yachay Año 42, nº 81, 2025, p. 125-150
Agustín Podestá Marco Enrique Salas Laure 125
YACHAY ADHIERE A UNA LICENCIA CREATIVE COMMONS
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INTERNATIONAL – (CC BY-NC 4.0) BY NC
cc
DOI: https://doi.org/10.35319/yachay.202581164
Una misión digital con rostro samaritano. Claves pastorales
del magisterio del Papa Francisco sobre la cultura digital
A digital mission with a Samaritan face. Pastoral keys in Pope
Francis’s magisterium on digital culture
Agustín Podestá1
Marco Enrique Salas Laure2
Resumen
El presente artículo explora la comprensión de la misión digital en el magisterio
del Papa Francisco, en estrecha conexión con su propuesta de una Iglesia
en salida misionera. A partir del análisis de diversos documentos de su
magisterio, se muestra cómo la conversión pastoral y misionera constituye
la clave hermenéutica fundamental para interpretar la presencia eclesial en
los ambientes digitales. Asimismo, se examina el modo específico en que
Francisco configura la misión digital como una práctica evangelizadora
encarnada, creativa y samaritana.
Palabras clave
Iglesia en salida – misión digital – samaritanear – encuentro – conversión
misionera
Abstract
This article explores the understanding of digital mission in the magisterium
of Pope Francis, closely linked to his proposal of a Church that goes forth.
1 Universidad del Salvador, Argentina.
2 Centro Sofía de la Universidad del Sagrado Corazón, San Juan, Puerto Rico.
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Drawing on the analysis of various papal speeches, exhortations, and
messages, it demonstrates how pastoral and missionary conversion constitutes
the key hermeneutical lens for interpreting an ecclesial presence within digital
environments. Furthermore, it examines the specific manner in which Francis
envisions digital mission as an embodied, creative, and Samaritan evangelizing
practice.
Key words
Church that goes forth – digital mission – samaritan presence – encounter –
missionary conversion
Introducción
En el corazón del pontificado de Francisco resuena con fuerza el llamado
a una Iglesia en salida, animada por una conversión pastoral y misionera que la
impulse a llegar a todos, sin excepción. Esta clave eclesiológica, que articula
tradición y renovación, ha permeado diversos ámbitos de la vida eclesial,
incluyendo –de manera cada vez más explícita– el mundo digital. En una
época marcada por profundas transformaciones culturales, el Papa ha insistido
en la necesidad de que la Iglesia no solo utilice los medios digitales, sino
que habite este nuevo espacio, reconociéndolo como un verdadero ambiente
vital y misionero, un lugar teológico3. Esta perspectiva se ilumina aún más al
considerar su voluntad de integrarse en el “nosotros” eclesial de la Asamblea
Sinodal, que, al dirigirse a todo el Pueblo de Dios, ofreció en su Documento
Final una serie de intuiciones que confirman y desarrollan este enfoque (DF
2)4.
3 El proceso sinodal expresa respecto a la cultura digital: “La originalidad de la propuesta de realizar el Sínodo
en los ‘ambientes digitales’ no radicó en la utilización de los instrumentos, sino en la valoración de los
espacios digitales como ‘locus’, habitados por las personas de un modo natural y propio, mirando su realidad
desde su propia cultura”. XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. “El Proceso Sinodal:
Documentos”, 245.
4 “El Documento Final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro (cf. EC 18 § 1; CCE 892) y
pido que sea acogido como tal. Representa una forma de ejercicio de la enseñanza auténtica del Obispo de
Roma que presenta algunos rasgos novedosos pero que, en realidad, corresponde a lo que tuve ocasión de
precisar el 17 de octubre de 2015, cuando afirmé que la sinodalidad es el marco interpretativo adecuado para
comprender el ministerio jerárquico”. Francisco. XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.
“Documento final. Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”, 26 de octubre de 2024.
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Si bien el proceso sinodal (2021–2024) ha dado pasos significativos en
esta dirección –como lo evidencia la constitución del Grupo de Investigación
3 sobre culturas digitales, así como los recientes documentos que abordan de
manera más sistemática la evangelización en estos entornos–, y aunque el
Dicasterio para la Comunicación ha publicado un texto fundamental al respecto
(“Hacia una plena presencia. Reflexión pastoral sobre la interacción en las
Redes Sociales”), el presente artículo se ceñirá exclusivamente al magisterio
personal del Papa Francisco.
Dado que el magisterio de Francisco abarca más de una década y
comprende una vasta producción doctrinal, pastoral y comunicativa, se ha
optado por considerar únicamente aquellas fuentes en las que el Santo Padre se
refiere explícitamente al entorno digital como espacio antropológico, cultural
y misionero. En particular, se han seleccionado discursos, exhortaciones
y mensajes dirigidos a jóvenes, agentes de pastoral digital y organismos
eclesiales vinculados con la comunicación, por tratarse de intervenciones en
las que el Papa desarrolla con mayor claridad su visión sobre la evangelización
en la cultura digital. Esta elección metodológica responde al propósito de
reconstruir con fidelidad al pensamiento del pontífice las claves pastorales que
configuran su propuesta de una misión digital con rostro samaritano.
En este marco, el artículo se desarrolla en cuatro pasos complementarios.
En primer lugar, se presentan los fundamentos de la conversión misionera
como clave hermenéutica para comprender la reforma de la Iglesia en el
pontificado de Francisco. Luego, se explora cómo esta dinámica misionera
se despliega en el contexto de la cultura digital, identificada como nuevo
escenario pastoral. En tercer lugar, se analiza la articulación entre conversión
misionera y misión digital. Finalmente, se propone una reflexión sobre la
actitud samaritana –“samaritanear”– como forma de habitar y configurar la
presencia evangelizadora en los ambientes digitales.
1. La conversión misionera en el camino de reforma de la Iglesia
El impulso reformador es una característica esencial de la Iglesia, presente
a lo largo de su historia como un proceso de renovación constante. Si nos
enfocamos en el último milenio, podemos identificar momentos clave que
han marcado su desarrollo. La reforma gregoriana, iniciada en el siglo XI,
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buscó purificar las estructuras eclesiásticas frente a las influencias feudales.
Más tarde, los grandes cismas, como el de Oriente y Occidente en el siglo
XI y el conflicto del papado Aviñón en los siglos XIV y XV, respectivamente
revelaron tensiones profundas que exigieron respuestas conciliares, reforzando
la idea de que la Iglesia siempre debe estar en proceso de renovación.
Los siglos posteriores estuvieron marcados por hitos reformistas de gran
impacto. El Concilio de Trento, en respuesta a la Reforma protestante, estableció
medidas para fortalecer la disciplina y la formación del clero. En el siglo XIX,
el Concilio Vaticano I abordó los desafíos de la modernidad, mientras que el
Concilio Vaticano II, en el siglo XX, marcó un punto de inflexión al enfatizar
una visión más pastoral y comunitaria de la Iglesia, superando enfoques
excesivamente institucionales. Estos procesos muestran que la reforma no
es una excepción, sino una dinámica permanente que combina fidelidad a la
tradición con aggiornamento a los nuevos tiempos5.
En este devenir histórico se inscribe el pontificado del Papa Francisco,
quien ha insistido en la necesidad de una Iglesia en salida, capaz de renovarse
para responder a los desafíos actuales. En este sentido, una de las claves de
interpretación de la eclesiología del papa Francisco radica –precisamente– en
la reforma de la Iglesia. Sin embargo, esta reforma no se plantea de cualquier
modo sino en clave de salida misionera. El obispo de Roma, en su Exhortación
Apostólica Evangelii gaudium, expresa: “Espero que todas las comunidades
procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una
conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están” (EG
25)6. Este deseo de una conversión pastoral y misionera hace eco, por ejemplo,
en Pablo VI, quien afirmó: “La Iglesia existe para evangelizar”7. También en
Juan Pablo II, quien escribe en Redemptoris missio que “la causa misionera
5 En este horizonte, el Documento de trabajo para la etapa continental del proceso sinodal (octubre de 2022)
sostiene: “Al mismo tiempo, caminar juntos como Pueblo de Dios requiere que reconozcamos la necesidad
de una conversión continua, individual y comunitaria. En el plano institucional y pastoral, esta conversión se
traduce en una reforma igualmente permanente de la Iglesia, de sus estructuras y de su estilo, siguiendo las
huellas del impulso al aggiornamento continuo, legado precioso que nos ha dejado el Concilio Vaticano II”.
XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. “‘Ensancha el espacio de tu tienda’ (Is 54,2).
Documento de trabajo para la etapa continental”, 101.
6 Francisco, “Exhortación apostólica Evangelii gaudium sobre el anuncio del evangelio en el mundo actual”,
2013.
7 Carlos M. Galli, “La teología pastoral de Evangelii Gaudium en el proyecto misionero de Francisco”, Teología
114 (2014): 35.
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debe ser la primera” (RM 86)8 y, en este sentido, “la actividad misionera
representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia” (EG 15). Asimismo, a
los obispos de Oceanía les expresaba: “toda renovación en el seno de la Iglesia
debe tender a la misión como objetivo para no caer presa de una especie de
introversión eclesial” (EO 19)9.
Más aún, Francisco, profundamente influido por el magisterio
latinoamericano, es heredero del Documento Final de Aparecida. En dicho
texto, los obispos subrayan la necesidad de pasar de “una pastoral de mera
conservación a una pastoral decididamente misionera” (DA 548)10. En
esta línea, el Papa latinoamericano afirma con contundencia que “la salida
misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia” (EG15). Por lo tanto, la
eclesiología de Francisco es, sin duda, misio-céntrica, siguiendo, entre otros
autores y autoras, a Carlos M. Galli11; por ello no duda en calificar a la Iglesia
como “discípula misionera” (EG 40).
En esta comprensión de conversión misionera, para el obispo de Roma
juega un papel clave la intimidad y comunión con Jesús, “el primero y el más
grande evangelizador” (EG 12)12. La intimidad comprendida como intimidad
itinerante y la comunión configurada como comunión misionera (EG 23).
Siguiendo esta comprensión, Francisco sostiene que “la mejor motivación para
decidirse a comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor, es detenerse en
sus páginas y leerlo con el corazón” (EG 264), y alerta: “A veces perdemos el
entusiasmo por la misión al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades
más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el
Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno” (EG 265). A
partir de esta relación con el Maestro, la Iglesia reconoce lo vital que es que ella
misma “salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las
ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo” (EG 23), configurando así “todas
las regiones de la tierra en un estado permanente de misión” (EG 25). En el
8 Juan Pablo II, “Carta Encíclica Redemptoris missio sobre la permanente validez del mandato misionero”,
1990.
9 Juan Pablo II, “Exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Oceania sobre Jesucristo y los pueblos de
Oceanía: seguir su camino, proclamar su verdad, vivir su vida”, 2001.
10 Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe. “Documento conclusivo de la V Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe”, 2007.
11 Galli, “La teología pastoral de Evangelii Gaudium…”, 35.
12 Francisco aquí sigue al papa Pablo VI (EN 7). Pablo VI, “Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi acerca
de la evangelización en el mundo contemporáneo”, 1975.
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hilo de su argumentación, Francisco invita a la Iglesia a un “movimiento de
salida de sí, de misión centrada en Jesucristo, de entrega a los pobres” (EG 97).
La conversión misionera de la Iglesia, entendida como una transformación
integral de su ser y actuar, afecta a toda su vida. En este sentido, se lee en
Evangelii Gaudium: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo
todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda
estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización
del mundo actual más que para la autopreservación” (EG 27). Así, los criterios
que deben guiar la reforma de la Iglesia –especialmente en sus estructuras– no
pueden separarse de su dimensión misionera y pastoral. La evangelización,
entendida como un llamado dirigido a “todos, todos, todos”13, es decir, sin
excluir a nadie (EG 14), debe ser el horizonte que oriente toda renovación
estructural. Esto implica que las estructuras eclesiales no son fines en sí
mismas, sino medios al servicio de una Iglesia en salida, capaz de llegar a las
periferias existenciales y geográficas con mayor agilidad y testimonio creíble.
Esta conversión misionera se concretiza –entre otras formas– a través de la
imagen de la “Iglesia en salida”. Esta figura encuentra hondos ecos en la Sagrada
Escritura: cuando Abraham acepta el llamado a salir hacia una tierra nueva (cf.
Gn 12,1-3), o cuando el Señor dice al profeta Jeremías: “Adondequiera que yo
te envíe, irás” (Jr 1,7). Con este trasfondo bíblico –posible de ser enriquecido
con otros textos y narraciones– Francisco propone que la salida sea hacia “los
escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la
Iglesia” (EG 20). En esta lógica, afirma que “cada cristiano y cada comunidad
discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados
a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a
todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20). Tomar esta
invitación en serio es preferir una Iglesia “accidentada, herida y manchada por
salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de
aferrarse a las propias seguridades” (EG 49).
13 Francisco, “Discurso en ceremonia de acogida. Viaje apostólico a Portugal con motivo de la XXXVII Jornada
Mundial de la Juventud”. “La Palabra y la palabra, entonces, fueron para el Papa Francisco una sola cosa
en nombre de la misión evangelizadora, una misión que está dirigida a todos, sin excluir a nadie. Es más:
a ‘todos, todos, todos’, como dijo en 2023 en Lisboa, durante la Jornada Mundial de la Juventud”. Isabella
Piro, “La Palabra y la palabra: el pontificado de Francisco y el Evangelio en camino”, Vatican News (21 de
mayo de 2025).
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2. La cultura digital como nuevo escenario de la misión
Al interior de esta conversión misionera y reconociendo cuáles son los
nuevos escenarios para la misión evangelizadora, la Iglesia comprende que “el
Evangelio también se anuncia a las culturas en su conjunto” (EG 133) y, por
tanto, constantemente discierne “cómo hacer llegar la propuesta del Evangelio
a la diversidad de contextos culturales y de destinatarios” (EG 23)14. Más aún
cuando “las instituciones de la Iglesia arrancan de un mundo cultural que ya
no podría tener cabida en el nuevo mundo cultural”. En este horizonte, la
cultura digital es reconocida por el papa Francisco como un nuevo escenario
de misión. En la Exhortación Apostólica postsinodal Christus Vivit dedica
cinco numerales al respecto. Por ejemplo: “El ambiente digital caracteriza el
mundo contemporáneo. Amplias franjas de la humanidad están inmersas en él
de manera ordinaria y continua” (ChV 86)15. El Obispo de Roma comprende
que hay que superar la idea de instrumento, es decir, la comprensión del
ambiente digital como un mero artefacto para la evangelización, para asumir
el habitar la cultura del ambiente digital16. Expresa con claridad: “Ya no se
trata solamente de “usar” instrumentos de comunicación, sino de vivir en una
cultura ampliamente digitalizada” (ChV 86)17; tampoco “es suficiente adquirir
competencias tecnológicas”18. Más bien “se trata de encontrar hombres y
mujeres reales, a menudo heridos o extraviados, para ofrecerles auténticas
razones de esperanza”19 o, dicho en otras palabras, se trata de evangelizar “la
14 En la Praedicate evangelium no deja fuera esta preocupación. Al hablar del Dicasterio para la Comunicación,
recuerda que parte de la labor del dicasterio consiste en ayudar a que la Iglesia “responda de una de manera
coherente a las necesidades de la misión evangelizadora en un contexto caracterizado por la presencia y
la evolución de los medios digitales, por factores de convergencia e interactividad”. Francisco, “Constitución
Apostólica Praedicate evangelium sobre la Curia romana y su servicio a la Iglesia en el mundo”, 19 de marzo
de 2022, 183.
15 Francisco, “Exhortación apostólica postsinodal Christus Vivit”, 2019.
16 El Documento Final del proceso sinodal expresa: “La difusión de la cultura digital […] nos encuentra
desprevenidos y requiere la decisión de dedicar recursos para que el ambiente digital sea un lugar profético
para la misión y el anuncio” (DF 113).
17 Conviene considerar la definición de cultura que el propio Papa expone: “Se trata del estilo de vida que
tiene una sociedad determinada, del modo propio que tienen sus miembros de relacionarse entre sí, con las
demás criaturas y con Dios. Así entendida, la cultura abarca la totalidad de la vida de un pueblo” (EG 115).
Posteriormente amplia: “Cada pueblo es el creador de su cultura y el protagonista de su historia. La cultura
es algo dinámico, que un pueblo recrea permanentemente, y cada generación le transmite a la siguiente
un sistema de actitudes ante las distintas situaciones existenciales, que ésta debe reformular frente a sus
propios desafíos” (EG 122).
18 Francisco, “Discurso a los participantes en la plenaria del Consejo Pontificio para los Laicos”, 7 de diciembre
de 2013.
19 Francisco, “Discurso a los participantes en la plenaria del Consejo Pontificio para los Laicos”.
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cultura del ambiente digital” (DF 58), construyendo “una cultura inspirada en
el Evangelio” (DF 58).
En este sentido, Francisco reconoce que las nuevas formas de presencia
y acción evangelizadora se deben vincular no tanto a los medios –entendidos
como instrumentos– sino a la cultura20. Por lo tanto, alienta a no tener “miedo
de implicarse, de cambiar, de aprender nuevas lenguas, de recorrer nuevos
caminos, de habitar el entorno digital”21.
Asumir la categoría de cultura digital, tal como la presenta el magisterio
del Papa Francisco, implica comprenderla no simplemente como un conjunto
de tecnologías o plataformas, sino como un ambiente antropológico. En este
entorno, las personas configuran su modo de pensar, comunicarse, relacionarse,
aprender y buscar sentido. Esta comprensión permite reconocer que la cultura
digital afecta profundamente “la noción de tiempo y de espacio, la percepción
de uno mismo, de los demás y del mundo, el modo de comunicar, de aprender,
de informarse, de entrar en relación con los demás”22.
Así planteada, esta categoría invita también a una mirada esperanzada. “La
red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de
personas humanas”23. En continuidad con esta visión, el Papa ha insistido en
que la cultura digital “no es simplemente tecnología, sino que está formada por
hombres y mujeres que llevan consigo lo que tienen dentro, sus experiencias,
sus sufrimientos, sus anhelos, la búsqueda de la verdad, de la belleza, de la
bondad”24. En definitiva, se trata de un lugar existencial y relacional, habitado
por seres humanos reales, con sus búsquedas, contradicciones y esperanzas, y,
por tanto, un lugar legítimo y urgente para la misión.
20 Francisco, “Discurso a los lectores del semanario ‘Famiglia cristiana’”, 21 de mayo de 2022.
21 Francisco, “Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Comunicación”, 31
de octubre de 2024.
22 Francisco, “Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Comunicación”, 31 de
octubre de 2024. Más adelante el papa Francisco llamará la atención sobre las ambigüedades que subyacen
en esta cultura, conviene no perderlas de vista. En este sentido, advierten Marcos Morais y Chrystiano Gomes:
“Junto con las nuevas posibilidades de interacción humana en el mundo digital, surgieron nuevas formas de
exclusión y otras comorbilidades psicológicas y emocionales”. Marcos Morais Bejarano y Chrystiana Gomes
Ferraz, “Da desconexão à conexão nos ambientes digitais: acenos teológico-pastorais do Papa Francisco para
a evangelização da cultura digital”, Teocomunicação 51, no. 1 (2021): 3. Traducción propia.
23 Francisco, “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro. Mensaje para la XLVIII Jornada
Mundial de las Comunicaciones Sociales”, 2014.
24 Francisco, “Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para las
Comunicaciones Sociales”, 21 de septiembre de 2013.
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En cualquier caso, vale la pena precisar que la cultura digital no es un
complemento de la vida contemporánea; es mucho más, es un tejido simbólico
que moldea la manera en que las personas construyen su identidad, interpretan
valores y establecen relaciones. Desde la adquisición de conocimientos hasta la
experiencia espiritual, la cultura digital influye en dimensiones tan esenciales
como la familia, la comunidad o la búsqueda de sentido. Al mismo tiempo,
genera sistemas propios que impactan la economía, la educación e incluso la
religiosidad, creando narrativas y rituales siempre novedosos y cambiantes25.
Considerando lo anterior y además que “no basta pasar por las ‘calles’
digitales, es decir simplemente estar conectados: es necesario que la conexión
vaya acompañada de un verdadero encuentro”26, la Iglesia es invitada a “motivar
espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de
hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad”27. En esta dirección, en el coraje
de abrir estos espacios al interior de la cultura digital, se retoma la imagen de
la Iglesia en salida, herida, accidentada. En palabras del papa Francisco:
Lo repito a menudo: entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y
una Iglesia enferma de autoreferencialidad, prefiero sin duda la primera. Y
las calles del mundo son el lugar donde la gente vive, donde es accesible
efectiva y afectivamente. Entre estas calles también se encuentran las
digitales, pobladas de humanidad, a menudo herida: hombres y mujeres que
buscan una salvación o una esperanza28.
25 El proceso sinodal (2021-2024), en su Informe de Síntesis, 28 de octubre de 2023, hace eco de esta
intuición al sostener: “Los fieles laicos […] son, sobre todo, los que hacen presente a la Iglesia y anuncian
el Evangelio en las culturas del ambiente digital, que tiene un impacto tan fuerte en el mundo, en las
culturas juveniles, en el mundo del trabajo, de la economía, de la política, de las artes y de la cultura, en
la investigación científica, en la educación y en la formación, en el cuidado de la Casa común y, de modo
particular, en la participación en la vida pública. son, sobre todo, los que hacen presente a la Iglesia y
anuncian el Evangelio en las culturas del ambiente digital, que tiene un impacto tan fuerte en el mundo, en
las culturas juveniles, en el mundo del trabajo, de la economía, de la política, de las artes y de la cultura,
en la investigación científica, en la educación y en la formación, en el cuidado de la Casa común y, de
modo particular, en la participación en la vida pública”. XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los
Obispos. “Una Iglesia sinodal en misión. Informe de síntesis”, 8d.
26 XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. “Una Iglesia sinodal en misión. Informe de
síntesis”, 8d.
27 Francisco, “Momento extraordinario de oración en tiempos de epidemia”, 27 de marzo de 2020.
28 Francisco, “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”. A lo largo del magisterio
reciente, las metáforas con las que se ha comprendido la cultura digital han variado. Mientras Juan Pablo
II, antes de los avances más significativos de la internet y de la digitalidad, hablaba de “nuevos foros”,
Benedicto XVI habla de “continente digital”. Por su parte, Francisco usa “calles digitales”; “plazas digitales”;
“autopistas digitales”; “galaxia digital”.
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Así, las calles digitales pueden “ofrecer mayores posibilidades de
encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de
Dios”29; y, al mismo tiempo, son un lugar en el que la Iglesia puede llevar a
cabo su misión de ser casa para todos30. En esta dirección apunta Francisco
cuando expresa: “Estamos llamados a dar testimonio de una Iglesia que sea
la casa de todos. […] La comunicación contribuye a dar forma a la vocación
misionera de toda la Iglesia; y las redes sociales son hoy uno de los lugares
donde vivir esta vocación”31. Bajo esta perspectiva, se comprende mejor la
insistencia del Papa en la promoción del diálogo y el encuentro en la cultura
digital. A los participantes del Congreso Mundial de SIGNIS les decía: “La
revolución de los medios digitales de los últimos decenios ha demostrado ser
un poderoso medio para promover la comunicación y el diálogo dentro de
la familia humana”32. Dicha insistencia responde también a la forma como
la Iglesia, “desde que internet ha estado disponible, ha intentado promover
su uso al servicio del encuentro entre las personas y de la solidaridad entre
todos”33. Esta, confiesa el Obispo de Roma, es su convicción: “sólo formas de
diálogo verdaderamente inclusivas pueden permitirnos discernir sabiamente
cómo poner la inteligencia artificial y las tecnologías digitales al servicio de la
familia humana”34.
29 Francisco, “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”. De todos modos, el papa
Francisco en la Fratelli Tutti expresa un pensar menos alentador con respecto a las calles digitales. “Por
otra parte, los movimientos digitales de odio y destrucción no constituyen –como algunos pretenden hacer
creer– una forma adecuada de cuidado grupal, sino meras asociaciones contra un enemigo. En cambio, ‘los
medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia, de aislamiento y de progresiva
pérdida de contacto con la realidad concreta, obstaculizando el desarrollo de relaciones interpersonales
auténticas’. Hacen falta gestos físicos, expresiones del rostro, silencios, lenguaje corporal, y hasta el
perfume, el temblor de las manos, el rubor, la transpiración, porque todo eso habla y forma parte de la
comunicación humana. Las relaciones digitales, que eximen del laborioso cultivo de una amistad, de una
reciprocidad estable, e incluso de un consenso que madura con el tiempo, tienen apariencia de sociabilidad.
No construyen verdaderamente un ‘nosotros’ sino que suelen disimular y amplificar el mismo individualismo
que se expresa en la xenofobia y en el desprecio de los débiles. La conexión digital no basta para tender
puentes, no alcanza para unir a la humanidad” (FT 43) Francisco. “Carta encíclica Fratelli tutti sobre la
fraternidad y la amistad social”, 2020.
30 “¿Somos capaces de comunicar el rostro de una Iglesia que es ‘casa’ de todos? Hablamos de la Iglesia
con las puertas cerradas. Pero esto es más que una Iglesia con las puertas abiertas, es mucho más. Es
encontrar juntos, hacer ‘casa’, hacer Iglesia, hacer ‘casa’. Iglesia con las puertas cerradas, Iglesia con
las puertas abiertas. Es esto: hacer Iglesia, caminando”. Francisco, “Discurso a los participantes en la
Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales”, 21 de septiembre de 2013.
31 Francisco, “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”.
32 Francisco, “Mensaje a los participantes en el Congreso Mundial de SIGNIS”, 15 de junio de 2022.
33 Francisco, “‘Somos miembros unos de otros’ (Ef 4,25). De las comunidades en las redes sociales a la
comunidad humana. Mensaje para la LIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales”, 2019.
34 Francisco, “Discurso a los participantes en los ‘Minerva dialogues’ organizado por el Dicasterio para la
cultura y la educación”, 27 de marzo de 2023.
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Con lo dicho, la idea fundamental para el Obispo de Roma radica en que
hay que “misionar en los ambientes digitales”35. Sin embargo, este misionar no
se hace de cualquier modo sino llenando los espacios digitales de humanidad36.
La invitación se revela con claridad: la Iglesia está llamada a inculturarse en
este espacio, comprendiendo sus códigos para dialogar con quienes habitan allí.
En este contexto, la Iglesia enfrenta un doble desafío: por un lado, adaptarse
a los nuevos lenguajes para mantener su relevancia; por otro, iluminar
críticamente esta realidad desde el Evangelio, discerniendo sus oportunidades
y sus riesgos37. En síntesis, Francisco invita a precisar que la misión eclesial no
se dirige entonces al dispositivo, sino al ser humano que lo habita.
La Iglesia posee una larga tradición de inculturación misionera. Desde
Pentecostés hasta las misiones en Asia o América, se ha traducido el mensaje
del Evangelio a idiomas y culturas diversas. Hoy el desafío es similar: adoptar
lenguajes digitales para que el Evangelio resuene en el corazón de las nuevas
generaciones. Como en el pasado, el misionero digital debe ser un intérprete
de la fe, capaz de navegar un espacio sin fronteras donde conviven personas de
todas las culturas, unidas por una digitalidad común.
35 Francisco, “Videomensaje a los participantes de ‘Hechos 29’, encuentro internacional de jóvenes
evangelizadores digitales en México”, 6 de agosto de 2022.
36 Francisco, “Videomensaje a los participantes de ‘Hechos 29’…”. Un eco de esta solicitud, se encuentra en la
iniciativa “Rome Call”. Esta iniciativa de la Pontificia Academia para la Vida y la Fundación RenAIssance, en
palabras del Papa: “[es] un paso significativo para promover una antropología digital”. Francisco, “Discurso
a los participantes en el encuentro ‘Rome Call’ organizado por la fundación Renaissance”, 10 de enero de
2023. “Y en cuanto a la nueva cultura digital, que presenta tantos aspectos interesantes para el progreso de la
humanidad, trae consigo también una visión del hombre que aparece problemática al referirse a la necesidad
de verdad que habita en cada persona, unida a la necesidad de libertad en las relaciones interpersonales y
sociales”. Francisco, “Discurso a los participantes en la plenaria del Dicasterio para la Evangelización (Sección
para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo)”, 15 de marzo de 2024.
37 Al buscar “una mayor conciencia y consideración del impacto social y cultural de las tecnologías digitales,
especialmente de la inteligencia artificial”, Francisco confiesa su preocupación: “Me preocupa que los datos
disponibles hasta ahora parezcan sugerir que las tecnologías digitales han servido para aumentar las
desigualdades en el mundo. No sólo las diferencias de riqueza material, que son importantes, sino también las
diferencias de acceso a la influencia política y social”. Francisco, “Discurso a los participantes en los ‘Minerva
dialogues’…”. Al mismo tiempo le preocupan asuntos como la “brecha digital”. En sus palabras, “persiste una
amplia ‘brecha digital’, con millones de personas que permanecen al margen porque se ven privadas del
acceso no solo a los bienes esenciales, sino también a las tecnologías de la información y la comunicación”.
Finalmente, una tercera preocupación de Francisco son los heridos al interior de la cultura digital. Expresa: “en
las ‘autopistas digitales’ muchos resultan heridos por la división y el odio”. Francisco, “Mensaje con motivo del
día internacional de la alfabetización 2023”, 8 de septiembre de 2023.
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Del camino de Emaús a la misión en red136
3. De la conversión misionera a la misión digital
Quien misiona en los ambientes digitales –recuerda Francisco– forma
“parte de la vida misionera de la Iglesia, que nunca tuvo miedo de ir al encuentro
de nuevos horizontes y fronteras”38. Ser una Iglesia en salida misionera
presupone “una creatividad pastoral para llegar a las personas allá donde
viven, no esperando que vengan, allá donde viven, descubriendo ocasiones
de escucha, de diálogo y de encuentro”39. Así como Jesús resucitado tomó
la iniciativa de acompañar a los discípulos de Emaús, así también quienes
misionan en los ambientes digitales están llamados a “primerear”: no esperar
pasivamente, sino buscar activamente a quienes más necesitan la misericordia
de Dios y el abrazo de la comunidad eclesial. Esta actitud misionera implica
salir de las estructuras cómodas y estáticas para adentrarse en las realidades
fragmentadas del mundo virtual, llevando esperanza y cercanía40. Por lo tanto,
para el Papa Francisco es crucial renovar la relación entre la Iglesia –misioneros
y misioneras en ambientes digitales– y la gente en medio de la transformación
digital que estamos atravesando41, de tal manera que esta relación de comunión
“haga presente a Jesús en [la] cultura [digital]”42.
El Papa Francisco nos recuerda que la Iglesia en salida es una comunidad
en permanente conversión, que camina de manera sinodal para que el
Evangelio llegue a todos sin excepción. Su estilo debe ser el de la acogida,
no el juicio; la inclusión, no la exclusión; la unidad en la diversidad, no la
división. Este enfoque es especialmente relevante en el mundo digital, donde
las polarizaciones y los discursos de odio amenazan con fracturar el tejido
social. La Iglesia en salida abre sus puertas “en el mundo digital, tanto para
que la gente entre, en cualquier condición de vida en la que se encuentre, como
38 Francisco, “Videomensaje a los participantes de ‘Hechos 29’”.
39 Francisco, “Homilía en las vísperas con los Obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y
agentes pastorales. Viaje apostólico a Canadá”, 28 de julio de 2022.
40 De todos modos, conviene precisar que, así como la cultura digital no es homogénea, la forma de llevar
adelante la misión en los ambientes digitales puede configurarse de maneras diversas. Vale aquí las
palabras de Francisco en Dilexit Nos: “De alguna manera tienes que ser misionero, como lo fueron los
apóstoles de Jesús y los primeros discípulos, que salieron a anunciar el amor de Dios, salieron a contar que
Cristo está vivo y que vale la pena conocerlo. Cada uno la cumple a su modo, y tú verás cómo podrás ser
misionero” (DN 216). Francisco, “Carta encíclica Dilexit Nos sobre el amor humano y divino del corazón de
Jesucristo”, 2024.
41 Francisco, “Discurso a los lectores del semanario ‘Famiglia cristiana’”, 21 de mayo de 2022”.
42 Francisco, “Videomensaje a los participantes de ‘Hechos 29’…”.
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Agustín Podestá Marco Enrique Salas Laure 137
para que el Evangelio pueda cruzar el umbral del templo y salir al encuentro
de todos”43.
Sin embargo, la verdadera misión digital no se limita a estar presente
en internet, sino a transformarlo en un espacio de encuentro auténtico y
solidaridad concreta. La presencia evangelizadora en el mundo digital
exige una comprensión profunda de sus dinámicas particulares. Las redes
sociales representan un fenómeno ambivalente: mientras han revolucionado
positivamente la comunicación humana –facilitando conexiones globales,
colaboraciones interculturales y el intercambio de conocimientos–, también
han generado efectos preocupantes como la viralización de noticias falsas, el
aumento de la polarización ideológica y la fragmentación del diálogo social.
Dicho esto, se trata –por poner un ejemplo– de convertir los algoritmos, que
frecuentemente amplifican el conflicto, en instrumentos de comunión, y las
plataformas –que muchas veces favorecen el anonimato agresivo– en espacios
de encuentro responsable.
La verdadera evangelización digital no consiste simplemente en “estar
presente” en las redes, sino en encarnar un estilo comunicativo alternativo:
donde otros imponen ruido, el misionero ofrece escucha; donde predominan
los monólogos paralelos, él construye diálogo; donde se viraliza el odio, él
siembra misericordia. Este enfoque transformador requiere tanto competencia
técnica como profundidad espiritual, pues el mundo digital no necesita solo
contenidos religiosos, sino testimonios creíbles de humanidad redimida44.
Finalizando, el doble rostro de las redes sociales plantea un desafío crucial
para la misión eclesial: aunque son espacios donde proliferan la división y
los discursos de odio, al mismo tiempo ofrecen posibilidades inéditas para
tender puentes, compartir esperanza y tejer comunidades globales basadas en
la fraternidad. Esta paradoja no debe paralizar, sino motivar una presencia más
creativa y comprometida.
43 Francisco, “Videomensaje a los participantes de ‘Hechos 29’…”.
44 El papa Francisco, retomando una idea de Benedicto XVI, escribe: “No se ofrece un testimonio cristiano
bombardeando mensajes religiosos, sino con la voluntad de donarse a los demás a través de la disponibilidad
para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de
la verdad y del sentido de la existencia humana” (Francisco, “Comunicación al servicio de una auténtica
cultura del encuentro”.
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Del camino de Emaús a la misión en red138
La Iglesia está llamada a ser fermento en este mundo digital, demostrando
que otro tipo de comunicación es posible. Los evangelizadores pueden
convertirse en artífices de empatía, contrarrestando la cultura del descarte
con gestos de acogida; tejedores de respeto, transformando debates agresivos
en diálogos constructivos; promotores de colaboración, facilitando redes de
solidaridad concreta. Superando aquello que hacen algunos nativos digitales;
quienes “encuentran en el ámbito virtual y en las redes sociales el nuevo campo
de batalla, utilizando sin escrúpulos el arma de las noticias falsas para esparcir
veneno y destruir a sus adversarios”45. Cabe recordar aquí que muchos de esos
nativos digitales forman parte de la Iglesia. Así, el obispo de Roma recuerda
que “también los cristianos pueden formar parte de redes de violencia verbal
a través de internet y de los diversos foros o espacios de intercambio digital.
Aun en medios católicos se pueden perder los límites, se suelen naturalizar
la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda ética y respeto por la
fama ajena” (GEx 115)46.
En cualquier caso, el reto no es sencillo, pero tampoco opcional: en un
mundo donde lo digital permea todas las dimensiones de la existencia, la caridad
pastoral exige habitar estos espacios con sabiduría y audacia, convirtiendo
las redes sociales en verdaderos espacios de misión y de testimonio. El reto
implica encontrar formas cada vez más auténticas y creativas de responder
a esta pregunta: “¿qué es lo que nos ayuda a crecer en humanidad y en
comprensión recíproca en el mundo digital?”47, tomando en cuenta siempre
que “no se ofrece un testimonio cristiano bombardeando mensajes religiosos,
sino con la voluntad de donarse a los demás ‘a través de la disponibilidad
para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el
camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana’”48.
45 Francisco, “‘¡Levántate! Te hago testigo de las cosas que has visto” (cf. Hch 26,16). Mensaje para la XXXVI
Jornada Mundial de la Juventud”, 21 de noviembre de 2021.
46 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et Exsultate sobre el llamado a la santidad en el mundo actual”,
2018.
47 Francisco, “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”.
48 Francisco, “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”.
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4. “Samaritanear” en el mundo digital como actitud misionera
Francisco insiste en la importancia de encontrar “el modo de comunicar
a Jesús que corresponda a la situación en que nos hallemos” (EG 121). Para
la misión en los ambientes digitales, el Obispo de Roma propone un modo
particular de llevar adelante el anuncio de la Buena Noticia. En su mensaje
para la Jornada mundial de las comunicaciones de 2014, respondiendo a la
pregunta: ¿cómo se puede poner la comunicación al servicio de una auténtica
cultura del encuentro? Expresaba: “¿cómo se manifiesta la ‘proximidad’ en
el uso de los medios de comunicación y en el nuevo ambiente creado por la
tecnología digital? Descubro una respuesta en la parábola del buen samaritano,
que es también una parábola del comunicador. En efecto, quien comunica se
hace prójimo, cercano”49.
En un significativo mensaje en formato audiovisual50, el Papa Francisco ha
interpelado a los misioneros digitales a “samaritanear” los espacios digitales,
exhortándolos a hacerlo con “coraje y creatividad”51. Por otro lado, en la
exhortación Christus Vivit, el Papa expresa con claridad –a modo de arenga y
envío misionero– su deseo de contar con “misioneros valientes” (ChV 175)52,
refiriéndose de forma particular a la misión entre los jóvenes:
49 Francisco, “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”. Conviene tomar en cuenta
una ulterior recepción de esta reflexión del papa Francisco: “¿Qué tipo de humanidad se refleja en
nuestra presencia en los ambientes digitales? ¿Cuánto en nuestras relaciones digitales es fruto de una
comunicación profunda y sincera, y cuánto está meramente conformado por opiniones incuestionables y
reacciones apasionadas? ¿Encuentra nuestra fe expresiones digitales vivas y frescas? ¿Y quién es mi
“prójimo” en las redes sociales?”. Dicasterio para la comunicación, “Hacia una plena presencia: Reflexión
pastoral sobre la interacción en las Redes Sociales”, 5. Por otro lado, a propósito de la presencia del Buen
Samaritano en la Fratelli tutti y en el último documento publicado por el Dicasterio para la Comunicación,
Thiago Amorim Caminada comenta: “El Buen Samaritano, como ejemplo cristiano, ícono y guía, es el hilo
conductor de ambos documentos. En la encíclica, la propuesta de Francisco se dirige a toda la humanidad,
con un esfuerzo ecuménico y de diálogo interreligioso en favor de una fraternidad global. En cambio, la
reflexión pastoral [‘Hacia una plena presencia’] apela especialmente a la conducta de los cristianos para
humanizar su presencia en las redes sociales digitales. Desde la centralidad de la encíclica y la figura del
Buen Samaritano, podría decirse que [‘Hacia una plena presencia’] es una Fratelli tutti vista a través del
lente de la Comunicación, especialmente en su tercer capítulo, centrado en la construcción de vínculos
comunitarios”. Thiago Amorim Caminada, “A reflexão pastoral sobre as redes sociais digitais e a centralidade
da Cultura do Encontro para o Magistério do Papa Francisco”, Teocomunicação 53, no. 1 (2023): 8.
50 Francisco, “Videomensaje a los participantes de ‘Hechos 29’…”.
51 La expresión se ha convertido en canción en el Himno del Encuentro Internacional de Influencers y
evangelizadores digitales católicos del 2023, https://www.youtube.com/watch?v=Hp-Al7rcOT4.
52 En la Evangelii gaudium, Francisco habla de evangelizadores con Espíritu. En cambio, en la Dilexit nos
habla de misioneros enamorados o de misioneros de alma.
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¿Adónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: nos envía a
todos. El Evangelio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los
que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para
todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las
periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente.
El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia
y de su amor. Y nos invita a ir sin miedo con el anuncio misionero, allí
donde nos encontremos y con quien estemos, en el barrio, en el estudio, en
el deporte, en las salidas con los amigos, en el voluntariado o en el trabajo,
siempre es bueno y oportuno compartir la alegría del Evangelio. Así es
como el Señor se va acercando a todos. Y a ustedes, jóvenes, los quiere
como sus instrumentos para derramar luz y esperanza, porque quiere contar
con vuestra valentía, frescura y entusiasmo (ChV 177).
Retomando la propuesta conceptual de “samaritanear”, se puede observar
que ésta ha adquirido notable relevancia en el ámbito eclesial, constituyéndose
progresivamente en un principio guía para la acción misionera en el contexto de
las nuevas culturas digitales. Veamos algunos fundamentos bíblico-teológicos
que sustentan esta propuesta magisterial, examinando sus implicaciones para
una praxis evangelizadora renovada en los ambientes digitales.
El relato neotestamentario lucano comúnmente denominado “parábola
del Buen Samaritano” (Lc 10,25-37) emerge en el horizonte de la reflexión
eclesial contemporánea como un paradigma antropológico y teológico de
capital importancia para la evangelización en la era digital. La narración,
situada en el contexto del diálogo de Jesús con el doctor de la Ley constituye
una propuesta radical de redefinición del concepto de “prójimo” que trasciende
las categorías étnico-religiosas tradicionales para fundamentar la alteridad en
la compasión activa.
Desde una perspectiva hermenéutica, el texto presenta una estructura
compleja que contrasta tres modelos de comportamiento ante el hombre
asaltado: por un lado, la violencia inexplicada de los salteadores que representa
la negación absoluta de la alteridad; por otro lado, la indiferencia del sacerdote
y del levita, que simboliza la priorización de lo cultual o religioso sobre lo
ético; por último, la compasión del samaritano cuya conmoción y compasión
genera una cadena de acciones transformadoras.
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Agustín Podestá Marco Enrique Salas Laure 141
El Papa Francisco ha situado esta parábola como eje estructural de su
encíclica Fratelli tutti (2020), constituyéndola como faro de interpretación
para una antropología social, fraternal y solidaria (FT 56). El documento
realiza una lectura del texto que, a la luz de la teología lucana, asume e incluye:
universalización del prójimo, es decir, “un prójimo sin fronteras” (FT 80-
81); la compasión y el cuidado como categorías teológico-políticas (FT 78);
una diaconía que genera un “fecundo intercambio” (FT 137). En palabras de
Francisco:
Esta parábola es un ícono iluminador, capaz de poner de manifiesto la
opción de fondo que necesitamos tomar para reconstruir este mundo que
nos duele. Ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el
buen samaritano. Toda otra opción termina o bien al lado de los salteadores
o bien al lado de los que pasan de largo, sin compadecerse del dolor del
hombre herido en el camino. La parábola nos muestra con qué iniciativas
se puede rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen
propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de
exclusión, sino que se hacen prójimos y levantan y rehabilitan al caído, para
que el bien sea común. Al mismo tiempo, la parábola nos advierte sobre
ciertas actitudes de personas que sólo se miran a sí mismas y no se hacen
cargo de las exigencias ineludibles de la realidad humana (FT 67).
El gesto concreto del samaritano (vinculación de heridas, transporte,
provisión económica) modela una pastoral digital que trasciende el proselitismo
para encarnarse en servicio concreto. La parábola del Buen Samaritano, releída
desde las exigencias de la nueva evangelización, ofrece un marco teológico-
pastoral para una presencia eclesial en digital que combine profundidad
espiritual (contemplación del rostro sufriente en cada herida digital), creatividad
misionera (inculturación del mensaje en lenguajes digitales), compromiso
ético (transformación activa de estructuras de exclusión).
La auténtica luminosidad del testimonio cristiano no debe emanar de
artificios técnicos o recursos efectistas, sino del encuentro genuino y compasivo
con quienes yacen heridos en los caminos digitales contemporáneos. Esta
aproximación, fundamentada en el amor y la ternura evangélicos, constituye
el núcleo esencial de una presencia eclesial significativa en la esfera digital.
La Iglesia no debe temer asumir plenamente su ciudadanía en el universo
digital, pues esta constituye un imperativo pastoral de nuestro tiempo.
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Del camino de Emaús a la misión en red142
La relevancia de la presencia eclesial en el ámbito digital se manifiesta en
su capacidad para establecer un diálogo fecundo con el hombre moderno,
conduciéndolo progresivamente al encuentro transformador con Cristo53.
Una Iglesia que comprende su vocación como compañera de camino
demuestra su autenticidad precisamente en esta disposición permanente a
caminar junto a todos, sin exclusiones, en los diversos territorios existenciales –
incluido el espacio digital– donde se desarrolla la vida humana. En esta dirección
alienta Francisco: “Es importante saber dialogar, entrando también, aunque no
sin discernimiento, en los ambientes creados por las nuevas tecnologías, en las
redes sociales, para hacer visible una presencia, una presencia que escucha,
dialoga, anima”54. Por lo tanto, a los misioneros digitales que son ciudadanos
de los ambientes digitales, se les invita a no tener miedo de ser –en la cultura
digital– esa presencia que ilumina, bendice, vivifica, levanta, sana y libera (EG
273). Esta actitud encarna fielmente el paradigma del Buen Samaritano, que
el magisterio del Papa Francisco ha propuesto como modelo para la acción
pastoral en nuestro tiempo:
que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos especiales, sino
de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el
camino. No tengan miedo de hacerse ciudadanos del mundo digital. El
interés y la presencia de la Iglesia en el mundo de la comunicación son
importantes para dialogar con el hombre de hoy y llevarlo al encuentro con
Cristo: una Iglesia que acompaña en el camino sabe ponerse en camino con
todos55.
Conclusión
La comprensión de la misión digital en el magisterio del Papa Francisco
no puede disociarse de su insistencia en una Iglesia en salida, siempre en estado
de conversión pastoral y misionera. A lo largo de su magisterio, el Papa ha
53 En su encíclica Dilexit nos, Francisco recuerda: “A la luz del Sagrado Corazón la misión se convierte en una
cuestión de amor, y el mayor riesgo en esa misión es que se digan y se hagan muchas cosas pero no se
logre provocar el feliz encuentro con ese amor de Cristo que abraza y que salva” (DN 208).
54 Francisco, “Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para las
Comunicaciones Sociales”, 21 de septiembre de 2013”.
55 Francisco, “Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”.
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Agustín Podestá Marco Enrique Salas Laure 143
insistido en que esta conversión no se limita a una reforma estructural, sino que
implica una transformación de fondo en el modo de ser, actuar y comunicarse de
la comunidad eclesial. Desde esta perspectiva, el mundo digital no representa
un territorio accesorio, sino uno de los nuevos escenarios hacia los cuales la
Iglesia es enviada a anunciar el Evangelio.
En este horizonte, el Papa propone una aproximación profundamente
pastoral, centrada en el encuentro, la escucha y la creatividad. Evangelizar
en la cultura digital implica dejarse interpelar por sus desafíos, pero también
descubrir sus potencialidades para el anuncio del Reino. Esta misión se
despliega en clave de cercanía y de comunión, superando la tentación del
proselitismo o del uso instrumental de los medios. Lejos de reducirse a una
estrategia comunicativa, la misión digital debe entenderse como una forma
concreta de vivir el dinamismo misional en la cultura actual. Francisco no
propone simplemente “usar” los medios digitales, sino habitarlos con una
actitud samaritana, es decir, con disponibilidad para el encuentro, la cercanía
compasiva y el testimonio encarnado. Así, evangelizar en el entorno digital
exige creatividad pastoral, discernimiento comunitario y una renovada
sensibilidad eclesial que sepa “primerear”, acompañar y sanar.
El artículo ha mostrado cómo el Papa interpreta el ambiente digital
como un espacio relacional y simbólico, poblado por personas reales, con sus
búsquedas y heridas. En ese sentido, evangelizar en la cultura digital implica no
solo proclamar un mensaje, sino encarnar un estilo: estar presentes con ternura,
apertura al diálogo y disposición al servicio. Esto se expresa en la imagen
del Buen Samaritano, asumida por Francisco como figura inspiradora de una
comunicación eclesial capaz de “hacerse prójimo” en los caminos del mundo
contemporáneo. Así, la misión digital no solo actualiza el mandato misionero de
la Iglesia, sino que lo profundiza, configurando una presencia evangelizadora
que –en fidelidad al Evangelio– pone rostro, cuerpo y compasión allí donde
tantos viven, buscan, se expresan y esperan.
Finalmente, la misión digital no es una opción secundaria, ni una
adaptación superficial, sino una urgencia pastoral que brota de la vocación
misionera misma de la Iglesia. No se trata de adaptar superficialmente el
mensaje cristiano a nuevas formas de difusión, sino de dejarse transformar
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por la lógica del Evangelio en los nuevos lenguajes, ritmos y desafíos de la
cultura digital. Así, “samaritanear” los espacios digitales no es solo una imagen
sugerente, sino una clave teológica y pastoral para comprender la forma en que
la Iglesia puede ser hoy signo del Reino en medio del mundo.
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Artículo presentado en 04.04.2025 y aprobado en 06.05.2025.
Agustín Podestá es Magister en Teología con especialización en Historia de la Iglesia,
Universidad Católica Argentina. Diplomado Superior en Ecología Integral, Red de
Universidades para el Cuidado de la Casa Común. Es colaborador de “La Iglesia
te escucha” del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede. Se desempeña
como docente e investigador en la Universidad del Salvador (Buenos Aires), donde
es titular de la Cátedra Extracurricular Itinerante Laudato Si’, responsable del
“Seminario Permanente Magisterio de Francisco”, responsable de la de “Diplomatura
Universitaria en Introducción a la Teología y el pensamiento del Papa Francisco”, y
titular de diversas cátedras y seminarios teológicos en grado y posgrado. También es
director de la Diplomatura Superior en Historia de las Religiones y Espiritualidades,
en la Universidad de San Isidro. Es miembro de la Sociedad Argentina de Teología.
E-mail: agustin.podesta@usal.edu.ar; ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2811-
2309.
Marco Enrique Salas Laure nació en Panamá. Posee una Maestría en Creación Literaria
por la Universidad Internacional de Valencia, España; Bachillerato Eclesiástico
en Teología por la Pontificia Universidad Javeriana, Colombia; y cuenta con una
Licenciatura en Animación Digital por la Universidad Latina de Panamá. Además, se
desempeña como profesor de Teología en Educación Continua en el Centro Sofía de la
Universidad del Sagrado Corazón, Puerto Rico. Colaborador en el Sínodo Digital “La
Iglesia te escucha”, Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede.
E-mail: ma-salas@javeriana.edu.co; ORCID: https://orcid.org/0009-0007-1060-1175.