yachay Año 41, nº 79, 2024, p. 195-228

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DOI: https://doi.org/10.35319/yachay.202479121

Vargas Andrade, Sonia. Jesús Abandonado, Don de amor, Donación
de la Trinidad en las vivencias y comprensiones de Chiara Lubich. La
fenomenología de la donación de Jean-Luc Marion como método para la
teología. Buenos Aires: Editorial Ciudad Nueva, Editorial Universidad
Católica de Córdoba, 2021. 317p. 20x13cm. ISBN: 978-9505-864-133.


En esta obra, fruto de la tesis doctoral de Sonia Vargas Andrade,
se hace una profunda reflexión sobre la experiencia mística de Chiara
Lubich aprovechando los aportes de la nueva fenomenología francesa.

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La idea fundamental es mostrar que la fenomenología de la donación
de Jean Luc Marion se convierte hoy en un socio fundamental para
la teología. Así como en otros momentos, la teología se sirvió de la
filosofía griega o de la escolástica para expresar el mensaje cristiano;
hoy la fenomenología se presenta como un medio o instrumento para
pensar el mensaje evangélico en términos comprensibles y asequibles
a las nuevas situaciones del mundo. Especialmente el filósofo Jean Luc
Marion aparece como el autor más representativo de lo que Dominique
Janicaud calificó el giro teológico de la fenomenología1, y que es el autor
del que se ha servido Vargas Andrade para hacer su investigación. No es
la primera en usar la fenomenología para hacer reflexión teológica. Ya
desde Juan Pablo II, pasando por Benedicto XVI y Francisco, se usan
términos fenomenológicos, y en la actualidad muchos teólogos se basan
en esa nueva fenomenología del giro teológico.

Vargas Andrade inicia su libro con una introducción en la que
presenta la biografía de Chiara Lubich, su vida, su carisma, sus textos,
que ofrece una visión panorámica al lector no familiarizado con su
figura. En la parte I, se hace una síntesis del pensamiento de Marion con
el título: La fenomenología de la donación de Jean-Luc Marion. Con un
lenguaje sencillo y asequible se presenta una descripción de la propuesta
fenomenológica del francés, que incluye temas como el giro, la tópica
de los fenómenos, el fenómeno saturado, el fenómeno de revelación y la
donación, en una presentación clara y sencilla.

La parte segunda (Hacia una Teología de la donación. Perspectivas
teológicas de Chiara Lubich. Jesús Abandonado, Don de Amor, Donación
de la Trinidad en la historia) plantea la posibilidad epistemológica
de una relación entre fenomenología y teología, la necesidad de una
relación entre ambas y la fecundidad de esa relación al aplicar la primera
1 Dominique Janicaud, Le tournant théologique de la phénoménologie française (Paris, L’Éclat,

1991).

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Reseñas 223

a los escritos de Lubich. Se descubren inmediatamente los frutos de ese
método y se nota la eficacia de tal relación para entender en la experiencia
humana no sólo la revelación de Dios, sino la misma utilidad de pasar
de la especulación a la acción en la vida y la historia. Es imperdible, en
esta parte, la reflexión sobre Jesús Abandonado como Don de Amor,
Jesús Abandonado y la Donación de la Trinidad Económica, Jesús
Abandonado y la Trinidad Inmanente, ya que enfrenta problemas teóricos
que sólo la mística puede resolver. Aquí es importante señalar que la
fenomenología sólo puede indicar la posibilidad de la revelación divina,
pero no su efectiva realización. La mística, en cambio, sí puede decir
que la donación se da realmente en cuanto testimonia una experiencia
y la narra en su lenguaje. Sólo quien ha tenido la experiencia puede
certificarla; sin la experiencia sólo se transmiten ideas o conceptos. La
fenomenología dice “puede darse”; la mística asevera “Yo lo vi”, y ese
es el legítimo testimonio de los evangelios y de los realmente místicos.

De importancia especial para la teología es la reflexión que hace
Vargas Andrade sobre la cuarta noche de Chiara Lubich (“la cuarta
noche o segunda noche de Dios”). Marion repite varias veces que la
fenomenología indica la posibilidad y la teología muestra la efectividad
de la revelación del fenómeno. Nunca la sola reflexión racional alcanza
a captar el fenómeno o acontecimiento como prueba de la existencia
o manifestación de lo divino, y mucho menos a dar un concepto o
definición. Esta es la crítica que se ha hecho a la teología conceptual
o nominativa. Pues aquí es donde la teología recoge los rendimientos
del uso de la fenomenología, y donde se puede seguir la metodología
propuesta por un sucesor de Marion, como es Emmanuel Falque en su
texto Dios la Carne y el Otro. De Ireneo a Duns Escoto: Reflexiones
Fenomenologicas (UdeNorte y UCC, Colombia, 2012), que consiste
en buscar la experiencia del fenómeno detrás de los textos, incluso de
los patrísticos y medievales. La fenomenología indica el proceso y la

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mística muestra la real efectividad de la donación. Esa donación solo se
puede expresar en lenguaje simbólico, pues el fenómeno es inabarcable
por el concepto. Además, la experiencia mística de Lubich, así como de
los demás místicos en la historia, es la confirmación de la donación del
fenómeno doblemente saturado. La divinidad se da en la experiencia, y
ésta es la confirmación no sólo de la fe, sino de la utilidad de la misma
fenomenología para la una nueva teología hoy, que puede llamarse
teología fenomenológica relacional. Sólo quien ha tenido la experiencia,
la puede describir y contar a los demás. Esta parte del libro es utilísima e
imperdible para la formación mística de los creyentes, y para la reflexión
teológica académica que ha de basarse en la misma experiencia.

En la conclusión final del libro, se presentan los límites y aportes
de la fenomenología de la donación de Jean-Luc Marion, y los límites y
aportes de las vivencias y comprensiones de Chiara Lubich sobre Jesús
Abandonado. Realmente es una síntesis de tipo teológico que indica
hasta dónde puede llegar el aporte de Jean Luc Marion, y lo que aporta
la mística de Lubich a la posterior reflexión teológica.

La propuesta final de este trabajo, que debe ser continuado, es
reconocer que la categoría fundamental es el encuentro entre lo divino
y lo humano a través del reconocimiento del acto de la donación. Éste
constituye al hombre por el llamado, y el hombre ha de responder
con el “Heme aquí” (1 Samuel 3, 8). La experiencia fundacional es
aceptar el don que se da, y el adonado que lo recibe y que responde
con amor. El que llama es el Otro que quiere comunicarse conmigo y
establecer una relación amorosa, abierta y por tanto trinitaria. En este
caso, la fenomenología aporta en el discernimiento y da un lenguaje
a la teología para hablar de Dios-amor, de comunión con lo divino, de
la relacionalidad trinitaria. Pero muy importante en este trabajo es la
presentación de la donación del don en Jesús abandonado. Quizás es
más fácil reconocer el don en momentos alegres y felices, pero es difícil

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hacerlo en momentos de guerra, soledad, tragedias, injusticias. El grito
de Cristo en la cruz: “Elí, Elí, Lama sabactani”, “Dios mío, Dios mío,
¿porque me has abandonado?” (Mc 15,34), es él de muchos humanos en
el hoy de la historia, y, paradójicamente, es el momento de la posibilidad
de la mayor donación del amor misericordioso. Es un tema que es para
seguir meditando teológicamente: en la carne adolorida también se da
la donación.

Es muy valioso el aporte de la doctora Sonia en los siguientes puntos:

- Saber utilizar la fenomenología de la donación como lenguaje para
la teología. No se trata de confundir fenomenología y teología,
sino comprender que son “partners”, socios en la tarea de mostrar
la donación más allá de las ciencias llamadas objetivas. Si la
Escolástica fue el lenguaje de la teología hasta inicios del siglo
XX, hoy la fenomenología se sitúa como el nuevo compañero de
la teología; siempre conservando la idea fundamental de que lo
que la fenomenología indica como posibilidad, la teología mística
muestra como realidad de la donación. Bien lo dice la autora: “Con
ello no se puede pretender establecer de manera estática y universal
todos los pormenores, determinaciones y afectaciones específicas
de cada evento. Dependerán en gran medida de cada evento, de cada
adonado y del arribo del evento mismo, de cómo en cada caso el
don que se da desde sí se muestre. Aquí solo se pueden describir
de forma esquemática los aspectos fundamentales que habrán de
registrarse allí donde el Evento Pascual se dé y se fenomenalice,
siendo los elementos centrales de su consideración teológico
fenomenológico”2.

2 Sonia Vargas Andrade, Jesús Abandonado…, 167-168.

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- Es importante indicar que el teólogo no se queda en la materialidad
de los textos de Chiara Lubich, sino que busca la experiencia que está
detrás del texto. Es un aporte que nos da el fenomenólogo francés
Emmanuel Falque cuando dice que hay que buscar la experiencia
tenida y, en cierta manera, escondida en el texto.

No hay experiencia por un lado (fenomenología) y su lectura por el
otro (hermenéutica), pero la lectura de la experiencia (hermenéutica)
es en sí misma un modo de experiencia (fenomenología). La
fenomenología es hermenéutica y la hermenéutica es fenomenología;
de ahí la fórmula para un “libro” (hermenéutica) de “experiencia”
(fenomenología). La experiencia siempre tiene por derecho propio
que es efímera y necesita ser conceptualizada para que perdure3.

- La autora nos hace reconocer que la respuesta al don, como en
Chiara Lubich, es siempre continua y necesaria. El don se puede
rechazar u olvidar. Si no hay responsorio, se pierde la donación, y
no sólo ésta, sino también la constitución del adonado como amado.
El don conduce a la plenitud si el que lo recibe percibe el cambio en
sí mismo y actúa en consecuencia. Hay una decisión del recipiente
que cambia la vida. “El adonado ahora posee las condiciones de
realizar una narración, una hermenéutica, un testimonio y un
anuncio, un bosquejo de la Donación del fenómeno Revelado en
que se le dona Jesús Crucificado y Resucitado”4. Es en ese momento
que el adonado se convierte en testimonio y testigo, que es lo que
urge en el mundo de hoy, no tanto conceptos sino mucho testimonio
vital y existencial.

3 Emmanuel Falque, “A lo largo de la experiencia teología y filosofía monástica en los siglos
XI-XII”, en La exégesis en el pensamiento medieval, ed. por Ricardo O. Díez (Buenos Aires:
Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, 2021), 16.

4 Vargas Andrade, Jesús Abandonado…, 169.

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Reseñas 227

- Algo fundamental que nos muestra este trabajo es la imperiosa
necesidad de la mística cristiana para poder abrir el paso al Don, la
necesidad de liberarse del yo fuerte para poder recibirlo, y estar en
la posición anamórfica (que planteaba Jean Luc Marion) para poder
ver el don, especialmente desde la vulnerabilidad humana, desde los
hundidos y derrotados de la historia, donde se da el crucificado que
resucita.

- Los desposorios místicos, la theiosis, la unión dolorosa con el
amado, como lo expresa magníficamente bien la escultura “La
transverberación de Santa Teresa” de Bernini es la mejor metáfora
de la mística profunda, y así lo muestra la autora cuando dice:
“vivió un período de fuerte densidad mística denominado Paradiso
’49, en el cual Jesús Abandonado se da sí mismo en cuanto
Amante, constituyendo a Lubich en esposa adonada”. Eso indica
la profundidad del amor mutuamente correspondido. La autora lo
expresa muy bien cuando dice: “la iniciativa de Jesús Abandonado
que irrumpe dándose siempre nuevo. La anamorfosis, la «mirada» de
la adonada que encuentra la perspectiva justa, que la convoca, «me
convoca». La llamada y el responsorio, tercer y cuarto momento,
que constituyen a Lubich en esposa adonada”5.

- Pero que no se queda ahí, en el éxtasis, sino que se prolonga y
manifiesta en el reconocimiento de la carne de todos los que sufren.
El texto de Lubich que dice:

Si todos hacemos lo que tenemos que hacer, es decir, si abrazamos
los dolores que llegan durante el día –cualquier dolor, pequeño o
grande– y nos decimos: este es un rostro de Jesús abandonado, no
nos encontramos con cincuenta mil rostros, sino con uno solo: el

5 Vargas Andrade, Jesús Abandonado…, 178.

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suyo [Jesús Abandonado]. En cada dolor que lleva está el Esposo, es
Jesús Abandonado (…) Esto nos da alegría y fuerzas nuevas6,

nos lleva a encontrar en la vulnerabilidad de la carne de los hombres
que sufren, el llamado del Don y a corresponder con la llamada de
la caridad. En la carne la trascendencia también llama y con el amor
a la carne vulnerada en cualquier forma, se responde al llamado
trascendente.
En síntesis, el texto de Vargas Andrade merece una lectura

reflexionada y meditada que puede contribuir a una acción que lleve
a calmar el dolor y el sufrimiento del hombre y del mundo mediante
el reconocimiento del don dado en la corporeidad y en la historia. Y
también es una invitación a seguir haciendo una teología fenomenológica
que abra nuevos rumbos a una teología que, algunas veces, se queda en
mera reflexión conceptual, metafísica y atemporal.

Carlos Arboleda Mora7

Carlos Arboleda Mora es Magister en Ciencias Sociales, Magister en
Historia, Doctor en Filosofía. Universidad Pontificia Bolivariana,
Medellín, Colombia. Email: carlos.arboleda@upb.edu.co; ORCID:
https://orcid.org/0000-0002-9817-0707.

6 Chiara Lubich, Perché mi hai abbandonato? Il dolor nella spiritualità dell’unità (Roma: Città
Nova, 1997), 171.

7 Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia.