yachay Año 40, nº 78, 2023, p. 189-194
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YACHAY ADHIERE A UNA LICENCIA CREATIVE COMMONS
ATTRIBUTION-NONCOMMERCIAL 4.0
INTERNATIONAL – (CC BY-NC 4.0)
BY NC
cc
Título: JESÚS Y YO
Autor: Ramiro Montecinos Guzmán
Técnica: Mixta
Dimensiones: 25x35
Situación: Adquirido por Estelle Balussou (Franco Irlandesa)
Última ubicación: Italia, Roma
yachay Año 40, nº 78, 2023, p. 189-194
Dios190
Dios
Ramiro Montecinos Guzmán1
¡Amad a Dios sobre todas las cosas!
Sobre toda predica del hombre belicoso.
¡Dios en todo, todo mi ser te siento!
En cada fresca mañana de aliento
En el loar de las aves que vaticinan
De Dios hacia el mundo un nuevo buen día
La esperanza en las gentes que trajinan
Por tu sagrado corazón se persignan.
Mis ojos te ven más allá de las palabras
Mis oídos te escuchan más allá de la razón
Mi piel se estremece con tu soplo de vida
Mi sangre tibia de vida es río de tu agua divina,
Tu ardor divino por dentro y por fuera siento
Hasta en las rocas y en las flores te presiento
Desde la profundidad de la tierra eres
Mueves universos cual hojas al viento.
Surcas mares de infinitos, afirmando tu ser
Los ríos siderales están a tu merced
En cada molécula de amor está tu piel.
1 Boliviano, artista visual, con formación en Psicología Clínica, Psicología especializada
Forense y otras psicologías. Ha realizado terapias a grupos vulnerables con adicciones. Fue
Presidente del Colegio de Psicólogos; defendió los Derechos humanos en Centros Infantiles,
Defensorías y SLIMs (Servicios Legales Integrales Municipales). Trabajó como representante
del Defensor del Pueblo en la región de los Yungas. Es coautor en libros y revistas. Tiene una
mención de honor del concurso de poesía Adela Zamudio 2017. Realiza la Maestría Civil en
Teología Espiritual en la Facultad de Teología San Pablo, Universidad Católica Boliviana.
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Ramiro Montecinos Guzmán 191
Gran maestro divino de la estética en paciencia
El ácaro y el fósil reconocen tu ingenio, tú pericia
Que el viento, el mar, la tierra y la lluvia
Las estrellas y todos los misterios
Son tu gloria celestial y pertinencia.
Todo amor, sano amor, es tu invención
Eres deidad dada a cada humano sin condición
Gracia de elegir el camino de la redención
Todo espíritu es divina gota de tu manantial.
¡Benditos los humanos que ayudan a humanos!
Porque a su debido tiempo éstos serán ayudados
¡Benditos los humanos que plantan millares de árboles!
Porque de ellos vendrá la vida en respiración.
Paciencia, paz, bondad, benignidad, son las semillas
Que dejaste a los humanos, hermanos de la tierra
¿Qué ser de razón se acordó de tus simientes?
Algunos se olvidaron de cuidarlas, de regarlas
Otros te niegan reafirmando tu omnipresencia
Los pocos se aprovechan de tu benevolencia
Amasan fortunas e imperios a costa de tu divinidad.
Bestias que someten a gentes con toda violencia
¡Simonías cometen a diestra y siniestra!
Esos que olvidaron lo esencial de tu maestría
La enseñanza que debemos practicar cada día
¡Dejad que Dios venga a los pobres!
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Dios192
Para saciar, quitar su hambre y lloro
¡Bendito del hombre feliz que se sabe feliz!
Así repartirá felicidad a los desdichados.
¡Feliz del hombre que se sabe pacifico!
Porque así derramara paz en la tierra
¡Triste del hombre que se sume en su tristeza!
Fatalidad de hacer tristes a sus amados
¡Maldito el hombre que se regodea en su maldad!
Explotando el trabajo, sudor y lágrimas de los otros.
No toquen el cielo de los niños o de las niñas
Tocar al inocente con malicia, es el peor de los pecados
Dios castiga al malhechor que perturba al inocente
Los peores designios para esos seres inclementes.
No habrá perdón, ni clemencia en tal castigo eterno
¡Dios mío no abandones a los niños y a las niñas!
Cuida siempre a tus hijos más pequeños
Son tesoro de vida y alegría.
Sin pecar de egoísmo cuida a las personas que amo
Porque ellos derraman vida a mi vida
En mi efímera vida son mi alegría.
También he fallado en acto y palabra
A los que ofendí con plena humildad
Les pido concederme una gracia
Les ruego perdón, que yo, por no ser divino
Reconozco mis debilidades, mis oscuras banalidades.
Mis momentos de tormento también los tengo
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Ramiro Montecinos Guzmán 193
Por tu gracia divina también los venzo.
Los años han aplacado las pasiones humanas
Hoy contemplo tu perfecta creación
Sin ningún rencor reconozco mi condición
De efímero humano sin perfección.
Más pronto que tarde me iré a las estrellas
Dios me libre de enfermedad, de todas las penas
Si dolencia alguna persistiera en nuestra huella
Hasta en enfermedad, disfrutar a Dios es nuestro lema.
Pues en lecho de la muerte, en el último suspiro
Recordaré tu gracia, tu soplo divino
De haberme prestado el disfrute de la vida.
¡No hay tiempo de hacer el mal, ni un día!
Prefiero dedicarte un verso, una poesía
Hacer alegría de las tristezas
Compartir el pan de cada día
Llenar de amor a todos mis días.
Desatarme de las odiosas melodías
De los avaros y codiciosos que nublan sus cantares
Que envenenan las vidas con esas rimas
Enciende en ellos tu poder divino
Del amor, de amar y ser amado
De dar sin esperar algo a cambio
De dar con alegría sin ningún resabio.
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Dios194
Permíteteme un último y generoso alivio
Ten piedad de los desvalidos
Clava claridad en las mentes nefandas
Martilla caridad en las almas mezquinas
Anuncia solidaridad al vicio del egoísta.
Extermina a los violadores de cuerpos y espíritus
A los hombres de poca fe, muéstrales tu amistad
Sigue reglando perdón y divinidad
Hermana a los pueblos con suavidad
¡Dios mío ten fe en la humanidad!
Aunque esta desfallezca de enfermedad.
La disolución de la muerte en ciernes está
Cuerpos mortales hecho de estrellas ¡que claridad!
¡Obremos divinidad en la humanidad!
Fin.