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DOI: https://doi.org/10.35319/yachay.202479119

El Cristo de La Cumbre: aspectos histórico-culturales de una
“montaña santa” en Córdoba, Argentina
Christ of the Summit. Historical-cultural aspects of a "holy mountain"
in Córdoba, Argentina

Constanza Ceruti1

Resumen
La localidad de La Cumbre, en las sierras del centro de Argentina, es
escenario de concurridas visitas al Cristo Redentor y su Vía Crucis, situados
por encima de los 1250 m de altitud. El presente artículo pone el foco en
el acceso, construcción y utilización del espacio sacralizado con imaginería
religiosa en este punto elevado del Valle de Punilla. La investigación
incorpora la observación participante y entrevistas informales a peregrinos,
turistas, residentes y encargados de tiendas de recordatorios, además de
la visita a museos y lugares de interés patrimonial. Desde el ámbito de la
antropología de montañas sagradas, el caso de estudio del Cristo Redentor
de La Cumbre permite ahondar en la comprensión del papel del turismo y la
religiosidad popular en la historia de los espacios ceremoniales de altura en
Latinoamérica.
Palabras clave
Montañas sagradas – antropología – religiosidad – turismo – Córdoba

1 Universidad Católica de Salta, Salta, Argentina.

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Abstract
The place called The Summit, in the central Argentine mountains, is the scene
of crowded visits to Christ the Redeemer and the Way of the Cross, located at
an altitude of over 1,250 m. This article focuses on the access, construction and
use of the holy place with religious imagery at this high point in the Punilla
Valley. This investigation includes participant observation and informal
interviews with pilgrims, tourists, residents and souvenir shop owners, as
well as museums visits and places of heritage interest. From the ambit of the
anthropology of holy mountains, the case study of Christ the Redeemer, of the
Summit, lets us delve deeper into the understanding of the role of tourism and
popular religiosity in the history of ceremonial places at high altitude in Latin
America.
Key words
Holy mountains – anthropology – religiosity – tourism – Córdoba
Introducción

El Cristo Redentor constituye un histórico centro de peregrinaje
religioso en el norte del valle de Punilla, en la provincia de Córdoba, en
el centro de Argentina. Se encuentra situado a poco más de un kilómetro
del centro de la localidad de La Cumbre y alcanza aproximadamente
1250 metros de altitud. El cerro es poco prominente y se eleva apenas
doscientos metros sobre el nivel del poblado, coronado por una imagen
monumental pintada de blanco que representa a Cristo de pie, con los
brazos abiertos.

El cordón donde se yergue la colosal estatua se denomina Sierra
de la Viarapa y está ubicado a aproximadamente noventa y cinco
kilómetros de la capital de Córdoba, lugar desde donde acuden muchos
de los peregrinos que visitan el paraje. La construcción del complejo
religioso fue encomendada por el párroco José Luis de Murueta, a
mediados del siglo XX.

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En épocas pre-hispánicas, las Sierras Chicas de Córdoba eran hogar
de grupos originarios Comechingones. En tiempos de la Colonia, el
Capitán Jerónimo de Quevedo estableció allí una estancia dedicada
nominalmente a su patrono, San Jerónimo. Durante la primera mitad
del siglo XX, La Cumbre fue elegida como lugar de residencia
veraniega de intelectuales argentinos de la talla del escritor Manuel
Mujica Lainez. Actualmente viven en el municipio alrededor de diez
mil habitantes.

El 4 de febrero de 2021 fue firmado el decreto presidencial Nro.
73/2021 que proclamó “Poblado Histórico Nacional” a La Cumbre,
convirtiéndola en la primera localidad cordobesa en formar parte de
un programa que depende de la Comisión Nacional de Monumentos
y Lugares históricos del Ministerio de Cultura de Argentina. Camino
al promontorio del Cristo Redentor, un cartel erigido en un parque
urbano informa al respecto, señalando textualmente:

Lugareños y recién llegados, vecinos y veraneantes, una numerosa
comunidad inglesa, inmigrantes europeos y una élite de intelectuales
representada por artistas plásticos, músicos y escritores, entre
pintorescos aventureros y algún que otro descendiente del último
cacique comechingón, fueron conformando este pueblo bello y
diferente, donde es posible advertir un patrimonio arquitectónico
y paisajístico exquisito, que ha sabido trascender de generación en
generación, para disfrute de su comunidad y de quienes lo visitan.

1. Antecedentes e investigación
Esta investigación se enmarca en los estudios histórico-culturales

que la suscripta viene realizando desde hace tres décadas, sobre
montañas sagradas del mundo. El presente artículo pone el foco en el
acceso, Vía Crucis y Cristo de La Cumbre, como espacio sacralizado

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con imaginería religiosa en un punto elevado del valle de Punilla.
Se basa en experiencias de campo desarrolladas en las Sierras de
Córdoba entre 2021 y 2023. La investigación incorpora la observación
participante, la entrevista informal a peregrinos, turistas, residentes y
encargados de tiendas de recordatorios, además de la visita a museos y
lugares de interés patrimonial.

Entre las contadas contribuciones académicas que anteceden
al presente trabajo cabe mencionar un artículo de Otamendi2 sobre
el turismo “místico” en la vecina localidad de Capilla del Monte, y
un paper en la revista Scripta Ethnológica publicado por Papalini3,
donde se aborda el mercadeo spiritual New Age, el turismo religioso,
los “avistamientos de naves intergalácticas” y las tensiones entre los
residentes tradicionales y la cultura hippie en las cabeceras del valle
de Punilla.
2. Una ermita a la Virgen en el camino

El camino de acceso al Cristo Redentor atraviesa el centro comercial
del poblado de La Cumbre y prosigue por un área residencial, cruzando
un parque. Pasa junto a un singular “museo de arqueología industrial”
que ocupa una esquina donde se exhibe, sobre la vía pública, un motor
a explosión de cilindro horizontal montado sobre un chasis tirado por
caballos, fabricado en Alemania en 1912. La historia y características
del objeto son detalladas, pero sin mayores explicaciones acerca de su
función y usos.

2 Cf. A. Otamendi, “El Turismo Místico-Esotérico en la Zona Uritorco (Córdoba, Argentina):
síntesis de una perspectiva etnográfica”, Revista Brasileira de Pesquisa em Turismo, 2, no.2
(2008) 20-40.

3 Vanina Papalini, “Sincretismo de la New Age sudamericana: una amalgama sin integración.
El caso de Capilla del Monte, Argentina”, Scripta Ethnologica Vol XL (2018), 63-84. CAEA.
Buenos Aires.

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“Nuestra Señora de Schoenstatt en La Cumbre” se levanta como
un hito religioso en el camino de acceso al famoso Cristo, en una
zona parquizada junto a una acequia donde discurre un pequeño curso
de agua. La ermita tiene un aspecto semejante (y probablemente sea
contemporánea) a algunas de las estaciones del Vía Crucis en el cerro:
construida en piedra y coronada con un techito de tejas a dos aguas,
custodia una imagen pictórica de la Virgen con el Niño. Las paredes
están cubiertas con una decena de placas metálicas y azulejos en los
que devotos agradecen las gracias recibidas. Numerosos ramilletes
de flores depositados al frente indican que la ermita recibe esmerada
y permanente atención. A su lado, un cartel exhorta a los visitantes
a mostrar un comportamiento respetuoso, acorde a la sacralidad del
lugar. Reza textualmente: “Lugar de oración: Respételo”.

La presencia de un espacio sacralizado con características
“femeninas” asociadas a la Virgen María y al elemento acuático, parece
de algún modo balancear en el paisaje de La Cumbre la importancia
del Cristo, dominante en su emplazamiento prominente, rocoso y
claramente “masculino”.
3. Capilla a San Roque en la base

Una antigua capilla ha sido erigida exactamente al pie del
promontorio del Cristo Redentor. Dedicada a San Roque, data del año
1898 y está construida en piedra, con techo de tejas rojas. A su aspecto
colonial andino se suman algunos rasgos arquitectónicos inusuales,
que incluyen dos campanas de metal en el frontis y una escalera
exterior con peldaños de piedra que permiten el acceso a la planta
superior (Figura 1). Según la folletería turística, la capilla funcionó
en sus inicios como oratorio familiar de Doña Petrona Olmos. Era
escenario para la realización de bodas y bautizos de los lugareños,

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en ocasión de las esporádicas visitas que cada tanto realizaba algún
sacerdote a las cabeceras del valle.

La única nave ofrece un espacio interior amplio y despejado,
adornado por dos o tres cuadros pintados. La pared detrás del altar es
de piedra con mortero y ofrece tres nichos que albergan imágenes del
Sagrado Corazón de Jesús y de una santa religiosa, que flanquean a
una figura central de San Roque, de tamaño ligeramente mayor. Dicha
imagen es engalanada para ser llevada en procesión por las calles de
La Cumbre a mediados de agosto, con motivo de la fiesta patronal
dedicada a este santo.

Figura 1

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Cabe recordar en este punto que la devoción latinoamericana
vincula a San Roque con la protección de los perros frente a posibles
enfermedades zoonóticas; así como la prevención de ataques y
mordeduras de cánidos a la población. La sabiduría popular recita una
conocida plegaria que rima: “San Roque, San Roque, que este perro
no me mire ni me toque”, la cual fue oportunamente recordada a la
autora al ingresar al predio, habitado por jaurías callejeras que suscitan
resquemor entre vecinos y visitantes.

El templo dedicado a San Roque no queda de camino a la cima;
por el contrario, se encuentra situado en dirección contraria a la que
adoptan los peregrinos al iniciar el ascenso al cerro. Sin embargo,
suele ser visitado tanto por turistas foráneos como por devotos locales,
ya sea antes de iniciar el Vía Crucis o después de haber completado el
descenso desde las alturas del Cristo Redentor. El jardín que precede a la
capilla ostenta una estatua blanca de San Francisco de Asís encaramada
sobre una plataforma cuadrangular, junto a un bloque de piedra plano
con un mortero, procedente de un arroyo cercano, al que la cartelería
local describe como “perteneciente al pueblo Comechingón”.
4. Acceso al santuario y Vía Crucis

La base del Cristo Redentor puede ser alcanzada fácilmente en
vehículo particular o a pie desde el centro de La Cumbre. El sector de
acceso al Vía Crucis comprende un pequeño parador para la venta de
bebidas y sándwiches, que cumple también con la función de tienda de
recordatorios y santería.

La encargada del local actúa informalmente como cuidadora del
acceso al santuario. Explicó que diariamente el número de visitantes
supera el centenar, incrementándose en fines de semana y durante la
estación estival, en tanto que aproximadamente dos mil peregrinos se
congregan en el Cristo Redentor en Semana Santa.

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Durante la visita al cerro, iniciada a las cinco de la tarde en un día
semana de primavera, la autora contabilizó alrededor de 25 personas
que ingresaron en menos de una hora, incluyendo una docena de turistas
que llegaron en una excursión, además de tres familias de peregrinos
(con tres miembros cada una). También observó la llegada de un puñado
de lugareños a caballo, vistiendo atuendos gauchescos. La afluencia de
visitantes no se interrumpió en ningún momento, pese a la amenaza de
tormenta eléctrica provista por unos cielos notoriamente encapotados.

Al iniciar el ascenso, fue advertida de la presencia de dos perros
“que son del cerro” y pasan su tiempo acompañando a los devotos
cuando suben. El preocupante comportamiento de los animales resultó
ser motivo de temor entre algunos de los peregrinos.

Un cartel al pie del sendero informa acerca de las fechas en las
que fueron comisionados el Vía Crucis y la monumental estatua de
Cristo. Culmina con una invitación a los peregrinos a respetar el lugar
y “disfrutar de lo nuestro”.

El ascenso a la cima del promontorio del Cristo Redentor se
realiza exclusivamente a pie, siguiendo un sendero de montaña de
tan solo trescientos metros de extensión, que supera un desnivel de
unos doscientos metros mediante pronunciados zig-zags labrados por
tramos sobre la roca viva del cerro.

El Vía Crucis fue diseñado por el arquitecto Feliciano Manau e
inaugurado el 3 de Abril de 1953. En cada estación hay una imagen
pictórica que representa una instancia del camino de Cristo en el monte
Calvario. A diferencia de los grupos escultóricos que caracterizan a los
barrocos “sacromontes” de la Lombardía italiana, los contemporáneos
“santuarios de monte” portugueses e inclusive el famoso Calvario de
Tandil en las serranías septentrionales de Buenos Aires4, las imágenes
4 Cf. María Constanza Ceruti, “Dimensión simbólica y ritual de los Cerros en Tandil (Provincia

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en las estaciones del Vía Crucis de La Cumbre aparecen pintadas
(no esculpidas) y cubiertas con una rejilla de alambre tejido, para
la prevención del vandalismo. Se advierte que la rejilla es utilizada
también por los devotos para la colocación de pequeños ramilletes de
flores, a modo de ofrendas.

Figura 2

de Buenos Aires, Argentina)”, SURANDINO (Revista de Humanidades y Cultura) 3, no. 5
(2022): 55-74. Arequipa, Perú.

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Por otra parte, la plataforma sobre la que se asienta la primera
estación del Vía Crucis es empleada por artesanos locales para la venta
de souvenirs religiosos (Figura 2). Pequeños imanes para adornar
heladeras son allí ofrecidos como recordatorios de la peregrinación, y
todos ellos reproducen la imagen del Cristo Redentor (Figura 3).

Figura 3

Una cruz situada al comienzo del sendero aparece dedicada al
Padre José Luis de Murueta, la autoridad eclesiástica que comisionó la
construcción del complejo. En la cara frontal de una lápida de piedra
situada en las inmediaciones se lee un cartel que reza: “Montaña Santa,
lugar de oración, no lo profane. No escriba”.

Cada veinte o treinta metros de distancia se disponen las sucesivas
estaciones del Vía Crucis, erigidas al borde mismo del sendero.
Frondosos ejemplares de la flora serrana cordobesa dan marco
a dichos calvarios, que llaman la atención por la diversidad de sus
formas (Figura 4). Hay estaciones que asemejan a pequeñas casitas,

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otras que parecen ventanas, otras que simulan campanarios, etc. En
cada una de ellas se destaca, muy visiblemente, el nombre de la familia
benefactora que contribuyó a esponsorizar su construcción.

Figura 4

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En algunas estaciones se advierte la presencia de pequeños
apilamientos de piedritas dejadas por los peregrinos. La depositación
ritual de guijarros en espacios asociados a santuarios de montaña
es frecuente en el mundo andino, donde aparece vinculada al rito
precolombino de la apacheta5. También se hace presente en el mundo
celta, en particular en montañas sagradas de Escocia, Inglaterra e
Irlanda6.
5. Cristo Redentor

En 1954, se erigió en las alturas de La Cumbre la monumental
imagen del Cristo Redentor, realizada por el escultor Aurelio Luis
Ramacciotti. Desde sus orígenes devino en un popular centro de
peregrinaje y punto culmine del Vía Crucis que había sido inaugurado
un año antes. Las romerías a la cima de esta pequeña montaña se han
mantenido vigentes durante más de medio siglo y llegan a congregar
alrededor de dos mil peregrinos en Semana Santa, según lo referido
por los lugareños.

El emplazamiento de la colosal estatua aprovecha un rellano en la
sierra, que no constituye la cima propiamente dicha, de modo que el
Cristo aparece enmarcado por el verdor de la vegetación que lo rodea.
El espacio está aplanado artificialmente y alcanza un diámetro de unos
veinte metros aproximadamente. La imagen religiosa queda orientada
al oeste (claramente en dirección a la localidad de La Cumbre) y se
encuentra de pie, encima de una plataforma sobre-elevada, precedida
por escalinatas (Figura 5).

5 Cf. Ceruti, Procesiones andinas en alta montaña. Peregrinaje a cerros sagrados del Norte de
Argentina y del Sur de Perú
(Salta: EUCASA (Editorial Universidad Católica de Salta), 2013).

6 Cf. Ceruti, Montañas sagradas de Irlanda. Salta: Mundo, 2016; Montañas sagradas de
Escocia
. Salta: Mundo, 2017.

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Figura 5

El pedestal que sostiene al Cristo es utilizado por los devotos para
la colocación de exvotos y ofrendas. Se observan velas parcialmente
derretidas, ramilletes de flores, numerosos rosarios colgados, y medio

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centenar de placas de metal y azulejos con agradecimientos por los
favores y gracias recibidos (Figura 6). También aparecen placas
colocadas en conmemoración de personas difuntas.

Figura 6

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Un rasgo que se repite hasta el hartazgo en las cruces cumbreras
y otros espacios religiosos en altura documentados en las sierras de
Córdoba, es la “firma” del nombre de los visitantes, que recuerda a los
grafitis históricos grabados o pintados en otras latitudes (por ejemplo,
en sitios arqueológicos del Sudoeste de Estados Unidos). La firma se
realiza en tamaño relativamente pequeño, utilizando como soporte
la madera de la cruz o, en el caso del Cristo Redentor, las piedras
canteadas que forman parte de su pedestal. A veces va acompañada
de la fecha de ejecución y/o un breve mensaje. Entre los elementos
utilizados para la escritura cabe inferir fibrones o marcadores con
tinta negra al alcohol y liquid paper o alguna forma de esmalte de
blanco, siendo este último el color que predomina en la mayor parte
de los ejemplos documentados. Esta forma de atestiguar la presencia
del devoto se repite en diversos monumentos y cruces de altura en
las sierras cordobesas, pero no se observa con tanta frecuencia en
santuarios del noroeste andino argentino.

Por delante de la imagen del Cristo, la plataforma desciende
mediante una escalinata hasta un amplio balcón artificialmente
delimitado, que ofrece una vista panorámica a la localidad de La
Cumbre y las cabeceras del valle de Punilla. Dominado por una cruz
de madera, este mirador es el lugar elegido por los peregrinos para
descansar y socializar; en tanto que el acercamiento a la imagen del
Cristo se realiza principalmente para tocarla, rezar y dejar allí algún
exvoto u ofrenda floral. En un sector del balcón-mirador se levanta
un apilamiento de piedras a modo de apacheta, donde se acumulan
guijarros acarreados desde abajo, o recogidos por el camino.

Con respecto al perfil de los visitantes al Cristo, las observaciones
de campo permiten distinguir, a grandes rasgos, entre turistas y
peregrinos. Los turistas llegan en vehículo propio o en minibuses de
excursión, procedentes de localidades vecinas (La Falda, Carlos Paz)

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donde transcurren sus vacaciones. El Cristo de La Cumbre constituye
una parada obligada en el marco de excursiones de media jornada
(o de día completo) al Valle de Punilla. El ascenso se lleva a cabo
raudamente, en grupos formados por aproximadamente una docena de
integrantes, y tiene por principal objetivo la experiencia estética y la
fotografía panorámica desde el mirador.

En tanto que los devotos de procedencia local llegan solos o
acompañados de miembros de su familia. Se acercan a la base a pie
–o incluso a caballo– y ascienden lentamente, deteniéndose a rezar en
algunas de las estaciones del Vía Crucis y frente a la estatua del Cristo.
Suelen llevar un bastón de madera que los ayuda en la caminata y que
contribuye a resaltar su identidad de peregrinos. A veces portan rosarios
o ramilletes de flores para depositar respetuosamente frente a la cruz.
Las preocupaciones por la salud parecen ser las predominantes en sus
plegarias y comentarios –aspecto que probablemente se encontrara
subrayado coyunturalmente en tiempos caracterizados en el discurso
público como de “post-pandemia”–.
Consideraciones y conclusiones

Las figuras colosales de Cristo con sus brazos abiertos adquieren
especial importancia en Latinoamérica, tal como queda de manifiesto
en el caso del mundialmente famoso Cristo Redentor del monte
Corcovado, en Rio de Janeiro, Brasil. En la región central de Argentina
se destaca también el histórico Calvario erigido en las Sierras de
Tandil y coronado por una monumental cruz –al que se agregó hace
aproximadamente una década un Cristo monumental emplazado en
otra sierra vecina7.

La devoción popular al Cristo Redentor en la localidad cordobesa
de La Cumbre se nutre del sistema de creencias traído con la conquista
7 Cf. Ceruti, “Dimensión simbólica y ritual de los Cerros en Tandil…”.

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española y profundizado por las olas de inmigrantes europeos que
se asentaron en el centro de Argentina a finales del siglo XIX y
principios del siglo XX. La tradición de sacralizar montañas mediante
la construcción de capillas en sus bases y Vía Crucis en sus laderas
es de larga data, sobrando los ejemplos, tanto en los Andes8 como en
montañas de Europa9.

Los móviles que llevan a los devotos a visitar el Cristo de La
Cumbre son explícitamente religiosos en muchos casos, e incluyen
preocupaciones por la salud, problemas familiares y el homenaje a la
memoria de parientes y amigos difuntos. El ascenso es emprendido
también por turistas con fines meramente recreativos, para disfrutar
del panorama que se obtiene desde el balcón mirador que precede a la
colosal estatua.

En las últimas tres décadas, la importancia simbólica del paisaje
de montaña en Córdoba ha comenzado a reforzarse mediante
actividades turísticas y recreativas vinculadas al bienestar psico-
físico y las búsquedas de índole “espiritual”. Experiencias “mágicas”
o “ufológicas” se promocionan en el contexto del auge de un
turismo al que suele caracterizarse como “místico” o “esotérico”10.
El vecino cerro Uritorco, máxima altura de las Sierras Chicas, es
valorado en virtud de las “energías” que se dice que de él emanan,
así como de los presuntos avistamientos de naves extraterrestre. Se
trata de una elevación muy vistosa por su conformación geológica,
que probablemente haya tenido mayor significación en el sistema de
creencias de los pobladores originarios Comechingones. El cercano
cerro Pan de Azúcar, que domina al poblado de Cosquín, comparte
singulares procesos de mitificación vinculados con un incipiente
8 Cf. Ceruti, Procesiones andinas en alta montaña….
9 Cf. Ceruti, Montañas sagradas en el País Vasco. Salta: Mundo, 2015; Montañas sagradas de

los Pirineos. Salta: Mundo, 2018.
10 Cf. Otamendi, “El Turismo Místico-Esotérico en la Zona Uritorco (Córdoba, Argentina)…”;

Papalini, “Sincretismo de la New Age sudamericana: una amalgama sin integración….”.

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revival indigenista en el valle de Punilla (y otras áreas del centro de
Argentina).

El Cristo Redentor es una “montaña santa” que se diferencia
de otras elevaciones cordobesas consideradas popularmente como
“centros energéticos o de poder”, por el origen eclesiástico de su Vía
Crucis y la mayor antigüedad del fenómeno. Inaugurado a mediados del
siglo XX y utilizado ininterrumpidamente como lugar de peregrinaje,
el “Cristo de La Cumbre” adquiere una dimensión patrimonial que se
suma a su importancia religiosa. La función de este promontorio como
destino de movilidades sagradas es comparable a la de otros espacios
de montaña europeos y latinoamericanos; en particular, en lo que
respecta a ascensiones devocionales que se realizan individualmente o
en grupos familiares, como parte de rogativas por cuestiones de salud,
o para la conmemoración de algún difunto.

La utilización de montañas sagradas como escenarios para
arrojar cenizas de familiares fallecidos hace eco de la cada vez más
extendida opción por la cremación. Si bien no pudo ser documentada
fehacientemente durante la experiencia de campo en el Cristo Redentor
de La Cumbre, tampoco puede ser descartada apriorísticamente, habida
cuenta de la presencia de placas y arreglos conmemorativos (fotos,
flores, etc.) dedicados a personas fallecidas. En el caso de estudio del
cerro Verdún en Uruguay, el culto fúnebre parece cumplir un papel
primordial11; en tanto que en el Cristo Redentor de La Cumbre dicha
instancia queda indirectamente evidenciada en el registro material,
pero relegada a un segundo plano, frente al predomonio de placas de
agradecimiento por la salud re-establecida y otros favores recibidos.

11 Cf. Ceruti, “El cerro Verdún: un santuario de montaña en Uruguay”. Revista Chilena de
Antropología
44 (2021): 285-303, Santiago de Chile, https://revistadeantropologia.uchile.cl/
index.php/RCA/article/view/65582/68805.

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En la parte baja del valle, el Cerro de la Cruz de Villa Carlos Paz
acoge multitudinarias procesiones religiosas en Viernes Santo. Al
igual que el Cristo de La Cumbre, cuenta con un Vía Crucis en sus
faldas; pero en la monumental cruz en su cima no se acumulan placas,
exvotos ni depósitos de ofrendas populares. Durante la mayor parte
del año es visitado principalmente con fines turísticos y recreativos,
quedando en segundo plano su importancia como lugar de peregrinaje
religioso. Esta característica marca una importante diferencia con el
caso del Cristo Redentor de La Cumbre, que es visitado por devotos
en forma ininterrumpida, a lo largo del año. En efecto, la experiencia
de campo confirma la importancia del Cristo Redentor de La Cumbre
y su Vía Crucis en la sierra de Viarapa, más allá de las actividades
multitudinarias propias de la Semana Santa. El activo papel que esta
“montaña santa” juega en ritos familiares (e individuales) relacionados
con la salud y la memoria de los difuntos, se recrea lo largo de todo el
año.

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yachay Año 41, nº 79, 2024, p. 147-168

El Cristo de La Cumbre168

Constanza Ceruti es doctora en Historia de la Universidad Nacional de
Cuyo. Investigadora del CONICET y profesora titular en la Universidad
Católica de Salta. Miembro de la Academia Nacional de Ciencias
de Buenos Aires. Autora de veinticinco libros y más de doscientos
trabajos científicos sobre montañas sagradas. Medalla de Oro en la
Licenciatura en antropología y arqueología en la UBA. Medalla de Oro
de la International Society of Women Geographers, Doctora Honoris
Causa en Humanidades y Letras por la Universidad Moravian College
y Disertante Distinguida en Antropología por la Universidad de West
Georgia. E-mail: constanza_ceruti@yahoo.com; ORCID: https://orcid.
org/0000-0001-8877-5086.