con una frase simple: “Dame de beber”. Jesús inicia el
diálogo desde su propia necesidad, desde una sed real. Pero ese gesto es más
que una petición física: es una apertura al encuentro, un puente hacia el corazón
del otro.
Jesús no se impone, no predica desde arriba. Se muestra vulnerable y
humano. Así abre espacio a una conversación transformadora, que va desde el
agua del pozo hasta la revelación del agua viva. En el mundo digital, ese mismo
estilo es clave: la misión no comienza con respuestas, sino con preguntas; no
con certezas, sino con cercanía.
También nosotros, como misioneros digitales, estamos llamados a
acercarnos desde nuestra humanidad, iniciando diálogos que escuchen, que
despierten, que dignifiquen. Allí donde haya alguien con sed, el Evangelio
puede hacerse presente.
Cabe siempre que nos preguntemos como misioneros: ¿Estoy usando
mi presencia digital para llevar agua viva a los demás? Porque no basta que
nosotros bebamos de la fuente de agua viva, sino que somos llamados a
compartir con los demás que son también fuente de agua viva. No podemos
quedarnos sólo como generadores de contenido sino también como personas
que hacemos comunidad, compartiendo lo de otros y siendo testigos. Cada
publicación puede ser una oportunidad para regar el terreno de un sediento.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
La sed de Dios en el mundo digital162
6.2. Jesús dice: “Si conocieras el don de Dios” (Jn 4,10)
Jesús, con delicadeza, lleva a la mujer samaritana a mirar más allá de
lo evidente: “Si conocieras el don de Dios…” (Jn 4,10). Ella piensa en agua
física, en un pozo profundo, pero Jesús le habla del don que transforma la vida
desde dentro.
En el mundo digital, muchas personas buscan sin saber exactamente qué
anhelan. Llenan sus días de contenido, pero siguen vacíos. Por eso, como
misioneros digitales, estamos llamados a mostrar, con creatividad y verdad,
que Dios tiene algo más para ofrecer: una fuente que no se agota, un amor que
sacia.
Evangelizar en las redes no es imponer, sino revelar. No es gritar, sino
suscitar. Que nuestras palabras, imágenes y gestos digitales puedan ser ventanas
abiertas al don de Dios. El Papa Francisco nos llama a ser una Iglesia en salida,
también en lo digital. “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por
salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por encerrarse y aferrarse a sus
propias seguridades” (EG 49)7.
6.3. Jesús dice: “Abran los ojos y miren los campos. Ya están maduros
para la cosecha” (Jn 4,35)
Cuando Jesús invita a mirar los campos listos para la cosecha, está
hablando de urgencia y oportunidad. La misión no puede esperar. El momento
de anunciar es ahora. En el mundo digital, esa urgencia es aún más palpable:
miles de personas tienen sed cada día. Y muchos están listos para recibir la
Palabra.
Jesús nos pide abrir los ojos: ver con mirada misionera. Cada publicación
puede ser semilla; cada encuentro, una oportunidad de siembra o de cosecha.
La misión digital no es solo una posibilidad, es una responsabilidad.
7 Francisco. “Exhortación apostólica Evangelii gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual”,
2013.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
Clara Medina Serra 163
7. La misión digital: ser testigos y enviados del Salvador del mundo
El relato de Juan 4 culmina con una confesión fuerte de fe: los samaritanos
reconocen a Jesús como “el Salvador del mundo” (Jn 4,42). Todo comenzó con
el testimonio de una mujer, y terminó en el encuentro personal con Cristo. Así
también es la misión digital: empieza en lo pequeño, en lo cotidiano, y puede
abrir el camino a una fe más profunda.
Hoy somos testigos llamados a compartir lo que hemos visto, oído y
vivido. No solo con palabras, sino con una vida coherente, con una presencia
cercana y auténtica también en lo digital. Porque el mundo necesita no solo
contenidos cristianos, sino cristianos que sean verdaderamente testigos del
amor de Dios.
Ser misionero digital es vivir con los ojos abiertos, con el corazón en
salida, y con la certeza de que Cristo sigue queriendo saciar la sed del mundo.
Como lo dice el Papa Francisco: “La evangelización tiene mucho que ver con
el testimonio. Ser testigos significa mostrar con la vida lo que anunciamos con
las palabras” (EG 127).
La misión digital es una nueva frontera de evangelización. Somos enviados.
Jesús, el Salvador del mundo, sigue sediento de discípulos que anuncien su
amor en cada rincón del ambiente digital.
El tiempo de la cosecha no es un final, sino un comienzo, el comienzo de
la misión universal en la que han de participar los discípulos. A partir de ahora,
“el agua viva” ‒lo más necesario para la vida‒ y “el culto al Padre en espíritu
y en verdad” forman parte de un proyecto de alcance universal8.
Conclusiones
La misión digital es terreno fértil, una tierra sedienta donde se puede
acompañar en la búsqueda de la fuente de agua viva. En el continente digital,
como en el pozo de Sicar, se dan encuentros transformadores. Así como Jesús
se acercó a una mujer samaritana –marginada y sedienta– para ofrecerle el
8 Cf. Jean Zumstein, Il Vangelo secondo Giovanni, vol. II, 195.
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
La sed de Dios en el mundo digital164
agua viva, también nosotros somos llamados a acercarnos a quienes buscan, a
quienes preguntan, a quienes simplemente “navegan”. En medio de clics, likes,
mensajes, comentarios, publicaciones, se esconden corazones que anhelan lo
eterno y que tienen sed.
El modelo misionero de Jesús en Juan 4 es paradigmático para la misión
digital:
• Jesús toma la iniciativa: no espera a que lo busquen, sino que se
adelanta al encuentro.
• Rompe fronteras: culturales, religiosas, sociales.
• Escucha y dialoga: inicia una conversación que no juzga, sino que
revela.
• Despierta la sed espiritual: transforma una necesidad física en
apertura al misterio de Dios.
• Envía a la misión: la mujer se convierte en testigo y transmisora de
la fe.
La misión digital debe seguir esta misma lógica. Es una misión que no
se hace en solitario: como en la cosecha evangélica, unos siembran, otros
riegan, y todos participan del proyecto salvífico de Dios. Como la experiencia
de los discípulos, de los samaritanos y de cada uno de nosotros, misioneros.
Evangelizar hoy en lo digital requiere equipos sinodales, donde caminemos
juntos en discernimiento misionero, en diálogo constante, como tanto nos ha
invitado a vivir el Papa Francisco. Al reconocernos sedientos, nos encontramos
en el mismo pozo, y bebemos del agua viva que Jesús ofrece, esa que sacia el
alma y brota para la vida eterna (Jn 4,14).
En este marco, el relato de la samaritana se revela como una guía espiritual
y pastoral para la evangelización digital. Nos recuerda que la sed de Dios no ha
desaparecido: solo ha cambiado de formas y de lenguajes. Y que el agua viva
que ofrece Cristo sigue brotando allí donde alguien se atreve a compartirlo con
autenticidad. ¡Seamos misioneros, también en el continente digital!
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
Clara Medina Serra 165
Bibliografía
Del Agua Pérez, Agustín. El Método midrásico y la exegesis del Nuevo
Testamento. Valencia: Institución San Jerónimo para la investigación
bíblica (Biblioteca Midrásica, 4), 1985.
Dicasterio para la Comunicación. Hacia una plena presencia: Reflexión
pastoral sobre la interacción en las redes sociales. Ciudad del
Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 2023.
Francisco. “Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium sobre el anuncio
del evangelio en el Mundo actual”. https://www.vatican.va/content/
francesco/es/apost_exhortations/docu men ts /papa- f rancesco_
esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html.
Francisco. “Exhortación Apostólica Postsinodal Christus
Vivit”. https://www.vatican.va/ c o n t e n t / f r a n c e s c o / e s / a p o s t _
exhortations/documents/papa- f r a n c e s c o _ e s o r t a z i o n e -
ap_20190325_christus-vivit.html.
Francisco. “Videomensaje del Santo Padre a los participantes de ‘Hechos
29’. Encuentro internacional de jóvenes evangelizadores digitales
en México [Monterrey, 5-6 de agosto de 2022]”. https://www.
vatican.va/content/francesco/es/messages/pont-messages/2022/
documents/20220806-videomessaggio-hechos29.html.
Josefo, Flavio. Antigüedades judías. Traducido por José Vara Donado. Madrid:
Akal, 1997.
Strong’s Concordance, https://biblehub.com/strongs.htm.
Tolentino Mendonça, José. Elogio de la sed. Santander: Sal Terrae, 2018.
XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. “Una Iglesia
sinodal en misión. Informe de síntesis”. https://www.synod.va/
yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 151-166
La sed de Dios en el mundo digital166
content/dam/synod/assembly/synthesis/spanish/2023.10.28-ESP-
Synthesis-Report_IMP.pdf.
Zumstein, Jean. Il Vangelo secondo Giovanni. Vol. II. Traducido por Riccardo
Larini. Turín: Claudiana, 2017.
Clara Medina Serra, española, es religiosa de la Congregación Salesianas Misioneras.
Posee una Licenciatura en Educación Social por la Universidad de Valencia, España
(2010) y el Bachillerato Eclesiástico en Teología por la Facultad de Teología San Pablo,
Universidad Católica Boliviana (2017). Concluye la licenciatura en Teología Bíblica
en la Universidad Católica de Valencia, España. Tiene amplia experiencia pastoral,
y un diplomado en Evangelización Digital por el CELAM (2025). Es miembro del
equipo de la misión digital de la Asociación iMISSION.
E-mail: hnaclaramedinasm@gmail.com; ORCID: https://orcid.org/0009-0007-6722-
9837.