Dietmar Müßig 9

yachay Año 41, nº 80, 2024, p. 9-51

YACHAY ADHIERE A UNA LICENCIA CREATIVE COMMONS
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Artículos

DOI: https://doi.org/10.35319/yachay.202480148

“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres
para que los trates como a sitiados?” (Dt 20,19). Aportes
para transitar del modelo extractivista boliviano hacia el
cuidado de la Casa Común1

“Do not cut the trees down. Are they people, that you should
besiege them?” (Dt 20,19). Reflections in order to move from the
Bolivian extractivist model to care for our Common Home

Dietmar Müßig2

Resumen
Los efectos del modelo económico extractivista que ha caracterizado a Bolivia
desde la época colonial hasta nuestros días son cada vez más evidentes ante
las crisis ecológicas y económicas de nuestro tiempo. La explotación y
exportación de materias primas sin procesar no sólo conlleva la pérdida de
biodiversidad y la contaminación del suelo, el aire y el agua, sino que también
amenaza la supervivencia de los pueblos indígenas y la salud de la población
en la Amazonía boliviana en particular. Por lo tanto, desde la perspectiva de
la doctrina social católica, este modelo de extractivismo debe ser rechazado
1 Ese término hace referencia al subtítulo de la carta encíclica Laudato si’, publicada por el

Papa Francisco en mayo del año 2015, el primer documento del magistrado de la Iglesia
Católica que trata de la ecología como tema principal.

2 Universidad Católica Boliviana.

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debido a su grave disminución del valor de la vida. Sin embargo, el proceso de
transformación socio-ecológica no se puede dar sin una mirada autocrítica al
antropocentrismo cristiano. Su superación debe ir de la mano de maneras de
producción sostenibles que puedan apoyarse en las tradiciones ecológicas de
los pueblos indígenas.
Palabras clave
Amazonía – agroforestería – antropocentrismo – extractivismo – ecología –
indígenas – Laudato si´
Abstract
The effects of the extractivist economic model that has characterized Bolivia
from colonial times to the present day are increasingly evident in the face of
the ecological and economic crises of our time. The exploitation and export
of unprocessed raw materials not only leads to the loss of biodiversity and
the contamination of soil, air and water, but also threatens the survival of
indigenous peoples and the health of the population in the Bolivian Amazon
in particular. Therefore, from the perspective of Catholic social teaching, this
model of extractivism must be rejected because of its serious diminution of
the value of life. However, the process of socio-ecological transformation
cannot take place without a self-critical look at Christian anthropocentrism. Its
overcoming must go hand in hand with sustainable ways of production that can
rely on the ecological traditions of indigenous peoples.
Key words
Amazon – agroforestry – anthropocentrism – extractivism – ecology –
indigenous peoples – Laudato si´
Introducción

Mucho antes de que se fundara el Estado, la zona que hoy es Bolivia
fue objeto de actividades extractivistas. La fundación de Potosí y la
brutal explotación de los yacimientos de plata del Cerro Rico por la

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corona española marcan el modelo económico vigente hasta hoy en día.
Si bien los minerales están siendo complementados por productos de
origen agrícola y el enfoque geográfico se ha desplazado de las tierras
altas occidentales a las tierras bajas del norte y del este, las consecuencias
fatales de la fijación en la exportación de materias primas siguen siendo
las mismas.

Por ello, en la primera parte de este artículo se indagarán las
consecuencias ambientales, sociales y económicas de las políticas neo-
extractivistas de los últimos quince años. Para ese análisis, cuyo enfoque
geográfico se restringirá a la región amazónica de Bolivia, se basará
en datos elaborados por diferentes organizaciones no gubernamentales,
comprometidas con temas ecológicos. En la segunda sección, se echará
primero una mirada (auto)crítica a las raíces de esta actitud extractivista,
sin ocultar que ciertas lecturas de la tradición bíblico-cristiana y, en
su estela, la filosofía europea occidental, han desempeñado un papel
importante en el desarrollo de esta relación con el mundo. Después
se considerará el extractivismo actual a la luz del magisterio del Papa
Francisco, basándome sobre todo en la Laudato si‘ y los documentos
del Sínodo para la Amazonía. Y, finalmente, se tratará de vislumbrar
algunas alternativas al modelo económico actual, como por ejemplo
la agricultura sostenible, partiendo de las sabidurías milenarias de los
pueblos indígenas como nos recomienda el mismo Papa, pero también
de la sabiduría ecológica que se conserva en la Biblia Hebrea.
1. Las políticas neo-extractivistas y sus consecuencias
1.1. ¿Extractivismo sin fin a la vista?

Cuando me dispuse a escribir este artículo, en agosto del 2024,
es decir un año antes del Bicentenario de Bolivia, había incendios en
muchas partes del oriente boliviano – una vez más. Habían comenzado

“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”12

ya en junio, es decir incluso antes que en los años anteriores. A finales
de agosto, la Fundación Tierra informó que habían ardido más de 4
millones de hectáreas de bosque, una superficie equivalente al territorio
de Suiza. Hasta la redacción final de ese texto, el fuego arrasó con una
superficie de más de 10 millones de hectáreas, el tamaño de Irlanda.

El triste hecho de que el Gobierno actual haya tardado tres meses
en hacer algo para combatir los incendios forestales tiene que ver con la
convicción de que esos fuegos liberaran tierras para después poner vacas
o plantar palmeras aceiteras o monocultivos de soya. Con su política
de la marcha hacia el norte, el Presidente Luis Arce está preparando
el terreno para una mayor destrucción de los ecosistemas amazónicos
por parte de la agroindustria. Así que, en lugar de poner la mitad de la
producción agrícola en manos de pequeños productores y organizaciones
económicas comunitarias, como preveía la Agenda Patriótica 20253, la
influencia de empresas transnacionales es cada vez mayor. Más del 60%
de los créditos bancarios, por ejemplo, benefician a sólo ocho empresas
soyeras, y 10% de las inversiones de los fondos de pensiones se están
canalizando hacia la agroindustria4.

Hoy en día, Bolivia ocupa el tercer lugar en el mundo en términos de
pérdida de bosques. En 2024, por cuarto año consecutivo se perdieron casi
medio millón de hectáreas de bosque por deforestación e incendios5. De
manera correspondiente, la superficie agrícola de la Amazonía boliviana
3 Con la Ley de Plan de Desarrollo Económico y Social 2016 - 2020 (Ley N° 786), el entonces

Presidente Evo Morales presentó en 2016 trece pilares para llegar a una Bolivia digna y
soberana en el Bicentenario. Esa así llamada Agenda Patriótica 2025 está disponible en
https://www.planificacion.gob.bo/uploads/AGENDA_PATRIOTICA2025_MPD.pdf.

4 Stanislaw Czaplicki Cabezas, Las finanzas grises del agronegocio en Bolivia y su rol en
la deforestación. Análisis de la situación de la agroindustria y deforestación en la zona de
la Chiquitanía, Santa Cruz, Bolivia
(Sin lugar: Alianza por la Solidaridad/ActionAid, 2024),
https://www.alianzaporlasolidaridad.org/axs2020/wp-content/uploads/Las-finanzas-grises-
del-Agronegocio-en-Bolivia-y-Su-rol-en-La-Deforestacion-4_compressed.pdf.

5 Eduardo Gudynas, Amazonía. Transiciones y alternativas antes del colapso (Cochabamba:
LaLibre, 2024), 20.

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se multiplicó por más de cuatro. Como es poco probable que esta
tendencia cambie –y se observa una evolución similar en otros países–,
Eduardo Gudynas con toda razón advierte que el ecosistema amazónico,
y con él el bioma más rico y diverso del planeta, podría colapsar en un
futuro próximo6. La razón principal de esta evolución en toda la región
amazónica sigue residiendo en ideas de desarrollo obsoletas desde hace
mucho tiempo, la mayoría de las cuales están estrechamente vinculadas
con el saqueo y la venta de materias primas de origen tanto mineral
como agrícola.

El extractivismo sigue siendo uno de los procesos de explotación más
problemáticos hoy en día, no solamente en América Latina sino en el
mundo. El extractivismo es el mecanismo que vincula en la división
internacional del trabajo la explotación de recursos y materias primas
en la periferia, con todas sus consecuencias nefastas para la vida de
los trabajadores mineros, sus comunidades y el medio ambiente [...].
Las consecuencias pasan por no solamente la destrucción ecológica
sino también por la violencia que usan para desplazar seres humanos
de sus territorios7.

La Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni denunció
recientemente que “han presentado demandas los sectores
interculturales8 que supuestamente se identifican como comunidades
indígenas, pero nunca han sido parte de las comunidades indígenas

6 Gudynas, Amazonía, 15-28.
7 Ramón Grosfoguel, “Del extractivismo económico al extractivismo epistémico y ontológico”,

Revista Internacional de Comunicación y Desarrollo, n. 4 (2015): 35, http://dx.doi.org/10.15304/
ricd.1.4.3295.

8 La Confederacion Sindical de Comunidades Interculturales Originarios de Bolivia (CSCIOB)
representa, a pesar de su engañoso nombre, principalmente los intereses de grupos
procedentes del Altiplano y de los valles que quieren establecerse en diversas regiones de
las tierras bajas tropicales y, por lo general, muestran poca consideración por los derechos de
la población local.

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del TIM9 donde se encuentran los hermanos tsimanes”10. Exigieron la
abrogación de la Resolución Administrativa, otorgada por el mismo
presidente Evo Morales en 2019, con la cual se habían transferido más
de 180.000 hectáreas de terreno en la zona conocida como Bosque de
Tsimanes a la población indígena que allí habita. En este contexto, el
Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social dice que “existe una
alianza entre ganaderos, interculturalistas y otros sectores que dividen
a la población indígena y manipulan a la dirigencia del Gran Consejo
Tsimane”11. Surge entonces la sospecha de que la ABT12, a pesar de ser
una institución estatal, se ha colocado del lado de los interculturales e
intenta deliberadamente discriminar y criminalizar a los restantes grupos
étnicos amenazados por ellos. Así lo sugiere ciertamente el caso del
cacique tsiman Rosendo Merena, quien –sin haber sido informado de
ello y en contra de la ley que otorga a los pueblos indígenas el derecho
a talar bosques para su propio sustento13– fue acusado por la ABT de
haber deforestado sin autorización previa.

Lejos del respeto a los derechos de la Madre Tierra y del uso
sustentable de la naturaleza por parte de los pueblos originarios previsto
por la Agenda Patriótica14, el Gobierno en curso ha hecho una alianza
con los interculturales y los terratenientes de la agroindustria grande, en
el mayor perista de la venta de tierras, para cuyo negocio los derechos
9 El Territorio Indígena Multiétnico, formado por 26 comunidades, es la primera región autónoma

indígena del departamento del Beni.
10 Agencia de Noticias Fides (ANF), “Denuncian que intentan dividir a indígenas y buscan anular

la propiedad del TIM sobre el Bosque Tsimane”, https://www.noticiasfides.com/pueblos-
indigenas/denuncian-que-intentan-dividir-a-indigenas-y-buscan-anular-la-propiedad-del-tim-
sobre-el-bosque-tsimane.

11 ANF, “Denuncian que intentan dividir a indígenas”.
12 Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra, dependiendo del Ministerio

de Medio Ambiente y Agua.
13 Ley Forestal 1700, art. 32, par. 3 y el Decreto Supremo 25847.
14 Ministerio de Planificación del Desarrollo, Agenda Patriótica 2025: 13 pilares de la Bolivia

digna y soberana, 9, https://www.planificacion.gob.bo/uploads/AGENDA_PATRIOTICA2025_
MPD.pdf

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mencionados ya no juegan ningún papel. Lo mismo pasa en el área de
la minería. En vez de haber dejado “la herencia colonial y republicana
de ser solamente un país hidrocarburífero y minero”15, como dice uno
de los objetivos de la Agenda Patriótica, los gobiernos del MAS16
han intensificado el modelo extractivista en Bolivia. “Era evidente”,
indica el analista Eduardo Gudynas, “que administraciones como las
de Lula en Brasil, Kirchner en Argentina o Morales en Bolivia no eran
conservadoras ni neoliberales. Pero, paulatinamente, se alejaban del
programa de izquierda que les acompañaba [...] y se aferraban, cada
quien a su modo, a los clásicos extractivismos”17.
1.2. Infectados por la fiebre del oro

En lugar de abolir el modelo económico extractivista, los gobiernos
del MAS y sus aliados lo han extendido también a la Amazonía boliviana.
Esto se puede ver muy claramente en la fiebre del oro que hoy en día
afecta constantemente a nuevas regiones de Bolivia. No sólo se están
devastando paisajes fluviales enteros por la extracción del oro aluvial.
Los enormes barcos de dragado procedentes de Colombia y China no se
preocupan lo más mínimo por la soberanía bolivian, y más allá de eso, la
complicidad de los empleados de la autoridad pública de conservación
de la naturaleza con las cooperativas mineras llega ahora a tal punto que
se conceden licencias a los mineros de oro en plena reserva natural del
Madidi18, mientras que valientes guardaparques del mismo SERNAP19
15 Ministerio de Planificación del Desarrollo, Agenda Patriótica 2025, 6.
16 Movimiento al Socialismo, partido político fundado en 1987.
17 Eduardo Gudynas, “Miradas sobre los extractivismos. Un repaso de temas y prácticas en

homenaje a Alberto Acosta”, en Una oportunidad para imaginar otros mundos: el legado de
Alberto Acosta Espinosa
, ed. por Anita Krainer y Hugo Jácome Estrella (Quito: FLACSO,
2023), 168.

18 ANF, “Cooperativa minera revela que el Sernap le autorizó la explotación de oro en el
Madidi”, https://www.noticiasfides.com/economia/cooperativa-minera-revela-que-el-sernap-
le-autorizo-la-explotacion-de-oro-en-el-madidi-413772.

19 Servicio Nacional de Áreas Protegidas.

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tienen que temer por sus vidas, o incluso son llevados a los tribunales
por haber querido impedir la intrusión ilegal de las empresas mineras en
las reservas naturales. La absolución en este caso se debe principalmente
a la presión pública ejercida por la cobertura mediática.

Sin embargo, no sólo la soberanía estatal de Bolivia y su enorme
biodiversidad se ven cada vez más amenazadas por la minería del oro,
sino también la salud de la población que vive en las zonas mineras. En
un estudio realizado por la UMSA20 en 2023, se encontró que casi el 75%
de las personas examinadas tenían niveles de mercurio en sus cuerpos
que excedían significativamente el límite seguro de 1 ppm21. El estudio
realizado por la REPAM22 Bolivia y la Fundación Jubileo a partir de datos
de ONG como el CEJIS23 y el CEDIB24 llegó a conclusiones similares.
En las seis aldeas indígenas Tacana y Ese Ejja analizadas, se encontraron
niveles de mercurio de entre 1,9 y 3,46 ppm. Otras investigaciones
revelaron valores de hasta 10 ppm, y esto en personas que no se dedican
a la extracción de oro. Los ríos están ahora tan envenenados que incluso
comer pescado supone un riesgo para la salud. Es por eso que, hace
rato, once asociaciones de pescadores y comerciantes de pescado de
los municipios de Rurrenabaque y San Buenaventura y comunidades
indígenas exigieron la suspensión definitiva de la minería ilegal en los
ríos de su región25.

El que esta demanda vaya a ser atendida es más que cuestionable, en
especial cuando uno se da cuenta de que el mismo Vicepresidente David
20 Universidad Mayor de San Andrés, La Paz.
21 REPAM Bolivia, Mi querida Amazonía y las consecuencias sociales de la fiebre del oro, folleto

impreso, sin fecha ni lugar.
22 Red Eclesial Panamazónica.
23 Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social.
24 Centro de Documentación e Investigación de Bolivia.
25 CEDIB, “Pronunciamiento Sector pesquero, Minería y Mercurio”, https://www.cedib.org/

biblioteca/pronunciamiento-sector-pesquero-mineria-y-mercurio-13-04-2024/.

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Choquehuanca está actualmente tratando de anular la Ley Municipal
No. 097, con la que Alto Beni se declaró municipio ecológico libre de
actividad y contaminación minera. El Vicepresidente afirma que los
recursos naturales estratégicos, que comprenden minerales al igual que
recursos biogenéticos, radican en la potestad exclusiva de disposición del
Estado nacional26. Además, la nueva Ley de Minería No. 535, favorece
claramente a las cooperativas mineras. Por su supuesto carácter social,
esas deben pagar sólo entre 1 y 2,5% de regalías, mientras que este tipo
de impuesto oscila entre 12,5 y 25% para otros actores de la industria
minera27. Así, parece existir poco interés de parte del Estado boliviano
en orientar la extracción de oro en la Amazonía de manera ecológica o
socialmente sostenible, y mucho menos en cuanto que a “los recursos
mineros y metales [...] se utilicen las mejores tecnologías disponibles
para prevenir, mitigar y remediar los daños causados y para restaurar
los componentes y las zonas de vida de la Madre Tierra”, como lo prevé
la Agenda Patriótica 202528. Es así que amalgamar las partículas de
oro de los ríos vaporizando mercurio líquido al aire libre ¡es cualquier
cosa menos tecnología de punta! Y lo más triste es que los mismos
pueblos indígenas de la región también se han contagiado de la fiebre
del oro, como por ejemplo algunos de “los tacana [que] se convierten en
mineros”29.

26 Educación Radiofónica de Bolivia (ERBOL), “FOSPA presenta Amicus Curae en defensa de
ley de municipio libre de minería de Alto Beni”, https://erbol.com.bo/nacional/fospa-presenta-
amicus-curae-en-defensa-de-ley-de-municipio-libre-de-miner%C3%ADa-de-alto-beni.

27 Oscar Campanini, Valeria Campos y Georgina Jiménez, El caso de la minería aluvial del oro
en Bolivia. La destrucción de nuestros ríos y bosques
(Cochabamba: LaLibre, 2019), 34-38.

28 Ministerio de Planificación del Desarrollo, Agenda Patriótica 2025, 6.
29 Jimena Mercado, Tras El Dorado. Crónicas de la explotación del oro en la Amazonía

(Cochabamba: LaLibre 2021), 57.

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1.3. La Amazonía como “bomba de agua” y su indispensabilidad
para los Andes
La selva amazónica es conocida como el “pulmón del planeta”, y es

por eso que se exige la conservación de la Amazonía. Ese bosque
funciona como el “corazón de la madre tierra” bombeando humedad
del océano hacia el interior del continente y alimentando el gran
sistema cardiovascular de los ríos, tanto terrestres (las venas) como
atmosféricos (las arterias). Este corazón sólo hace eso gracias a la
cubierta forestal casi continua desde la costa hasta el interior del
continente. Así el bosque sirve como un acueducto hasta los Andes y
mucho más allá30.

Tomando en cuenta que en la Amazonía entera todavía hay unos 600
mil millones de árboles, y que cada uno de ellos puede vaporar hasta
1.000 litros de agua a la atmósfera cada día, resulta que los flujos de
vapor de agua que crean los árboles amazónicos son más de diez veces
superior a la humedad creada por pastos o tierras de cultivo. Por esta
razón, la creciente deforestación de la Amazonia boliviana provocará
pronto enormes problemas para la producción agrícola en las regiones
de los valles y en el Altiplano. La desecación progresiva de los ríos
voladores será una de las principales causas de que en el futuro llueva
menos en los Andes. A ello se añade el recalentamiento de la tierra
debido al cambio climático, que ya está agravando los incendios en las
regiones tropicales y el deshielo de los glaciares31. Como estos a su vez
alimentan los arroyos y pequeños ríos que los pequeños agricultores
utilizan para regar sus campos, los rendimientos agrícolas en el occidente
de Bolivia seguirán disminuyendo. Desde 1980, la Cordillera Real ha
30 Alan Forsberg, “Los ̒ ríos voladores̕ de la Amazonía”, https://cambioclimatico-bolivia.org/

index-cc.php?cod_aporte=333#333.
31 Iveth Guzman Curcuy y Davide Vitale, “Entre glaciares, deshielo y mediciones”, https://

anabolivia.org/entre-glaciares-deshielo-y-mediciones/.

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perdido más de 30% del hielo que cubre las altas montañas debido al
cambio climático32, efecto que se verá agravado por la desertificación de
la región amazónica. En lugar de apoyar la agricultura de subsistencia,
la política gubernamental provocará un deterioro de las condiciones
para la producción agrícola campesina-originaria en la región andina
y el aumento del éxodo del Altiplano y los Valles, combinado con una
migración aún más fuerte hacia las metrópolis.
1.4. El extractivismo agrícola

Sin embargo, uno de los pocos objetivos formulados en la Agenda
Patriótica que sí se está realizando, lamentablemente, es que “Bolivia
habrá por lo menos triplicado la población de ganado mayor”33. Entre
1984 y 2022, la cantidad de ganado en el país aumentó de 4.596.400
cabezas de bovinos a 10.739.44834. Actualmente Bolivia cuenta con 11,4
millones de vacas35 y 11,3 millones de habitantes. Así que mientras la
población se disminuye36, está aumentando la cantidad del bovino. Por
consiguiente, las exportaciones de carne de vacuno han aumentado un
38% en sólo un año, y China ha sido el principal destino para la carne
boliviana con el 87%, tanto en volumen como en valor37.
32 Elodie Broussard, “El OIEA apoya un estudio de las reservas de agua en los humedales de

Bolivia en el contexto de deshielo de los glaciares”, https://www.iaea.org/es/newscenter/news/
estudio-deshielo-glaciares-bolivia.

33 Ministerio de Planificación del Desarrollo, Agenda Patriótica 2025, 6.
34 CIPCA, “El contexto de la ganadería de carne bovina en Bolivia”, https://cipca.org.bo/analisis-

y-opinion/cipca-notas/el-contexto-de-la-ganaderia-de-carne-bovina-en-bolivia.
35 “Bolivia cuenta con 11,4 millones de cabezas de ganado y garantiza ‘abastecimiento pleno‘

y excedentes de carne de res”, https://www.abi.bo/index.php/noticias/economia/45981-
bolivia-cuenta-con-11-4-millones-de-cabezas-de-ganado-y-garantiza-abastecimiento-pleno-
y-excedentes-de-carne-de-res.

36 Por los menos según los datos del último censo, la población actual de Bolivia cuenta
con 11.312.620 de personas. Instituto Nacional de Estadística (INE), “Somos 11.312.620
bolivianos y Santa Cruz es el departamento que más creció y más poblado”, https://censo.
ine.gob.bo/somos-11-312-620-bolivianos-y-santa-cruz-es-el-departamento-que-mas-crecio-
y-mas-poblado/.

37 La Razón, “Bolivia exportó un 38% más de carne bovina en 2023”, https://www.la-razon.com/
economia/2024/03/05/bolivia-exporto-un-38-mas-de-carne-bovina-en-2023/.

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Otro pilar del neo-extractivismo en la región amazónica, junto a la
ganadería, es la exportación de materias primas agrícolas que en su gran
mayoría se producen en forma de monocultivos. Como ejemplo vemos el
caso de la soya38, donde aplican los mismos principios de concentración
de influencia y poder como se acaba de explicar arriba.

En Bolivia, la superficie de cultivo de soja ha aumentado
drásticamente en los últimos veinte años, con un volumen que pasó
de 995 500 toneladas métricas (t) en el año 2000 a 1 921 330 t en
2019, mientras que la superficie de tierra dedicada a este cultivo pasó
de 490 500 hectáreas (ha) a 1 028 000 ha durante el mismo período
[...]. En 2019, el 80 % del total de la soja y sus derivados se destinó
a la exportación39.

Al mismo tiempo la mayoría de la soya es transgénica y solo cuatro
empresas controlan el 86 % del mercado de semillas40. Lo mismo ocurrirá
con la palmera africana, de cuyo aceite se piensa producir biodiésel en
el futuro; con la única diferencia de que en este caso el producto final
se elaborará en el propio país y se utilizará allí como sustituto de las
importaciones de gasóleo que falta. Sin embargo, en ambos casos esa
producción

altamente mecanizada y transgénica se basa en una serie de prácticas
agrícolas y de uso de la tierra insostenibles asociadas a la disminución
de la fertilidad y la erosión del suelo, la contaminación de las fuentes

38 La misma problemática del extractivismo agrario se podría demostrar con el cultivo de la hoja
de coca. También en este caso, la mayor parte de la cosecha se exporta para satisfacer los
deseos de los “ricos y guapos” del Norte global, mientras los cocaleros tienen que luchar
contra las consecuencias ecológicas de la erosión y del uso excesivo de fertilizantes químicos
y pesticidas.

39 Ben M. McKay y Gonzalo Colque, “Dinámicas extractivas en el sector agrario de Bolivia”, en
Extractivismo agrario en América Latina, ed. por Ben M. McKay, Alberto Alonso-Fradejas y
Arturo Ezquerro-Cañete (Buenos Aires: CLACSO, 2022), 98.

40 McKay y Colque, “Dinámicas extractivas”, 99.

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de agua, las altas tasas de deforestación y la pérdida de biodiversidad,
que contribuyen a los cambios climáticos, como el aumento de las
inundaciones y las sequías [...] Esto está relacionado con el fuerte
uso de fertilizantes sintéticos y agroquímicos necesarios para tratar
los monocultivos a gran escala, la mecanización de la producción y
la expansión masiva de la frontera agrícola para servir a los mercados
de exportación41.

1.5. No hay seguridad alimentaria a la vista
Ya hoy en día la cifra de degradación de los suelos en Bolivia llega

al 35% según la FAO42, y “más del 60% de la población boliviana
vive y produce en ese entorno de degradación, lo cual muestra la gran
vulnerabilidad de la población boliviana a la inseguridad alimentaria si
el proceso de degradación continúa”43. A pesar de este círculo vicioso
emergente, el actual ministro de Medio Ambiente y Agua quiere “migrar
de una agricultura extensiva a una agricultura intensiva”44, aunque la
misma no solamente es culpable del 80% de la deforestación mundial45,
sino también del alto grado de degradación de los suelos.

Por último, hay que destacar que ni siquiera la legalización de
cultivos genéticamente modificados resolverá los problemas ligados
con la fuerte crisis ecológica y económica que atraviesa el país en estos
meses. Si bien la Cámara Agropecuaria del Oriente afirma que el uso de
semillas modificadas genéticamente podría aumentar la productividad
agrícola en casi un tercio, la Fundación Tierra refuta esta previsión

41 McKay y Colque, “Dinámicas extractivas”, 101.
42 Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
43 IRFA, “La degradación del suelo pondrá en peligro a muchas especies del planeta, incluida la

humana”, https://www.irfabolivia.org/degradacion-suelo-peligro-especies-incluida-humana/.
44 ERBOL, “Alan Lisperguer: debemos migrar a una agricultura intensiva”, https://erbol.com.bo/

medio-ambiente/alan-lisperguer-debemos-migrar-una-agricultura-intensiva.
45 ERBOL, “Alan Lisperguer”.

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”22

basándose en dos estudios que suponen una mejora de las cosechas de
sólo 6,4 al 9,2%46. Lejos de mejorar sustancialmente los volúmenes
de producción, el cultivo de soya, maíz y trigo transgénicos causarán
nuevos problemas. La “verdadera motivación detrás de la demanda
agropecuaria para legalizar los cultivos genéticamente modificados
no es mejorar la productividad, sino reducir los costos de producción
mediante el uso de herbicidas más potentes y tóxicos”47.

Con las palabras de Gonzalo Colque y Ben McKay, se puede resumir
que

los grandes cambios en el uso de la tierra para pasar de los cultivos
tradicionales a los “industriales” han hecho que el país sea más
dependiente de las importaciones de alimentos para satisfacer su
demanda interna, mientras que el control corporativo del cultivo más
importante ha provocado una pérdida de autonomía entre las mayorías
rurales, algunas de los cuales quedaron excluidas y otras atrapadas
en relaciones de deuda y dependencia. En lugar de industrializar
el campo, este modelo basado en monocultivos transgénicos de
exportación, a gran escala y con uso intensivo de capital, tiene un
carácter y una forma extractivos, por lo que caracteriza mejor como
extractivismo agrario48.

En vez de asegurar la seguridad alimentaria y lograr soberanía
económica, el Estado Plurinacional de Bolivia, a sus 200 años de
independencia política, se ve más dependiente de los mercados
internacionales que nunca.
46 Fundación Tierra, “TIERRA: Los cultivos genéticamente modificados no contribuirán a resolver

la crisis económica de Bolivia”, https://ftierra.org/index.php/tema/medio-ambiente/1244-tierra-
los-cultivos-geneticamente-modificados-no-contribuiran-a-resolver-la-crisis-economica-de-
bolivia.

47 Fundación Tierra, “Los cultivos genéticamente modificados”.
48 McKay y Colque, “Dinámicas extractivas”, 116.

yachay Año 41, nº 80, 2024, p. 9-51

Dietmar Müßig 23

1.6. El extractivismo como causa de la “enfermedad holandesa”
Por supuesto, el extractivismo tiene una larga trayectoria en Bolivia,

empezando con el robo de cantidades inmensas de plata del Cerro Rico
de Potosí. A más tardar con la adaptación de la mita incaica al sistema de
trabajo forzado español y la introducción de la técnica de amalgamación
del mineral portador de plata con mercurio por el virrey Francisco de
Toledo a partir del año 1572, no sólo comenzó la brutal explotación de la
mano de obra de la población originaria, sino también la contaminación
del medio ambiente con sustancias altamente tóxicas49. A ello se sumó
la tala de arbustos y árboles –ya de por sí de lento crecimiento a esas
alturas– para las necesidades de construcción y combustible de las
minas. La misma combinación de explotación de los recursos naturales,
destrucción del medio ambiente y abuso de la población local se
repitió –con la única diferencia de que esta vez los beneficiarios de las
actividades extractivistas eran ciudadanos bolivianos– durante la fase
de los llamados barones del estaño. Así se llamaba a los propietarios
de minas como Simón Patiño, Mauricio Hochschild y Carlos Víctor
Aramayo, quienes monopolizaron la minería del estaño en Bolivia a
partir de la década de 1920 y sólo fueron expropiados por la revolución
de 1952. Para terminar, la Guerra del Pacífico contra Chile (1879-1884)
y la del Chaco contra Paraguay (1932-1935) demuestran que la riqueza
en materias primas suele tentar a los agresores potenciales a apropiarse
por la fuerza de los recursos minerales de otras naciones.

Al mismo tiempo se puede demostrar que existe “una correlación
bastante clara entre una alta proporción de exportaciones de productos
básicos y un bajo crecimiento en una comparación global”50. Ese
49 Javier Cisa, “La plata del Potosí, historia de una explotación”, https://www.lavanguardia.com/

historiayvida/edad-moderna/20240115/9492904/plata-potosi-historia-explotacion.html.
50 Gerhard Kruip, “El extractivismo desde la ética social”, Concilium 392 (2021): 42. Véase

también Gerhard Kruip, Dietmar Müßig y Raphael Zikesch, El Neo-Extractivismo en Bolivia.
Oportunidades, Riesgos, Sostenibilidad
, (Cochabamba: Itinerarios 2018).

yachay Año 41, nº 80, 2024, p. 9-51

“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”24

fenómeno que los economistas llaman la “enfermedad holandesa” –
debido a la observación con la que, después del descubrimiento de
yacimientos grandes de gas natural en los Países Bajos en los años
1960, la productividad de la economía nacional holandesa disminuyó
de manera significante debido al enfoque en la exportación de materias
primas no elaboradas– debería hacer prudente al Gobierno boliviano en
cuanto a la continuación de una política puramente extractivista. Aunque
la extracción de recursos naturales no es nueva para Bolivia,

la forma en que el Estado ha seguido ampliando las fronteras
extractivas refuerza las formas existentes de explotación
socioeconómica y ecológica. Ya sea por causa de la extracción de
minerales, hidrocarburos o productos agrícolas, los habitantes de las
zonas rurales y las clases trabajadoras se enfrentan a un deterioro de
sus opciones de subsistencia51.

1.7. El extractivismo visto desde el Sínodo Amazónico
Llamar la atención sobre las consecuencias del extractivismo para

la región fue uno de los objetivos del Papa Francisco al convocar el
Sínodo para la Amazonia en el año 2019. Con esta Asamblea Especial
los obispos y demás participantes querían llegar a un análisis claro de
la realidad amazónica: “Se trata entonces de discutir el valor real que
cualquier actividad económica o extractiva posee, es decir, el valor que
aporta y devuelve a la tierra y a la sociedad considerando la riqueza que
extrae de ellas y sus consecuencias socio-ecológicas” (DSA 72)52. El
resultado de su indagación quedó muy claro:

51 McKay y Colque, “Dinámicas extractivas”, 117.
52 Documento Final del Sínodo especial para la Amazonía (DSA). Amazonía: Nuevos caminos

para la Iglesia y para una ecología integral. 2019; http://secretariat.synod.va/content/
sinodoamazonico/es/documentos/documento-final-de-la-asamblea-especial-del-sinodo-de-
los-obispo.html.

yachay Año 41, nº 80, 2024, p. 9-51

Dietmar Müßig 25

Muchas actividades extractivas, como la minería a gran escala,
particularmente la ilegal, disminuyen sustancialmente el valor de
la vida amazónica. En efecto, arrancan la vida de los pueblos y los
bienes comunes de la tierra, concentrando poder económico y político
en manos de pocos. Peor aún, muchos de estos proyectos destructivos
se realizan en nombre del progreso, y son apoyados –o permitidos–
por los gobiernos locales, nacionales y extranjeros (DSA 72).

Retomando su “no a una economía de la exclusión [porque esa]
economía mata” (EG 53)53, el Papa Francisco, en su exhortación
postsinodal Querida Amazonía, afirma la crítica de las y los participantes
destacando:

Cuando algunas empresas, deseosas de obtener ganancias rápidas, se
apropian de los territorios y terminan privatizando el agua potable,
o cuando las autoridades dan luz verde a la industria maderera y a
proyectos de extracción minera o petrolera y otros emprendimientos
que destruyen los bosques y contaminan el medio ambiente, entonces
las relaciones económicas cambian de manera injustificada y se
convierten en un instrumento que mata (QAm 14)54.

Como si fuese escrito para la actualidad boliviana en septiembre
del año 2024, el Papa siguió afirmando con voz profética: “Se suele
acudir a recursos alejados de toda ética, como penalizar las protestas
e incluso quitar la vida a los indígenas que se oponen a los proyectos,
provocar intencionalmente incendios forestales, o sobornar a políticos y
a los mismos indígenas” (QAm 14). Y con ecos de la famosa frase de su
encíclica Laudato si’, que hay que “escuchar tanto el clamor de la tierra

53 Francisco, Evangelii gaudium (EG), Exhortación apostólica del Santo Padre Francisco
(Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 2013).

54 Francisco,Querida Amazonía (QAm), Exhortación apostólica postsinodal del Santo Padre
Francisco (Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 2020).

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”26

como el clamor de los pobres” (LS 49)55, Francisco continúa aclarando
que los

intereses colonizadores que expandieron y expanden –legal e
ilegalmente– la extracción de madera y la minería, y que han ido
expulsando y acorralando a los pueblos indígenas, ribereños y
afrodescendientes, provocan un clamor que grita al cielo:

Son muchos los árboles
donde habitó la tortura

y vastos los bosques
comprados entre mil muertes
(QAm 9)56.

2. El antropocentrismo y su rol en el desarrollo de la visión
extractivista
En septiembre de 2024, tras la inmensa destrucción causada por los

incendios forestales en la región oriental del país, 130 organizaciones
de la sociedad civil boliviana hicieron pública la demanda de “impulsar
el debate nacional sobre un nuevo modelo de desarrollo, que no esté
centrado en el extractivismo ni en la agroindustria, porque ha quedado
claro que este modelo es destructivo y está poniendo en riesgo el futuro
de nuestro país y la vida de sus habitantes”57.
2.1. En busca de las raíces filosóficas y religiosas del paradigma

tecnocrático
Sin embargo, antes de buscar alternativas al extractivismo actual,

deberíamos preguntarnos honestamente qué papel ha desempeñado
55 Francisco, Laudato si’ (LS). Carta encíclica del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la

casa común (Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 2015).
56 Se cita un poema de Ana Varela Tafur, Lo que no veo en visiones (Iquitos: Tierra Nueva,

2010).
57 Carta abierta del 16 de septiembre de 2024, https://cambioclimatico.org.bo/contenido/130-

organizaciones-se-declaran-en-emergencia-y-exigen-a-los-organos-del-estado-acciones-
urgentes-para-frenar-los-incendios-forestales/.

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Dietmar Müßig 27

la tradición bíblico-cristiana y, en consecuencia, la teología en el
surgimiento de esta forma extractivista de pensar y actuar. Ya a finales de
los años sesenta del siglo pasado, el medievalista Lynn White Jr. afirmaba
que “especialmente en su forma occidental, el cristianismo es la religión
más antropocéntrica que ha visto el mundo”58, y le atribuyó un papel
importante en la aparición de la crisis ecológica59. Con el principio que
establece Dios al crear el mundo de la nada, así el primer argumento de
White, el tiempo pierde su carácter cíclico y empieza la idea del progreso
infinito, característica de la cultura occidental60. El segundo aspecto es
el monoteísmo bíblico que hizo posible una explotación ilimitada de
la naturaleza por parte del ser humano al despojar al mundo de toda
dimensión divina. Como consecuencia de la concepción judeocristiana
del mundo, la naturaleza fue degradada a mero objeto, por lo que,
junto con su dimensión divina, perdió también su protección frente a
las consecuencias de la actividad humana. En cambio, en las religiones
animistas como la andina o la amazónica, el agua, la tierra o los bosques
son vistos como algo sagrado y, por tanto, son otros seres con los cuales
el ser humano se relaciona en forma de respeto y hasta veneración. En
caso de usufructo inevitable, se pide perdón al árbol antes de cortarlo
o antes de matar un animal. Finalmente, el antropocentrismo, es decir
la idea de que el ser humano sería un ser más valioso e importante que
los demás seres con el derecho de tratar a los mismos como le dé la
gana, incluido el permiso de torturarlos y matarlos, se basa claramente
en el así llamado dominium terrae, es decir la idea del dominio ilimitado
sobre la tierra que se derivaba por siglos del Gn 1,28.
58 Lynn White, Jr., “The Historical Roots of our Ecologic Crisis”, Science 155, n. 3767 (1967):

1203 – 1207 y 1205.
59 Dietmar Müßig, Hacia un cristianismo ecológico. Aportes bíblicos y litúrgicos para el cuidado

de la creación (Cochabamba: Itinerarios, 2018), 19-21.
60 La idea de que la prosperidad económica es un signo de elección divina es particularmente

conocida en el protestantismo calvinista, y constituye un argumento más a favor de la tesis de
que el cristianismo contribuyó a la aparición de la creencia moderna en el progreso. Véase el
estudio La ética protestante y el espíritu de capitalismo, publicado por Max Weber en 1904.

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”28

A partir del siglo IX, junto con los avances en la agricultura medieval
que se debían entre otras cosas a un nuevo tipo de arado, el ser humano
empezó a entenderse a sí mismo como hombre cultivador, hecho que se
refleja hasta en un nuevo tipo de calendario que muestra las actividades
agrícolas de cada época. La creciente mecanización del trabajo llevó
a la idea, como vemos por ejemplo en la obra de Hugo de San Víctor,
teólogo del siglo XII en Paris, de que gracias a la técnica la humanidad
podría reivindicar el dominio sobre la tierra que había perdido con el
pecado original. Esa concepción se mantuvo por muchos siglos, como
lo muestra también la obra del filósofo y político inglés Francis Bacon,
quien fue visto como el padre de la ciencia moderna. En su libro Temporis
Partus Masculus
, escrito en 1603, describe al progreso tecnológico y
científico de su tiempo como imitación de la obra creadora de Dios.
Además, retoma la idea medieval de que la ciencia moderna, empírica,
fuese una herramienta para restaurar el dominio humano sobre la tierra.
En consecuencia, el subtítulo de su libro reza La gran instauración del
dominio del hombre sobre el Universo
. En esa obra, Bacon propone una
nueva forma de las ciencias en la cual las invenciones técnicas ayudarán
a “extender los límites deplorablemente estrechos del dominio del
hombre sobre el universo”. Para lograr eso, así dice el filósofo-maestro a
su alumno, “he venido en verdad a conducirte a la Naturaleza con todos
sus niños para atarla a tu servicio y hacerla tu esclava”61. Consecuencias
igualmente trágicas como el sometimiento de la naturaleza a la sed de
conocimiento del hombre mencionado en la obra de Bacon, es lo que
lleva a la filosofía de René Descartes. Con su reducción de la realidad a
sólo dos sustancias, la res cogitans, con la que se refiere al pensar, y la
sustancia corpórea o res extensa, Descartes fundó el dualismo moderno
que iba a caracterizar profundamente la filosofía occidental a partir de
61 Francis Bacon, “Temporis Partus Masculinus”, en The works of Francis Bacon, tomo VII, ed.

por James Spedding, Robert Leslie Ellis y Douglas Denon Heath (Boston: Houghton, Mifflin
and Company, s/a), 17.

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Dietmar Müßig 29

ese momento. La raíz de esta oposición profunda entre sujeto y objeto
se puede encontrar ya en la filosofía griega, con su oposición entre lo
espiritual y lo material, y su desprecio por todo lo natural. A lo largo de
la historia, esa filosofía grecorromana se fusionó con el monoteísmo
bíblico62, formando una corriente al final de la cual se encontraba la
separación completa de la naturaleza o seres vivos no humanos, por un
lado, y los seres humanos o la cultura, por otro.

Recientemente esta postura ha sido objeto de crecientes críticas
por parte de la antropología contemporánea. Para el antropólogo
francés Philippe Descola, por ejemplo, esta separación entre naturaleza
y cultura y la suposición de que la naturaleza puede comprenderse y
controlarse como una entidad que existe independientemente de nuestras
posibilidades cognitivas humanas, descifrando sus leyes inherentes,
es una expresión del eurocentrismo epistemológico. Ese naturalismo
occidental, como lo llama Descola, “ha tratado a la naturaleza como un
campo de experimentación y como un inagotable reservorio de recursos
[... y el] colonialismo ha sido el medio transportador de este concepto y
de este tipo de uso de la naturaleza hacia todas partes del mundo”63. Sin
embargo, esta separación entre naturaleza y cultura fue un fenómeno
ocurrido sólo en el último tercio del siglo XIX, y además sólo en el
mundo occidental64.
62 Ese hecho demuestra que la tesis de White, de que el cristianismo es el culpable principal

de la crisis ecológica, se queda corta. Sin embargo, cuanto más se alejaba el pensamiento
en el contexto de la ilustración filosófica del teocentrismo bíblico, es decir de la conciencia
de ser responsable ante Dios como autoridad última, más antropocéntrica se volvía la visión
occidental del mundo en la que al final el hombre se declaraba la única medida de todas las
cosas. Y con actitudes de ese carácter empezó el proceso de “la muerte de la naturaleza”,
descrito por Carolyn Merchant, The Death of Nature: Women, Ecology and the Scientific
Revolution
(New York: Harper Collins, 1980), que hasta hoy en día no ha terminado.

63 Philippe Descola, Die Ökologie der Anderen. Die Anthropologie und die Frage der Natur
(Berlin: Batterien 2014), 102; véase también 66-68; edición en español: Una ecología de las
relaciones
(Barcelona: Gedisa, 2023).

64 Para la artificialidad de esa separación, véase Bruno Latour, Face à Gaïa. Huit conférences
sur le nouveau régime climatique
(Paris: La Découverte, 2015).

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”30

También para Ramon Grosfoguel, “la noción de naturaleza ya es de
suyo euro-céntrica, occidentalo-céntrica, y antropocéntrica [...] porque
implica la división entre sujeto (humano) y objeto (naturaleza), donde
el sujeto (humano) es el que tiene vida, y todo lo demás es ‘naturaleza’
considerada como objetos inertes”, mientras que en la visión holística que
siguen practicando muchas personas de origen indígena en varias partes
del mundo, “no existe ‘naturaleza’ sino el ‘cosmos’, y todos estamos al
interior del mismo como formas de vida interdependientes que co-existen
entre sí”65. Grosfoguel concluye con la afirmación de que la modernidad
es un proyecto civilizatorio que “constituye una civilización de muerte
porque ha destruido más formas de vida (humana y no humana) que
ninguna otra civilización en la historia de la humanidad”66.

El Papa Francisco argumenta en una línea similar cuando, en su
encíclica Laudato si´ critica el paradigma tecnocrático de la modernidad
que

se ha vuelto tan dominante que es muy difícil prescindir de sus
recursos, y más difícil todavía es utilizarlos sin ser dominados por su
lógica. [...] De hecho, la técnica tiene una inclinación a buscar que
nada quede fuera de su férrea lógica, y el hombre que posee la técnica
sabe que, en el fondo, ésta no se dirige ni a la utilidad ni al bienestar,
sino al dominio; el dominio, en el sentido más extremo de la palabra.
Por eso intenta controlar tanto los elementos de la naturaleza como
los de la existencia humana [...]. El paradigma tecnocrático también
tiende a ejercer su dominio sobre la economía y la política. La
economía asume todo desarrollo tecnológico en función del rédito,
sin prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser
humano (LS 108-109).

65 Grosfoguel, “Del extractivismo”, 36.
66 Grosfoguel, “Del extractivismo”, 36.

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Dietmar Müßig 31

Para Grosfoguel, el resumen de la actitud del extractivismo
ontológico se deja expresar por lo siguiente: “Mientras me beneficie
a mí, no me importa las consecuencias sobre los otros seres vivos
(humanos o no humanos)”67. Partiendo de ideas muy parecidas, el Papa
Francisco duda de “que quien se obsesiona por el máximo beneficio se
detenga a pensar en los efectos ambientales que dejará a las próximas
generaciones” (LS 190) y nos llama por eso “a una profunda conversión
interior [...] una conversión ecológica” (LS 217)68.
2.2. Superando el antropocentrismo teológico

Sin embargo, la misma conversión no será posible sin superar el
antropocentrismo tradicional. En mi opinión, este es el mayor avance
teológico de la Laudato si’. Con esta encíclica, el Papa responde a la
justificada acusación de Lynn White, y admite que una “presentación
inadecuada de la antropología cristiana pudo llegar a respaldar una
concepción equivocada sobre la relación del ser humano con el mundo.
Se transmitió muchas veces un sueño prometeico de dominio sobre el
mundo que provocó la impresión de que el cuidado de la naturaleza es
cosa de débiles” (LS 116)69. Pero justamente eso era el último fin para
escribir su encíclica “sobre el cuidado de la Casa Común”70: recordarnos
que “vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte
esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en
un aspecto secundario de la experiencia cristiana” (LS 217). Es por eso
que “hoy debemos rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados
a imagen de Dios y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un
dominio absoluto sobre las demás criaturas” (LS 67). Más bien estamos
67 Grosfoguel, “Del extractivismo”, 42.
68 Véase también todo el capítulo de 216 al 221.
69 Pasajes autocríticos sobre el antropocentrismo cristiano se encuentran también en LS 67, 69,

75 y 122.
70 Con la cifra “Casa Común”, el Papa quiere dejar claro que está en juego nada menos que la

continuidad de la vida en todo el planeta Tierra.

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”32

llamados a reconocer que el “fin último de las demás criaturas no somos
nosotros” (LS 83), sino “que los demás seres vivos tienen un valor propio
ante Dios y, por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria” (LS
69)71. En este espíritu, el “Pacto de las Catacumbas por la Casa Común”,
concluido durante el Sínodo Amazónico por casi cincuenta obispos y
otros cristianos comprometidos, confiesa en alusión al Gn 2 “que no
somos dueños y señores de la Madre Tierra, sino sus hijos e hijas,
formados del polvo de la tierra”72. En la huella de su teología trinitaria
de la creación ya expuesta en la Laudato si’ (LS 80; 88; 221; 233-235),
el Papa Francisco describe a continuación en la exhortación apostólica
postsinodal Querida Amazonía la presencia del Hijo de Dios en la
Naturaleza de un modo que conecta a la perfección con la cosmovisión
de los pueblos amazónicos: “Él está gloriosa y misteriosamente presente
en el río, en los árboles, en los peces, en el viento, ya que reina como
Señor sobre la creación” (QAm 74)73. Por eso no es de extrañar que para
Francisco la “santidad [...] de la región amazónica [...] así entendida está
llamada a interpelar a la Iglesia universal” (QAm 77).
3. Revalorando las cosmovisiones indígenas

En opinión del Papa Francisco,
los pueblos indígenas amazónicos expresan la auténtica calidad
de vida como un “buen vivir” que implica una armonía personal,
familiar, comunitaria y cósmica, y que se expresa en su modo
comunitario de pensar la existencia, en la capacidad de encontrar
gozo y plenitud en medio de una vida austera y sencilla, así como

71 Véase también 16; 76; 78; 118; 140 y 208.
72 “Pacto de catacumbas para la casa común. Por una iglesia de rostro amazónico, pobre y

servidora, profética y samaritana”, https://www.religiondigital.org/opinion/Exclusiva-RD-
Pacto-Catacumbas-Comun_0_2169383041.html.

73 Véase también LS 233 donde dice: “El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo.
Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre”.

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Dietmar Müßig 33

en el cuidado responsable de la naturaleza que preserva los recursos
para las siguientes generaciones. Los pueblos aborígenes podrían
ayudarnos a percibir lo que es una feliz sobriedad y en este sentido
“tienen mucho que enseñarnos”. Ellos saben ser felices con poco,
disfrutan los pequeños dones de Dios sin acumular tantas cosas, no
destruyen sin necesidad, cuidan los ecosistemas y reconocen que la
tierra, al mismo tiempo que se ofrece para sostener su vida, como una
fuente generosa, tiene un sentido materno que despierta respetuosa
ternura. Todo eso debe ser valorado (QAm 71).

Con este tipo de lectura, Francisco corre a veces el riesgo de
glorificar a los pueblos indígenas y su modo de vida, por lo que es
bueno que el documento final del Sínodo Amazónico lo formule de un
modo mucho más sobrio y en pasado: “El manejo tradicional de lo que
la naturaleza les ofrece ha sido hecho del modo que hoy denominamos
manejo sostenible” (DSA 44). Esto se ajusta más a la realidad de muchos
pueblos indígenas que –a menudo por necesidad económica– tienen
que vender sus propios recursos, como la valiosa madera tropical, o
minerales preciosos como el oro.

No obstante, es una señal importante que el Papa Francisco retome
las tradiciones indígenas de América Latina. Éstas desempeñan un papel
pionero en la búsqueda de una manera de vivir más respetuosamente con
la biodiversidad. Los procesos de diálogo y aprendizaje interreligiosos
e interculturales, así como la lucha conjunta por una traducción
políticamente viable de estas categorías en las condiciones de las
sociedades contemporáneas, no han hecho más que empezar. Pero, aun
así, para vislumbrar alternativas al modelo de desarrollo tecnocrático y
extractivista, se puede partir del hecho que el

pensamiento de los pueblos indígenas ofrece una visión integradora
de la realidad, que es capaz de comprender las múltiples conexiones

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”34

existentes entre todo lo creado. Esto contrasta con la corriente
dominante del pensamiento occidental que tiende a fragmentar para
entender la realidad, pero no logra volver a articular el conjunto
de las relaciones entre los diversos campos de conocimiento. [...]
Encontramos además otros valores en los pueblos originarios como
son la reciprocidad, solidaridad, el sentido comunitario, la igualdad,
la familia, su organización social y el sentido de servicio (DSA 44).

Al mismo tiempo hay que tomar en cuenta que el modo de vida
sostenible de los pueblos indígenas está indisolublemente ligado a la
forma en que perciben el mundo que les rodea. El documento boliviano
preparatorio del Sínodo Amazónico afirma: “Para el pueblo Tsimane la
selva es sagrada, nada está abandonado, todo tiene su dueño, quien lo
cuide, por eso para utilizarlo hay que pedir permiso. La selva no es un
recurso para explotar, es un ser o varios seres con quienes relacionarse”74.
El Papa Francisco cita este texto en la exhortación postsinodal, y concluye
que es precisamente este tipo de sabiduría de los pueblos amazónicos
originarios la que nos inspira al “cuidado y el respeto por la creación,
con conciencia clara de sus límites, prohibiendo su abuso. Abusar de la
naturaleza es abusar de los ancestros, de los hermanos y hermanas, de la
creación, y del Creador” (QAm 42).

Para el naturalismo occidental que se basa en la teoría de la
evolución de Darwin, esa postura indígena de la interconexión mutua de
todos los seres75 es difícil de entender porque el pensamiento europeo
parte de la convicción de que los seres humanos se diferencian de los
primates sólo gradualmente en cuanto a su fisicalidad, mientras que la
intencionalidad, la subjetividad o incluso algo parecido a un alma sólo
pertenecen a los humanos. Pero para Philippe Escola, esta manera de
pensar presenta sólo una de las muchas formas de determinar la relación
74 Documento Bolivia: Informe país: consulta pre-sinodal, 2019, s/l, s/e, 36.
75 En la LS 138 el Papa destaca que “todo está interconectado”.

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Dietmar Müßig 35

entre los humanos y las entidades que los rodean. Y constantemente
hay que tomar “conciencia del carácter histórico y contingente de esta
ontología para que ella no se proyecte como un patrón universal de
interpretación sobre todas las posibilidades de conectar a personas y
no humanos, que han sido sistematizados por otras civilizaciones en
edificios culturales completamente diferentes”76.

Así, desde el punto de vista de la cosmovisión animista muy
extendida en la Amazonia, es evidente que, aunque los animales tienen
cuerpos diferentes a los de los humanos, internamente comparten las
mismas características. Esto significa que tienen sentimientos, pueden
pensar, actuar intencionadamente e incluso hablar77. Esta visión hace
que los pueblos amazónicos se sientan parte de una red finamente
tejida formada por innumerables seres vivos con los que están en
constante intercambio, sin que ellos mismos formen el centro de esta
red. Es por eso por lo que muchos indígenas de la Amazonia suponen
la existencia de poderosos seres protectores de la selva o de los ríos,
que impiden a la gente la caza excesiva o la sobrepesca de las aguas
con las correspondientes prohibiciones y sanciones78. Esto expresa una
sabiduría de custodia con los recursos naturales. La misma se basa en las
ideas de la reciprocidad, del equilibrio y de la interconexión.

En la selva no solo la vegetación está entrelazada sosteniendo una
especie a la otra, también los pueblos se interrelacionan entre sí en
una red de alianzas que a todos aporta ganancia. La selva vive de
las interrelaciones e interdependencias, y esto ocurre en todos los

76 Descola, Die Ökologie der Anderen, 108.
77 Véase Descola, Die Ökologie der Anderen, 96-100, así como el llamado “perspectivismo

amerindio” del brasileño Eduardo Viveiros de Castro p. ej. en “Cosmological Perspectivism
in Amazonia and Elsewhere” (Four Lectures given in the Department of Social Anthropology,
University of Cambridge, February-March de 1998), https://haubooks.org/cosmological-
perspectivism-in-amazonia/.

78 Enrique Jordá, Ivipöra, Vítarësira (Vida en maduración): Cosmovisión y espiritualidad de los
pueblos de la Amazonia y Tierras Bajas
(La Paz: ISEAT, 2011), 53.

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”36

ámbitos de la vida. Gracias a ello, el frágil equilibrio de la Amazonía
se mantuvo por siglos (DSA 43).

4. Pasos hacia una transformación socioambiental
En vista de los efectos destructivos del extractivismo y de los

problemas éticos que este tipo de política provoca, destacados en la
primera parte de este artículo, se tratará ahora de vislumbrar algunos
aportes para iniciar un proceso de transformación socioambiental,
apoyándonos en las inspiraciones de parte de los pueblos originarios
retomadas por el Papa sobre todo en la Querida Amazonía. En primer
lugar, analizaremos algunos pasajes de la Biblia Hebrea que demuestran
que los pueblos del Próximo Oriente Antiguo ya poseían conocimientos
ecológicos. A continuación, se demostrará que diferentes grupos étnicos
que vivían en el territorio de la actual Bolivia practicaban la agricultura
ecológica mucho antes de la llegada de los conquistadores españoles. Por
último, se presentarán algunos sistemas agroforestales actuales, junto
con la cuestión de qué pueden aportar la Iglesia católica y la sociedad
civil al proceso de transformación socio-ecológica.
4.1. Sabiduría ecológica en la Biblia

Mientras muchos de nosotros pensamos en un paraíso terrenal
cuando escuchamos hablar de la “tierra que mana leche y miel” (Dt
11,9), la realidad en la cual vivían los israelitas era otra. Habitaban las
regiones montañosas de Judea y Samaria, es decir zonas medio áridas
que sólo permitieron una pequeña agricultura de subsistencia, cuyo
rendimiento era tan mezquino, que tenía que ser mejorado por la colecta
de miel salvaje y la cría de ganado menor. Palestina era una tierra difícil
de trabajar, donde no había inundaciones anuales como en Egipto que
fertilizaban el suelo, y por eso dependiente de la pluviosidad estacional79.
79 Véase la descripción eufemística como “tierra de montes y valles, que bebe el agua de la

lluvia” en Dt 11,10.

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Dietmar Müßig 37

Así que los habitantes estaban obligados –igual que la gente andina– a
practicar un estilo de vida sustentable, a fin de sobrevivir en una tierra
amenazada por sequías, malas cosechas, erosión y desertificación.

Si Lv 19,23-25 recomienda cosechar las frutas de un árbol recién
plantado después de cinco años como mínimo, es para que pueda crecer
una capa de humus que vaya alimentando a la misma planta en un suelo
árido. Evitar el agotamiento de los suelos también es objetivo del año de
barbecho que ordena Ex 23,10-11: “Seis años sembrarás tus campos y
sacarás sus frutos; al séptimo no los cultivarás y los dejarás descansar”.
Los habitantes de Palestina sabían que, una vez esquilmados los
ecosistemas tan vulnerables de la región montañosa, sería muy difícil
recuperarlos; caso parecido que se observa en la Amazonía que, a pesar
de dar la impresión de abundante fertilidad, es una región con suelos
bastante pobres. Fue por una razón parecida que la ley israelita en Dt
20,19 prohibía la tala de árboles frutales en caso del sitio de una ciudad.
Esta ha sido una práctica de uso general para dañar al enemigo y quitarle
las bases de una futura vida. La tala del olivo, por ejemplo –que tarda
bastante en crecer pero que da aceitunas durante mucho más tiempo
de lo que dura una vida humana– fue visto como un crimen ecológico
que traía consecuencias graves para las futuras generaciones. Así se
explica que el Dios de Israel en Ex 20,5 pide “cuentas a hijos, nietos
y biznietos por la maldad de sus padres”. Este párrafo generó muchos
problemas en cuanto a la justicia de Dios cuando fue interpretado de
manera teológica-moral; pero se entiende fácilmente si se lo lee desde
una perspectiva ecológica. Vivir de manera sostenible y cuidar así la
vida –no solamente de sí mismo sino también de los demás seres y de
las futuras generaciones– fue un concepto enraizado en la tradición de
la Biblia Hebrea80. Y corresponde, según Gn 2,1, con lo destinado al
80 Sobre la sabiduría ecológica de la Biblia véase Dietmar Müßig, ‘Pregúntaselo a las bestias,

te instruirán‘ (Job 12,7). Huellas ecológicas en la Biblia”, Fe y Pueblo 19 (2011): 51-62.

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”38

ser humano por Dios quien “lo puso en el jardín del Edén para que lo
cultivara y lo cuidara”.
4.2. Agricultura ecológica precolombina

Una vida sustentable fue practicada también por muchos de los
pueblos originarios de América del Sur antes de la conquista española.
Estudios arqueológicos sugieren que la decadencia de las culturas Wari
y Tiwanaku tuvo que ver con el deterioro del medio ambiente81. De igual
manera, la rápida expansión del imperio inca entre 1400 y 1532 d.C. se
debió, entre otras razones, a una subida de las temperaturas que hizo
posible la agricultura en regiones más altas, poniéndoles a disposición de
los cultivadores nuevos terrenos para producir. Sin embargo, al mismo
tiempo la cantidad de precipitaciones bajó. Pero los

incas fueron capaces de superar estos retos naturales gestionando
el medio ambiente de tal manera que fue capaz de mantener a una
población de 30 millones de personas. Esto se basó en una amplia
gama de cultivos y en una serie de especies de árboles [...] Que esto
ocurriera en una época de aumento de las temperaturas y reducción
de las precipitaciones debería investigarse más a fondo, ya que
implica una gestión eficiente de los recursos hídricos y la protección
de las cuencas hidrográficas82.

Aparte de eso, parece que existían técnicas de cocina sostenibles
y un consumo austero de energía durante el reino incaico. El jesuita y
cronista español Bernabé Cobo relató, por ejemplo, que un hogar español
en el virreinato de Perú consumía tanta leña en un día como un hogar

81 Alex Chepstow-Lusty et al., “Putting the rise of the Inca Empire within a climatic and land
management context”, Clim. Past 5 (2009): 375–388, https://doi.org/10.5194/cp-5-375-2009.

82 Alex Chepstow-Lusty y Mark Winfield, “Inca Agroforestry: Lessons from the Past”, Ambio 29,
n. 6 (2000): 326-327, https://doi.org/10.1579/0044-7447-29.6.322.

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Dietmar Müßig 39

indígena en un mes83. Aparte de eso, el aterrazamiento de las laderas
andinas y la combinación de cereales andinos y hortalizas con árboles
no sólo evitaron la erosión del suelo, sino que mejoraron su calidad
al aumentar la formación de humus. Además, por la ladera discurrían
acequias que no sólo suministraban a las plantas la humedad necesaria,
sino que también almacenaban el calor del día para volver a liberarlo
por la noche, evitando así el riesgo de heladas. Eso quiere decir que
los incas no sólo lograron un manejo sostenible de los diferentes pisos
ecológicos, sino también fueron capaces de estabilizar los suelos en las
regiones semi-áridas y hasta áridas de su imperio.

Algo parecido vemos en las regiones tropicales de Bolivia. Aunque
durante mucho tiempo se consideró que la selva amazónica era una
región de naturaleza virgen en la que apenas había influencia humana y,
si la había, era sólo en forma de actividades de cazadores-recolectores
nómadas, ahora sabemos que, en Mojos, por ejemplo, existía una cultura
prehispánica muy desarrollada84. Los sitios arqueológicos de la cultura
Casarabe incluyen plataformas escalonadas y rectangulares y pirámides
cónicas de hasta 22 m de altura. Aparentemente los asentamientos
humanos estaban rodeados de terraplenes que se extendían a lo largo de
varios kilómetros. Además, se encontraron, cartografiadas con tecnología
láser, infraestructuras de un sistema de cultivo de humedales, compuesto
por campos elevados y lechos con canales entre ellos. Eso demuestra
que entre el 500 y el 1.400 d.C. existía un tipo de urbanismo tropical de
baja densidad en un paisaje antropogénicamente modificado. Lo más
interesante en nuestro contexto es que se encontraron ahí también capas
de tierra mucho más oscuras que los suelos arenosos y rojizos, algo muy

83 Chepstow-Lusty, Inca Agroforestry, 323.
84 Heiko Prümers et al., “Lidar reveals pre-Hispanic low-density urbanism in the Bolivian Amazon“,

Nature 606 (2022): 325–328, https://www.nature.com/articles/s41586-022-04780-4.

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”40

común en las demás regiones de la Amazonía. Ese “oro negro”85 es una
tierra muy fértil, rica en materia orgánica en descomposición y nutrientes
esenciales para los cultivos, como nitrógeno, potasio y fósforo y –lo
más importante– ¡es resultado de actividad humana! Esta “terra preta”
o “tierra de indios”, como también suele llamarse, está compuesta por
restos de comida, a los que se añaden heces y carbón vegetal.

Resulta que este tipo de suelo no solo es extraordinariamente rico en
nutrientes, sino que son poderosos sumideros de carbono, con hasta
7,5 veces más carbono en su interior en comparación con los suelos
cercanos. A medida que este tipo de suelo se acumula, el carbono
queda atrapado bajo tierra, donde permanece estable durante cientos
de años, encerrándose y retrasando su entrada en la atmósfera. No
está claro por qué el carbono de este tipo de suelo se comporta así,
pero los científicos sospechan que tiene algo que ver con el “carbono
negro”, también conocido como “biocarbón”, hecho de material
orgánico convertido en carbono casi puro a altas temperaturas y en
presencia de poco oxígeno86.

En todo caso, ese tipo de carbón vegetal por un lado ayuda a mitigar
las causas del cambio climático, y por otro fertiliza el suelo debido a su
capacidad de albergar gran cantidad de macroorganismos y de humedad.
Entonces había también en la Amazonía saberes indígenas que se
practicaron por miles de años, ayudando a la población originara a vivir
bien, aunque los suelos naturales en su territorio no eran los mejores.
Lamentablemente, empezando con la llegada de los españoles, ese
85 Zaria Gorvett, “Terra preta: el misterio del origen del ‘oro negro’ del Amazonas”, https://www.

bbc.com/mundo/articles/c4ny140gqpro. Véase también Richard Hastik, Clemens Geitner y
Martina Neuburger, “Amazonian Dark Earths in Bolivia? A soil study of anthropogenic ring
ditches near Baures (eastern Llanos de Mojos)”, Erdkunde 67, n. 2 (2013): 137–149, https://
doi.org/10.3112/erdkunde.2013.02.03.

86 Dialogue Earth, “Tierra negra india: el legado de agricultura sustentable de la Amazonía”, https://
dialogue.earth/es/bosques/26853-tierra-negra-india-el-legado-de-agricultura-sustentable-de-
la-amazonia/.

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Dietmar Müßig 41

conocimiento se perdió, y hoy en día necesitamos hasta de arqueólogos
para recuperarlo. Pero, aun así, se puede reactivar esa tecnología
milenaria para llegar a una agricultura ecológica amazónica. El Papa
Francisco tiene mucha razón cuando nos dice: “Para cuidar la Amazonia
es bueno articular los saberes ancestrales con los conocimientos técnicos
contemporáneos, pero siempre procurando un manejo sustentable del
territorio que al mismo tiempo preserve el estilo de vida y los sistemas
de valores de los pobladores” (QAm 51)87.
4.3. Sistemas agroforestales actuales

Como alternativa a la industrialización cada vez más fuerte de
la agricultura con un creciente uso de herbicidas y pesticidas, y el
consiguiente aumento de la introducción de sustancias químicas nocivas
para el medio ambiente en el suelo, el aire y el agua, hay productores
que apuestan por los así llamados sistemas agroforestales88. En ese
caso se trata de la combinación de árboles frutales o maderables con
diferentes tipos de verduras, leguminosas o (pseudo)cereales. El cultivo
de los diferentes tipos de plantas junto con los árboles no sólo mejora
la calidad de la tierra, sino protege también a las plantas debajo de las
copas de los árboles y disminuye la erosión de los suelos. En el mejor de
los casos, el uso de fertilizantes artificiales y pesticidas resulta superfluo
con una mezcla inteligente de los árboles y demás plantas. “Los sistemas
agroforestales (SAF) de países tropicales”, así resuma un estudio,

proporcionan un enfoque antiguo renovado para hacer frente a la
necesidad de alimentar a una población creciente y evitar daño a los
ecosistemas en los que se logra la producción de alimentos. Nuevos
estudios han incrementado, desde la década de 1980, evidencia de que

87 Véase también DSA 71.
88 Nancy Vacaflor Gonzales, “Mujeres se enfrentan a la minería para proteger el cacao y apuestan

a la agroforestería”, https://www.noticiasfides.com/investigaciones-anf/mujeres-se-enfrentan-
a-la-mineria-para-proteger-el-cacao-y-apuestan-a-la-agroforesteria/articulo-principal.

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“No cortarás los árboles del campo. ¿Son acaso hombres para que los trates como a sitiados?”42

es posible considerar el potencial de la agroforestería para mejorar el
estado de la biodiversidad sin detener la producción agrícola89.

Por eso no es de extrañar que cada vez haya más proyectos en
Bolivia que experimentan con sistemas agroforestales. Entre ellos se
encuentran también unidades como la Asociación Agroecología y
Fe90 que trabaja en los alrededores de Cochabamba y trata de unir sus
actividades en sistemas agroforestales, riego y huertas periurbanas con
una espiritualidad cristiana de la ecología.
4.4. Actuando desde la Iglesia y la sociedad civil

Ya en su carta pastoral del año 2012, la Conferencia Episcopal
Boliviana había derivado la obligación de las y los cristianos de “estar a
la vanguardia en la protección de nuestro planeta y del ecosistema que
nos sostiene”91. Con una idea parecida, las y los participantes del Sínodo
para la Amazonía del 2019 propusieron “crear ministerios especiales
para el cuidado de la ‘casa común’ y la promoción de la ecología integral
a nivel parroquial y en cada jurisdicción eclesiástica” (DSA 82). Como
pasos concretos para proteger la creación, los obispos bolivianos habían
sugerido entre otras cosas hacer uso responsable de energía, tratar los
residuos sólidos de manera sustentable, consumir preferentemente
alimentos ecológicos, cuidar el agua o plantar y cuidar árboles y flores92.
Finalmente mencionaban las posibilidades de concientizar sobre la
necesidad de cambiar el estilo de vida y de incidir en todos los niveles
sociales y políticos, creando alianzas con la sociedad civil para una
nueva cultura del cuidado de la vida.
89 W. Cetzal-Ix, N.A. González-Valdivia y F. Casanova-Lugo, “Sistemas agroforestales y

biodiversidad“, Agro Productividad 9, n. 9 (2016): 56, https://revista-agroproductividad.org/
index.php/agroproductividad/article/view/818.

90 Véase https://asociacionagroecologiayfe.com.
91 Conferencia Episcopal Boliviana, El Universo, don de Dios para la vida: Carta Pastoral sobre

Medio Ambiente y Desarrollo Humano en Bolivia (La Paz, 2012), 91.
92 Conferencia Episcopal Boliviana. El Universo, 100.

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De manera parecida invitó recientemente el Papa Francisco
a “la sociedad civil a compensar las debilidades de la comunidad
internacional, su falta de coordinación en situaciones complejas, su falta
de atención a los derechos humanos fundamentales y a las situaciones
extremadamente críticas de algunos grupos” (LD 37). Lo dicho en un
contexto de la cumbre climática en noviembre del año 2023 parece
profético, tomando en cuenta la realidad de Bolivia en septiembre
del año 2024: “En las conferencias sobre el clima, las acciones de los
llamados grupos ‘radicalizados’ suelen llamar la atención. En realidad,
sin embargo, llenan un vacío en el conjunto de la sociedad, lo que requiere
una sana ‘presión’, porque corresponde a cada familia considerar que
está en juego el futuro de sus hijos” (LD 58).
Conclusión

El gobierno del MAS de Evo Morales propuso liberar a Bolivia de
su legado colonial y hacer retroceder la influencia del sistema capitalista
globalizado en favor de la población indígena, hasta entonces marginada.
Para ello, no sólo se desarrollaron planes de gobierno como la Agenda
Patriótica 2025, sino también se promulgaron leyes mundialmente
reconocidas como las leyes de los derechos de la Madre Tierra. Casi
veinte años después, en vísperas del Bicentenario, todas estas visiones
están resultando un fracaso. En lugar de economías sostenibles, estamos
viviendo el neo-extractivismo, pisoteando los derechos de los indígenas
y los derechos de la Madre Tierra.

Dadas las escasas capacidades tecnológicas e industriales de
Bolivia, la transición hacia una economía sostenible no es fácil de
organizar. Por lo tanto, es importante centrarse en los puntos fuertes
del país. La agricultura ecológica podría ser un primer paso porque
puede practicarse de forma rentable y protegiendo al mismo tiempo los
suelos. El segundo paso sería utilizar las diversas posibilidades que el

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país tiene para generar electricidad limpia, como la biomasa en la región
amazónica, la energía eólica en los valles o la tecnología fotovoltaica
que tendría un enorme potencial en el Altiplano, complementadas por
pequeñas represas hidroeléctricas tanto en los Andes como en los ríos de
las tierras bajas. Con un suministro eléctrico descentralizado diseñado
de este modo, Bolivia no sólo podría cubrir sus propias necesidades de
electricidad, sino también exportarla. En última instancia, podría incluso
producirse hidrógeno verde para la exportación.

Sin embargo, todas estas medidas técnicas sólo serán de ayuda
limitada si no aprendemos juntos a redefinir nuestra relación con el
medio ambiente y a sacar las consecuencias oportunas para nuestros
estilos de vida personales y la organización de la economía en Bolivia,
la Amazonía y a nivel mundial. Para lograr esta conversión ecológica,
las cartas del Papa Francisco como la Laudato si’ o la Laudate Deum
forman un aporte valioso, destacando la importancia de superar el
antropocentrismo y sus consecuencias. Al mismo tiempo recomiendan
revalorar las sabidurías milenarias de los pueblos indígenas, basadas en
cosmovisiones muy diferentes de la occidental, que hoy en día pueden
aportar mucho para redefinir la relación entre los seres humanos y las
demás creaturas vivas en esa nuestra Casa Común. Finalmente, exigen
no solo de las y los cristianos sino de toda la sociedad humana, el tomar
medidas valientes e incluso políticas en favor de proteger la vida en todo
el planeta.

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Artículo presentado en 04.10.2024 y aprobado en 12.11.2024.

Dietmar Müßig es profesor invitado en la Facultad de Teología San
Pablo, Universidad Católica Boliviana. Es Dr. theol. por el Katholische
PrivatUniversität, Linz (Universidad Católica Privada de Linz, Austria). Vive
en Hildesheim/Alemania.
E-mail: Dietmar.Mueszig@bistum-hildesheime.de. ORCID: https://orcid.org/
0000-0002-9516-7801.

yachay Año 41, nº 80, 2024, p. 9-51