yachay Año 41, nº 79, 2024, p. 195-228
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YACHAY ADHIERE A UNA LICENCIA CREATIVE COMMONS
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INTERNATIONAL – (CC BY-NC 4.0) BY NC
cc
DOI: https://doi.org/10.35319/yachay.202479122
Tomichá Charupá, Roberto. Naqui Ubai Tupas. Anotaciones Teológicas
Amerindias. Cochabamba: Itinerarios, 2024. 400p. 24x17cm, Colección
Theologiae Indorum n° 1, ISBN: 978-9917-9862-9-9-4.
“Naqui Ubai Tupas. Anotaciones Teológicas”, representa un hito
significativo en el panorama teológico contemporáneo al ofrecernos una
mirada fresca y profundamente relevante sobre la intersección entre la
fe cristiana y las sensibilidades indígenas.
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El libro de Roberto Tomichá Charupá trae una diversidad de
anotaciones, fundamentalmente divididas en cuatro secciones: Apuntes
Históricos, Consideraciones Teológicas, Espiritualidades Amerindias y
Corazonares Amazónicos. El hilo conductor de las páginas del libro es la
búsqueda de una teología cristiana desde sensibilidades y presupuestos
indígenas (cf. Introducción, p. 23). En ello reside uno de los principales
valores de este conjunto de 14 artículos, la mayoría ya publicados, salvo
3 que son inéditos y 1 de ellos elaborado con exclusividad para el libro
que reseñamos.
El libro es una reflexión propiamente teológica, pero poniéndose
en sintonía con las sensibilidades de los pueblos originarios y los
presupuestos indígenas; por ello dos verbos neologísticos declinan la
tradicional fides quaerens intellectum: corazonar y sentipensar. Ese
esfuerzo de sintonía de hacer teología desde una sensibilidad concreta,
la indígena, le dan a las Anotaciones Teológicas el principal valor y
originalidad.
Corazonar y sentipensar la Realidad Última desde el presupuesto
teológico de que se trata de “un mismo Misterio absoluto y definitivo,
pero codificado en significantes, lenguajes, estilos y formas culturales
específicas, según contextos y lugares” (cf. Introducción, p. 21), se
convierte en la base y la condición de posibilidad de la reflexión realizada
a lo largo de las páginas del libro. La pretensión del autor, así lo declara
explícitamente, es hacer teología “india-cristiana”.
La obra nos invita a emprender un viaje intelectual y espiritual a
través de cuatro secciones distintas pero interconectadas: “Apuntes
Históricos” (p. 25-132), “Consideraciones Teológicas” (p. 133-
258), “Espiritualidades Amerindias” (p. 259-325) y “Corazonares
Amazónicos” (p. 329-367). Cada sección nos ofrece una perspectiva
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única sobre cómo las culturas indígenas pueden enriquecer y desafiar
nuestra comprensión tradicional de la teología cristiana.
En los “Apuntes Históricos”, Tomichá nos lleva a través de un
recorrido de la rica experiencia misionera en los pueblos indígenas
de Chiquitos. Se nos presenta una imagen fascinante de la Divinidad
entre los chiquitanos y nos sumerge en los mitos cosmogónicos de los
ayoreos. Estos estudios históricos nos permiten no sólo comprender
el pasado, sino también identificar las corrientes que influyen en la
espiritualidad de los pueblos originarios, ofreciendo así una base sólida
para una teología que surge desde sus propias categorías culturales. La
dinámica consiste en mostrar la fecundidad del pasado para el presente,
saliendo de una tendencia arqueologística que suele estar presente en
algunos estudios etnológicos.
En las “Consideraciones Teológicas”, el teólogo chiquitano nos
desafía a repensar la relación entre el Misterio cristiano y el buen
convivir, a reflexionar sobre la Revelación y su conexión con los pueblos
originarios, a explorar una teología trinitaria y pneumatológica desde
una perspectiva indígena, y a confrontar las preocupaciones sobre la
discriminación de las mujeres indígenas y su participación en la toma
de decisiones cruciales. Estos estudios teológicos nos invitan a ampliar
nuestros horizontes y a cuestionar nuestras suposiciones teológicas
tradicionales. Así, por ejemplo, el autor enfatiza el carácter itinerante
y nomádico de toda teología, que le permite al ser humano entrar “en
relación con un Misterio dinámico”, es decir, siempre “en movimiento”,
y que “toma iniciativas, se acerca a las realidades plurales, contrastantes,
ambiguas e incomprensibles de las personas” (p. 191).
En las secciones de “Espiritualidades Amerindias” y “Corazonares
Amazónicos”, Roberto Tomichá nos sumerge en la riqueza espiritual de
la tradición indígena amazónica. A través de estudios sobre la misión
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descolonial y la mística indígena, nos muestra cómo estas tradiciones
pueden ofrecer nuevas formas de entender y vivir la fe cristiana en el
contexto contemporáneo. A partir de la invitación hecha en el Documento
de Aparecida no. 96, para entrar en sintonía real con los pueblos
originarios, será necesario entrar en la dinámica de la “descolonizar
mentes, el conocimiento, recuperar la memoria histórica, fortalecer
espacios y relaciones interculturales”, específicamente en el mismo
quehacer teológico que conduzca hacia una verdadera conversión tanto
gnoseológica como epistemológica.
En tal sentido, por ejemplo, en diálogo con algunos antropólogos,
filósofos y teólogos, como Rodolfo Kusch (1922-1979) y Juan Carlos
Scannone (1931-2019), entre otros, Tomichá postula algunos rasgos del
Misterio de Dios a partir de la cosmovivencia indígena: a) ancestralidad, o
“memoria ético-mítica-espiritual, que se remonta a tiempos inmemoriales
y muy presente como arquetipo en la vida de los pueblos” (p. 324) y en
la imagen de Dios; b) comunalidad, pues el movimiento comunitario y
la reciprocidad entre los pueblos están en sintonía con el acercamiento a
lo Divino como “dinámico, recíproco, interconectado, creativo; […] un
Dios comunal, un Dios comunalidad” (p. 324); c) presencialidad, donde
el “estar” (Kusch) no sólo evoca, sino que conecta en profundidad con
la experiencia última de lo Divino presente y ausente: Dios “es cosmo-
presencia y cosmo-ausencia a la vez” (p. 324-325); simbolicidad, pues
“el «estar» convivencial indígena” converge en el símbolo, “en cuanto
contenido y forma, sentido último y expresión, realidad y método” (p.
325), pero al mismo tiempo requiere del “mito” o del sentipensamiento
crítico, para superar las ambigüedades de todo lo simbólico.
De este modo, la teología amerindia se inserta en el marco de la
pluralidad teológica cristiana como intellectus fidei, que acompaña
con rigor testimonial e intelectual el compromiso de todos los seres
humanos –no sólo explícitamente creyentes– de “proclamar la Buena
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Nueva a toda la creación” (Mc 16,15) en los diversos lenguajes y
situaciones y en sintonía con sus búsquedas profundas de Dios, a veces
por caminos y estilos desconocidos. Es una teología que, según el
autor, necesariamente ha de acompañar el surgimiento de comunidades
cristianas con “rostro pluriforme” o “armonía pluriforme” (p. 23; Novo
millennio ineunte, 40; Evangelii gaudium, 116 y 220), y se expresa en: a)
organización comunitaria sinodal, con efectiva participación del laicado
y de la mujer; b) celebraciones inculturadas, interculturales y cósmicas,
con símbolos nuevos o resignificados; c) estilos de vida relacionales e
incluyentes, que ponen al centro el cuidado de la creación; d) teologías
más narrativas y simbólicas, capaces de “conectar” con las nuevas
generaciones cristianas (cf. p. 287).
A partir de lo expuesto, se puede comprender mejor lo escrito por los
editores en la contraportada del libro: “Desde los corazonares indígenas
se intenta esbozar algunos acercamientos al omnipresente Símbolo
de Vida, expresado en sus diversos nombres –o simplemente silencio
contemplativo–, que ha sostenido y todavía permanece como horizonte
último en la cosmoexistencia de muchos pueblos, no sólo abyayalenses”.
Sin embargo, Anotaciones Teológicas Amerindias es mucho más que
un simple libro de reflexiones teológicas. Es un testimonio del profundo
compromiso de Roberto Tomichá con la búsqueda de una teología
cristiana auténtica y relevante, que resuene con las sensibilidades y
presupuestos indígenas. Es un llamado a corazonar y sentipensar la
realidad última, reconociendo que el Misterio divino se manifiesta de
formas diversas a través de las culturas y contextos específicos.
En este sentido, no se puede concluir esta reseña sin una reflexión
teológica inspirada en las palabras y el trabajo del autor. En un mundo
cada vez más diverso y plural, es crucial que nuestra teología no se
limite a una única perspectiva cultural o doctrinal, sino que abrace la
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riqueza y la complejidad de la experiencia humana en todas sus formas.
Solo así podremos aspirar a una comprensión más completa y auténtica
del misterio de la fe cristiana, y solo así podremos construir un mundo
más justo, inclusivo y reconciliado.
Sin duda, la reflexión teológica amerindia nos desafía a repensar no
sólo lo que creemos, sino también cómo lo entendemos y articulamos
comunitaria y personalmente. En este enfoque, el pensamiento
y los sentimientos están entrelazados de una manera profunda y
significativa. Aquí, la inteligencia misma se ve imbuida de una cualidad
sentiente, reconociendo que nuestras emociones y pensamientos están
intrínsecamente conectados. Es a través del corazón, ese símbolo que
concentra nuestras emociones y pensamientos, que podemos llegar a
intuir y comprender de manera auténtica y profunda.
Por todo lo anterior, el corazonar se convierte en una herramienta
primordial para la intuición cordial y la comprensión analógica que está
en proceso de conversión gnoseológica. Es a través de este proceso
que podemos realmente captar la esencia de la fe y la revelación de
Dios de una manera más completa y significativa. Desde la sabiduría
indígena o amerindia podemos enriquecer y ampliar nuestro método
teológico, reconociendo que todos somos lectores de las Escrituras y de
la Revelación de Dios.
El método teológico amerindio, en su diversidad, converge en el
sentipensar y en el corazonar. Este enfoque nos desafía a trascender
las limitaciones de un pensamiento puramente racional y a abrazar
la complejidad de nuestras experiencias humanas, reconociendo la
importancia de la intuición, la empatía y la conexión emocional en
nuestra comprensión de lo divino. En última instancia, nos recuerda que
la teología es más que un ejercicio intelectual; es un viaje del corazón
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y del alma hacia la comprensión y el amor de Dios y de nuestros
compañeros de camino, los hombres y las mujeres amerindios.
Las Anotaciones Teológicas Amerindias constituyen el primer
número publicado de la nueva colección Theologiae Indorum del
Instituto de Misionología de la Facultad de Teología San Pablo. Es
sin duda el inicio de una fecunda colección que acogerá muchas más
reflexiones de Teología Amerindia.
Manuel G. Hurtado Durán1
Manuel Hurtado es doctor en Teología por el Centre Sèvres, Paris,
France (2006). Ha sido profesor visitante en Harvard Divinity School.
Es Presidente de la Facultad de Teología San Pablo, Universidad
Católica Boliviana, sede Cochabamba, y profesor de teología
sistemática. Es autor de algunos libros y de numerosos artículos.
Jesuita, boliviano. E-mail: mhurtado@ucb.edu.bo; ORCID: https://
orcid.org/0000-0002-9964-1590.
1 Universidad Católica Boliviana, Cochabamba, Bolivia.